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09/09/2024

ESTO NO PARECÍA UNA FINAL


En la final del US open del 24: Jannik  Sinner contra Taylor Fritz. No parecía una final. Había un ganador evidente desde la primera bola, desde el primer saque. Por la actitud. Porque la actitud multiplica. En tenis puede pasar cualquier cosa. Sí. En este caso se tenía que caer el bueno de Jannik y romperse entero  para que Taylor ganara.  La diferencia era enorme. De ahí la seriedad del californiano.  Era consciente de la que se le venía encima, mejor que nadie. No en vano llevaban 15 días en capilla.

En tenis somos unos elegantes y no se aplueden los fallos de nadie y menos las dobles faltas. Aunque seas la novia del contrario. Eso solo puede pasar en Estados Unidos. Encima en Nueva York. La gran manzana que se supone cosmopolita y está invadida por guiris. La final del Abierto de Estados Unidos, no se queda atrás. ¡menudo escenario! En tenis se aplauden los golpes buenos,  las jugadas maestras y si el tuyo lo hace mal, te aguantas no vitoreas porque ha ganado un punto a costa de que el otro ha mandado la bola a Parla. Si iba con mala idea y la falla, vale, pero otra cosa no. Estos americanos...aplaudiendo los fallos del pelirrojo: fatal.


En estas pistas Andy Roddick jugó y perdió en el 2006, había ganado en 2003. Desde el 06 ningún estadounidense había jugado una final en casa (por decirlo de alguna manera).  Pero es que Sinner es el primer italiano que llega a una final en el abierto de Nueva York. Muchas novedades. 

El italiano lo ha dado todo desde el primer juego, desde la primera bola. Taylor ha necesitado dos horas para calentar.  Despues de 120 minutos muy largos y dos sets perdidos sin opciones, a pesar del resultado aparentemente parejo, ha empezado un poco de tensión y espectáculo. Mas allá, una pared pelirroja que lo devuelve todo.  

Siendo más alto Fritz que Sinner no lo parece, Sinner ocupa la pista entera. Va a todo, parace que en su campo no hay huecos. No perdona una bola. Lucha cada punto como si fuera el último. Taylor tiene aspecto cansado, incluso levanta la raqueta en un gesto de "ni lo intento" . Tira la raqueta cuando se eqyibkvao algo bo le sale, es la máxima emocion que revela. Fritz le han llamado los comentaristas Taylor Swift, confundidos por la fama de ella que está en las gradas. Así como las novias de ambos tensitas. Mucho más discreta la del italiano. La yanqui sin parar de gritarle al pobre chaval. Para darle ánimos, claro.

Sin opciones ha estado el americano en dos horas,  sin creérselo,  como de prestado, sin sudar, sin mostrar ni alegría ni pena. Impasible al ademán. Claro,  el 15 minutos no ha podido remontar. Muy bueno ese último cuarto de hora.


Pero el público mal. Hay que aplaudir los aciertos,  los golpes mágicos. Esa subida a la Red imposible después de un saque a velocidad de multa de tráfico.  Esa bola que entra de milagro, ese peloteo eterno que parece fácil desde fuera, pero te da una de esas bolas y te deja tuerto. Esa llegada in extremis, que casi se cae. Pero no se aplaude una bola que va fuera. Eso es muy feo. ¿Error forzado? No me vale. Si llega a estar Nole en la pista se monta la de San Quintín. Se habría enfadado con el público,  con el juez de línea.  Hubiera deleitado con gestos al honorable.  Pero Sinner, ya lo he dicho más veces, no parece italiano, frío, estable, serio, implacable. Es verdad lo que dice Alex  Corretja que se pone en modo frontón. Tiene un discurso homogéneo y correcto, es un chaval con más cabeza que pasión. 

No ha  sido un partido emocionante. Yo he esperado al final a ver si ponían los himnos y alguien soltaba alguna lágrima.  Porque con el himno de Italia el estadio entra en resonancia. Pero ni eso. Los dos.jugadores muy correctos diciendo lo bien que habia jugado el otro. Unos caballeros. Sosos, sí,  pero caballeros. 


08/09/2024

¿ME PASA SOLO A MI?

¿Me pasa solo a mí que cuando pregunto: "¿alguien ha visto mis pendientes de perlas?"?. La reacción general es "yo no he sido". O "¿de qué tipo? . O "pendientes de perlas ¿cómo?" O "¿tipo?". O "¿en plan?".

