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25/07/2022

ORANGE Y CORONA

Nadie sabe lo que es divorciarse hasta que le ocurre. No lo saben los abogados ni los jueces por muchas sentencias que dicten los últimos, por mucho que los otros sean testigos necesarios. No lo saben los psicólogos ni los curas. Por mucho que se empeñen. Clasificado el divorcio como la situación emocional más traumática después del fallecimiento de un hijo, me gustaría llamar la atención sobre la deferencia que con el divorciado se tiene. Hablo de él y de ella. Da lo mismo. Mucho se habla de banderas de colores varios, de cantidad de melanina en la piel. de eutanasia, del paro, de la subida de la luz. Pero la condición de divorciado, que no viudo, que esa es otra, ¡tela!. Otro día hablaremos del soltero. Debería haber un teléfono de atención al cliente especial, por las dificultades que para el divorciado entraña la realización de determinados trámites, sin tener que pedir el consentimiento escrito del que fue conyugue, ni su permiso, ya que no son nada. 

Quiero escribir sobre la delicadeza de los empleados de ORANGE, ¡ojo!, de algunos, que llaman por teléfono para informar de esto o de aquello. Un suponer: Ella cambia de compañía pero él es titular de la línea. Él, con disposición procede a la baja, por ley de protección de datos es él quien debe hacerlo. Bueno. La condición de divorciado significa, salvo idílicas situaciones, una ruptura de la relación entre los cónyuges, una dificultad sino brecha para la comunicación. Por tanto ella sufre para pedirle a él que haga el trámite y él sufre o se siente desvinculado de la responsabilidad y manifiesta desánimo u otras prioridades, reticencia al hacerlo. Pero lo hace. Al cabo ella recibe una llamada porque ha habido un impago. Sí, responde ella, el importe de 545 € por cuantía y usando la coherencia y la sensatez por vez primera en su economía doméstica, le parece desorbitado, y ha dado órdenes en el banco de no abonar el recibo. Pide a la señorita que le habla, le envíen desglose de la factura. Ella, que acostumbra al tuteo, en esa ocasión se agarra al usted frente a una impertinente obstinada en el tú, como si hubieran comido juntas. Ella no se enfada, tiene dosis de paciencia inyectadas con un gotero. Ella no se altera. La señorita de Orange le pide el DNI, al comprobar que no es titular de la línea le informa a ella de que no puede enviarle la factura por ley de protección de datos. Que le de el DNI del titular. Ella le explica que el titular es quién hace años fue su marido. Y que no conoce su DNI (aunque lo conociera, ella nunca daría esa información sin el consentimiento de él). La operadora de pide el teléfono de él. Ella le explica que la factura es suya, cargada a su cuenta de ella, no de él, que la abona en modo domiciliación, desde su banco, que no quiere que le molesten a él, que bastante hizo gestionando la baja de la línea porque a ella no le dejaban hacerlo, por la ley de protección de datos. La operadora le espeta, le grita; ella mantiene el usted, la señorita o señora: el tuteo impertinente, "no me estás entendiendo, estamos perdiendo el tiempo, yo no puedo seguir hablando contigo, dame el teléfono de él". Ella recuerda el mensaje previo a la llamada: esta conversación va a ser grabada. Ve la bombilla encendida. Y es la primera vez, que sin llegar a la sonrisa, piensa, bueno, ni tan mal. Ella no le da el teléfono de él. Ni el nombre, la operadora lo sabe, se lo ha dicho. "Dame su teléfono". Ella, con la calma, responde que lo desconoce. No es cierto, pero se enroca en intentar proteger al otro. La operadora suelta "¡que tengas un buen día, adiós!" En mayúsculas, gritando.

En la sierra está una amiga, porque en Madrid no admiten positivos, paseando a sus perros por el pantano, enmascarada con su FPP2. Lleva cinco días que le duelen los tobillos, tiene 38.5ºC  de fiebre, y la línea roja de la prueba de antígenos en el lado malo. Ella, como tiene hijos mayores pero no es mayor, no va al médico. Porque tener 38.5ºC es normal con el bicho. Ella no va al médico. ¿Para qué? Si esto es lo que pasa. Ya puede fumar, podría, porque no fuma. Eso quiere decir que tiene bien el oxígeno. No se asfixia ya. Además con el oxímetro lo comprueba con la frecuencia que su preocupación le indica. Se fatiga pero poco. Le duele la cabeza que no puede soportarlo. Se mide la tensión, lo que le haría la médico del pueblo. Normal. Le zumba un oído. Normal también. A su hermana le pasó lo mismo. Se ha tomado las mismas medicinas que la recetaron a esta. Ciencia experimental. Incómodo, eso sí. Por su cuenta y riesgo decide llamar al teléfono "corona". Le atiende la misma señorita de ORANGE, o su prima. "no te oigo, se entrecorta" La amiga tiene un poquito de dificultad para hablar porque le duelen la cabeza, los tobillos, tiene como un carraspeo en el fondo de la garganta, un moco gigante que le impide hablar seguido sin toser, le zumba el oído, se agota al hablar y además en la sierra la cobertura va y viene. Se disculpa la amiga, y le cuenta su caso, para que conste, le pregunta  a la señorita del CORONA que qué tiene que hacer. La operadora de CORONA, prima de la operadora de ORANGE le espeta con una retahíla, que si trabaja con personas de riesgo, que si se debe aislar; la amiga escucha y pregunta en un descanso si se debe hacer otra prueba, que ya han pasado cinco días. "Si te quieres gastar el dinero" responde la operadora. ¿Pero qué respuesta es esa? Vamos a ver. En ese teléfono, como en el de ORANGE, más que en el de ORANGE, se supone que debe haber personas acostumbradas a escuchar, y conscientes de que quien llama es un enfermo en el caso del CORONA, él sí es una persona vulnerable. Pues le colgó, la operadora del CORONA colgó a la amiga. La amiga se sintió fatal. Maltratada. 

