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25/09/2016

ANTONIA Y NACHA

Calvas, collares de perlas, barrigas blandas. No es lo mismo. El público de Nacha Pop está formado por los históricos, los que conocieron el Penta como el pentagrama y por  advenedizos: hijos de los históricos y algún que otro despistado.
Nacha tocó en Navacerrada en los años 80. Fuimos a la plaza de toros. Era casi verano. Hacía un frío que pelaba. Casi nadie en el ruedo. Casi nadie pagó. Éramos todos fans auténticos, Nos sabíamos cada palabra de las canciones. Cada versión.
Además Antonio tenía familia en Nava. Era como si les conociéramos. Uno más entre nosotros. Les veíamos por las noches en Madrid y no éramos amigos, pero podían haber escrito sobre algo que nos hubiera pasado a nosotros. En realidad sus canciones hablaban de nosotros.

¿Quien era la chica de ayer?, podía haber sido cualquier amiga nuestra. Una amiga de una amiga. Por qué era tarde para comprender, había que volverlo a intentar. Estaba jugando con él? Cretina. Era personal.  Todos íbamos al Penta con la intención de escuchar canciones para conseguir amar
 
La música de Nacha nos acompañaba de Penta al bar de los Ginkases, al Delany's, al Rompeolas. La música de Nacha sonaba en los coches, en los bares, en las calles de Malasaña. Las calles mojadas que nos vieron crecer a todos nosotros. ¡Chica vete a tu casa no podemos jugar!

Cada sonido estaba en nuestras habitaciones. Mientras estudiábamos matemáticas intentábamos entender lo que eran paralelas que iban siguiéndose. Las ecuaciones nos dejaban paso al espacio en el tiempo. ¿Quiénes eran coordenadas de un par? Nosotros podíamos despejar esa incógnita que faltaba por despejar. Y es que no había nada mejor que componer, escuchar y oir a la vez.
Nuestros dibujos técnicos no dejaban atrás la perspectiva. Paralelas que nos seguían. Porque su amigo se ha echado atrás. Echando monedas en la cabina. En su casa aun no saben que escapó. Nosotros si lo sabíamos. Éramos cómplices de la escapada, mediamos el ángulo que formábamos entre nosotros. Queríamos entenderlo todo.
En un mundo descomunal...siento tu fragilidad. ¡Las dos! la cosa ha ido bien. Sí, mi amor, esto es delicioso. Pero puede ser mejor.

Cuando a Antonio se le caía la guitarra y Nacho le ayudaba a sujetarla. Cuando dejó de saberse las canciones y el público gritaba desenfrenado para tapar el silencio. Todos éramos Nacha, En el escenario y en el publico. ¡¡¡YO SOLO!!!. No me olvido de ninguno de vosotros! Y de vosotros arriba tampoco. Porque ¡no! no me olvido. Yo tampoco



 

24/09/2016

Y YO CAI...ENAMORADA DE LA ROPA JUVENIL



A partir de cierta edad y condición, la ropa esta hecha para quitársela. Para que te la quite. ¿O no? Cuando una mujer se engalana siempre piensa en como le desnudará él. Si será fácil desabrochar esa cremallera o si los botones son pocos o muchos. ¿En que otra cosa puede pensar? Igual que el hombre, cuando ve atravesar a su 'hembra' la alfombra roja solo fantasea en lo que tardará en bajar esa cremallera.
 
Cuando una mujer se viste siempre piensa en el día de su boda. Con ese vestido de espalda imposible, tan larga la linea de botones diminutos, tan juntitos unos a otros, tan pegados a la tela que parece un milagro que todos abrochen. Y la cucharilla con redondilla va a tener que hacer tu chico para desabotonarlos. No sabe aun que cuando llegue al final del día no va a dar pie con bola. Pero eso es lo más importante. Cómo se las va a apañar.
 
Sin embargo la mujer tiene absorbida la moral y el criterio por diseñadores que se empeñan en que nos vistamos del modo más antifemenino posible. Somos rivales. Nos ponen feas, feísimas. Hay dos estilos: cómoda o incómoda, para resumir. Ambos son la antilujuria.
 
Nos hacen pensar que lo bonito es la extrema delgadez, lucir demacradas, pálidas, sin curvas. Vestidos embutidos hasta resaltar las costillas o anchos como sacos de patatas. Esa flaca infinita con falda hasta los tobillos, camisa gigante (la fantasía es que es de él, la realidad: Se la compró enorme. Si fuera de él todavía podía encerrar algo de glamour, sensualidad). Encima un montón collares, chaqueta de lana gorda que suple la grasa que no tiene. Porque frío no hace. En plan Simone de Beauvoir. Meras imitaciones de la elegante Simone. O nos visten de farolas y nos prometen, cómplices, que os vamos a cautivar. O en plan chándal, comodísima, haciéndote creer que así eres libre. O medio desnudas, con vestidos llenos de encaje transparentes que más bien recuerdan a camisones o hacen creer que te olvidaste poner lo que iba encima porque parece una combinación. Sexi: susurra la marca en tu oído. Mentira. Quieren excluirnos del corazón masculino. No quieren que nos quieran quitar la ropa. Nada se intuye bajo el saco y si vas en ropa interior por la calle, entonces, ¿para que desnudarte.? Están matando el deseo.
 
