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07/07/2024

LE PASO A DON JUAN MIGUEL

Ante un "te paso a don Juan Miguel" había que ponerse firme, dejar lo que estuvieras haciendo y coger un papel y un boli. Por si acaso. Con el fallecimiento de Villar Mir, leo montones de artículos en el periódico sobre él. Sin alma. Contando miserias o minucias. Leo lo que escribe gente que nunca le conoció.  Que hablan de oídas. Que ensucian recuerdos gratis. Juan Miguel Villar Mir fue más que todo eso. Y montó un tinglado monumental que ha dado formación trabajo y sustento a mucha gente.

A los exalumnos que se encontraba por su barrio, los saludaba con la habilidad de hacerles sentir que los reconocía. Y yo creo que era verdad.

Cuando estábamos en sexto de caminos acabó con la huelga-protesta que se hizo contra el catedrático de ingeniería sanitaria en un santiamén. Con una frase a la entrada del aula "no se van a perder ustedes mi última clase". Igual acabó con la huelga de Altos Hornos. Escribió una carta a las esposas de los huelguistas alabando la importancia del trabajo de ellos. Al día siguiente todos ocupaban su puesto de trabajo.

No creo que optara a la presidencia del Madrid por poder o por política. Llámame ilusa, pero Juanmi (con cariño), don Juan Miguel, o Juan, era un forofo del Madrid, como buen pilarista. Y no ganar las elecciones para llevar el equipo blanco fue su mayor derrota. O la única.

Como empleada de su imperio le he visto conquistar el corazón ajeno, convencer a sindicalistas de las maravillas del despido asociado a las fusiones. A Juan Miguel no se le podía mirar a los ojos porque te convencía de lo que él quisiera.  Con un esfuerzo aparentemente mínimo.  Ni en la torre ni en ninguno de los edificios en los que trabajamos le he visto tomando un café en un bar o perdiendo el tiempo por los pasillos. En la Escuela, tampoco.

Que fue primero de promoción, sí.  E hijo de guardia civil. Compaginó el estudio de Caminos con Derecho y Economía. Siempre número uno. Año por curso. Todo a la vez. Daba clases particulares para pagarse gastos. Es que Villar Mir era mucho. Era listo como el hambre. Y trabajaba sin descanso. “¿Qué tal el fin de semana?” “Genial, me lo he pasado trabajando”. Tal cual. Era capaz de leer la cartilla a un director general y que encima el otro se sintiera agradecido. Era capaz de encasquetar un marrón y que el afectado se sintiera orgulloso.

Cuando llegaba a algún sitio llamaba a todo aquél que se encontraba por el camino, por su nombre. Preguntaba a la recepcionista por la salud de su madre. Al ingeniero por el proyecto en el que estaba involucrado. Mucho ojo si le contabas algo, por Juan Miguel no olvidaba.  Y además eran austero, todos hablan ahora del arte que coleccionaba. Ole él que pudo.  Porque en trajes no invertía. Que se lo digan a sus subordinados.  Que sacaban el traje antiguo para las reuniones con el presidente.  Él solía ser más discreto en la vestimenta que otros. Quienes le conocieron, quienes trabajaron con él sabían de su ritmo incansable. Agotaba a secretarias, conductores, guardaespaldas, por no hablar de ingenieros, economistas y empleados varios que preparaban las reuniones con él como se prepara un examen final.

Saquen sus útiles de escribir y de fumar. Están ustedes en acto de examen. Hasta siempre Presidente.


11 comentarios:

  1. Suscribo , María, lo q dices y añadiría más cosas de mi currículo personal con el. Era inigualable.

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  2. Los que hemos tenido la suerte de tratarle “mano a mano” suscribimos esto palabra por palabra seguro.

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  3. Gracias por compartir este punto de vista, más personal. Don Juan Miguel, es un Maestro.

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  4. Gracias Maria, tambien los que hemos sido compañeros tuyos te echamos de menos

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  5. José Román Michel Chifón14/7/24, 11:23

    Un gran saludo para Don Miguel.

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  6. Bonitas palabras María. Es cierto que ese “otro” punto de vista la gran mayoría no lo conocía. Espero estés muy bien

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