El
tamaño de letra es de subíndice, el interlineado mínimo, y el formato el de
cartera de hombre. Por no hablar del grosor del libreto en cuestión, medio
centímetro mínimo. El conjunto desanima al más entusiasta y voluntarioso. Para
terminar el cuadro, las instrucciones vienen escritas en todos los idiomas. Es
claro que el objetivo no es que alguien las lea. Desde el indio al suajili
pasando por chino, japonés o ruso. Se incluyen dialectos.
A
mí siempre me entra la primera duda cuando tomo animosa el manual: español, ¿lo
busco por la "e" de español? ¿o por la s, de "spanish",
"spagnolo"? ¿Qué carácter se usará en chino? Mal empezamos.
Irremediablemente mi mente se pone a desbarrar, pienso en diccionarios de
idiomas complicadísimos, dónde tienen el abecedario, si es que lo tienen, si
tienen dibujos, letras, sílabas...me extravío, abro paréntesis y no los cierro.
He perdido la cuenta. Mala señal. Volviendo al tema: Realmente creo que no hay
un criterio. Incluso a veces hay dos manuales, uno de un grupo de idiomas:
croata, chino, ruso y rumano y otro de inglés, español, japonés y árabe. Sí,
croata. Sí, abro corchete esta vez, seguro que necesito llaves o algún otro
símbolo. Es como cuando buscas un DVD en italiano. Empiezas a mirar en el dorso
los idiomas disponibles. En italiano no hay ni una película de Disney; sin
embargo, en armenio están todas las de las princesas en cualquier Corte Inglés.
Y las de animales: en inglés...y búlgaro o catalán. Las de Caillou, que por si
no lo sabían es canadiense y no tiene pelo, no, quizá las encuentres en vasco o
chino. Es porque los ingleses han dado con el negocio. Ellos valen porque saben
hablar su idioma. Claro. Sin más. Se van de la Unión Europea y el idioma
oficial sigue siendo el inglés. El mero hecho de nacer y aprender a hablar les
da la herramienta para sobrevivir. Es una garantía de no formar nunca parte de
la cola del paro (fuera de Gran Bretaña, claro).
Cierro
paréntesis, que me estoy yendo por las ramas.
No
puedo, en un texto finito, enunciar las absurdas instrucciones con las que me
he encontrado en la vida. A veces son emocionales: las instrucciones
conductistas para ser feliz. Hay quien las sigue a rajatabla y posiblemente lo
consigue. Las instrucciones para dormir a un niño, el manual del Dr. Estevil,
que trajo después las contra instrucciones, con lo que se llamó niños
estevilizados, esto es: niños a los que les dejaban llorar cuando eran
abandonados en su cunita, cronometrando el llanto. Espeluznante.
Hay
instrucciones para saber cuánta cantidad y cómo hay que beber agua a lo largo
de la jornada.
Otro
extremo será el Kama Sutra, para saber cómo hacer el amor.
Instrucciones
para la papiroflexia: para hacer cisnes, caballos o La Giralda con una
servilleta. Maquetas: “De cómo hacer el Titanic a escala 1:500. Facilísimo”.
Las recetas de cocina son instrucciones en sí mismas. Dependiendo del autor
pueden resultar auténticas pesadillas. Sí, ¿Quién sabe lo que es una pizca de
sal? ¿Y un chorreón de aceite? Sin complejos: La Simone, para mí es la única.
La única objetiva, ingenieril, "fría la cebolla hasta que quede transparente”.
El objetivo es claro. Cubra la fuente con aceite o “en una sartén de 15 cm de
diámetro, añada 1 cm de altura de agua”, "añada una cucharadita, de las de
moka, de levadura" (y al principio del libro se incluyen dibujos de
cucharas de café, moka, soperas...vasos de los de agua, de los de vino, a
escala 1:1) Eso es un manual y lo demás son tonterías.
Mi
padre, la primera vez que se quedó solo en casa con nosotras a la hora de la
cena porque mi madre tenía guardia en el hospital, cogió el libro de la Simone
y nos frio unos filetes. Perfectos. La primera vez, la siguiente se atrevió con
un solomillo y al añadir aceite a la sartén cuando estaba encendido el fuego,
casi tenemos un disgusto (en la Simone no quedaba claro si el fuego debía
encenderse antes o después de verter el aceite, un matiz sobre el cuándo. Nadie
es perfecto) Pero eso es otra historia.
El
manual de instrucciones es una ofensa al intelecto, es un abuso de poder, que
solo pretende hacernos sentir a los humanos gilipollas. El colmo de los colmos
son las instrucciones de IKEA para montar muebles: caldo de cultivo para el
divorcio. ¿Qué otro objetivo pueden perseguir, que separar hogares y así tener
más casas que amueblar y en las que instalar la estantería Billy? Resultado:
más caja. Si no fuera por el perrito caliente de la salida que conquista
corazones, estaría segurísima de mi tesis.
El
único manual que hubiera leído con atención es el de cómo ser madre, pero el de
verdad. Y ese no está escrito, se escribe con el tiempo, cada uno tiene el
suyo.