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30/06/2015

QUE CALOR

En esos días imposibles de Madrid se le despiertan a uno los instintos asesinos... y los más perversos.
Son los eternos días de junio los más peligrosos. Cuando a las diez de la noche aún es de día y no corre ni una gota de aire.
Los venidos del Sur, hábiles en la gestión del calor, mantienen a oscuras y cal y canto la casa desde muy pronto. Los que vienen del centro de la península prefieren persianas echadas y ventanas abiertas. Les falta el aire. Es una discusión que se mantendrá a lo largo de amistades y matrimonios. Igual que '¿cuánto hay que abrigar a un niño?' ('pues lo mismo que te abrigas tú'...objetividad al poder. Porque hay quien nunca tiene frio y quien duerme en verano, en días de 40ºC a la sombra, con edredón). Nadie ha inventado aun la manta de matrimonio con costura longitudinal que permite un grosor distinto para los lados izquierdo y derecho de la.cama. O su equivalente en edredón nórdico, que tiene una solución mucho ms sencilla pues sólo con dos edredones individuales y combinaciones sin repetición de dos elementos tomados dos a dos, resuelve las cuatro estaciones.
En fin. Lo malo del calor no son los días sino las noches. Yo hoy he pensado en cortarme el pelo al celo, hacerme una liposucción que elimine los 25kg que me sobran, sin los que seguramente seguiré pasando calor, pero quizá un poco menos y además estaré estupenda. También he barajado la posibilidad de meterme bajo la ducha de agua fría, sin contemplaciones. O directamente dormir en la bañera llena de agua helada, con hielos. Soñaba que estaba planchando, sacando la ropa de la secadora, que me quemaba con el café. Soñaba que me había abrasado al sol, que no le había puesto crema a los niños...mala madre. Entonces decidía abrir la ventana de par en par, en busca de algo de corriente. Me levantaba, recorría la casa abriendo ventanas, moviendo cortinas y escuchando los sueños de mi gente. La agitación debida al calor les hace hablar por la noche, mientras luchan entre destaparse o seguir hechos un burruño con las sábanas y edredones. Me vuelvo a tumbar intentando sentir la brisa que no llega. Y entonces imagino las alimañas, rapaces, insectos gigantes que van a aprovechar las ventanas abiertas para tomar posesión de nuestra casa.
Me levanto y cierro todo dejando tan solo rendijas abiertas por las que no caben ni buitres ni puede pasar el aire.
Suena el despertador. Compruebo que tampoco los ladrón han aprovechado mi descuido ni hm podido entrar por la rendija por la que no cabe el aire.

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