Palencia existe y tiene tren, como
Santa Marta. Aunque no tenga tranvía.
Tampoco. Hay un cambio de ancho incluido en el trayecto. No le falta un perejil al trayecto? Por otra
parte ameno aunque monótono. Ya sabemos
de la algarabía que se puede encintar en los campos de castilla. Que se lo
digan a Don Antonio.
La paradita hace que la velocidad media
se vea afectada. Ya lo tendrán en cuenta operadores en su estimación de hora de
llegada. Pero para el usuario llano, parar 15 minutos en un viaje de un par de horas,
hora y media, afecta. Afecta de un modo subjetivo. Si. Porque a dónde van a
parar los cuartos de hora si es en buena compañía. Pero aquí interviene la idea de progreso. La sensación
de modernidad en este tren sin ventanas que atraviesa la meseta como una herida
que ya no se va a cerrar nunca. Mucho AVE, mucho Alvia, que la paradita no te
la quita nadie. "Ventajas de viajar en tren". Gran título de Orejudo.
Y es que el tren mola. Es de los pocos medios de transporte en el que el
cinturón no es obligatorio. No sé si existe.
La libertad de movimiento. Los espacios. La conversación. Sí. La
conversación. El paisaje. Me gusta
viajar en tren. Padre nos decía cuando éramos pequeñas y se tardaba una vida en
llegar a Segovia antes de Guiomar: apuntad todos los pueblos donde paréis. Las
cosas que veáis por la ventana. Y allí iba yo con mi cuaderno. Siempre me
saltaba algo porque me quedaba frita. Madrid Segovia tenía parada en todas las
estaciones excepto Pitis y los Peñascales. Es mundialmente conocido que allí no
paraba ningún tren porque en una hondonada próxima, un edificio anodino
albergaba la sede de los espías. Para evitar
tentaciones, se desviaban los caminos y se cortaban carreteras y
servicios. Que se lo digan a Rafa Reig. Él se lo sabe mejor.
En fin. En esos trenes sacábamos la cabeza por la ventanilla. "¡Niña no hagas eso que vamos a tener un disgusto! Que hay postes al lado de la vía y trenes en sentido contrario, te van a llevar. Por delante!" Eso era solidaridad ferroviaria. Como compartir almuerzo cuando no había cafetería abordo en la que te crujieran por un malisimo café. "Aguachirle hija mía". Una cabezadita en hombro ajeno y la conversación. Se nota que mis padres se conocieron en el tren. Madrid Segovia. De ahí tanto romanticismo. Pero eso fue antes. Años 60.
Estamos en mayo del 25. 36⁰C.
Después de las quejas de la lluvia y el frio llegan las
del calor y la sequía.
Será el cambio climático
o que el clima cambia. Pero en este tren
hace un calor. Eso sí que es malo. Sur para el frio me echo
yo una rebequita. Un grupo de palentinos bromea con el tren parado. Las luces son primero tenues, luego se apagan
por completo. Que si vamos a tener que empujar.
Que qué habrá
pasado. Que no hay luz y por eso. "Esa es la de emergencia mujer"
Quitan el aire. "Pero si la luz va por la catenaria esa" "La
habrán robado", "que eso luego se vende muy bien" Risas.
"No te lo vas a creer, que en Córdoba robaron las traviesas y a la mañana
un paisano vino a ofrecérselas al encargado". Como te lo estoy contando.
Pues la catenaria esa, lo mismo. Pasa el revisor. Una señora muy parlanchina,
que anima el vagón, le espeta nerviosa: "Mire usted, había pensado yo
coger un ladrillo de una obra y echarlo al bolso. Que si paran, con lo que está
pasando, que ya me lo olía yo, o abren las puertas o rompo un cristal. Que me sabe mal que las cosas no funcionen
bien. Pero es que tengo mucha angustia. Y por lo menos sentir el aire en la cara".
El revisor suspira "terrorista a bordo". Otra señora muy leída le
avisa. "Usted es muy sincera, pero mejor si se calla porque la está oyendo
mucha gente. Y si pasa algo, ya veremos. Que no digo yo que no esté de acuerdo
con usted. Es un consejo que le doy." La primera, de nervio que tiene,
está sentada en el borde del asiento. Que no viene a Madrid más que por ver a
sus nietos. Pero maldita la hora. Con la cantidad de tarea que le da el campo
desde que enviudó. Ya podían venir ellos
que lo mismo de lejos están. Y ella no está para tanta tontería. Qué no le gusta
el lío de la capital. Está acostumbrada a sus cosas. La comida de los bichos
antes de que canta el gallo. Recoger unos huevos para el mediodía.
34⁰C sin ventanas. Tren lleno. Sol de justicia y sin aire ni ventilación de ningún tipo. Como vuelva a toser mi vecino de asiento me voy a la cafetería. Coño. Que se ponga mascarilla. Que no estoy yo para tonterías.
La espontanea sigue charlando. Su
compañero de viaje dice sesudo que "no hay tensión bastante. O vamos a
234km/h o ponen el aire. Que las días cosas no se pueden" Me va a dar un vahído. Anuncian un perdonen
las molestias por la demora de 15 minutos acumulada. Al cabo de media hora. No entiendo lo de
acumulada. ¿Cómo va a ser?. ¿Sin
acumular? Retraso o demora es lo que es. Ni acumula ni no. No entiendo. En
realidad es sin acumular porque ya van 45 minutos.
Siguen las conversaciones más interesantes. "No vuelvo a Madrid. Que soy gafe. Tengo el billete desde hace meses. Con ilusión. “Dice una jovenzuela que anuncia contenta que viaja a un concierto. Bueno. Esta enfadada con el retraso. Y yo. Que son las siete de la tarde y he salido de casa a las mismas pero de la mañana. Y ya no estoy para estos trotes. ¿Cómo será el asunto que han repartido agua fría?. Acompañada de un velado "disculpas". Que la azafata no tiene la culpa. Pobre. "Gracias maja".
Nunca fui a Palencia. Como otros no habían pisado Granada. Visto y no visto. Sólo conozco a un palentino. ¿Con quién me encuentro en la estación? Con él. A mi ya no me sorprende. Buen viaje J. Luego me cuentan que el padre de R también era palentino, y que Martínez visitaba el sitio con frecuencia. Y al llegar al hogar, dulce, me llega un correo. "Acaba de viajar con Renfe. ¿Qué le ha parecido la experiencia?" La preguntita tiene bemoles. ¿Se lo cuento?
Mi padre publicitario de vocación y profesión hizo, allá por el final de los sesenta, una campaña cuyo lema que , escrito por mi hermana, se reproducía en grandes vallas publicitarias y se podía leer "Papá ven en tren"
ResponderEliminarNo sé si debería recomendarlo hoy en día
Que bueno Mesa. No sabía de esa autoria. Me acuerdo bien del eslogan
ResponderEliminarCapaz eres de repetir, que tú le encuentras el lado positivo a todo. Recuerdo otro eslogan para animar a los españoles a viajar en tren: “El tren: en cada viaje, una aventura”. Recuédame que te cuente mi aventura de Algeciras-Madrid, volviendo de Ceuta”.
ResponderEliminarjaaaaa, No me acordaba de ese eslogan
ResponderEliminarPrecioso y me hizo vivir ciertas escenas de viajes a San Sebastián.Escribes divinamente
ResponderEliminarGracias 🙂
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