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28/08/2018

TE DOY UNA CANCIÓN....DE AMOR


Tuve una adolescencia peculiar. Como casi todas. Los 80 en España y tener 16 años eran una combinación peligrosa. Explosiva. Componentes de bomba de relojería.



Como hijos de padres comprometidos íbamos a colegios peculiares. Cuando menos. Allí compartíamos pupitre con hijos de soñadores, como nuestros progenitores. Ellos sí vivieron el 68 y su revolución.



Fuimos protagonistas activos de protestas, huelgas de hambre. Siendo unos mocosos.  Reivindicando siempre. Luchando con poemas. Profundos. Hondos. En mi caso me salvó la sierra. Subir a la sierra era pasárselo bomba. Punto. Risas

Amores. Descubrimientos normales para la edad. También había chavales llenos de granos y de amor. Chavales normales, que pegaban en sus carpetas fotos de Pink Floyd. Se disfrazan de mods, iban a fiestas.



Pero ese núcleo duro de amateurs de pensadores, no daba tregua. Eran mayoría. Yo, a pesar del aire serrano que me cambiaba la vida de viernes a domingo, durante la semana tomaba el disfraz existencialista. Leíamos a Simone de Beauvoir, hasta nos poníamos pañuelos a la cabeza imitándola. No bastaba Sartre. ¡No! Eso era poco. Hacíamos bromas con su desayuno. Bomarzo. Escritores que describían la belleza de jardines italianos. La muerte en Venecia. Mann. Oíamos a los cantantes cubanos entonces rebeldes. Ahora no tanto. En París, después de ver la torre Eiffel fuimos a saludar a Paco Ibáñez. A su casa. Juró que no era él. Pero tenía su cara. Nos dio con la puerta en las narices. Debió flipar, ahora que lo pienso con distancia. Y yo que había creído que nos tomaríamos un café con él. En su buhardilla con mansardas, mientras a la guitarra desafinaba "y ríase la gente" Buscando muy enhorabuena el príncipe mil cuidados; o nos acunaba con una lobito bueno al que maltrataban todos los corderos y las lágrimas de dos lagartos con sus delantalitos blancos.

A lo que iba. Un día, en casa de una amiga discutíamos sobre a qué o quién dedicaba Silvio "te doy una canción ". No nos bastaba desgastar sus discos, dibujar las letras. Castigar a parientes y amigos a golpe del "pon a Silvio ". Con familiaridad. Sin apellido. Era nuestro. No era suficiente. También discutíamos el significado de las manidas letras. Ante la falta de acuerdo no se nos ocurrió nada mejor que llamarle. A Silvio. No nos preocupó la hora en el lejano Caribe, cuyo huso evidentemente no era el nuestro. Resultó que tenía razón la amiga que siempre iba un poco por delante. La que era más honda si cabe. A la libertad. Yo había votado por el amor. Siempre. La libertad. Mentira, Silvio.  Todo está dedicado al amor. Y "te doy una canción" también. No me digas que Yolanda es un símbolo de cárcel porque no me lo creo. Aunque Pablo siempre fue más sentimental que tú. Todo es el amor. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Unos con sus poemas, otros detrás de las parcas y los patinetes. Orejas tapadas con auriculares enormes. Labios pintados. Música y humo. Siempre es el amor, que el alma llena

2 comentarios:

  1. Jeje, yo tuve la misma discusión muchas veces, también la de quien era El Elegido...pero la discusión es absurda...las canciones de Silvio tienen muchas caras (por eso me gustan)

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