Seguidores

21/09/2025

¡Y QUE VIVAN LOS CACIQUES!

Un concierto en el Siroco siempre mola, es un planazo. En mi caso la última vez que había ido, se podía fumar, así es que casi no lo reconozco. El "puerta" le dice a la madre 'pero tu viniste ayer'. Y se lía, 'tu, usted, perdón'. Lo que hacen las canas. Tú, tu, tu.

Los Caciques han tocado en el Siroco este finde. Que yo sepa tenían solo un disco. Les había ido a ver hace… ¿30 años? Entonces no me sabía ni una canción. En esa época madrileña en que la todos íbamos a los mismos sitios, en esa edad en que todo el mundo se conoce (supongo que los que tengan ahora nuestros años de entonces pensarán "igual que ahora"). Todos estábamos enamorados de todos. Pasaban esas cosas. Salías de casa sin haber quedado, llegabas al bar de los Ginkases con una amiga, con tu hermana, con tu primo. Y acababas en el Sol o en el Siroco con una panda de gente, conocidos o no. Imprescindibles en ese momento. Auténticos. Luis, Quique, Javier (X), Cali eran amigos, amigos de amigos o conocidos o hermanos de alguien; y allá que fuimos. Entre Culturales (catalizador o chispazo de la MOVIDA), ser sobrina de "la Herrero", el BASE, el Estudio, Navacerrada, al final Madrid era una especie de red en la que todos estábamos conectados. Era muy divertido. Sobrevivimos de milagro. Pero era muy divertido. Éramos bastante libres. Con nuestras restricciones. Pero libres, jóvenes y felices. No sé si en ese momento fuimos del todo conscientes, yo creo que sí. Lo pasamos muy bien. Con nuestros altibajos.

Cuando salí del Siroco entonces, recién acabada la carrera, me prometí que no volvía a un concierto sin saberme las canciones, por mucho que fueran amiguetes. Ayer me las sabía todas, menos una por la que ofrecieron una caña al que la cantara. Eso no vale, no está en el disco. Y la de Burning, vaya; versionaron a Antonio con el Sitio de mi recreo, vale. Eso sí que no me lo esperaba. Y a los Brincos, dicen que destrozando una canción. Por lo visto les confundían con ellos en su momento. No es lo mismo. Lo bueno de ser más o menos coetáneos es que algunas letras no solo te las sabes si no que te suena o te imaginas de dónde puede venir la idea. Pones cara a la música. Porque conoces a Mengano o a Futano, que te han contado. Lo que pasó. Y muchas letras son tuyas, porque estabas por ahí, aunque no te vieran.

Ayer en Siroco era salir de los Ginkases y pasarte al Penta o al Delany’s, padres e hijos. Ole ole y ole la energía y el buenrollismo que transmitieron. No sé en el escenario, pero el público se lo pasó en grande. G con la cámara de fotógrafo oficial, J que tenía que haber subido a cantar, M a base de tequila porque no engordan tanto como la cerveza, S con su chica y su hermano, que es su fotocopia; estaban todos, o casi todos, que no es lo mismo, pero es igual. El Pingüino se sabía todas las letras. Que le vi dándolo todo. Vino gente de lejos solo para verles. Los tíos del novio volaron desde Bruselas para ocupar la primera fila. ¡Olé! Y sueño verte pasar….por la avenida principal por la baranda…

 

¡Había señoras con abanico! Jajajaja Bienvenido el abanico, que fue de mano en mano como la falsa moneda por generosidad de la dueña, otras con ventiladores portátiles. ¡Qué risa! En el Siroco. El chico de atrás, bueno a lo mejor no es un chico, es un señor, presidente CEO de un Banco, un despacho de abogados o una empresa del IBEX, está a punto de desmayarse de calor y nos cuenta que en la playa ha visto en verano gente que llevaba un collar con un ventilador. Daba cosa. Parecía un cinturón bomba.

Por supuesto pelos canos, barrigas cerveceras, cuerpos redondeados, perlas y tintes, tonsuras a tutiplén y mucho entusiasmo, de primera fila. A darlo todo. Brazos en alto y risas, ¡bravo!. Las mismas caras, los mismos corazones. Las mismas sonrisas. Porque cuando alguien sonríe, le ves.

Como tardaron tanto en arrancar, comentarios, “no salen porque no se las saben, las canciones”; o: "Les da vergüenza" En los bises, que casi no da tiempo a aplaudir para que volvieran. Todos se conocen en el Siroco, aunque no se reconozcan. La gente habla con el de al lado y sale un nexo que te conecta. Ya decía lo que me sonabas. Los hijos, inconfundibles. Son los amigos de entonces.

