Ciertas comidas son solo aceptables si te duele la
barriga. Cuando se ha perdido la autonomía o el estómago es una lavadora
centrifugando. En esos casos se admiten zumos de limón y todo tipo de
sucedáneos de alimento.
Una tía mía dice que para qué sirve el yogur. ¿Y para
qué sirve? Ahora está muy de moda, a mí me encanta, yogur sabor, yogur con,
yogur de, con bífidus, sin ellos, 0%, extra de calcio, líquido, griego. Mi
favorito es el de frasco de cristal. La sección de yogures del supermercado
entre marcas blancas y las que no lo son ocupa tanto como la de quesos. Sin
exagerar.
Cuando éramos pequeños el único yogur era el de frasco
de cristal. En casa lo mezclábamos con cola cao, mermelada y hasta con galletas
fontaneda. Resulta que alguien patentó el asunto y se forró. Lo que en casa
hacíamos a escondidas porque era una guarrería ha sido una revolución en las
neveras. ¡Qué cosas!
Sinceramente, lo peor de las comidas de cuando te duele
la tripa es la manzanilla. Aún recuerdo en el colegio cuando te mandaban
tomarte una, vaso de cristal ardiendo y ese olor. Si era cierto el dolor de
tripa ahí se te acababa de estropear. Si era una excusa para fumarte una clase
te ponías bueno antes de probar el brebaje. Una mujer a la que admiro mucho, a
la que conocí mayor se fue después de misa de 12 a tomar el aperitivo con uno
de sus nietos. A la sazón, un hombre bueno. Él pidió una cerveza, ella una
manzanilla. Ya no cumplía nos 85 años. El camarero trae la cerveza fresquita
para él con sus aceitunas y para ella una tacita blanca y una jarra metálica de
la que sale un hilo con un cuadradito. “¿Tengo yo cara de que me duela la tripa?”
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