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07/08/2025

¡QUÉ BIEN SE ESTÁ!

Esa frasecita termina así: “en agosto en Madrid“. ¡Qué bien se está en agosto en Madrid! Aparcas en la puerta, no hay atascos, se tarda cero coma en llegar a los sitios. En el trabajo hay cuatro gatos y por la tarde se está genial en la piscina. No hay que reservar mesa para comer en ningún sitio. Con éstas y algunas otras frases - sandeces se consuelan los pringados que se tienen que quedar en agosto en Madrid. Porque quien se queda en Madrid en agosto es un “pringao”, está porque no tiene vacaciones, porque ha suspendido, porque no tiene un duro, porque no tiene amigos ni sitio a donde ir. En Madrid no queda nadie, ni los mendigos que frecuentan las escalera de acceso a las iglesias hacen acto de presencia. No se ofrece el servicio de limpieza de parabrisas en los semáforos a cargo de una banda de rumanos normalmente camuflados mientras la luz es verde y que salen de la nada en cuanto se empiezan a parar los coches. En Madrid en verano no hay nadie, salvo estudiantes tardíos y médicos de guardia, y hospitales llenos de ancianos olvidados.

En fin, los motivos no son "que guay, me voy a quedar en agosto en Madrid" No. Oí a Boadella decir algo así como que no es ecológico viajar, vale. Con la gracia que lo cuenta él, todo vale. Mejor que Feijó que no sabe gastar una broma. Con lo de que “las vacaciones están sobrevaloradas” ya ha perdido toda la ventaja que tenía sobre Sánchez.

A la mísera vida que te espera en agosto en Madrid se le suele añadir la falta de noticias necesarias para periodistas y locutores que hacen rellenar los telediarios y periódicos con la magnitud de las olas de calor consecutivas que atacan la ciudad. Siempre extraordinarias. Cada vez más. Otra desgracia común que entretiene de susto a la audiencia son los incendios que asolan los alrededores de la capital o el país en general y arrasan con las masas arbóreas que aún quedan en la región. Este año las cenizas han llegado desde Francia a Cataluña.

¿Qué mejor respuesta a una frase hecha que otra? “El que no se consuela a porque no quiere”

Donde se está bien en agosto es en La Barrosa, Costa Ballena, Sancti Petri, Zahara, Cádiz; San José, Almería; La Antilla, El Rompido, Huelva; Comillas, Santander; La Concha, San Sebastián; Jávea, Alicante; Cangas, Pontevedra; San Juan de Luz, al fondo del Golfo de Vizcaya, a orillas del Mar Cantábrico; La Costa de los Pinos, Mallorca; Segovia. En Punta Cana o en Londres; en París, Francia o en los Picos de Europa; en Navacerrada, en Robledo de Chavela o en Camorritos o en Riaza; o entre los olivos toscanos o navegando por el Mediterráneo; en caravana recorriendo Europa con dos mudas; haciendo el camino de Santiago. ¿Que hace mucho calor?, ¿que llueve?….¿y? Estás de vacaciones. ¿Qué puñetas haces en Madrid un seis de agosto? ¿Ir al Prado? ¡No fastidies! ¿Ir al cine, que no hay colas?. ¿Ir a comer a ese restaurante donde nunca te dan mesa? ¡Está cerrado!, alma de cántaro. Al Prado procesionan habitantes del cono sur que han cambiado de hemisferio y estación huyendo de las nieves. Y aquí están, 40⁰C a la sombra, dispuestos a impregnarse de lienzos y aprovechar el rato al refugio del aire acondicionado.

En agosto cierran las terrazas de Madrid. Y las que  no cierran, abusan de los chorritos de agua que hacen que se nos rice el pelo a las de cabello fosco (rizado, decía mi madre, cariñosa). En agosto no hay quien respire en Madrid. Agosto en Madrid recuerda a los días de pandemia pero con las calles invadidas de fresadoras y pavimentadoras que ayudan a aumentar la temperatura colaborando junto con las máquinas de aire acondicionado a caldear el ambiente. Sí, porque el aire acondicionado es guay para el que está dentro de la vivienda, pero de la masa, chorro de aire tórrido que aportan al exterior las máquinas, poco se habla.

Madrid en agosto está cerrado. Con cartelito de esos que cuelgan de un clavo o chincheta, reversible. Están abiertos Zara y El Corte Inglés de milagro, para alivio del despistado paseante. Sí, Mercadona y el Unide de la esquina, también. Irrelevante. Se caducan las mozarelas los yogures. Los plátanos se oscurecen. La poca gente que entra a los súper lo hace para refrescarse, le importa un comino la compra. Los dependientes bostezan sin disimulo. El que se queda en Madrid es un paria, un expatriado, un pobre de pedir, un ser asocial, un antipático, un infeliz, desventurado, entrará primero al reino de los cielos.

Y es falso que en el trabajo se esté genial. Puede ser que haya un bajón, pero si no lo hay, eres el único pringado que queda para hacerlo. Así que olvídate del cine de verano y la piscina vespertina. Ya lo decían los Refrescos.

Podéis tener Retiro, Casa Campo y Ateneo

Podéis tener mil cines, mil teatros, mil museos

Podéis tener Corrala, organillos y chulapas

Pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya!

Aquí no hay playa.

¡Vaya, vaya!

En agosto en Madrid se está bien cuando se ha ido uno en julio de vacaciones, y durante el mes ocho subes y bajas a diario de tu casita de la sierra, donde se duerme con edredón y duplicas el día a costa de madrugones. Y el verano acaba con las fiestas de la Sierra. En caso contrario, en Madrid en agosto no hay excusa para quedarse. Madrid en agosto está cerrado.

Y aquí estoy, en Rosales, viendo el atardecer desde una terraza y disfrutando del aire que sube por entre los árboles del parque del Oeste. ¡Ea!


1 comentario:

  1. Cómo todos tus artículos,estupendo,entretenido y lleno de cosas graciosas y muy reales.

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