"La calle del pez". Empezamos…"Por la baranda...no te quieres enterar, cariño mío, de lo que yo a ti te quiero" Ambientazo.

"¿Por qué te sabes todas las canciones?" Le dice una señora que iba con su amiga, (que debían pasar por ahí) a una veinteañera. "Por mi madre" dice la chavala, y señala a la mencionada. Un señor se dirige a la barra a repostar y va cantando desgañitado: "Y puedes comprobar…compañía…De una chica como ésta...de una chica como la mía..." Y se la canta a la madre, que sonríe ante un botellín que hace de micrófono improvisado y desafinan juntos "tu mirada, y de tus labios rojos" Jajaja.  Un barbudo le dice a la madre: Es que está es de Burning. Por eso.  Ha visto que dejaba de saltar, la madre.

Cuando llegaron a la Sirenita, un chaval que había ido con sus amigos, comparte micrófono con la hija y la madre se une. El novio de la hija y la amiga de la hija son resilientes y sonríen. La hermana de la madre sonríe también. Están como yo hace 30 años, no se saben las letras. ¡Qué faena!. Al acabar el concierto el chico del micrófono imaginario le dice a la hija '¿Cómo dices que se llamaba este grupo? ¡Son simpáticos!' Jajajaj.

En mi caso me sé todas las canciones porque soy fan, me encantan. Y además se estropeó el CD del coche y ¿Cuál se quedó dentro? Por la  baranda. Así es que hemos hecho muchos viajes dejándonos la voz y soltándolo todo con la música de los Caciques; que es un buen conducto para el desahogo y para encontrar alegría, energía. Como dice mi amiga L, cantar mola (especialmente si no te oye nadie, en mi caso)

La despedida con ya me ves. Épica. Que no se querían ir. Ni nosotros que se fueran.

Y ahora ya me ves, ya me ves, ya me ves

Ya me ves, ya me ves

Llevo el ritmo con los pies

Y así en bucle… ya me ves. Tengo agujetas de reírme, en los mofletes. Qué bien me lo he pasado.

Y ahora ya me ves, ya me ves, ya me ves

Ya me ves, ya me ves

Llevo el ritmo con los pies

...........

Y ahora ya me ves, ya me ves, ya me ves

Ya me ves, ya me ves

Llevo el ritmo con los pies

….

¡gracias! gracias D.

 


20/09/2025

ROBERT


A veces pienso que se me dan bien los obituarios. Es como si tuviera familiaridad con la pena y por eso me sale solo. Es morirse antes y ¡zas! Todo fluye. Me gustaría más ser divertida que hacer llorar. Pero cada uno juega con las cartas que le tocan. Ya está bien de regret. De nada vale lamentarse y regodearse en el y si. Ay y si hubiera ido yo a tal o cual sitio, si hubiera comprado esa casa en vez de alquilar.¡ Yo que sé! Hay tantos y sis que no podríamos vivir, porque la vida es eso, ir descartando unas opciones y decantándonos por otras. Y se es mucho más feliz cuando decides y asumes profundamente que la decisión que tomaste era la mejor. Y no miras atrás. No hay y sis. El caso que en las despedidas me vengo arriba, sintetizo, resumo y procedo.

Pero se ha muerto Robert Redford. ¡Madre mía de mi vida! ¿Cómo puede ser eso? Si no murió ni en dos hombres y un destino. Porque no murió. No te dejes engañar por las apariencias y esa balacera que se monta en un pueblo perdido de la América Latina. No. Hay segunda parte. 

Pareja de hecho de Paul, el guapo por excelencia. Que como Gary, está ya en los Cielos. Paul el guapísimo, el fino, con perdón. Porque si Robert era guapo no tengo palabras para Paul. Mítica pareja, el Golpe o dos hombres y un destino. La música, las escenas, las conversaciones, se agolpan en mi cabeza. Quiero un fin de semana para darme una pechada de ver pelis suyas. Cuando era acción, porque acción. Amor por amor y risas, ironía fina. Siempre bueno, siempre coherente, siempre humano, realista. En el amor y desamor Descalzos, tal como éramos….puf. Periodista auténtico. Y esa manera de lavar la cabeza a Meryl en Memorias de África que creo es una de las escenas más sensuales y casi eróticas del cine. Sin que ocurra nada, está pasando. Va a pasar.  Paréntesis (me parece fatal que todas sus películas hayan pasado a ser de pago con su muerte. Ahí lo dejo)

Mi único pero fue en” el hombre que susurraba a los caballos”, porque una cosa es hacer papeles acordes con tus ideales políticos o religiosos y otra, que ya supone saltar una raya, es alterar el argumento por vanidad. Quien haya leído el libro y visto la peli, sabe de lo que hablo. Aun así, el detalle no desluce el tema, ni altera el sentido del hilo. Pero importa.

