Déjame
levantarte, déjame darte un beso y curarte. Hablemos de corrido, sin hacer
poesía...
Esas
veces que nada vale. Que no salen las palabras. Que el arrullo no llega. Que
manan pedruscos de sal que no lágrimas.
Palabras
para Julia, para Paula, para ti: la vida es bella, ya verás, como a pesar de
los pesares…tendrás amigos, tendrás amor. Y entonces siempre acuérdate de lo
que un día yo escribí pensando en ti, como ahora pienso.
Esos
días en los que el otro se come las palabras, se le meten en el hueco de debajo
de la barbilla. Tu intentas algo, charlar de lo que sea. No hay manera. Solo
quieres arrullarle, cogerle en brazos como si fuera un niño. Darle todos los
mimos justos para que sienta tu calor y le reconforte. Y le devuelva a la vida.
Y puedas de nuevo juntar su mirada con la tuya. Y otra vez se encienda la luz.
Y podáis susurraros cualquier cosa y reír. Y al encontrar sus ojos veas ese
brillo que tienen y él también vea. Y se reparen las conexiones.
Esos
días son a veces tan largos porque temes el ocaso sintiendo que después no hay
nada.
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