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07/02/2023

NO ES SI

Parecen no recordar los cronistas, que la historia de este gobierno empezó con un "no es no". Ahora hemos llegado a un "sí es sí". Los contexto son otros, pero a la postre, queda la frase como único lucero, como recuerdo de una época. Si quitamos el polvo y la paja, no queda nada. Lo único que hay son eslóganes y palabrería, porque se ha descuidado el fondo. Del no del pasado al sí del presente hay un camino incierto de gritos y ceños fruncidos.

No son los únicos que abusan de titulares, recordemos a aquél  gobernante que llegó al poder con un ""váyase, Sr.."., sin mucho más en la cartera ni discurso otro. Bueno sí, hablaba catalán en la intimidad. Como todos, predecesores y los que vinieron después. Es esa teoría de ceder ante el desacuerdo sin tener en cuenta la avidez del consentido.  Esa creencia de que se conformarán. Nunca se conforma. El niño mimado, siempre quiere más, es llenar de agua una cesta.

En realidad me parece muy pobre el discurso del sí, del no, del váyase. Es importante explicar bien las cosas, no sólo para entenderlas, si no también para superarlas, en caso de necesidad. Para no cometer errores iguales. Y así, tanto en lo personal como en lo público, las palabras sí sirven. Contrariamente a lo que cantaba Paco, en el Olimpia, en nombre de Alberti:

Que dolor de papeles que ha de llevar el viento
Que tristeza de tinta que ha de borrar el agua
Las palabras entonces no sirven, son palabras
(La poesía es un arma cargada de futuro.)

Las palabras siempre sirven. "No quiero sacar trapos sucios", dice el partido o es personaje que va de noble. Sácalos, ¡concho! Si no los dices, el otro no se va a enterar de verdad y cometerá las misma pifias, hará el mismo daño. No es cuestión de repetir algo hasta que parezca cierto. No. Pero detrás de la dignidad que se atribuye erróneamente al silencio, hay mucha estulticia. Nada es más solemne que el silencio de un burro. (Con perdón de tan manso animal). No es digno callar, lo digno es la prudencia, pero el silencio absoluto es imposible e inaceptable si realmente hay algo que decir. Cuando uno se calla del todo es porque en la mollera no tiene nada. Y presume de elegante, callándose.

La sustitución del silencio por eslóganes es quizá más dañina todavía. ¿Qué hay detrás de esos ceños fruncidos y del abuso de la verborrea? La vehemencia es loable cuando se defiende algo, pero en todo esto ¿Qué detrás? Si al menos tuvieran contenido,...como cuando decían "más libros, más libres", "hagamos el amor y no la guerra". Ante sentencias me callo, pero el porque sí y el porque no, y el no es no y el sí es sí no dejan de ser trabalenguas que sea acercan al "porque lo digo yo", reservado en exclusiva a las maternidad y a esos momentos en los que las malas y las buenas madres se bloquean y hacen disparates. Y la justificación es clara "porque lo digo yo".


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