Mis disculpas. Mil disculpas. Millones de disculpas. Amigos, amantes, amores, novios, maridos, bichos
y demás parientes, hijos. Colin Firth es mi hombre favorito, el hombre
perfecto. Hay gente que prefiere a George Clooney. Que se lo queden, para mí es
un cursi George, a años luz de Colin. Un blando, por mucho papel de héroe que
haga. Es estadounidense, de eso no es culpable. Colin es británico, como no podía ser de otra manera. Sin embargo Colin es perfecto, salvo por su nombre, es
lo único. Algún defecto tenía que tener. Yo solo digo que, si me pierdo, es que
Colin me ha encontrado.
¿Cómo le pudo poner los cuernos su mujer? El mundo no es justo. O la gente es idiota. Se entiende bien lo de "dar margaritas a los cerdos", "pan al que no tiene dientes" (siempre me acuerdo de Susanita diciéndoselo al pobre Felipe). En fin. Lo único malo de la última película de Bridget Jones es que hayan matado a Darcy, que es mi hombre perfecto también. Serio, torpe y hábil a partes iguales y proporciones distintas; simpático y tímido, británico, comedido, educado, maravilloso. Medio raro. Sin necesidad de que nadie le salve. Autónomo e independiente. Una caja de sorpresas. Con principios. Emocional y contenido. Parece indeciso hasta que toma decisiones de aplauso. Defensor de causas perdidas, tribus indígenas desconocidos. Discreto. Esa linea tan fina entre el personaje y la persona quizá me confunde. Divertido. Cierra el gesto aguantando la risa.
Es curioso que haya sido Mr Darcy en dos películas, Orgullo
y Prejuicio y BJ. A mí me parece bien en todas. Love Actually, con su amor por
la estupenda portuguesa. ¿Qué escenas nos regala? Con su novela pasada por agua
en el lago semihelado. Aprendiendo portugués para pedirle la mano al bárbaro del
padre, que le quiere casar con la hermana mayor. En el discurso del Rey,
atragantada me quedo solo de recordarle delante del micrófono en ese momento de
enfrentarse al pueblo británico. En Mamma Mía. Elige a Pierce Brosnan, irlandés de origen, Meryl. No tiene ni idea. Un dandi a cambio de un caballero. En fin. No sé nada de él últimamente. Lo mismo
se ha puesto en serio a estudiar español para pedir mi mano. Lástima padre, que esto te lo pierdas.
Te hubiera caído bien. Y a ti también, madre. Yo te lo contaré, no te
preocupes.
Poner los cuernos a Colin Firth es como ponérselos a Emma Thompson (¡Grande Emma!). Realidad o ficción (Love Actually, por favor, Severus (el maravilloso Alan Rickman con esos papeles de malo bueno que tanto le tocó interpretar), ¿Cómo se te ocurre, con esa petarda? O a Shakira. ¿Quién le pone los cuernos a una diva? ¿En qué momento? El insulso de Piqué, con perdón. Se te acabaron los goles, amigo. O a la infanta, Iñaki, hijo, ¿de dónde te ha salido esa vena? Tú que eres tan vasco, tan limpio y tan aseado. Tan de todo. Olímpico. Alma de cántaro. Pues Colin F. es todo eso y más. No te preocupes C, que yo voy a estar ahí para lo que necesites, baluarte, contra viento y marea. Que no te cambio ni por un jovencito, como tu viuda Bridget. Eso sí, vamos a pensar un nombre para cuando nos vayamos a pasar temporadas a San José (Almería), al lado del mar, a comer chanquetes prohibidos y pasar calor en mi querida costa, entre pitas y el desierto. Al abrigo de las olas. Yendo al puerto al amanecer y cuando se va el sol. Mientras llega todo eso yo sigo con mi aprendizaje del inglés para cuando por fin Colin Firth venga a buscarme, a conocerme que no me pille desprevenida. Que se dé cuenta de que soy el amor de su vida. Que me quiere tal como soy.