En todos los hombres del presidente, te da un infarto de datos que retiene, de tesón por defender la verdad, del riesgo por llegar al fondo. Enaltece la figura del periodista como lo hace del ladrón en otras grabaciones.

Así que actor y director, ¡fenómeno! De lo guapo, guapo guapo, tampoco, pero, que un guapo como él, que acepte compartir pantalla con Paul el bello, indica un poco que le importa un bledo tanta guapura. Con ese flequillo pajizo que le cubría la frente y ha tenido que enamorada a la mitad del planeta (contando que al resto no ha llegado su deportiva figura y esa sonrisa ancha llena de dientes)

De chismorreo poco, más allá de sus compromisos con respecto a algún tema político y el medioambiente. Discreto. Mucho

Leo montones de chismes ahora, que si Barbra se lo quería beneficiar en Tal como éramos. ¡Hombre no le fastidies! Pero nadie habla de ese pelo. Bob, ese flequillo, es la envidia de miles de adolescentes hoy. Ese mechón cubriendo tu frente, ese color imposible que viró al rojizo. ¿Quién te peinaba Bob? ¿Te dejabas tocar ese mechón a veces rígido, otras despreocupado? Signo inconfundible de tu imagen. 

Descansa o disfruta en paz, Robert, nosotros seguiremos viéndote.

05/09/2025

ChatGPT

 

Este verano he estado tentada en varias ocasiones de usar ChatGPT para cosas de lo más variopintas. No se trata de hacer trampas. He buscado un atajo. Todo por no hablar. Por no preguntar. Por ver qué dice. Decisiones trascendentes que no soy capaz de tomar, tipo “me pongo la camiseta roja me pongo la camiseta azul”, muy propias del estío y el hastío, del aburrimiento tipo verano a la antigua. Y otras cosas que me guardo.

Pero lo de ayer fue diferente. Mi hija se iba a ver a una amiga por su cumple. Es un viaje largo, que hace todos los años, desde que se conocieron. La amiga vive en Pontevedra. Mi hija en Madrid. Sale el viernes y vuelve el domingo. Todos los finales de verano, igual. Una paliza. A los 25, está en la edad.

Con el tema de los incendios de este verano estábamos preocupadas por si se fastidiaba la excursión. Además de consternadas por la devastación que las llamas han dejado, por la desolación del negro que ha teñido los campos verdes del norte. Esas antorchas inmensas que iluminaban la noche y el miedo. Trenes suspendidos durante días, parecían una consecuencia leve frente a la magnitud de la tragedia. Pero uno vive en su día a día, con su vista miope. No vemos de lejos. Te mueves en las distancias cortas, con aquello que está a tu alcance resolver o estropear. Podré o no podré ir a Galicia. Como lo de la camiseta. Recibió confirmación de que todo estaba en orden. Bueno.  Eso sí. España en llamas. Cuando el bosque se quema, algo tuyo se quema. Todos contra el fuego. (Campaña de prevención de incendios de 1990, para los que tienen la memoria corta, como mi vista. Está es mi pullita. Ya vale con echarle la culpa de todo al cambio climático. Se la podemos echar a las asíntotas.)

El día de autos: Adiós adiós. Pásalo bien. El periplo empezó con un momento de esos de aguantar la respiración y “uf” posterior. La llevó mi ex novio y padre de la criatura. Salieron en moto hacia el sur por la Castellana. Para dar la vuelta. Pasaron Colón, el Museo de Cera en la orilla derecha, La biblioteca Nacional en la izquierda; Cibeles El Banco de España a estribor y Correos, donde trabajó el abuelo, a babor. Cuando llegaron a Neptuno la niña preguntó “cuando vas a dar la vuelta?”. Él: “¡coño! Es verdad, que los trenes a Galicia salen de Chamartín” .  Porque era agosto e iban en moto, si no, no llegan. Él es un sherpa, se orienta a oscuras. Es un Apache, detecta las huellas por instinto. Pues se iba a Atocha. Normal. Llego a ser yo quien la lleva, y pierde el tren. Ya me pasó una vez llevando a mi madre a la estación, ella iba a Valladolid a ver a los hermanos. Pero nosotras llegamos a la estación, aparcamos, entramos al invernadero rebosando aún de tortugas abandonadas. Teníamos Atendo, un servicio para personas con mala movilidad, que funciona bien aunque lento. Cuando ya estaba sentadita madre en la silla de ruedas ‘mierda’. Lo mismo.

