Eso de que en Cartier te atiendan con guante no me gusta. Me parece una ordinariez. Una solemne paletada. Lo he dicho. No es que te abra la puerta un señor con librea y guante blanco. Reverencia ligera e invitación al paso. No. Esa dependienta a la que no le caben más mechas, y cuyo uniforme no oculta su mal gusto y falta de estilo, sin una pizca de la elegancia que a una tienda de tal categoría se le presume. Digo Cartier como podía decir Suárez o una ristra de tiendas que pueblan las aceras Este y Oeste de la calle Serrano y los estands del corte ingles, de lo que se supone que es una zona vip, de lujo a su alcance, o fuera de él.
Se ha convertido el lujo en una suerte de majadería. Veo un cola larguísima para entrar en una de esas tiendas, en la que luego descubro que se venden sudaderas a un precio obsceno. Como obsceno son los precios de las viviendas de la zona. Hay cola también para tomar un café en una acera llena de ruido y palomas. El precio del café y no digamos, el combinado supera todas las expectativas. El Mallorca de Serrano se ha convertido en un sucedáneo del Burger. Con vasos de usar y tirar, tapa de plástico a precio de riñón y bandeja de cartón que imagino que usted debe encargarse de su correcto reciclaje. Así un tortel no se come. Ni un inglés. No es eso. No es eso.
Guantes de guantes blanco como el ladrón o guantes te fregar, o de quirófano: Chindasvinto, bisturí. Hay.guantes para según qué ocasiones o necesidades. En cualquier caso, una joya no me parece que merezca ese trato. Con motivo de intervención médica a por el fregao está claro que la higiene lo que prima. Se justifica cualquier atuendo. O si es por no contaminar. Por no contaminarse. Pero poniéndote un reloj en la muñeca. ¿De qué? Una joya con un estupendo rubí aguas arriba. ¡Hola! ¿Te doy asquito? ¿Estás sucio? ¿Contagias? Pues agua y jabón
A mi unas manos limpias, de uñas cuidadas me dan mucha más paz y confianza que una manos con guantes de plástico que a saber cuántas puestas tienen. A no ser que esté en un quirófano o en la cocina de un alquimista ¡alejate de mi guante de plástico! Si mayordomo, aún. ¡Ah no que el mayordomo no lleva guantes, es el lacayo...si te digo yo que no hay nada como.una mano al aire, sin padrastros, claro. Ni esa uña del meñique del pa luego o la limpieza ocasional de alerones.
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