Somos prisioneras del estilismo marcado por diseñadores que no enfocan la moda femenina para que la mujer esté guapa. ¿Como nos hemos creído que podíamos resultar físicamente atractivas de ese porte a los hombres? ¿Por parecer desvalidas o enfermas?
Volvamos a elegir, mujer. Reivindica tu feminidad. Ponte lo que te de la gana. No hagas ni caso.
 

18/09/2016

NO LE GUSTA SALIR EN LAS FOTOS

Porque en las fotos ve el paso del tiempo. Porque las fotos le hacen enfrentarse con lo que no quiere ver. Que ya no es hija, que ya no es novia, no es esposa, es madre, abuela, bisabuela. No quiere verlo. Quiere seguir siendo la chavala moderna que llegó a Madrid en los años 50 y rompió todos los moldes. Quiere seguir siendo la existencialista, lectora empedernida de Sartre y Simone. Donde está el tiempo perdido? Ya lo había advertido JP. Pero no lo encuentra. Se fue. Y no dejó rastro porque en las fotos sale tapada siempre. Se tapa con el pelo, se tapa con la mano, se esconde detrás de él, de ellos, se arrincona. No quiere salir en los recuerdos.
 
No entendió jamás la fascinación de una cana, disimuló cada arruga, se escondió del sol excusándose en lo oscuro de su piel. Se cubrió de cremas protectoras y regeneradoras. Se engalanó el cuello cuando empezó a acusar signos de vejez. Tapó los lóbulos de las orejas con pendientes mayores. Pintó sus uñas de oscuro para disimular manchas. Cubrió su cuerpo de capas de ropa de colores.
 
A pesar de las precauciones fue retratada muchas veces. Era una mujer fascinante. Y la cámara la quería. Las personas que la rodeaban querían guardar recuerdos gráficos de momentos concretos con ella. A sus amigos y a su familia les gustaba verla envejecer, la veían cambiar poco a poco. Aceptaban su pelo rojo o naranja, les hubiera importado poco que fuera blanco. Veían sus arrugas hacerse hondas es su rostro, pero escuchaban sus historias, disfrutaban sus comidas, su compañía. Y las arrugas desaparecían. Notaban cómo sus formas se ensanchaban, y lo aceptaban así.
 
Ella no se veía, no se miraba, se tapaba entera para no verse. Nunca quiso que la recordaran mayor, aunque lo fuera. Su aspecto era aceptado por todos menos por ella misma. Pero estaba ahí, en el objetivo indiscreto que en realidad sacaba su alma, no su vejez. Se hizo mayor, envejeció, engordó. Se llenó de arrugas. Y creyó que había engañado a todos. Se comportaba como si nada de eso fuera real. Su lucha era esconderlo. Cuando fue mayor era ya demasiado tarde para reaccionar y disfrutar de cada momento, que quedaba retratado.
 
 

16/09/2016

EL INGREDIENTE SECRETO.

¿Qué se puede hacer cuando uno ha perdido la confianza? ¿Dónde está el límite? ¿Cuál es la señal que te advierte de que pares? De que ya no puedes ni quieres aguantar más.

Cuando todo es mentira. Es el fin.


Cuando todo es mentira es el fin.
 
Al empezar algunas cosas a ser ciertas, después de una tormenta de traiciones,  el descrédito es muy fuerte, la desconfianza alojada en la barriga recuerda cada rato el dolor y no hay razón que valga.


Quizá la religión dé la paz bastante para relativizar. Perdonar es la solución. Tiene que ser un ser superior, un padre, quien aporta la paz y el abrazo: El sosiego para seguir, para no mirar atrás y empujar hacia la vida. El padre te enciende la luz, te da esperanza. ¿Dónde está el padre? El padre está siempre. Es el ingrediente secreto de la sopa del día.


Dicen que hay dos modos de luchar contra el mar: Con un muro muy gordo o con un talud muy suave. Es ésta una enseñanza paternal, llena de sabiduría y generosidad. Porque en la vida existen dos modos de enfrentarse a las cosas: Con rigidez o con flexibilidad. Dejas pasar la ola y la calmas o la paras, la reflejas, te parapetas.


Personalmente creo que es más inteligente la flexibilidad porque en los muros siempre hay fisuras. Es imposible cerrarlo todo, no hay manera de estar pendiente de cada detalle. A veces incluso al tapar una grieta sale otra. La angustia que provoca estar alerta constantemente va acompañada de un ahogo; la necesidad de controlar todo para alcanzar la paz la aleja necesariamente.


Pero para ser flexible te tienen que haber querido mucho de pequeñito y con eso haber conseguido la armonía y la serenidad de la madurez. Te tienen que haber cuidado a lametazos, como se hace con una cría.
 
Empecé con la tormenta. Acabo en la playa. No hay nada como el mar y mirarlo.