El tren salía 18:08. Me llama la niña, que ya estaba en el vestíbulo. Todo en orden. No había salido la vía (18:05) Me pone al día con la anécdota sobre el lío con la estación. Cuelga. A las 18:30 se me ocurre preguntar al ChatGPT si el Alvia de las tal sale con retraso.

Mi hija, con esto de las tecnologías, me ha compartido ubicación. Harta de mis angustias nocturnas por imaginarla tirada en una cuneta. Seccionada a proporciones iguales. Sus restos esparcidos en los charcos de la noche madrileña. Mi imaginación se alimenta con las series policiacas a las que soy adicta. Harta de llamadas en medio del chunda chunda (ahora esa música de gorra con visera hacia atrás). Harta de “no sé para qué tienes el móvil si no lo coges”. El caso es que dispongo de la información, y sin llamar, para no preocupar, compruebo que sigue en la estación. La veo incluso acercarse al andén. Es alucinante. Un poco más y me entero de si fuma o no. Viene, va, habrá salido ya la vía, va al baño, ¡no!, que ese es el de chicos. Vuelta al andén. Me siento un CSI sin carné. Mientras tanto, el ChatGPT me dice que están cancelados todos los trenes a Galicia por los incendios. Ha consultado la página de Renfe, la de Adif y la información de la cadena SER, (cita fuentes, todo muy profesional ). Compruebo la fecha, en efecto, 29 de agosto del 25, hora 18:40, 18:50... Confirmo que la chavala sigue en la estación según la ubicación compartida. Debe estar de los nervios. No llamo. Le pregunto al chat qué pasa con los usuarios de esos trenes. Me contesta que mire la página del operador. ¿Quién se habrá creído? No sabe con quién está tratando. Yo ya he mirado la página de Renfe, de Adif, si hubiera página del AVE o del Alvia, ya la tendría en favoritos. Estoy enfadada con el chat. ¡Pensará que soy idiota!. Esas páginas o no hay quien las entienda o tienen estructura carpetovetónica. Se lo indico (no mi opinión sobre la modernidad de los operadores), le digo que mire él, para eso le he preguntado. “Vale, lo miro”, me contesta dócil. Me informa de que los viajeros dispondrán de servicios alternativos como autobuses o se les devolverá el dinero a los usuarios. Son las 19:00, 19:30 y estoy  de los nervios. Por la ubicación, que de pronto viene y se va, veo que al menos ya no está en la estación. Parece que es la 607. ¿Frente al Mesón de Fuencarral? ¿A qué lado? Entonces sí está en el tren. ¡No! Es la carretera. Pienso que le va a dar un parrús. A este ritmo, esa cena que le tenían preparada es una entelequia. No quiero preguntar y le escribo y le hablo de su batería, de la de su teléfono móvil, me contesta tan pancha que se le van los datos, pero que tiene pilas y cargador. Ni mu de si va en tren o en un Cabify despendolado con muchas botellitas de agua y revistas para el entretenimiento tipo película de Almodóvar. Otra opción es imaginarla en un “autobús de línea” desbocado o ya el colmo, compartiendo coche tipo BlaBlaCar con indocumentados borrachines de destino incierto. A las 22:45 me mensajea sin yo preguntar, me confirma (de refilón) que va en el tren y no ha llegado. El mensaje es más o menos. “pero cuando llega este puñetero tren”, de donde deduzco que el ALVIA no se ha cancelado, es más, está arribando a destino. Se torea sola del cabreo que lleva. Pero yo estoy tranquila de que vaya sobre carriles y no asfalto con un loco al volante que solo quiere llegar para cobrar y hacer otro carrera. No sé cómo he podido aguantarme y no llamar. Ni que practicara meditación, como Javi. Zen. Y el Chat sigue diciendo que está suspendido el servicio. A más a más, los fines de semana habrá obras de mantenimiento en la vía. ¡Hasta nueva orden! Por cierto, no vuelvo a mirar la ubicación. Lo que tenga que ser, será.


31/08/2025

US OPEN 25

Van a pensar que soy una pija, siempre mirando la indumentaria de los tenistas. Que si son feas o bastas. Pues es que a mí me gusta el tenis, verlo. Acabo cansada de verlo en la tele, con que si lo jugara no sé qué sería de mí. Me encantaba verlo jugar a mis amigos en Nava, se ponían guapísimos siempre. De blanco con sus polos. Los importante era la conversación y estar juntos. Tanto daba quien ganara. Bueno, a ellos sí les importaría. No sé. El torneo de Bego, con fiestuqui después; el de Doña Endrina, hoy Hacienda. Pobre Arcipreste que ya no tiene a su amor cerca. En fin. 