Mientras tanto, ella recibe otra llamada de ORANGE, desde un número diferente. En el fondo se alegra, la operadora no es la misma, ella le resume la conversación anterior y le explica que no han conseguido entenderse. Que quiere la factura, nada más, que como ya no es cliente no puede obtenerla por la web y otros medios que aparecen en la página de la compañía. Porque con ORANGE no hay manera de comunicarse que no sea a través de una línea de ORANGE, en otro caso se debe recurrir a un número de esos que cobran un ojo de la cara por minuto de espera. Ella bastante tiene con el susto de los 545€. Cierto, que fue ella quien quiso la baja, que le advirtieron de una penalización, pero le parece desmesurada. Ella no quiere volver a implicar a él.  Él es el titular, y quien contrae la deuda. Pero ella sabe que la deuda no es de él. La segunda operadora resulta ser pariente de la primera y de la del teléfono CORONA. Por ley de protección de datos le vuelven a colgar con un que tengas un buen día escupido.

Él ha sido localizado, sin ayuda de ella, ni de ningún otro familiar, han llamado a todos, pidiendo el teléfono de él. Con la ley de protección de datos en la mano, ¿Eres él? No, pues dame su teléfono, así. A gritos, subiditas de tono las operadoras, abusando de tuteo. ¿Pero quien es usted? Que me lo de. Pues no. Lo siento. Es curiosa esta ley de protección de datos que no deja visitar a una madre recién parida al hospital, a un amigo con el corazón abierto o roto si no se acredita parentesco y sin embargo permite a una compañía hacer un cargo incorrecto sin impunidad y bajo amenaza. Permite acosar sin tregua al cliente. Amenazar. Él se pone a disposición de ella en cuanto ella le hace un pantallazo de la situación. Él se declara soldado, lo que tu digas. Consigue la factura detallada de modo inmediato y en ella figura un desglose de aparatos desconocidos para ella de los que debe abonar una cantidad de 25 por barba, más IVA, hasta el importe total, por darse de baja, por infiel. Por desleal. Quién lo diría. Ella ha escrito a ORANGE mientras tanto y a las 8h le contestan que la incidencia se ha resuelto a su favor, por un importe de 245€. Total 300€ menos que la primera factura. Sin despeinarse. Sin disculpas ni explicaciones. Aun así a ella le parece un despropósito, una barbaridad, una razón para no contratar nunca más con ellos. 

23/07/2022

YO ES QUE SOY DE SEGOVIA


¡Ay del que no tenga pueblo! O capital de provincia a la que hacer referencia. Ser de Segovia tiene mucho recorrido. Ser de Segovia es un recurso, ser de Segovia es amparo, ser de Segovia mola, ser de Segovia es un lujo, ser de Segovia desconcierta, ser de Segovia es un arma infalible de defensa personal cuando se sale uno del tiesto. Ser de Segovia conviene traerlo a colación cuando se tiene una de esas ocurrencias disparatadas y se suelta sin filtro. Hay dos opciones, excusarte ¡cobarde! o soltar que eres de Segovia.  Colofón donde los haya. Mudo el interlocutor. Es equivalente a decir es que "yo soy así", pero tiene más gracia. No lleva implícito el "te jodes" sino un "es lo que hay" con retranca y un poco de gracia, inusual para los castellanos recios.

Soy de Logroño. ¡Ole! ¿Que no conoces a nadie de Logroño? Yo sí. Cuando les preguntan ¿tinto o blanco? en una comida de postín y algún desaprensivo osa optar por un exquisito blanco, novedad donde las haya, último grito, que marida con el lenguado Menier (¡Cuánto daño ha hecho Master Chef a la cocina!), ellos se desmarcan con un "yo es que soy de Logroño, voy a tomar tinto, un Rioja, una copa para mí". Y se quedan tan panchos, la mirada limpia. No resultan groseros, y son contagiosos, como cuando alguien pide café con hielo, siempre hay otro comensal que se une. Al final acaban pimplándose una botella y retumban sus risas desde el fondo norte de la mesa.

