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19/02/2024

LOS QUE ESPERAN EN EL PASO DE CEBRA

Los que esperan el borde del paso de cebra están cargados de razones, eso no se lo niega nadie. El paso de cebra, o paso de peatones, es para eso, señora, para que usted cruce tranquila. Caballero, pase usted, tómese su tiempo. No soy yo quien pita, ¡faltaría más! ¿Me ha visto mover las manos del volante? No osaría a tamaña ofensa. Usted pase sin prisa, que las cabezas que salen por las ventanillas de los coches que me siguen, es a mí a quien insultan. No sabe que usted ha esperado en el precipicio de la acera, como si de un océano se tratara, esta callecita que está dispuesto a cruzar. Desconocen el detalle de que hasta el momento mismo en que me he detenido completamente, y se ha cerciorado mediante un intercambio de miradas, la suya cargada de desaprobación, de que le he visto y con un gesto ha indicado que era su derecho, y que procedía, hasta ese momento no ha iniciado la marcha. Con parsimonia y si lo fuera, elegancia. Para ello ha echado el pie al asfalto, con calma, atusándose el cabello y repasando los pliegues de la chamarra. Se ha tomado su tiempo, pues ha tardado exactamente 10 minutos en todo el proceso. Si tenemos en cuenta que el ancho completo de la calle no supera los 10 metros, la velocidad alcanzada en el tránsito, de riesgo, ha superado los 0.05km/h, por utilizar una unidad accesible a la imaginación. 

No sufre usted de ninguna patología visible en sus extremidades inferiores. Parece ágil en el movimiento, pronto en la respuesta. Ni pierna ortopédica, ni bastón o muleta acompañan o ayudan su caminar. Tampoco se observa que le sobren quilos o años que pudieran ralentizar sus reacciones y por tanto afectar al gracejo de su marcha.

Es simplemente mala leche y aburrimiento, ganas de educar a los demás, abuso de queja, déficit de inteligencia, absurdez personificada en ser humano, lo que mueve a esos seres que esperan lo que haga falta a echar el pie en un paso de cebra, hasta que el conductor llega a dudar si tiene intenciones de cruzar, o simplemente está ahí plantado porque espera a un taxi, a un amigo, o a tomar una decisión en cuanto al rumbo. O si acaso echará raíces, ya con la lluvia de abril y el sol de mayo. Son ganas de pillar al incauto conductor, de regañarle, alzar con amenaza el periódico o el puño, dar un golpe en el capó que bien pudiera abollarlo. Demostraciones que necesitan algunos humanoides para sentirse vivos, para vivir. ¡Cuan míseras han de ser sus vidas que precisan de semejante entretenimiento para llenar sus horas, dar sentido a sus mañanas!

Pase señor, señora, adelante, no tenga prisa. Comente con los amigos, corra a otro paso de cebra en busca de aventura. Que de tan digno elemento del paisanaje de la ciudad, solo quede la huella de los que un día yacerán entre sus bandas blancas por el mero deseo de tener razón, y dar lecciones de civismo.  Encadenados, vivos o muertos, a sus derechos y las obligaciones del otro. Me hubiera gustado verles ante uno de sus semejantes, y ellos al volante, con prisa y poca paciencia. Ya quisiera el paso que se le recordara por un encuentro, por un beso, por un paseo, por una foto. 

4 comentarios:

  1. ¡Genial!Donde yo vivo, la gente mayor y la joven, creen fervientemente que los pasos de cebra son para obligar a los conductores a fastidiarse, incluso , si es posible, a que se cuestionen en cada oportunidad( a millares) dar un frenazo ó atropellar. Esto me genera una inquietud tremenda porque yo no había hecho eso jamás, y aquí todo el mundo arriesga la vida de manera sorprendente, a veces echando a un bebé por delante..... Sí, sí, cosas de esta pequeña ciudad.♡♡♡

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