El caso, que el que me haya leído ya sabe que a mí me gusta como visten en Winbledon, punto. Pero pensaba yo que en Nueva York, estarían a la altura. Negativo. Vamos a ver, ¿es marketing de Nike esa equipación? 

Fueraparte está el juez de silla, que parece cansado, Taiiiiiiim, o canta fuera tres minutos después, que ha seguido el juego, puñetas. Y cada tanto hace un resumen cilla, a su bola, a su manera. La equipación de Nike es infumable, la de la sorpresa Canadiense y la del pelirrojo italiano. Que encima parece que se han hecho pipi o algo peor, que se marca el sudo en el pantalón en cuanto han empezado q jugar. Encima a Sinner se le han roto los cordones de las zapatillas. Mal. Y siendo pelirrojo Jannik, parece de broma el color calabaza oscuro con el que le han vestido. Por no hablar de el del canadiense de origen ruso israelí, ese azul azafata. Que parece un camillero. Al menos los de Nike proponen algo parecido a un polo. Mejor sin duda que la equipación de Nole. Que ya se basta él para ser oscuro, pues Lacoste propone un todo negro, salvo gran cocodrilo verde al pecho. No le favorece, además. Es oscuro él, a pesar de sus bromas y de hacer de la raqueta violín al terminar el partido. A pesar de la gracieta chulesca de llevarse el dedo índice a doblar su oreja para oir los aplausos. Zapatillas negras incluidas. El colmo de Nike se resume en Carlos. El murciano juega bien al tenis, pero adolece de gusto. Es una gracia que no tiene, un don que le falta. A él le han encasquetado una sin mangas color berenjena un día, rosa chicle otro. Que no se pierda. Yo así no me puedo concentrar. Con ese corte de pelo que se nos ha dado. Angelito. Con ese rapado te tienes que afeitar, alma de cántaro. Entre la equipación, la ausencia de pelo y la barba de dos días pareces un facineroso. Que no digo yo que no te vayas de juerga, que tienes que pasártelo bien, pero en la pista hay unas normas. Haz el favor. A Norrie no le ha salvado ni ser británico, con esa elegancia innata de los isleños. Llevaba una camiseta que le quedaba grande, blanca, un sí pero no. y no lo había visto todo aún, la camiseta de Munar, inenarrable. Es urgente marcar un dress code.


La configuración general, el decorado, de la pista tampoco me gusta. Esos colorines de las toallas, innecesarios. La equipación de los recogepelotas, a juego. Por cierto, ¡qué tensión el trabajo de estos chavales!. Siempre pendientes de la bola que rechaza el jugador. A saber con qué criterio. De si necesita otra. El anuncio de Rolex me parece una ordinariez. Y una sugerencia, ya que en la mayor parte del mundo se circula en km por hora, entiendo que no es complicado para los de IBM hacer el cambio de mph a km/h y viceversa, ir cambiando de pantalla, por no tenernos con la calculadora. Poca broma que la bola en los saques va a velocidad no permitida por carretera. 240km/h.

No tiene nada que ver, pero Shapovalov, por cierto, ¿cuántos plátanos se ha comido durante el partido? Es curioso el lío que hay en ese estadio neoyorquino. No hay silencio. Luego dicen de los mediterráneos. Aquí no se oye una mosca y no se levanta nadie a mitad de partidos. Con todo este rollo alguien se preguntará si me gusta el tenis o los tenistas, o la moda, o el atrezo. Me flipa el tenis. Pero me despisto con facilidad. En otra época me hubieran diagnosticado con algún tipo de trastorno y no hubiera podido estudiar una carrear. Pobrecita. Además es que me gusta la armonía y la belleza tanto en la mesa como en la pista.

30/08/2025

PAMELA Y LIAM

 

Ya me gustaba la pareja de moda nada más enterarme de la noticia. Él, serio, con esa sombra de melancolía y de dolor que le imprimió la temprana viudez. Ella, alegre y divertida y guapísima. A él antes de ser Oscar Schindler, con su lista, no le conocía, confieso. Actor británico, irlandés para más inri, de Irlanda del Norte. Northern Ireland. Eso marca. Tipo con apariencia de profundo, hondo en su timidez, no solo tras su tragedia personal. Tiene ese aspecto indefenso que se atribuye al chico alto desamparado que cualquier mujer quiere salvar. Ese halo que imbuye al hombre de irresistible atracción para según qué fémina. El típico reto en el que se embarcan las mujeres entusiastas, que generalmente acaban con tíos muermos que son así porque no saben ser de otra manera. No querían que les salvaran. Son sosos, aburridos. Por menos de nada se casan y por supuesto la apatía y el coñazo vencen a la alegría. Con lo que la cantinela de “somos diferentes y nos complementamos” se convierte en tedio y pasan a ser una pareja gris por mucho que se tiña. Porque las miserias de los tristes tiran mucho hacia abajo.