Yo soy de Segovia, y lo utilizo cuando me viene en gana y especialmente cuando quiero presumir. Pero también cuando no me apetece explicar algo, ni justificarme. Es un "soy así", con un toque de orgullo. Si se me tacha de exagerada con el calor que tengo, por ejemplo. "¡Pues hace frío!", me espetan. ¡Vaya por Dios! Yo no hablaba en valor absoluto, siempre hay gente a la que le gusta llevarte la contraria o aplicar la tabla rasa. Digo "ya, yo es que soy de Segovia" Si es que por sacar defectos que no quede. Pero ese argumento deja mudo al más petardo de los pesados. Esos que siempre quieren que todos seamos iguales. Pues no. El mundo monocromático no existe. Ni en sueños. Porque yo soy de Segovia a mucha honra y presumo en muchas otras ocasiones y me escudo en mis orígenes cuando se me antoja. Aunque en realidad, no soy de segoviana en el sentido estricto del gentilicio. Ni he nacido allí, ni he vivido allí. Muchos veranos, sí, muchas Navidades, también. Pero mis padres, tres de mis abuelos, mis casi abuelos y muchos bisabuelos, son de Segovia de raíz. ¡Ea! Encima, si eres de Segovia y lo cuentas, ya, si otro del grupo es de Segovia, nos falta tiempo para preguntar "de quien eres". En dos minutos contados o somos parientes o amigos. No falla. 

Los hay que son de Murcia. Esos no pasan calor y soportan lo que les echen. Incluso más que uno de Córdoba, que ya es decir. Sartén de Andalucía. Pero es que Murcia encima no sale en el mapa a no ser que un terremoto la ubique, una playa que medio mundo situaba en Almería: está en Murcia. O Albacete, ¿Qué pasa en Albacete que es cuna de humoristas? Todos son de Albacete. Tanta broma con las rimas y mira tu, ahí están dándole a la sin hueso y haciéndonos reír. Para una entrevista de trabajo del club de la comedia el comodín es el origen, yo es que soy de Albacete. 

El origen de uno se trae a colación cuando quieres demostrar que eres diferente, cuando no tienes excusa, cuando no te quieres explicar. ¡Coño!, que todo tiene ser por algo. Que no me gusta el hígado. Es que soy de Plasencia. Hala. Te agarras a tus orígenes y a ser Toledo se le puede culpar o dar gracias de cualquier cosita. Y cuando quieres presumir. Soy de Segovia de toda la vida. Pero, ¿Cómo no me has contado nunca eso? Pues porque soy de Segovia. A otra cosa mariposa. 

Ya hablaremos de los gallegos. Merecen capítulo aparte.

22/07/2022

MI PRIMA TIENE UN JEFE QUE ES IMBÉCIL


Mi prima tiene un jefe que es imbécil. Y el jefe de su jefe, peor todavía. Dos pirados, dos inútiles. Dos gilipollas de tomo y lomo. Mi prima se disfraza de lagarterana cuando la llaman a capítulo. Contesta como una niña pequeña cuando la regañan. Baja un poco la cabeza, saca morritos al borde de una supuesta lagrimilla. Le tiembla la barbilla por el falso llanto contenido. Si. No. Aunque le pregunten cómo o qué. Ella dice , sí, no, no. Y el jefe, que es imbécil, se vuelve loco. ¿ qué? Sí, dice ella, pensando en el mar, en ese gin tónic que se va a preparar en cuanto suba de la playa. Le quedan tres telediarios. Pero en el ínterin aguanta el chaparrón con monosílabos.

Mi prima tiene un jefe que es imbécil. Cuando te toca te toca. Hay dos tipos de jefes "malos", el que es muy listo y de empatía anda en secano y el que es tonto, pero tonto, tonto, y se pasa la vida intentando que no se le note. Lo que se conoce en el mundo de lo políticamente correcto como llegar al nivel de incompetencia. Es una manera fina de describir la situación. En cualquier caso, por muy antipático que sea, prefiero al primero. Con un tonto ni a mear, porque salpica. Con alguien listo siempre hay una manera de resolver las cosas. No conozco a nadie inteligente que a la vez sea mala persona. Puede ser un extraterrestre, sí. Pero malo, nunca. Puede ser difícil hablar con él, pero no imposible. Sin embargo, el que es tonto suele cojear de malo. Para esconder la estulticia hace falta maldad. Las triquiñuelas que requieren tapar la necedad propia salpican siempre. Las meteduras de pata del imbécil exigen de un chivo expiatorio, y ahí están los subordinados, que reciben el chorreo por la impericia propia, buscando complacencia. Da igual el trabajo en el que estés, peón de hacienda, revolucionario, que tengas tienda o seas funcionario, la jerarquía es una pesadilla cuando el jefe es imbécil. El respeto al escalafón se hace padecimiento.

