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04/08/2024

CADA VEZ QUE TE VEO

Cada vez que te veo. Cada vez que te veo, me deja de latir por un instante mi comprometido ánimo. Cada vez que te veo, con esa sonrisa de regalo, me vuelvo a enamorar. Cada vez que te veo, sabiendo como sé que es un guiño sólo para mí; se me descompone el mecanismo en el que nada mi cordura. Cada vez que te veo sé que me estás esperando. Cada vez que te veo me da un vuelco al corazón. Cada vez que te veo pienso que solo eres para mí, que tu sonrisa me la dedicas como se dedica un poema. Cada vez que te veo me gusta más verte. Más lo temo y más me prenda. Cada vez que te veo pierdo el equilibrio y olvido el rumbo; me descubro frágil, sin voluntad, pero con esperanza. Cada vez que te veo, renuevo mis votos y me prometo ser digna de ti. Cada vez que te veo, noto como me separo lentamente del suelo, me elevo y podría convertirme en alas para sobrevolarte. Cada vez que te veo. Y es que cada vez que te veo me desconecto de mi voluntad, que se engancha en tus ojos y te pertenece.

Porque un chico no puede poner esa sonrisa a todo el mundo. La sonrisa no se tiene, la sonrisa nace, se da, la provoca un estímulo ajeno. Y a ti tu sonrisa te la saco yo. Y yo me escondo en mi misma porque no me la merezco. Sé que soy una impostora, y que en cuanto me acerque a ti, me descubrirás. Te darás cuenta de que soy un fraude y no volverás a sonreír. Por eso no quiero verte, por eso no quiero que me digas que te hago vibrar, por eso me escondo cuando veo tu pelo desordenado entre cano y amarillo, con esos rizos rebeldes para tu edad. Por eso cambio el rumbo cada mañana y cuando no lo puedo cambiar, altero mi itinerario. Porque no te quiero ver, quiero que esa sonrisa llena de dientes dure para siempre. Que se quién eres. Eres mi futuro. Y no quiero estropearlo. Otra vez. Sé que eres tú. Que estás ahí porque me has elegido. No puedo sentir orgullo porque siento vergüenza, vergüenza de mi cuerpo ajado, de mis canas, de mis arrugas, de mi rostro envejecido, de mis gorduras, de mis andares. Tu sonrisa me devuelve al presente. Tu sonrisa me enfrenta a verme tal cómo soy. Quién dejé de ser. Y sin embargo sé que eres tú. Que estás ahí porque el destino ha elegido tu ubicación y la mía para que nos encontremos. Que solo juntos existe el futuro. Cada vez que te veo sé que tengo un objetivo, encontrarme de una vez y aceptar este premio que la vida me ha dado, que eres tú. Porque cada vez que te veo sé que todo tiene sentido. Encajan las piezas y el engranaje hace que avance. Cada vez que te veo entiendo por qué y siento tanto miedo. Siento tanto miedo que no me queda otra que la valentía. Y ante esa grieta que se abre justo donde acaba el dedo gordo de mi pie, entiendo por fin el sentido de la vida. 

El sentido de la vida está en tus rizos ocres, en tu larga sombra. Y sobre todo, por encima de todo, en tu sonrisa. Y es la mecha que enciende mi ilusión.


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