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11/01/2025

CONTANDO A ARANTXA


Arantxa Aguirre lo ha vuelto a hacer. Bajo presión.  Que no se percibe. Arantxa no decepciona.  Al revés. Parece imposible mantener la calidad, la finura, la sensibilidad, la magia que emana cada uno de sus trabajos. Pues Arantxa lo consigue. Yo, que no sé nada de música, y así me ha sido recordado siempre, imagino que Arantxa Aguirre es una nota sostenida. Sostenida mucho rato, en una cuerda, en una de las líneas de un pentagrama, como si fuera una gota de agua que se amarra a la acícula.

El documental sobre Chillida "ciento volando" es maravilloso. Ahí podía dejarlo. Ayer le dije a Arantxa que tenía que verlo otra vez para escribir sobre él. Es mentira. Basta verlo una vez para entender. Para sentir. Para saber que hay esperanza.  Porque lo otro sería recrearme en los detalles y para eso, vayan ustedes a verlo. No.voy a destripar ni una coma. Pensé que no recordaría, pero es imposible olvidar. Consigue Arantxa un nivel de concentración  en el espectador que le atornilla a la butaca, le hace estatua.

Me da un codazo L, que ya empieza. Somos un grupo de amigos del cole y no paramos de charlar, aunque las luces se hayan apagado hace rato. L. viene de lejos y da el punto masculino al grupo. Y de humor. Guardamos la compostura las chicas, a base de codazos encadenados. "Pásalo, que empieza". 

En la sala el silencio es absoluto, solo está la película, los pájaros y las conversaciones. El ruido de las hojas cayendo en el cambio de estación, el sonido de la lluvia, repiqueteando en el jardín, en la zahorra de los caminos. Se escucha el viento. Hay niños viendo la peli. Es para todos los públicos, pero tiene mérito el niño que, dada la oferta actual televisiva, de plataformas, de pantallas múltiples, sea capaz de esta sentado una hora larga viendo un documental en el que no pasa nada. Aunque no es una ocasión de palomitas, ellos las merecían. 

Arantxa escucha y muestra, parece que no hay nada ni nadie detrás de la cámara, simplemente estás en medio de unas conversaciones, de un paisaje, de un trozo de vida. Ella tiene esa sutileza de dejarte escuchar y ver lo que ha descubierto. Está detrás sin que se note.  Porque todo es perfecto.

Es impresionante el conocimiento y la humildad que son necesarios para mostrar con esa generosidad a un genio, un artista, para acercarte a él. Hace falta ser espléndida, sabia y discreta. Porque en una hora larga enseña mucho y sobre todo, abre el apetito de conocer más.  No sólo de Chillida, de Valente (que por lo visto además de exquisito poeta era muy simpático) de Pili, esa mujer de bandera, Azorin, la escultura vasca. Quieres volver a San Sebastián, a París, a Ondarreta. Al mar. Despierta un interés amable y amplio. Con esa mano escondida que te va guiando, empujando suave hasta el FIN.

Ciento volando te acerca a Eduardo Chillida, al mar, al País Vasco. Te acerca al peso del acero, al calor de la fundición, a la poesía. Te acerca a la pasión y al amor. A la determinación.  Me pregunto sobre los cálculos estructurales de esas ménsulas imposibles. Divago sobre la imposibilidad de esa aparente ligereza del material, sea acero, sea hormigón. Gracias por este regalo.  No puedo decir más.

1 comentario:

  1. Hermosísima respuesta a ésa obra de arte que veré en Málaga
    ¡Qué ganas!

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