 

Mi prima tiene un jefe que es imbécil. No hablo de género, pienso en neutro. Su jefe a su vez reporta a otro que también lo es, y que está lleno de mala leche, con perdón. Y piensa uno, ¿Cómo se puede llegar a esos puestos siendo un idiota? Bueno, casos peores se han visto. Se me ocurren un par de ejemplos que han llegado muy alto. Inexplicablemente alto. Quizá estén a punto de hacerse aire. Oxígeno, Nitrógeno y Argón. Aire. Sin forma definida ni color. Aire. Bluf. Pero han llegado tan tan tan alto que mucho depende de ellos. Y muchos. Así nos va. Llegar a la cota de ineptitud no es un mito. Ocurre y no se debería forzar, porque se ve venir en general. Cuanto más arriba se llega más miedo da la caída. Cualquiera se baja.

 

Así que mi prima tiene un jefe que es imbécil y cuando le regaña, que es casi todo el rato, mi prima se inclina un poco, evita el contacto visual, frunce los labios, aprieta las manos y responde con monosílabos. Espera que pase el chaparrón. Como las broncas ahora son por "Teams", a distancia, hay algunas técnicas para defenderse, bajar el volumen, ir haciendo otras cosas, mandar correos, avanzar con el curro en modo multi pantalla. Se minimiza la reunión en una esquina y pa’lante. Porque además de reunirse, hay que currar. Pero con este afán de controlar al personal, no le dejan trabajar. Eso sí, atado en corto.

 

Sobre los imbéciles, en especial dedicado a los jefes imbéciles, aunque extensible a otras relaciones, me impresiona la sabiduría popular. La diferencia entre el tonto y la linde es que cuando se acaba la linde, el tonto sigue. Y el colofón: no hay nada peor que un tonto con iniciativa. Así es que mi prima tiene un jefe que es imbécil, aunque ella le llama tarado. Es generosa con el verbo (tonto, bobo o alocado) a mí me parece más un imbécil. Cualquiera puede ser mi prima, pero ojito con convertirnos en su jefe.


17/07/2022

DON RAMÓN, LOS INCENDIOS SE APAGAN EN INVIERNO

Erase una vez un capataz, hace mucho tiempo.  Érase una vez un capataz que departía con mi padre. Esa relación que los años habían solidificado en un cóctel de respeto mutuo, admiración y cariño. ¿Qué es sino amistad? Don Ramón siguió siendo el ingeniero. Nino nunca se apeó al tuteo. Hablaban mi padre y Nino . Nino seguía viviendo en el Ventorrillo y bajando a diario al pueblo, andando. Ese día nos encontramos, nosotros subíamos a la Bola por placer. Un grupo de vejestorios, chavales de 70 años que en verano quedaban en la barandilla de Urbanasa a las 9:00. Quien estaba, iba a andar. Sin compromiso. 

Subíamos a la Bola ese día los veraneantes por gusto y Nino, por oficio. Él tenía vacas, se le había escapado una. A pesar de sus quilos, que eran muchos; y de sus mofletes colorados que delataban su afición, era el más rápido, que no el más joven del grupo. No era precisamente su indumentaria la de un montañero, ni zapatillas de andar, ni camiseta isotérmica. Ataviado con camisa abierta que dejaba ver el pelo cano del pecho, unas chirucas y pantalón largo, claro. Mi padre, a la par, con el morral y gorro que tapaba su ilustre coronilla. Yo, que bajaba la media de edad del curioso grupo, con las carnes al aire dentro de la decencia, para aprovechar del sol de la montaña con un bronceado que las noches de fiesta no garantizaban, les seguía con dificultades. 

El capataz, mientras cuidaba cada piedra del camino, sin alterarlo, decía: "Don Ramón, los incendios se apagan en invierno". Movía con desazón la cabeza, de un lado a otro. Sabiendo lo que había que hacer, sabiendo que sus manos estaban atadas por la incompetencia de otros. Decían entonces "Cuando el monte se quema. algo tuyo se quema" Y es verdad. Cayado en mano, como mi padre.  Los forestales miran el monte como se mira  a un hijo, que es tuyo pero no te pertenece. Forma parte de tu yo profundo, pero es un tesoro que no puedes guardar en ningún cofre. El monte te da. El monte es regalo de perspectiva y vida. No es sólo aire fresco y luz. No es una forma de ejercicio ni manera de ejercitar el músculo. El monte son los caminos, son las sendas, que nunca son iguales a la ida y a la vuelta. Son las jaras que se pegan a la ropa, las acículas que alfombran el piso. Las orugas, las víboras, las vacas que pastan. El monte late y te guía. A mi padre no le gustaba llevar agua, sabía donde encontrarla. Para disgusto de mi madre, "no está clorada", a saber las bacterias que tiene. Un tinto de verano, llamaba mi padre a las mejores cascadas. En el morral solo tiritas y una navaja, el pañuelo de caballero en el bolsillo del pantalón. Los incendios acaban con la vida, con la historia. 

