No
se entiende muy bien porqué lo hace. Si es para reafirmarse, para sufrir o para
llamarte imbécil. O pensártelo a la cara. O porque sí, angelito que no sabe vivir de otra manera.
El sujeto en cuestión te
puede soltar, así, sin venir a cuento "¿qué tal está Pepito? " . Esta pregunta inocente te la lanza por teléfono, en medio de la calle, sin solución de continuidad. Te asalta y zas. No necesita introducción ni un como estás. Él
sabe que a Pepe le ha dejado su mujer, se le ha muerto el padre y le han echado del
curro. Sin anestesia. 50 años, sin estudios y con un hijo malito. Lo mismo tú a
Pepe llevas sin verle tres meses, o le has visto un momento, de saludo rápido.
En ese lapso se han producido tales eventos. Contestas inocente con un: “No sé”.
O “ni idea” El de la Gestapo se revuelve ante tu desinformación. Pero o desembucha
o tiene que cambiar de tema porque no le das chance, no quiere soltarte un “ya
que me preguntas” porque no le has dicho ni mu. Se le hace bola el cotilleo, no puede pasar un minuto más sin soltarlo. Le han dicho sé discreto y necesita tu alternativa para meterlo, como si le hubieras sonsacado.
Segunda
opción es que sí lo sepas. Lo que le ha pasado a Pepe. Ojo. Que puede ser
bueno. No suele. Los chismes del cotilla son más jugosos si de tragedias o
dramas se trata. Puede empezar con un “yo no quiero decir nada, pero. ¿Sabes
algo de Pepe?”. Raro sería que no te hubieras enterado, porque le han hecho lo
ministro del interior, para enfado de propios y extraños que no es del partido,
que es un base del baloncesto del Estudiantes, capitán del equipo español. De
ahí a ministro. Ministro. Del interior. Buena gente es. ¡Coño, que es Pepe!
Seguro que lo hace bien. Es un fenómeno. Ha nacido de pie. En coma con Disney
tenías que haber Estado para no enterarte. O le he tocado el Gordo de Navidad.
Le una entrevistado en la 1 y ha hablado de los agujeros que va a tapar. Y tú: “siii.
Qué alegría”. Y el espía claro, tenía un as en la manga. Como no podía ser de
otra manera. Porque abusa de la amargura, se ha tragado un limón y le sale
ácido por los poros. “No tanta alegría, le han pillado que tomaba copas en
Bocaccio cuando era estudiante y está pensando renunciar” Tú piensas ¿Quién no
tiene un pasado? Si no es ahí, será en Green, en la Casita, en el Jardín, el
Mono de Cercedilla, el Pajar, en Navacerrada. Menos mal que hay sitios que no
existen y los pecados caducan o están enterrados. Porque si los delitos
prescriben no entiendo cómo puede ser tan larga la memoria para la estupidez y
las miserias. Quizá tomaba hamburguesas en el Night o conducía una Frontera
Azul y contaminaba. A lo mejor le acusan de carnívoro, anti-ecologista.
Cualquier bobada. Te callas. Resulta que el billete de lotería era compartido y
se lo ha quedado Pepe. Tú sospechas que la denuncia viene de este pirado del
chisme. Del espía sin uniforme. Que no pudo ser ministro, que no ganó. Que no
puede con la carretilla de envidia que transporta.
También
se da el caso de que tú tienes una información de primera mano, tanto que pongamos
que se trata de tu vida. Que tu hijo ha sacado tal nota o tal otra o que te vas
de viaje. Y te lo rebate. Porque él es así. Él ha preguntado y tiene que salir
victorioso. Si le dices “me voy a Grecia”. Te contesta seguro de ´si, “no, a
gracia no, dirás a Croacia”. Y no, es que te vas a Grecia, es que has sacado tú
los billetes, tienes un amigo allí al que vas a visitar. Pues todavía quiere
tener razón. “Me extraña”. Lo mejor es no tomárselo en serio. Se trata de
cotillas ilustrados, chupópteros profesionales. Como amateur no tienes nada que
hacer. Así es que desconfía de tu amigo nena.
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