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12/02/2025

NO SE HAN ECHADO A PERDER LOS NIKIS DE LA PRADERA

¡Han vuelto los Nikis. Ole!. Sacarán disco y tocarán en bares.

Esta vez en el café de la Palma. Los hemos visto en más sitios, claro, como todos los de nuestra quinta. En el Siroco. En Caminos. En Caminos. Hace poco, de teloneros...de no sé quién. Yo solo fui para verlos a ellos.

Ya no saltan igual, y no canta Emilio. ¡Cómo era Emilio! Botaba sobre sí mismo, en vertical. Aunque a veces se salía del eje. Micrófono en mano. Dándolo todo. Como si tuviera muelles en los zapatos. No paraba en todo el concierto. Siempre con su niqui, un polo recién planchado, de colores. A veces camiseta. Les llamaban los Ramones de Algete, ahora me entero de que eran punkis. Etiquetas. Vuelven como los Niquis de la Pradera, no podían haber elegido otro nombre. ¿Será por la casa? de la pradera. Solo algunos saben de qué hablan, entonces. Los mismos que los veían en Caminos. Porque son Countries de La Pradera. Etiquetas. ¿O es alusión a Chiquito?, con su pecador de la Pradera.  Cualquier cosa. 

A mi me recuerdan mucho a ellos mismos. Y me siguen divirtiendo igual. Los Nikis, he leído por ahí, ponen de buen humor. Y es verdad.

Las letras de sus canciones son del tipo que empiezan una estrofa y puedes terminar los versos, porque son rimas consonantes; como ellos mismos dicen, evitan el acento cambiado. Hablan de disparates. También he leído, o he oido que se niegan a escribir canciones de amor. Evitan el victimismo romántico y la melancolía tipo san Valentín. Hablan de la vida misma. O al menos de mi vida misma. "Nunca podré olvidar el día que volviste, el color de tu camisa era muy triste" Son rimas imbatibles, predecibles, de toda confianza. "Es domingo y sus padres se han ido al bingo". En la amenaza amarilla, "nadie sabe lo que pasa, ni la CIA ni la NASA", frases épicas, no tienen desperdicio.

Esa descripción de los amigos en la que les acusan de haberse "echado a perder", es irrefutable. 

Qué difícil es el hoyo tres

Se despistan al hablar de sus ex

Del azúcar y del colesterol

Grandes temas de conversación

Rioja o riberita para el tartar

El maridaje es algo fundamental

Y los taninos dan mucho que hablar

Esa generación ochentera que pensábamos que siempre beberíamos garrafón o haríamos botellón en un parque, a no ser que birlásemos alguna exquisitez de la bodega paterna. Asegurábamos que el deporte era la risa y bailar en los conciertos o volver andando a casa porque la pasta prevista para el transporte te la habías fundido en copas, o en un bocata preparado por una china en la plaza del dos de mayo. Sin trazabilidad. Somos supervivientes a la ausencia de control de calidad. Las noches eran eternas. Pensábamos que el mundo sería nuestro. Sin fronteras. Esa generación que, como tantas, nos creímos piterpanes, incombustibles, indomables, de ahí salió gente que ahora dirige grandes empresas, asesores fiscales, escriben titulares, ocupan sillas en consejos de administración...en fin. O no. O descansan en cunetas olvidadas. Esa generación también se ha hecho mayor. Debajo del disfraz de golfista está el chaval que gritaba en la cuesta del parque del oeste en un concierto gratis de los Smiths. Aun con su  corbata ancha de motas de colores, cabeza despejada y chaqueta abotonada a punto de estallar, comba la espalda e imagina que puntea un solo con su guitarra eléctrica desenchufada e invisible. Escondida entre sus mechas de Llongueras se adivina una cresta punki azul cobalto. Sus orejas agujereadas no lo fueron para portar sets de brillantes (regalo de boda, herencia de la abuella), flores de Malababa, ni minipendientes de pimientos y cocodrilos enanos de Casilda Finat, no. Se los hizo una amiga, con una aguja, hielo y mucho miedo, para engancharse imperdibles y otras lindezas: algun pincho de un novio roquero. De milagro tiene orejas. Piden agua con gas ante el estupefacto camarero y se ríen igual. No soportan la resaca que se hace eterna. Es cierto que solo beben buen vino, si pueden. Y lo del golf, es porque las rodillas no les aguantan un partido de fútbol. Cayeron los años. Todos tienen un pasado, desde la futura ministro al director del Tesoro, que lleva debajo de su camisa bordada con sus iniciales, una camiseta del Atleti, o el doctor, que tararea en las operaciones al querido Led.

En fin, el público de los Nikis, de la Pradera o de la Montaña, era el mismo que el que se quedaba afónico hace años con Ernesto, que tiene un problema muy serio; los que coreaban que Los McDonals estaban de vacas flacas y había vencido la tortilla de patatas. Ahora tachan de facha esta canción. Etiquetas. Lo cierto es que la mitad de las canciones que cantaban los Nikis hace años, hoy serían políticamente incorrectas. ¿No será que éramos un poco más libres? Ahora se refieren a la I.M.C, para llamar gordos a sus amigos. En caso contrario, no les dejan publicar. Y no sé si les dejarían tocar en un garito. Por menos de nada son extremistas y al filo del juzgado o la denuncia. El público en La Palma era en su mayor parte gordo, calvo, teñido, lucían perlas (falsas o no) y se reía a carcajadas con las ocurrencias de este grupo que también se ha echado a perder. Los Nikis son el vecino de al lado, el compañero de clase, de pequeños o de la universidad. Alguno iba a tu colegio ¿no?. Los Nikis son uno de nosotros.

¿Pero que hay tras la puerta verde? No se vayan, que eso no puede quedar sin respuesta.


4 comentarios:

  1. ✌♥️😍🥂

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  2. ❤️👏🏼

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  3. Tal cual, o "literal" cómo se dice ahora. Qué buena y divertida banda sonora ha tenido nuestra eterna juventud. Viva el vino! Y viva el punk!

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