Hoy está ardiendo el monte, padre. Monfragüe, las Hurdes, Collado Mediano, Teruel, La Sierra de la Culebra en Zamora, en Málaga Sierra Bermeja, Alhaurín el Grande, de la Torre, Mijas. Allí trabajé en una época muy feliz, cuando vivía al borde del mar y los chanquetes estaban prohibidos, cuando me pasaban las cervezas muy frías del chiringuito a mi terraza. En casa mejor que en ningún sitio. Cuando me quedaba dormida en la arena. Arde Jerez, Olvera, Cádiz; Alhama de Murcia, Cartagena, Elche; Idiazabal, donde el queso, en Gipuzkoa; Basauri, Sestao, Trápaga. Arden los pinos y las llamas son tan altas, tan inmensas, que encienden la noche. Padre, está ardiendo el monte. Y mis amigos en la sierra se despiertan de madrugada y ven las llamas detrás del embalse. No pueden respirar, no es el humo, es lo incapaz que uno se siente ante el coloso que es el fuego. Y la pena, los paseos, árboles que daban olor al camino, que refrescan las lomas, que dan sombra al silencio. Matorrales y flores y todos los animales, los pájaros, los nidos. El pasto que la avidez ha convertido en carbón, al borde mismo del seto de una casa. No queda nada. 

Yo no sabía dónde estaba la Sierra de la Culebra, ni de su existencia era consciente. Igual que otros no sabrían de la existencia de Teruel, o Cervantes, en Lugo, o la misma Baiona, en Pontevedra. Se está quemando el monte. Y nosotros aprendiendo geografía. Como aprendimos de virus, de vacunas, de volcanes hawaianos y estrombolianos, como aprendimos de la levedad de la lava ardiente, del frío de Filomena y de la intendencia que llega a Ucrania, para enterrar a sus paisanos, potentemente armados, hasta los dientes. Se está quemando el monte. Esos aviones que cogen un poquito de agua parecen liliputienses frente a la magnitud del incendio. Está perimetrado, y luego deja de estarlo. Este ecologismo de pacotilla hace mucho. Que las vacas y rebaños de ovejas pasten a sus anchas no es políticamente correcto. Deben comer un cóctel de vitamina y ser amasajadas antes de la siesta. Este ecologismo de pacotilla, tanto hablar de lo rural, del pueblo, que no son las casas rurales. No. Los caminos llenos de rastrojo, las cunetas secas, los cortafuegos sin cuidar, son pasto para la voracidad de las llamas. El "chao chao" y la palabrería es lo que llena todas las bocas. Regalos para los oidos. Y avanza el fuego. El infierno.

Todos recordamos algún incendio, y dónde estábamos en ese momento. Es como el día que mataron a Miguel Ángel. Ese chaval en blanco y negro cuya cara empapeló las ciudades. ¿Cómo olvidar el horror, la indignación que sentimos? Los ertzainas se quitaron la capucha. Ese día no hubo un fuego. Pero las lágrimas asomaban cómo cuando arde el monte. Esa impotencia ante el desastre, ese pinchazo. Es un acto de terror el fuego, como lo fue el asesinato de MAB. Esa impotencia ante la barbaridad, ese vacío es lo que nos deja huérfanos. El cielo gris, una extraña Calima densifica el aire. 

Cuando ardió el Windsor, vimos las llamas desde casa. Las pavesas cubrían la terraza al día siguiente. No sé si era verano o invierno, subían las llamas detrás de las Salesas. Cuando ardió Robledo, mis amigos impotentes; cuando ardió Jávea, detrás del Tosalet. Cuando ardió Armuña, yo era una niña que iba a recoger agua con mis compañeras de tienda. Las llamas eran lucha de gigantes. Y ahora, llegan a la frontera de Nava. Las piscinas se cubren de negro. Huele a hollín. A pena. 

Un incendio es hambriento. Es voraz. Devora a su paso sin distinguir. Arrasa la vida. La paz que da un fuego en el hogar tan lejana a la observación del incendio que avanza sin que nada esté en nuestra mano. Don Ramón, los incendios se apagan en invierno. Es el que no quiere mirar.

13/07/2022

SOY UNA CHICA CORTEFIEL

Soy una chica Cortefiel, de toda la vida. Mona, cateta, simpática y medio tontita. Gusto un montón a los hombres. Será por mi sonrisa o por mi dulzura, será por el verde miope de mi mirada o mi tímida manera de escuchar. Siempre he sido feliz y afortunada. ¡Qué! Si algo no lo entiendo, disimulo, o lo que les gusta más aun, pregunto. A un tío le gusta más que a un tonto un lápiz, explicarle desde su a veces discutida virilidad,  desgranarle a una mujer de labios rojos y turgentes eso que él considera obvio. Se acomoda en el podio y desde ahí se siente el macho alfa que tanto reclama la vida. Y yo tan pancha. En realidad no importa lo que yo entienda. Me da lo mismo. Beben mis vientos, comen de mi mano. Hablo poco por no meter la pata, y en general porque no se me ocurre qué decir. 

