Ni Filomena (ni Filomeno), ni la Pandemia (ni el Pandemio), ni el terremoto de Estambul de hace unos días o el de Chile de hace un par de días (intensidad 7'5, poca broma); ni Cumbre Vieja, a la sazón, volcán de la Palma, ni la Dana de Valencia. Nada como la tormenta de hace un par de noches. Dos de mayo del 25. ¿Qué pasó esa noche?. No me daba tiempo a contar entre el rayo y el relámpago. Olía a quemado, o sea que los rayos han caído aquí. Nos hemos despertado no solo por el ruido. ¡La luz! Es que parecía que se hacía de día. No me lo puedo creer. Ya lo decían Abraracúrcix y sus valientes galo. Que solo temían que el cielo le cayera sobre sus cabezas. Pues ocurrió. Y es que la naturaleza, cuando se pone, es salvaje. Vamos, salvaje es siempre. Pero hay momentos en los que es indomable. La otra noche fue uno de esos momentos. Como cuando intentas volver a la orilla y la resaca te aleja a cada brazada. Como cuando las olas baten el arrecife.y
Pensé que si hubeira sido al revés, la tormenta antes que el apagón, todo hubiera tenido sentido. O al menos se podría haber entendido. Ha caído un rayo en tal transformador. Bueno. Sería mentira pero se comprende. Porque el lío este de q las renovables, que si las nucleares, el sol, las presas y el viento...o no lo entienden bien los que lo entienden, o no lo explican bien. Cuando uno entiende algo bien, loe explica de forma sencilla y con el objetivo único de ser comprendido. Esto no lo están contando bien. Que si "una oscilación muy fuerte en los flujos de potencia". ¿What? Otra: "A las 12:33 horas desapareció el 60% de la energía que se estaba consumiendo en España durante cinco segundos". Oí tropecientas veces esa frase cuando, desesperada buscando un transistor, decidí meterme en el coche y de paso cargar el teléfono. Un poco. Tampoco me dice mucho, del por qué. Que a lo mejor los ingenieros fotovoltaicos y los eléctricos lo ven clarinete. Yo no. Quizá influyó un poco mi estado semiebrio. Quizá. Pero después Tampoco lo he entendido. Y ya no tengo ni resaca.
En fin. Que me parece a mí que todo esto son señales. Ya no me importa el por qué. No es tanto quién o qué nos las envía. Digo yo ¿Qué más avisos necesitamos para llegar a la conclusión de que algo estamos haciendo mal?. Atribúyelo a quien quieras. Pero parecen advertencias. Deberíamos pararnos a pensar. ¿A dónde vamos?
En pandemia pensamos que habíamos aprendido lo "importante". ¿Qué es lo importante? De entonces sólo quedan los muertos, y los vivos con secuelas. Y el hecho de que si te pasas tres días en casa sin ducharte no parece raro. Pero, ¿cosas buenas? No me sale nada por la b. De la Palma y de la Dana, lo mismo, afectados. Eso aquí, en lo local. Y por supuesto reclamos de responsabilidades, culpas esparcidas cuál cagarrutas. De Filomena un blanco amanecer y mucho lío. Anécdotas varias de esquiar en la Castellana, pero poco más. Es difícil aprender. Va ser verdad eso del hombre y las piedras y las veces que uno tropieza.
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