Vamos a ver.  Quien me ha visto alguna vez sabe que siempre he llevado pendientes de perlas y collar. Por muy hippy que sea, o haya sido, forma parte de mi atuendo. Será cosa de las que no tenemos ojos verdes o melena de leona. Por lo que sea. La mayoría de las veces han sido perlas de mercadillo, de esas que a todo el mundo le hacen daño. "Yo es que tiene que ser de oro, que si no me da una alergia horrible, no sabes cómo se me ponen las orejas" . Mi padre tenía paladar de pobre y yo he heredado sus orejas, de pobre. Generosas en tamaño pero humildes. Mis perlas son baratijas salvo contadas excepciones. Recuerdo de mi madre sorteó sus collares. Ella que fue siempre una mujer justa, al darme el mío se sintió apesadumbrada.  Nadie lo había visto hacer el sorteo por lo que podría haber hecho "trampa " o simplemente darnos a cada hija el que le pareciera. Pero era incapaz de hacer algo así.  Me dijo "hay que ver, que tú eres la única que te lo vas a poner y te ha tocado el malo ". A saber dónde lo habría comprado. En un mercadillo clandestino, a un gitano simpático del que se ha hecho amiga, regateando. O no. Tanto es así que luego mandó hacer un collar para mí con perlas que ninguna dentadura era capaz de mellar.

 

El caso, que desde que yo me arreglo, llevo perlas. En los conciertos de los Smiths o en los de Moustaki,  en el Penta y en el Auditorio. Ante esta realidad simple ¿ qué clase de pregunta es "¿tipo?" o "¿en plan?"? Pues tipo dos bolitas blancas, tipo perlas, sí. Las que son de verdad nacen alrededor de un intruso,  y el molusco invadido reacciona para protegerse cubriendo lentamente la partícula invasora con una mezcla de cristales de carbonato cálcico (ceaceotres) y más cositas, formando el nácar.  Muchas capas de nácar constituyen la perla. También las hay cultivadas. Perla, esfera blanca, pelotita de tamaño variable.  Tipo perla.

No sé porque la gente se siente cuestionada cuando pregunto si han visto algo que no sé dónde he puesto. De verdad que no acuso a nadie de haberlo cambiado de sitio o mangármelo. Tengo una edad en la que he buscado el móvil en la lavadora y en la nevera.  Porque no tengo ni idea de dónde lo he colocado. La técnica de llamarse a uno mismo no siempre es útil.  Si lo has puesto en silencio es inútil llamarte. Y si no tienes fijo y tu familia está de farra, es imposible. Sí,  me olvido de donde he dejado las cosas e, independientemente de donde las haya perdido utilizo la técnica de repetir mis pasos desde la última vez que tuve en mis manos el objeto en cuestión: el libro que me estoy leyendo, el reloj (¿dónde me lo quité?)...cualquier cosa. Una sartén, mi taza favorita.  No pienso que se le haya roto nadie. (Ese "yo no he sido" con el 1ue me miran en casa me transmite que soy una incomprendida). Las zapatillas de estar por casa o la ropa de deporte. Las llaves del coche. Mi bolso. Mi pintalabios. Hay ciertos objetos que a mí se me despistan en el día a día. Por eso procuro seguir siempre una rutina. Ser muy disciplinada. Y cuando pregunto es porque me he quedado sin ideas. Que yo soy muy orgullosa. No imagino a los varones de mi familia con mis perlas. Aún no se han taladrado las orejas. Y aunque así fuera. Y las féminas, si los hubieran querido, me lo habrían dicho. Quien quiere coger el coche me lo dice. Mis zapatos no le sirven a ninguno de mis parientes. A nadie le interesa el libro que me estoy leyendo y sé que nadie cotillea mi móvil porque creen que no tengo secretos en él. Ingenuos. Mi jersey granate, mi reloj,  los tesoros que suelo despistar no despiertan interés alguno en mi familia.  No sospecho de nadie más que de mi misma, que olvido. Me regodeo en explicaciones sobre el escaso valor económico de mi pérdida, por si hubiera un responsable, nunca culpable, que me ayude por favor a resolver ese misterio de la ubicación de los objetos que me tiene inquieta. Que me roba sueño y salud porque temo porque caduque mi memoria. Sólo estoy pidiendo ayuda. ¿Por qué es tan difícil de entender?  Soy mucho más simple. No tengo esa mente enrevesada que se me atribuye. Otra cosa es si del mando de la tele estamos hablando. Ahí se hieren susceptibles.  Sin embargo, yo sé que soy yo quien lo ha cambiado de sitio. Soy yo quien ha pensado "mira que bien está aquí el mando de la tele, con el del DVD que hace 100 años que no usamos, los de la Wii; todos juntos para que no se pierdan y a la vez no estén en medio" he sido yo. Yo he decidido por unanimidad, sin consultar, ese nuevo lugar que no recuerdo, que no está tan bien ni es tan lógico; que para algo el mando de la tele está en el brazo del sofá,  que es a donde llegamos todos.