Yo no me bajo de mis tacones, ni soy infiel a mi gloss. Soy paletita y discreta. Me río mucho cuando me preguntan y no encuentro respuesta, no sueño estar atenta aunque lo parezca; como es situación que me ocurre a menudo, me río mogollón. Por eso parezco más simpática todavía. ¿Por dentro que tengo? ¿Y a ti que se te importa? Como decía Soledad Montoya, " vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Gracias Federico,

Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad: ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.
 *    *    *
Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!

No soy Soledad Montoya, soy una chica Cortefiel, porque Cortefiel es de toda confianza. No es una gran superficie, con sus agobios, no es El Corte Inglés ni un Mol, no es Zara, con el mogollón. se acerca a una boutique Tiene su estilo. Huele  a casa. En Cortefiel no se pierde uno. En Cortefiel hay moquetita al entrar. Dependientas de uniforme que se distinguen de sobra de las clientas que somos. No hay tarjeta Cortefiel. Me conocen porque soy de toda la vida. Cuando mamá vivía, íbamos juntas las chicas, las hermanas y ella, tan contentas. Después la cervecita, ¡ea! Y a papá y a los hermanos sabían qué recomendarles los días del cumpleaños y fiestas de guardar. 

La ropa de Cortefiel es como yo, que no tiene nada de extraordinario, pero gusta a todo el mundo. Soy una chica Cortefiel, me visto de negro, que me adelgaza y me hace más alta. Aunque no me hace falta ninguna de las dos cosas porque estoy buenorra. 

Soy el equivalente en chica a un Don Juan de época, feo, católico y sentimental Esa soy yo, Don Ramón María, su ínclita Marquesa de Bradomín. Pero mona. Y me visto en Cortefiel. No me he casado ni pienso. ¿Pa'qué?  Cuando me enhebro a alguno, los otros le miran con envidia. Me sobran cumplidos y me basta autoestima y altura de miras. Hago lo que se me antoja. No necesito de nada ni nadie. De amigos voy justa, pero de amores, "cucha", ahí no me gana nadie. Moscones me tengo que quitar.  Hago lo que me viene en gana. En mii cervecita  del aperitivo compañía no me falta. Me voy cuando quiero. Y vuelvo también. Los tengo en vilo, que si me decido que si no. A mi plín.

12/07/2022

LAS BINGO WINGS

A partir de cierta edad. A partir de ciertos cumples,  con ilusiones cumplidas y muchos sueños olvidados, solo la princesa de Tolosa, maestra de ceremonias, tiene brazos esculpidos dignos de reproducción por escultor o  chamán de cualquiera de las artes. Se excluyen las oscuras, las tenebrosas. Ni el mismísimo Rodin, cuyo beso traspasa mi emoción más íntima, hasta hacer temblar mis resortes, podría sintetizar en bellos semejantes colgajos. Solo las elegidas, las magníficas, las súper; con su voluntad, su tesón, sus ganas de ser y seguir siendo las estupendas, son capaces de lucir, pasado ese umbral de juventud madura - punto de inflexión; solo ellas son capaces de enseñar con orgullo la parte baja del antebrazo: firme y contundente. Firme don Rodrigo, y don Rodrigo firmó la rendición. Se trata de una zona del cuerpo que con pudor cubrimos el resto de las mortales, cual objeto de deseo o inconveniente lorza. Mangas largas y hombros a la sombra, fingida elegancia, feminidad coqueta, se tornan herramientas para cubrir nuestra vergüenza de féminas venidas a menos. De esas que ya no tememos un secuestro. Cosas buenas que tiene la edad. Y es que las bingo wings no son propias del hombre. No. Son una de esas diferencias físicas que nos distinguen, que nos separan y nos juntan. Las bingo wings las tenemos las chicas. 

Una amiga mía dice que en las bingo wings está la sabiduría. Sí, ¡ya te veo! El que no se consuela es el que porque no quiere. En las bingo wings se juntan los besos que dimos, el amor que sentimos un día, el recorrido propio de los tesoros que no caben en el corazón. Las bingo wings son nuestra mochila de vida, las risas y los vinos, cervezas al sol y el frío. Es donde se junta la arena de los atardeceres mientras el sol se esconde en la mar salada. Las bingo wings son las alas que con polvo de primavera nos hacen volar.

