Tantos años de luto y de pronto se le riza el pelo. Enseguida me he dado cuenta de su alegría. Le sale esa risa de gorda que me recuerda tanto a ella misma.
Mamá se ha echado novio. Aunque lo niegue, la sonrisa delata lo que bulle dentro de lo que ella creía baldío corazón. Mamá se ha echado novio y se ha quitado años de los hombros y quilos de la barriga. Se le han estirado el cuello y los andares. Mira con ojos de niña y todo le interesa. Se ríe por tonterías y ya no llora por nada. Se le saltan las lágrimas a veces, cuando recuerda. Pero no se le quita ya el brillo de la mirada. Las ajadas herramientas que parecían caducas han encontrado remiendo en el milagro de la ilusión.
Mamá se ha echado novio y parece una chavala. Ilumina lo que toca, ilumina lo que ve, ilumina la noche. Mamá está llena de luz. Siempre lo ha estado. No sé si es fuego lo que se ve, que se le intuyen llamas como si fuera traslúcida. Tiene tanta luz que enciende la vida.
Mamá se ha echado novio aunque ella lo niegue. Mamá se ha echado novio aunque parece que ni siquiera ella lo sabe.
Mamá se ha echado novio tras haber recuperado la ilusión, la alegría. Se la ve ligera trotando entre las dunas, sorteando avatares. Se pimpla una cerveza sin temor al después. Como si son varias. Saborea un vino mientras cocina. Come lo que quiere. Parece que nada le engorda, nada le sienta mal. Todo encaja ahora. Todo le allimenta. Hasta el silencio. Tararea canciones que solo suenan en su memoria. Se despreoupa y se ocupa con alegría, sin que se note su intervención.
Mamá se ha echado novio.
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