Por otro lado está Pamela, la caña, esa vigilante de la playa con enorme delantera que luego aumentó y luego redujo y no sé que más. Ella está estupenda, con tres gotas de maquillaje o repintajeada hasta parecer otra, de rubia, de morena. Es fenomenal. Ella gana por la sonrisa. Ha llegado a mayor con ella. No sé si será la dieta vegana, su amor por los animales, o haber encontrado al hombre de su vida cuando se está dejando el pelo blanco. ¡Ole Pamela! Ella está en su papel, no se le pide mucho, llena la pantalla de alegría.

 

 “Agárralo como puedas”, es una peli mala, mala. Y mira que yo iba dispuesta a reírme, iba entregada. Porque me encanta el romance. Pero de mala que es, es buena. Porque parece que está hecha a posta. De mal. Liam Neeson es imposible que pase por un actor cómico. Liam es un triste. Muy voluntarioso, se lo curra, seguro. Puede resultar atractivo, guapo quizá, que ya tenemos unos años, interesante. Cosas buenas no le faltan, pero nunca cómico. No se puede tener todo. Ni pretenderlo es bueno. Se conserva como el buen vino, también, pero divertido no es. Que no le sale. No tiene gracia. Liam es el típico amigo que te llama para contarte, a las tantas, como le ha ido; el hombretón gigante que llora como un niño chico; el oso grande y sensible fiel hasta el final. Con esas manazas, con ese porte que roza los dos metros, es que no puede ser ni ágil, que por definición es torpe. Sensible, atento, buena gente, pero no bromista. Todo esto, por supuesto, es invención mía, me lo he sacado de la manga de mi imaginación. No son atributos reales del estupendo actor de quien soy fan, además de por la Lista de S, tras su papel de padre en Love Actually. Me encanta la ternura de su personaje.

 

Si lees algunas críticas de la película, flipas, lo flipas; que si es una obra maestra, que si hilarante, desternillante, he leído. Se deshacen en elogios. Es cierto que tiene puntos. Esa chusca a los polis que están todo el día con el café en vaso de cartón, las imposibles peleas, todo eso se ridiculiza sin piedad. Pero sin gracia. Choques absurdos, parodias y disparates en diálogos y escenas. No digo yo que no haya que verla otra vez, por si es que no me he enterado. Pero yo hasta que no cumpla 65 no repito peli, que por 12,5€ si tengo que ver dos veces una película igual me da por dedicarme a algo ilegal. Que no estoy para vender mi cuerpo, pero algo se me ocurriría. En fin. Que la peli es mala o muy mala. No merece un cuatro sobre cinco ni de coña. Y eso que yo me quedé hasta el final, final, final. Porque sabía que todo eran guiños, hasta la última canción, sabía que algo tenía que pasar. El muñeco de nieve, guiño a la infancia y a Nesbo. Y esperé. Esperé. A pesar de la crítica, peleándome con los limpiadores y el acomodador de la sala que se precipitaron y querían echarme ¡Premio! (Que tampoco era para tanto, tengo que decir) Pero yo tenía razón, y eso que al final tenía mis dudas, porque no he visto película con más créditos y gente currando, que les citan a todos. No tenía con quien celebrarlo más que con el empleado que no parecía con ánimos o con mi hija, avergonzada de verme plantada en medio de la sala vacía. “I knew it. Sonreí triunfal. 

 

Lo mejor de Agárralo como puedas es que estos dos personajes, personas reales o ficticias, en su papel o en la vida real, se hayan encontrado en el otoño de la vida y se lo estén pasando genial. Yo estoy en contra del cine para ver expertos, cinéfilos o críticos; si para ver una peli tienes que ser un friki o un erudito ¡acabáramos! Así están las salas. Es que se han olvidado de “para todos los públicos “. ¡Viva la pareja de moda!


28/08/2025

TENÍA TIEMPO Y GASOLINA


Porque tenía tiempo y gasolina que si no, ahora mismo estoy subida en una grúa y con un ataque de nervios, y a lo mejor me han puesto una multa que no puedo pagar.

