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23/05/2024

TIEMPOS NETFLIX


Corren tiempos extravagantes. Sin llegar al consabido y siempre ambiguo "cualquiera tiempo pasado fue mejor", afirmación que embauca y confunde al intelecto con falsos decorados; oculta las miserias y arrugas de la experiencia propia, tapa sin reparos las convulsiones y avatares que necesariamente atravesamos en nuestro idílico pretérito. Embrolla los sentidos la afirmación que anhela rememorar sin crítica lo acontecido antaño. Sin llegar, digo al autoengaño de querer volver al pasado a retozar entre tempestades vestidas de tímidos vientos del Este o del Oeste; hay aspectos del presente que realmente resultan en mí hoy desasosegantes. Aun en el ocio, que se supone que debería ser solo paz, entretenimiento y "buenrollismo”.

Un ejemplo: A la hora de elegir peli por la noche, o sábado tarde, un suponer. Antaño padre se aposentaba en su sitio, madre en el suyo, enarbolado el punto, enjaretando la tarea y el Chéster sin filtro. Tras el obligado telediario y en la última etapa, el tiempo, que madre no se perdía e imponía silencio para después confesar que tanto dato y no sabía qué ponerse; empezaba la película. Punto. O un documental de Don Félix, si padre se hacía cargo del mando antes de su cabeceo. Punto. La opción era binaria, ver la peli o no verla. Ahora nos pasamos más de media hora en elegir qué ver. Sea que uno esté solo o en compañía de otros. “¿Qué quieres ver?” En concreto yo, por mi edad y condición, suelo quedarme dormida en el proceso. Para cuando abro el ojo la peli está a la mitad, si tengo suerte, y no entiendo nada. Ni quién es el protagonista; quién el bueno o el malo, si los hubiere, o quién está enamorado de quién. Me acostumbré hace mucho a no preguntar. Que hay a quien le molestan las interrupciones o comentarios mientras la emisión. Confío en una próxima oportunidad para verla en solitario y satisfacer mi curiosidad. Malicio que la reticencia a dar respuesta a mis dudas, se sostienen más en la ignorancia que en la pereza de la respuesta. Lo sospecho porque tengo pruebas. El resto, aun despiertos tampoco se han enterado, disimulan, como disimula el mundo ante la desgracia ajena. Enredados en el WhatsApp de amores cautivos, Instagram bombardeando zapatos de moda; X requiere pericia, que un hilo lleva a otro y no tiene fin; TikTok anecdotario de risas; actualizándose todos permanentemente en una realidad que no existe, han perdido el hilo de la ficción, que al cabo es lo único cierto. Porque es de verdad mentira. 

En estos tiempos de Netflix, digo. Y cuando digo Netflix digo Movistar, Prime Video, H.B.O., Filmin... En fin. Seguro que hay muchas más. No es el objeto de mi reflexión realizar un inventario de plataformas digitales. En estos tiempos de Netflix la oferta es vasta. ¿Pero es buena? ¿es mejor?. Ocurre algo parecido con los estudios. El otro día, en la entrega de unos premios, uno de los homenajeados dijo: “en mi época solo se podía estudiar para ser abogado del estado si eras de letras e ingeniero de caminos si de ciencias”. Exageraba, claro. El panorama es otro en la actualidad. En mi época, el COU (curso de orientación universitaria), con más o menos éxito pretendía eso, orientar al despistado. La variedad es tal que han surgido cursos para padres que pretenden asesorar la mejor carrera para sus hijos. Hay “coaches” y paginas web que pretenden orientar al chaval para elegir estudios. Tal es la oferta que no se distinguen las titulaciones, dobles grados, grados simples, máster. Va a ser necesario hacer una preparación previa para padres e hijos respecto a la oferta de licenciaturas. No se sabe si la duración será mayor o igual que la de la carrera en sí. Depende. Mucho de todo esto, con perdón, es fruto del "buenismo", de la tabla rasa, del todos somos iguales, del cualquiera puede cocinar. No. No estoy de acuerdo. No quiero poner ejemplos, pero algunos estudios requieren un sacrificio que no exigen otros. Punto. Y quien no esté de acuerdo es que no sabe de lo que estoy hablando. ¡Ea! Y como estas cosas no se pueden decir, no las he dicho. ¿O sí?

Voto por simplificar, como en matemáticas. Ellas siempre fueron el lugar seguro.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo: lo único sincero a lo que aferrarnos es la ficción, porque es de verdad mentira. Lo demás, relleno sin compactar.
    Un beso

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