El caso es que por mucho que una acepte los años y la vida que le toque, las bingo wings se enrocan y se hacen fuertes a pesar de su aparente flacidez. Por mucho que se luche por minimizar el impacto y mejorar en lo posible ese contorno en el que no nos reconocemos, los años se cumplen, las líneas de vida marcan sonrisas y lágrimas. Tatuado en oro queda el recuerdo, se vuelve bello el resultado, que no viejo. Cambias y creces, y lo mismo hacen las bingo wings, que se relajan ante la perniciosa atracción gravitatoria. Las circunstancias son las que son, y en lo que no depende de uno, nada se puede hacer. Por mucho que se pidan milagros a la lámpara. No hay ofrenda que valga, ni el manto de la Milagrosa es capaz que cambiar lo que el destino decide. Ordeno y mando. Lo que es, es. O en andaluz, que se entiende mejor: "lo que é, é". Un consejo que me han dado para mantener la dignidad es nunca echar sal si vas con el hombro al aire. Y es que no vale ni la cirugía. 

Eso sí, estar estupenda, a pesar del reloj (que inexorable marca las horas), de los genes y el apetito desordenado; es cuestión de esfuerzo y actitud. No hay otra. ¿Que hay a quien no le cuesta estar flaca?, también. A las asquerosas. Allá les parta un rayo con su mal gusto. Que nada les apetece nunca. No gracias, dicen muy finas y avinagradas. Les saldrán arrugas en el desprecio. Que se les quita el hambre con cualquier tontería. ¡Ay, es que se me ha cerrado el estomago!. Vaya por Dios. Pues a mí se me abre cada vez que me pasa algo. ¿Que me quedo sin curro? Me entra el hambre. ¿Que me sobra el trabajo? Más hambre todavía. ¿Que no llegan los niños? Se me desata el apetito. ¿Que llegan? ¡A celebrarlo! ¿Que dejan de fumar? Adelgazan, se estilizan más todavía. En fin, ¡que vivan las bingo wings y la madre que las parió! Brindo por ello.

11/07/2022

PALABRAS PARA JULIA. Jose Agustín Goytisolo

 
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Jose Agustín Goytisolo

01/07/2022

LA PRINCESA DE TOLOSA

Cumbre de la OTÁN, rataplán, en Madrid. Un follón sin precedentes. El jefe de los GEOS existe, le vi el otro día al lao de casa. Fueron los policías quienes avisaron con sorpresa de su presencia. Tío, tío, tío, que es Carcaño. Esos polis cuadrados, con unos pectorales que no necesitan chaleco para protegerse. Cuerpo de bombero. Cumbre de la OTÁN, rataplán, rataplán. 

Nos hemos enterado de algunos detalles mínimos vestidos de anécdotas que no lo son, el asunto de la bandera. Detalle que las que no hemos hecho la mili ni sabemos de guerras, ignorantes, desconocíamos. La bandera al revés significa rendición. El follón que se organizó en las redes estaba a la altura del que había en la calle. La banderita al revés. Y Antonio sin inmutarse. Dicen que se ha hecho algo en la cara que le habrá quitado las marcas de acné o viruela, pero le ha dejado el rostro más duro si cabe. En fin. Hay cositas que no se deben descuidar.  Ni con disculpas se olvidan. 

La princesa de Tolosa, otra gran protagonista. Encargada de los cónyuges. No sé si es verdad, pero es buenísimo el mote. Se atribuye al rey expatriado, que tenía de todo, hasta gracia. la de Tolosa (porque "tolosabe") alcanzó su techo de protagonismo al conseguir que la mujer del presidente de Estados Unidos lo primero deseara, nada más pisar Madrid, fuera hacerlo  con unas alpargatas en Castañer. Eso antes sin quitarse las gafas en el saludo, que todo se les perdona a los americanos. Dicho y hecho: no tiene desperdicio. Se la lleva la anfitriona al Barrio de Salamanca, a Castañer, porque le encantaron a la nieta de la primera dama las alpargatas de tacón de la española. Esto no es como si yo me voy de compras, sola o en compañía de otros. No es lo mismo. Metieron un tajo a la ciudad. Cortaron de Lista a Goya, de Serrano a Conde de Peñalver (un suponer), no se acordó la de Tolosa, quizá, del tamaño del vehículo en el que se desplaza la yanqui. ¡Que no cabe casi por esas calles!, va tocando retrovisores, se olvidó del minúsculo detalle de la anchura de esas calles ¡que son one way!, y de un carril. ¡Que no hay doble fila!. Eso es humanizar la monarquía, tabla rasa. ¡Sí señor! Todos somos iguales. ¡Concho! Llama a Castañer y que te traigan una de cada. No. Lo que mola es ir a la tienda, como personas normales. No hija no. No sois normales. Encima, para las nietas. ¿Y qué hacen las nietas aquí? Esto de traerse a los parientes cuando se viaja de trabajo debería tener un límite. Una cosa es que haga turismo el consorte, ¡pero los nietos! Llévatelas a la Warner, o al Rastro, así “en plan” normal. ¡Ya puestos! Y criticaban a la ilustre Carmen por sus paseos por las joyerías, se decía que cerraban los joyeros sus locales en cuanto la veían acercarse, porque acostumbraba a tomar prestadas las piezas. Esas perlas que lucía. Me quedo con que sacó a Unamuno del brazo tras su venceréis pero no convenceréis. 