Dicen que ahora se usa mucho el navegador. De mí se burlan porque pongo la dirección en la lupita, doy al "enter" y luego hago lo que me da la gana. Sí. Pero ahí está. El por si acaso. El nunca se sabe.

Para poner mi anécdota en contexto, tengo que contar que a mi amiga Lurdes (Lurdes, Lurdes), le regaña el navegador. Nadie se lo creía, hasta que lo vivieron en vivo y en directo. Es cierto que ella ha hecho un poco siempre lo que le ha dado la gana. A mucha honra. Ha pillado atascos que nadie ha sufrido, sus sucedidos son únicos, su anecdotario imbatible, ha llegado a San Rafael y luego ha acabado en el Puerto de Los Leones subiendo de Madrid a Navacerrada (no es para tanto, yo me pasé una vez la salida y acabé en Guadarrama, eso me pasa por subir por la Coruña) Si tenemos en cuenta que se trata de una ruta que podríamos hacer sin gafas, ambas, la cosa es seria (teniendo en cuenta nuestra miopía). En fin, ella tiene su historia, con ciervos, o animales de toda índole que se han cruzado en su camino. Ella ahora pone el navegador, que le va indicando, gire a la derecha, a la izquierda. Recalculando. Hemos visto que se ha salido de la ruta, vamos a calcular el mejor camino para llegar a su destino. Y así una y otra. Con paciencia de robot el navegador va a adaptándose al criterio de mi amiga. Ahí no cruzo que siempre hay mucho tráfico. No cojo esta salida que luego no puedo entrar en el parking. Si me meto por ese carril, después tengo que dejar entrar a los que se incorporan y pierdo tiempo. Cositas de camionero, de conductor habitual. En fin. Hasta que el navegador coge fuerza "¡que te he dicho que gires a la izquierda por Menéndez Pida!! Te va a guiar Rita la Cantaora a la próxima" Mi amiga baja el volumen y escucha la radio, tan pancha.

Sin llegar a ese punto de encontronazo, me he ido hoy a ver un puente sobre el Jarama. Voy sin prisas, he salido pronto, lo quiero ver con calma. El depósito está lleno, así que no tengo que estar pendiente de si encuentro una gasolinera o no. Si es de REPSOL o si me viene mejor otra que me da más puntos. Con la calma. No contaba con que tengo móvil nuevo. Y me han dicho que no lo cargue hasta que no se agote la batería del todo. ¡Buena soy yo cuando me pongo a seguir instrucciones! Es difícil que las siga, pero si lo hago, soy como el tonto y la linde, que la linde se acaba y el tonto sigue. No tengo flexibilidad. Soy un soldado. Con la batería al 4% he salido de casa. Tres cuartos de hora después estaba sobre el ínclito puente. Apariencia feúcha, para quien entienda de puentes bonitos y feos. La ubicación compleja, el acceso, difícil. Total, que tras inspección de supervivencia decido volver. Pongo el navegador para volver a la oficina. 1% de batería. Uf. Muerte de la batería. Valoro la posibilidad de enchufarlo al cargador del coche. No es el oficial. Me resisto. No lo voy a cargar. Total. Estoy al lado.

 