 

No acuso a nadie. Solo quiero saber dónde están mis pendientes. En su sitio. Mierda.


07/09/2024

NO TODO EL MUNDO PUEDE SER BRAD

Me apuntan por el pinganillo que a Brad Pitt le quedan genial las camisetas a sus 60 añazos. Ya. Pero es que no todo el mundo es Brad. Y mira que Brad se equivocó al dejar a Jennifer (Friends).  Porque Angelina,  es mundialmente conocida como un error. Los focos y los fastos le distorsionaron los sentidos. Una mácula en su trayectoria personal. Un fallo solo comparable al club de divorciado (neutro) que eleva la novedad y/o juventud a la categoría de enamoramiento y rompe promesas a base de abdominales. Y pasa el resto de lo que les queda enmendando tal decisión. Empeñados en demostrar que actuaron adecuadamente. Echando fango al pasado. Solo Brad es capaz de rectificar y dejar a Angelina. Digan lo que digan. Ha sido él ¿Quién va a dejar a Brad?

Lo de la camiseta, vale. Pero: y esa imagen comiendo patatas fritas, ¿qué? ¿Quién se puede permitir comerse una bolsa de patatas fritas de bolsa en Wimbledon?.  Ese veneno para cualquier régimen, ese demonio que planea sobre la determinación. Las patatas fritas de bolsa. Se me hace la boca agua. ¿Quién, de más de 20, 30 años, sin que le salga un bocadillo lateral con Pepito Grillo recordándole lo que le va a costar esa bolsa de patatas en flexiones, caminatas y gimnasio? Si es que quiere recuperar un día su ilustre figura.  Si me apuran, hasta en horas de terapia, le sale a uno caro el pecado no venial de esa ingesta.

Pero es que ser guapo no es sinónimo de ser elegante, ni de tener buen gusto, tampoco lo es de ser buena persona, ni listo, ni tonto ¡ojo!. Ser guapo es binario y es un don. Ser guapo, tiene mucha tela, ya hablaremos de eso, ahora, por favor, miremos a Jude Law. Ese Jude que enamoró al mundo en la peli de "Vacaciones", un padre soltero, que vive con sus hijos y su propio padre, profe de secundaria o similar. Un amor. Ese Watson segundón y necesario. Atento y paciente (lo mal que le queda el bigote, por cierto) ¡La pinta que tiene Jude cuando le dejan solo!. Y eso que es británico, que si llega a ser americano…no me hago idea. Que los ojos no le van a desaparecer, por eso no lleva gafas ni aunque le deslumbre el sol o los focos y frunza el ceño. No tiene miedo a las arrugas, él no puede perder la luz de su mirada. Esa mirada marítima, de amor incondicional; esa mirada intensa, esos ojos que cautivan, no son susceptibles de ser ocultados. Eso sí que es pecado mortal. Pero ¡la pinta que se pone cuando no actúa es inenarrable!. Deja atrás a la camiseta de Brad en Venecia, que le queda grande la ropa, el pantalón acampanado, ese anillo que me lleva. Que sí, que mejora con la edad, pero, que se deje asesorar, como Clooney. George va impecable. Jude, a diferencia de la camisa que luce éste, que no se sale del protocolo y no falla.  Jude se encasqueta una especie de top del mismo color que el traje y una suerte de tela que no es corbata ni es bufanda y que debe tener una dificultad inconmensurable para ser colocada. Los zapatos, símbolo inequívoco de elegancia, ¡madre mía de mi vida y de mi corazón!. ¡No tengo palabras! Ponte unas deportivas, Jude, déjate asesorar, por favor te lo pido. De guapo, guapísimo, pero es que eso no tiene mérito, no es un mérito.



06/09/2024

MI VENGANZA


Yo tengo una relación peculiar con el idioma francés. Mira que padre intentó enseñarnos siempre relativizar su dificultad. Con eso de “se entiende todo” (no te fastidia, eso lo dice la gente, como él, que sabe un idioma, que lo estudió en el cole, además de lo requetelisto que era), “es igual que el español”. Mucho Moustaki (Giuseppe Mustacchi, que por cierto se cambió el nombre por admiración a Brassens. Como Bob Dylan); mucho Le Métèque, Ma solitude, Il y avait un jardin. Padre llamaba al coche “La voiture”, como para familiarizarnos y si había atasco decía “Allez!...! y algo más que no recuerdo. Era habitual la presncia de su amigo “Guy de Molen”, un forestal barbudo como él y como Moustaki, con el que supuestamente hablaba de la Procesionaria delante de nosotras. Podrían haber hablado de cualquier cosa. Para el caso.

