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27/12/2015

MAIA MAIA


Él fue, después de los hombres adultos, mi primer referente masculino. Él me vio recién nacida, con la cara turgente, de gorda que era no tenía ni los pliegues que tienen los bebés. Cuando a alguien le preguntan por su primer recuerdo suele mezclar lo que le han contado con vivencias propias. De mi primeros recuerdos hay uno que reconozco imposible. Le recuerdo poniéndome un zapatito que se me había salido de ese pie bolita. Yo no tenía un año y alguien me sostenía en brazos mientras nos hacían una foto. Sería mi madre quien me achuchaba mientras mi padre disparaba. Él a mi lado, un par de años mayor que yo, bajo la mirada de su madre. Estábamos en el monte, yo gorda llena de lorzas y él delgado: Había aprendido a andar ya, se había puesto malo...era un poquito mayor: Más persona. Tenía mala carilla, flacucho. Pero vio mi pie desnudo y trataba de ponerme el zapatito para que no me hiciera daño con las acículas.
Crecimos juntos y separados. Yo envidiando las comidas familiares de su casa, fuentes enormes de pasta que se acababan antes de que yo lo probara; él viviendo a la mía siempre que podía. Intercambiamos y compartimos muchos amigos. Él me descubría música, yo libros. Él siempre tenía tiempo. Se organizaba bien.

Después nos hemos perdido y vuelto a encontrar muchas veces. Hemos sido amigos, cómplices, compañeros. Nos hemos aguantado y escuchado el uno al otro. Hemos llorado por lo propio y por lo ajeno. Los dos somos llorones. Y también nos hemos reído juntos. Muchos buenos ratos. Es una amistad especial, de familia y complicidad.
En ocasiones verle era ver un reflejo de mi. Otras veces le he visto tan lejos y con tan poco en común conmigo que pensaba que se trataba de otra persona. Pero es como la sombra de Peter Pan, no hace falta que nos cosan para estar unidos. Somos independientes y muy capaces de reencontrarnos sin tener contacto permanente. Empezando de nuevo tantas veces como haga falta. Sin reproches. Con alegría. 
Además él parece que no se entera, que le importa todo un pito. Que es superficial, y no es verdad. A mi siempre me ha cuidado y si en algún momento ha percibido mi melancolía, sin muchas palabras, con algún gesto y actuando, ha tomado cartas en el asunto. Se ha plantado a mi vera en actitud de por si acaso.


Es el hermano mayor que no tengo. Elegido y muy querido. 

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