Me apuntan por el pinganillo que a Brad Pitt le quedan genial las camisetas a sus 60 añazos. Ya. Pero es que no todo el mundo es Brad. Y mira que Brad se equivocó al dejar a Jennifer (Friends). Porque Angelina, es mundialmente conocida como un error. Los focos y los fastos le distorsionaron los sentidos. Una mácula en su trayectoria personal. Un fallo solo comparable al club de divorciado (neutro) que eleva la novedad y/o juventud a la categoría de enamoramiento y rompe promesas a base de abdominales. Y pasa el resto de lo que les queda enmendando tal decisión. Empeñados en demostrar que actuaron adecuadamente. Echando fango al pasado. Solo Brad es capaz de rectificar y dejar a Angelina. Digan lo que digan. Ha sido él ¿Quién va a dejar a Brad?
Lo de la camiseta, vale. Pero: y esa imagen comiendo patatas fritas, ¿qué? ¿Quién se puede permitir comerse una bolsa de patatas fritas de bolsa en Wimbledon?. Ese veneno para cualquier régimen, ese demonio que planea sobre la determinación. Las patatas fritas de bolsa. Se me hace la boca agua. ¿Quién, de más de 20, 30 años, sin que le salga un bocadillo lateral con Pepito Grillo recordándole lo que le va a costar esa bolsa de patatas en flexiones, caminatas y gimnasio? Si es que quiere recuperar un día su ilustre figura. Si me apuran, hasta en horas de terapia, le sale a uno caro el pecado no venial de esa ingesta.
Pero es que ser guapo no es sinónimo de ser elegante, ni de tener buen gusto, tampoco lo es de ser buena persona, ni listo, ni tonto ¡ojo!. Ser guapo es binario y es un don. Ser guapo, tiene mucha tela, ya hablaremos de eso, ahora, por favor, miremos a Jude Law. Ese Jude que enamoró al mundo en la peli de "Vacaciones", un padre soltero, que vive con sus hijos y su propio padre, profe de secundaria o similar. Un amor. Ese Watson segundón y necesario. Atento y paciente (lo mal que le queda el bigote, por cierto) ¡La pinta que tiene Jude cuando le dejan solo!. Y eso que es británico, que si llega a ser americano…no me hago idea. Que los ojos no le van a desaparecer, por eso no lleva gafas ni aunque le deslumbre el sol o los focos y frunza el ceño. No tiene miedo a las arrugas, él no puede perder la luz de su mirada. Esa mirada marítima, de amor incondicional; esa mirada intensa, esos ojos que cautivan, no son susceptibles de ser ocultados. Eso sí que es pecado mortal. Pero ¡la pinta que se pone cuando no actúa es inenarrable!. Deja atrás a la camiseta de Brad en Venecia, que le queda grande la ropa, el pantalón acampanado, ese anillo que me lleva. Que sí, que mejora con la edad, pero, que se deje asesorar, como Clooney. George va impecable. Jude, a diferencia de la camisa que luce éste, que no se sale del protocolo y no falla. Jude se encasqueta una especie de top del mismo color que el traje y una suerte de tela que no es corbata ni es bufanda y que debe tener una dificultad inconmensurable para ser colocada. Los zapatos, símbolo inequívoco de elegancia, ¡madre mía de mi vida y de mi corazón!. ¡No tengo palabras! Ponte unas deportivas, Jude, déjate asesorar, por favor te lo pido. De guapo, guapísimo, pero es que eso no tiene mérito, no es un mérito.
¿Te has fijado en el tamaño de su cabeza al lado de cualquier actor o actriz que esté a su lado? El hombre elefante. Guapo, pero me cae mal.
ResponderEliminarMe parto
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