Pero no, nunca aprendí francés: Me he perdido a la Piaf, con su vida en rosa y su nada de nada; a Brassens con su mala reputación, (la interpretación de Paco Ibáñez la llevo en el corazón y con ella cada 12 de octubre justifico mi no asistencia al desfile) Me he perdido a Charles Aznavour y su La bohème. Soy consciente de mis lagunas culturales e historicas, muchas. A Françoise Hardy con su Voilá y otros Voilá que han venido después, que me han hecho llorar y emocionarme a partes iguales sin entender ni jota de la letra. Me sobra imaginación. Y es que el idioma francés es poesía, especialmente para los que no entendemos nada. Que no creo que estén siempre hablando de amor los franchutes o susurrando emociones. Ese Je Vole que fue la despedida de alguien muy querido por mí. Aunque la letra no dice exactamente adiós; es sí, un adiós, pero de otra forma, más hasta luego, es un crecimiento personal, una llegada a la madurez. No me puedo emocionar con la Marsellesa como lo hago con el himno de Italia. Envidio, eso sí, ese texto que hace al francés llevarse la mano al pecho con fuerza y lágrimas en los ojos y cantar cual tenor. Sea futbolista o presidente de la República.  Tanto da.

Pero a cambio, he sido y soy muy amiga de mis primos, gran parte de ellos, a la sazón, alumnos del Liceo Francés. De ahí me vienen grandes amistades y algún amor liceano. Alguno. Y mucha pasión por muchos de ellos. Mucho cariño, mucha lealtad, mucho pasado y espero que mucho futuro, juntos. Muchas historias, mucha vida. Compañeros algunos de estudios y de fatigas. Gracias a mis amigos del Liceo terminé mis estudios. Pero no por sus apuntes o porque me dejaran copiar, si no porque organizábamos conciertos los fines de semana en la Escuela, en esa época tan divertida y tan difícil para algunos que fueron los ochenta. Los fines de semana venían los Nikis, La Frontera, El Aviador Dro y sus obreros especializados, La Mode, Los Secretos, Mario Tenia y los solitarios. Depeche Mode, en única sesión. Ataque de Kaspa, los Vegetales, Alaska, Paraíso, Nacha Pop. Y si no venían a tocar, venían a ver a otros. Así acabamos la carrera, con mucha banda. Y pasándolo muy bien. Me he ido por ramas como cuando a alguien le preguntas si le gustan las flores y te contesta: “sí, me gustan las rosas, las lilas, quitameriendas, edelweiss, las petunias, los hibiscos, las azaleas, los crisantemos-bueno, que son de muerto-….” ¡Qué mala es la edad, que haces lo que antes criticabas. El caso es que unos difíciles estudios se volvieron alegres y llenos de color gracias a los liceanos y a la Movida Madrileña.

Ahora bien, además de todo lo bueno, ya he aguantado cantidades ingentes de “es que se me va al francés” tan manido cuando en la reunión hay mucho endomorfismo liceano. Si la endogamia es excesiva es muy frecuente ¡Cómo echo de menos a algún novio externo, de una liceana, con el que compartía estos pensamientos, esta sensación de suplente, de adlátere, que nos embargaba con frecuencia a los satélites . Nos vanagloriábamos de, sin ser del Liceo, que en ocasiones nos dejaran llevarles la cartera y en su caso ir dos pasos por detrás del grupo, cual ciudadanos de segunda que éramos. Me he tragado mucho eso de Silence méditatif. Mucho zéro (segó), Pabló. Que si un nueve es un suspenso. Ya sé que puntuáis sobre 20, espabila, divide tú por dos, ¡multiplícate por cero!, que estamos en España y aquí el top, la excelencia es el 10. Basta ya de tanta tontería y tanto obrero parao, ¡hombre!

Con sus "oh, la, la"... Euh, Bah, sa va, mais y un montón de muletillas y silencios, ellos mismos demuestran lo difícil que es hablar su idioma. Esos gestos exagerados con las manos indican claramente que no encuentran la palabra. Ramilletes de monosílabos dispersos en el diálogo lo hacen aún más inaccesible. Esto se suma a la falta de premio y ánimo al aprendiz, que nunca dice nada bien. Porque no hemos hablado de los números.  Que cambian de base antes de llegar al cien. MON DIEU.

He llegado a mi tope con los nombres. Que si Françoise (fʁɑ̃swaz) o François (fʁɑ̃swa). Que uno es nombre de chica y el otro de chico. ¡Cuidado! Se acabó. A partir ahora si es ella es Paca, (Paquita, si muy familiar), Francisco o Paco. Se siente. He tenido yo una abuela Paquita, a mucha honra.