En plan mundano se llevó la de Tolosa también a las parejas de hecho y de derecho, a la Granja de San Ildefonso, que me encanta, pero ¿en el AVE? ¿Qué necesidad? Ella es otro estilo, es de Tolosa. Organizó un follón de mírame y no me toques en la estación de Chamartín, en obras que hubo que parar porque le molestaba el ruido de la maquinaria. Persona normal, al lado del pueblo, pero que muy sensible. Hubo que parar de trabajar para que a la de Tolosa no se le alteraran los tímpanos.  No sé las medidas de seguridad que adoptaron para viajar en AVE todo el séquito y esposas y esposos de los mandatarios, pero allá que se fueron a Segovia. Lo que pasa es que en Segovia y la estación de Guiomar (a la sazón amante de Machado, que tiene guasa que la hayan puesto su nombre a la estación, habiendo gente tan maja en Segovia) ; pues desde Segovia a la Granja hay un rato. ¿Cogieron un taxi? Dando un paseo hay una tirada, y con las alpargatas, ni te cuento. Más fácil todos  directamente en coche a la Granja y ya está. En cualquier caso felicito la idea de visitar los jardines, las fuentes y la fábrica. Podían haber comido en el Mesón de Fuencarral a la vuelta, viendo pasar el tren. O en Zaca, que entre semana seguro que hay mesas. 



Me preguntaba porqué no se aloja "la bestia" en el Rich o en el Palace, sino en el Intercontinental. No tenía en cuenta la cercanía de la Embajada. Cositas. No me acordaba del túnel secreto que comunica hotel y Embajada por debajo de la Castellana. Detalles. Está todo pensado. Se creían únicos los florentinos con su corredor Vasariano de las Oficinas a Palacio. Del Palacio Vecchio al Pitti, evitaban los Médici los olores originales del Puente Viejo, lleno de puestos de comida antaño y también mezclarse con el pueblo llano, que a veces no les era favorable.

Lo que tampoco entiendo,  que no me enfada, ojo, es que coman en el Claustro del museo del Prado las delegaciones de la OTÁN, rataplán. O sea, que no se puede casi ni toser delante de un Velázquez y sin embargo puede montarse un tinglado impresionante, fogones incluidos en el Claustro (gracias Rafael Moneo), porque el Chef sólo sabe cocinar con fuego, que se quite la vitro y la inducción. Tráiganme un camping gas, aunque sea. No lo entiendo. Al museo se va a lo que se va, por eso se entretenían Boris y Macrón. Con la cantidad de sitios que hay para comer, maravillosos jardines, palacios donde no es necesario hacer cambios en temas de seguridad, se van al Prado. Lo cierran a turistas y dejan a los mandatarios hacerse selfies delante de Las Meninas. Encima, el pábulo que se le da al chef. Vamos a ver, que se dedica a eso. ¡Que cocina muy bien! ¡Faltaría más! Es un fenómeno. No lo discuto. ¡Que lo organiza todo en un santiamén! Sí, es cocinero, es lo suyo, es famoso por eso. Es como si a un médico le alaban la certeza en el diagnóstico. Que está bien que acierte, sí. Pero se le supone, se dedica a eso. Señoras y caballeros. No perdamos el Norte. Aplaudimos un par de meses a los sanitarios y ahora alfombra roja al del gazpacho de bogavante y el postre madrileño, combinación de anís, fresa, barquillo y el caramelo de violeta. ¡Ole tu!. Nos pasamos siempre de frenada. Que sí, que tiene una ONG, vale, eso le honra; pero es que es "SU" profesión. Y es muy bueno y muy majo. ¿Que fue el primero a la Palma y el primero a la frontera polaca con Ucrania?, no le quito mérito. Lo hace muy bien. ¿Que POTUS fue a darle un abrazo y se saltó el protocolo? Mal hecho, pero hay que tener en cuenta que el chef es mucho más simpático que Antonio. Y POTUS a lo mejor estaba hasta la coronilla de su vehemencia y falta de gracia. El Chef sin embargo, está en su sitio. No se pone ni apellido, invita al tuteo, hace lo que sabe hacer, y muy bien y agradece con humildad. Acoge en sus abrazos de oso.  Y no ese toqueteo de los blandurrios, que tocan, tocan. El yanqui a punto de arrancarse con Paquito el Chocolatero enganchado a una que iba de rojo y su marido. Si no se van a llevar el género, absténganse del sobeteo. 

Dicen que Antonio está buscando trabajo. Vaya. ¿Se va a quedar sin? Pues no sé por qué. Tanto achuchón internacional y aquí han dejado de quererle. Pobre Mr Handsome. Tiene que cambiar de sastre, le han elegido un azul imposible para esta Cumbre, rataplán. Es traje que se pone, traje que le queda corto de mangas, demasiado estrecho, pitillos los pantalones, le falta un pañuelo dicen. Que no está cómodo. No sólo de ser guapo vive el hombre.