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10/05/2021

BENDITO TOQUE DE QUEDA. CON PERDÓN

En medio del mes de mayo. ¿Saben ustedes, señores del gobierno, del gobierno de España, de la Comunidad, del Ayuntamiento, qué ocurre el mes de mayo? No es que haya elecciones, no es el mes de las flores, que también. Ni el de alguna feria en el sur, los patios de Córdoba, tan lejanos. El mes de la Virgen.

Se lo voy a decir, en mayo empiezan los finales. La educación, ese gran desconocido. La educación: Caballo de batalla y argumento que usan propios y extraños para diferenciarse en sus programas políticos y en sus banderas. La educación, sobre la que todo debería descansar si fuera sólida. La educación, nudo gordiano de la evolución. La educación, tema crucial donde habría que llegar a un acuerdo, para ser más fuertes, para ser menos vulnerables, para crecer mejor. Sí, la formación de nuestros chavales, culmina el curso en mayo y junio. Cierto. Es la época en la hace mejor tiempo. Olor a flores. Ha dejado de llover. En la calle se está de lujo. Ni frío, ni calor, cero grados, que decía aquél. Brazos vistos a mediodía, sin medias ellas, las corbatas abiertas ellos. Rebequita por la noche. Fresco, que sabe a aire limpio, al amanecer; atardeceres de viento suave. En ese ambiente magnífico y propicio para disfrutar del ocio y los amigos, los estudiantes históricamente hacen un acto de fuerza de voluntad de titanes. Se repliegan, se encierran, se ponen en modo “avión”, se calzan ropa con la que no pueden salir a la calle y se preparan para los exámenes finales, los globales, el proyecto fin de máster, fin de carrera. Las recuperaciones, rescates y las subidas de nota son ahora, en mayo y junio. Bastante esfuerzo supone. Todo el que ha pasado por ahí lo sabe. Sabe a lo que renuncia cada día por luchar por su formación futura y presente. En estos meses los chavales que van a acceder a la universidad se juegan la posibilidad de elegir carrera, las décimas que les falten para entrar en una universidad a veces no se compensan ni económicamente, Solo una calificación permite la libre selección. Por eso es clave esta época. Cuando los tentadores llaman, ya no al teléfono sino al telefonillo, “venga que es una copa, y así te despejas”. Eso, y un total, no me está cundiendo” son el cóctel más peligroso en esta temporada. Todos saben que no es una copa, ni dos, que se está de miedo en la terraza de debajo de casa, con los amigos, una cervecita, y arreglando el mundo a través del humo del cigarro. Que también eso es importante. No solo de estudiar y estudiar vive el hombre. Sí. Es cierto. Pero son dos meses, nada más. Y luego ya estás libre. Un verano al pairo. Esa visión un poco más allá, no ciega, pocos la tienen. Después de seis meses de encierro, tío, no abras ahora. ¡No me jodas! Con perdón. Estos chavales son ollas a presión, no hay quien les contenga en casa. Están cargados de argumentos. Y los adultos, vacíos. Que no digo yo que esté bien lo que ha pasado el día del fin del toque de queda, eso es un disparate. Pero que no les vamos a poder sujetar, también, Eso hay que darlo por sentado.

El año 2020, el de inicio de la pandemia, el toque de queda terminó en esta época también. Lo primero que se cerraron en marzo fueron los colegios, sin más. Y se abrieron las puertas a finales de mayo, con la primavera en auge, las hormonas libres y los músculos en tensión al oír el pistoletazo de salida. La selectividad y los finales a las puertas. Ellos, que no enfermaban, ellos estigmatizados por poder matar a su abuelo o a su padre. Ellos, que se han quedado en casa de verdad. Ellos. Ahora otra vez tienen que atarse en corto por decisión propia. Puñetas, ahora no. Arrastren el cursor a junio.

Bendito toque de queda. No es momento para levantarlo. Ahora no. No. La diferencia entre llegar a las 11 a casa y a las cuatro de la mañana no es solo la ingesta de alcohol u otros espiritosos. La diferencia está en las horas de sueño. La diferencia está en cómo se levanta uno. No es lo mismo una boda de día que una boda de tarde. Dormir de día no es igual que dormir de noche. Cambiar los ritmos, o los biorritmos, tiene sus consecuencias, que alargan la reparación. Además de que a algún chaval “no le renta” llegar a casa a las once fuera de punto, cuando sus padres están arrumados bajo la manta del salón. Que tiene que darles un beso. “has fumado” concluye la madre en el achuchón, no lo dice, prefiere el abrazo. Ya no se engaña con la retahíla de que fumaban otros, porque ha estado en una terraza. Los efectos de los hielos le hacen ser más charlatán y cariñoso de lo que acostumbra, para alborozo de los padres, que le miran con ternura. No les renta pasarse de vueltas, prefieren llegar a casa controlando. El efecto de las cervecitas es adormecedor también, y a pesar de Netflix, canal Plus, Movistar, Premium y cuanta plataforma adicte al joven, después de lavarse la cara y los dientes y coger una botella de agua de la nevera, cae como un plomo en la cama y duerme como un bendito al menos nueve horas. Igualito que cuando llega a las cuatro o a las cinco. Que se hacen las 12, la una, y las dos y las tres, y desnudos al anochecer nos encontró la luna. Ya puedes pasar la aspiradora, levantar la persiana y se achicharre al sol, el tío no se levante ni con agua caliente. Que no son ocho horas lo que se necesitan cuando te acuestas a las cinco, Las horas de sueño necesarias a partir de las cuatro o cinco de la mañana se multiplican van a afectadas por un coeficiente.

Por eso y por mucho más, bendito toque de queda. Lo único bueno de la pandemia. Que no es perfecto, no. Pero no tiene precio el que esté la familia recogida a las once. Podría ser a las doce. Sí. Los cuentos siempre tienen razón. Dejémoslo a las doce. Cenicienta. No pierdas tu zapato. Si tenía razón Perrault o Basile. La sabiduría popular es digna de ser escuchada. Las doce es una hora estupenda para llegar a casa, después se pierden los papeles y los zapatos.


2 comentarios:

  1. Es verdad que para los estudiantes de bachillerato y de universidad es un suplicio, hormonas a tope y muchas ganas de salir!! 🤔🤔🤗🤗

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