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11/08/2017

LAS NOTICIAS CADUCAN



Don Julián, estamos a mitad de año, ¿qué va hacer con las agendas? Tiene que regalarlas, porque caducan, como los calendarios. Don Julián es el Presidente y Anamari es la secretaria de siempre. Se pinta las uñas mientras le pasa llamadas. Intercambia criterios con sus compañeras sobre distintos métodos de depilación. No quiere soltar su máquina de escribir porque la usa para escribir las direcciones en los sobres. A su alrededor todo está obsoleto, como ella. Pero de tonta no tiene un pelo. Y Don Julián entra en resonancia con sus comentarios. Porque es cierto, las agendas caducan, como las noticias.

 

Por eso ser periodista lleva la incompatibilidad intrínseca con el perfeccionismo. No llega, no le da tiempo. Es imposible que consulte y compare todas sus fuentes. Y más en esta era de la comunicación donde el bombardeo de noticias requiere de filtros y escudos protectores. El periodista necesita paz para estructurar lo que va a contar y una capacidad de síntesis que le salga a borbotones, que le mane por todos los poros. Así puede aporrear su teclado, revisar faltas gramaticales, ortografía: sabe que lo que está mal escrito es más difícil de leer y además provoca desconfianza en el lector. Abro paréntesis. Si yo me encuentro una “vaya” pintada de verde, rodeando un jardín multicolor, me pasa lo mismo que a Don Julián, entro en resonancia, no puedo seguir, soy un animal enjaulado persiguiéndose la cola creyendo que va de caza. Doy vueltas en círculo. No sé salir. Pierdo el interés por el contenido, me abruma la falta de confianza. Temo que todos sea ya mentira a partir de ese punto. Cierro paréntesis. Por eso creo que la profesión del periodista que requiere rapidez y precisión está poco valorada. Es falso eso de “Cualquiera puede ser presidente”, desde médico a albañil. A lo mejor presidente sí, pero el que informa tiene una responsabilidad social que debería serles inculcadas desde el día uno del inicio de sus estudios. Igual que el médico hace un juramento. El que cuenta oficialmente las noticias, no es un tío simpático que dice todo lo que se le pasa por la cabeza, tampoco un buen lector. Es un analista, un ser con pericia y método, con criterio. Tiene en sus manos algo valioso, el conocimiento de la verdad y el poder de hacerla pública y conocida ahora mismo por millones de personas.

 

Reivindico el respecto a estos profesionales que se enfrentan a la caducidad temprana del producto y al reto de exponerlo con fidelidad a tiempo. Aún más en este tiempo de redes sociales, amigos internautas y facilidad de acceso a una última hora que puede estar sesgada por el camino que ha recorrido. Es cierto que hay muchas fuentes. Mucho no es sinónimo de mejor. 

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