Crema de aguacate con té verde. ¿Para untarse la cara
o hacerte una tostada mañanera? La ambigüedad desasosiega mi existencia. En esta
fútil época en la que todo es válido, la cultura del todo vale, reivindicada
por los que abusan de falta de criterio. ¿Que cómo se puede abusar de ausencia?
Pues eso. Solo los necios pueden presumir de lo que carecen. Fundamentalistas
del absurdo y el rasero.
Los anuncios cada vez me resultan más confusos. Yo
tenía amigos que jugaban a averiguar el producto anunciado. No era fácil
cambiar de cadena por ausencia de mandos automáticos y por escasez de oferta.
Un paisaje idílico, agua plana: colonia. Viento: coches. Suma y sigue. Ahora
mismo el mundo del tictoquer, instagramer o cual sea la red a la
que te hagas adicto está lleno de trampas que solo la pericia y exclusiva
dedicación pueden hacerte evitar
Hoy en día no es necesario salir de la cama para
vivir. Abres el ojo, te metes en tictoc, fb, Instagram y no te
hace falta ni una aplicación para ligar para entretener y llenar el día. Ahí
están los que fueron tus amigos, novios o parientes, cuelga que te cuelga
historias que pueden ser o no ciertas. Tanto da. Carece de importancia. Si son
imaginadas, bienvenidas sean y si no lo son: next, paso palabra. De esa
forma, aportando tu granito de arena con un “me gusta” o furtivo comentario, sientes
la ilusión de formar parte de su vida, todavía, actualizado con permiso y por
tanto vivo también.
“Fuera parte” de alguna noticia interesante, cuadros
leídos por expertos, recomendaciones varias de lectura, cine o según, la mayoría
de las redes están petadas de anuncios que te invaden sin contemplaciones. A mí,
de las cosas que más me sorprenden son las flacas esas que siempre están
preparando comidas que supuestamente no las llevan más de media hora, entre el
picado, pochado y horneado. Están llenas de
mantequilla y mozzarella y las zampan delante de tus narices luciendo cuerpo
Jane Fonda (agraciada por una anatomía que lucían todos los Fonda). Luego hacen
cuatro ejercicios de pilates pared, sumado a un yoga imaginativo sobre una
silla y lucen palmito de sílfide. Me como yo la mitad de ese bocata que prepara
la estupenda y me tengo que ir a Navacerrada haciendo la voltereta lateral para
compensar. Y volver haciendo el pino puente. Por lo menos.
Es una suerte de
desasosiego sin importancia ya que en la vida falsa del internauta nada
tiene importancia. Porque no sale del cuarto, ni de la cama, para vivir. Así
que se puede atiborrar a Coca-Colas y silencios, engordando su miseria mientras
sigue hablando de las faldas regadas de florecitas primaverales que brotan en
las montañas que visita. Leído por sus seguidores y aceptado con el necesario “me
gusta”. Puede colgar fotos de paisajes que saca de Google Earth y emocionantes
historias que copia de chat GPT o de su propia imaginación. ¿A quién le
importa?
El colmo es cuando uno no es capaz de distinguir una
crema antiarrugas de una delicia para untar en la tostada y desengrasar el día.
¿Ingesta o aplicación cutánea? La composición es la misma: conocidísimo por lo
expertos como AOVE (sirve lo mismo para un roto que un descosido) aguacate, té
verde, manzana, lima...Tanto sirve para obtener piel de quinceañera embadurnándote
que zampándotelo. Cuando te surge esa duda, es una señal: Es el momento de
salir a de la cama y de casa. Nada como las personas de carme y hueso para
ponerte en tu sitio. Los abrazos nunca fueron virtuales.
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