Vuelve tú a Madrid desde los alrededores del Aeropuerto sin navegador, con mi sentido de orientación y sin usar la autopista de Peaje. Digo yo que está bien que se señalice el Peaje en sí. Tanto señalización horizontal como cartelería varia, luminosa o no. Pero ¿Qué inconveniente existe en indicar por dónde se va a Madrid? Tras un primer cartel esperanzador "Madrid Barajas", uno, a los pocos metros confirmación , BARAJAS 6 MADRID 18; en la siguiente glorieta desaparece la capital, puedes ir a la T4, T3, T2, T1, M30, M40, M111, M13, M12; R2, Zonas Aeroportuarias, Fuente el Saz, Paracuellos, Polígono Industrial, , Zaragoza, camino La Cueva, Camino los Rosales, La Moraleja, Burgos, y por supuesto "todas las direcciones". Mensaje a los ciclistas, advirtiendo que circulen por el arcén en el túnel, avisos de control de velocidad. ¿Y Madrid? Doy una vuelta a la rotonda, como los gatos, a ver si es que me he saltado la señal. No. Voy a dar otra. El UBER que me persigue me da las luces. Aguanto las ganas de hacer alguna señal que muestre mi enfado. Estoy perdida. Elijo un M40, todas las direcciones, batiburrillo sin definir que me da algo de esperanza, las otras opciones me llevan a un pueblo en que no he estado nunca, a un aparcamiento en el que creo que no se me ha perdido nada o a una zona industrial. Insegura en mi ruta llego al siguiente cruce, ambiguas indicaciones: elijo la que no lleva el símbolo de peaje. Por elegir. Parece broma, pero no lo es, en la siguiente glorieta, rotonda, redonda, no hay indicación alguna para Madrid, solo Barajas, y terminales varias, M13, M12, R2 (peaje), M21, T4. ¿de verdad?. vuelvo a evitar el peaje y desemboco en una nueva glorieta con una sola rama "Aeropuerto. M13 todas las direcciones" No me lo creo. En la rotonda uso el ojo de halcón para divisar eventuales señales en la distancia. Imposible. Madrid no existe, un surtido de calles y carreteras locales y nacionales, circunvalaciones varias, inundan la señalética. Pero la palabra Madrid, símbolo del centralismo, no existe. A Madrid, donde se dirigen el 80 % de los vehículos que llenan ese asfalto, hay que saber ir, o que te lo diga el navegador. En caso contrario, estás listo. Llena el depósito de gasolina y doma tu ira. Ni en las bifurcaciones ni en las glorietas. Nada, ni rastro. Ay de mí, y mi manía de seguir las normas cuando menos hay que seguirlas. ¿Quién me ha hecho a mí así de cabezota? ¿Quién me manda a mí salir con el móvil sin cargar? Veo un hito vertical, un PK indica que estoy en la nacional II, punto Kilométrico 5. Llevo 11 km conduciendo a ciegas. No es el sol quien me ha orientado, ha suido la suerte. Porque igual podía haber aparecido en Burgos.  ¡Mierda PK 6, voy en sentido contrario! Pero ya todo me da lo mismo, llego al primer cambio de sentido y doy la vuelta. La NII es la prolongación de Avenida de América, María de Molina, ¡estoy salvada!. He conseguido evitar el peaje, pero cien por cien he gastado más en gasolina. Y en cuestión de tiempo, ¡para que te voy a contar! Una vez que consigo, 500 leguas al norte, dar la vuelta en un cambio de sentido, y ya incorporada en la nacional II, aparece el deseado cartel MADRID, y me indica por qué carriles debo ir. Esa me la sé. ¡A buenas horas mangas verdes! Ahora ya no necesito GPS. Temo que mi telefono despierte de su letargo y me avise de que coja esa salida o me regañe. Como a Lurdes.


18/08/2025

LOS NOMBRES DE LOS SITIOS

 

Yo quiero proponer un homenaje a la historia, a los recuerdos. Establecer un vínculo con el pasado, luchar contra el olvido sin melancolía, con el objeto solo de entender por qué, de conocer un poco el origen de las cosas.

En mi modesta escala, por ejemplo, observo que en la plaza del pueblo han abierto un estupendo restaurante que se llama “La Vagabunda”. Ante la pregunta , “¿pero dónde está?” La respuesta siempre es la misma “donde Lourdes“. Porque antaño había un supermercado con ese nombre en ese local. En el banco de Lourdes quedábamos a ver pasar las motos de los chicos, comer pipas y charlar, era nuestra manera de arreglar el mundo. En el antiguo Marcial, bar de pueblo por antonomasia, ahora retumba “La caja de cambios” ¡Hombre, si estuviera donde “El Chapas”, tendría un pase, pero ¿qué pinta en Marcial la Caja de cambios?. Marcial era parada obligada antes de llegar a a TBO, discoteca a su manera en los 80-90, donde lo mejor eran las hamburguesas del final. Nada que ver con un americanismo convencional, carne de la sierra de Guadarrama , ahora parque natural ¡donde va a parar! envuelta en pan de Eusebio, por cierto. Sería bonito mantener el recuerdo. Agapita, Eusebio para los muy cafeteros (el letrero de la puerta rezaba panadería Eusebio, Agapita ganó casi todas las batallas de popularidad. En tal  establecimiento abrió Ana, la de Urbanasa, una tienda de ropa. ¿qué mejor nombre que “Los trapos de Agapita”, un suponer? ¿Qué mejor que hacer referencia a la panadería más auténtica de la sierra?. La otra panadería , Jorge, donde algún osado cliente llamaba a Jorge al panadero, que en realidad era Jose, hermano de Emilio, el del Abeto, marido de Juanita y sus montados;Jose, cansado ya ni replicaba, harto de los enterados; igual que a Eduardo (el de J’avis, que aquí los apóstrofes se ponen donde se antoja), el enrollado que le llama Javier pa presumir de conocimiento. La cara de Eduardo es un poema.

Si alguien, Dios no lo quiera, comprara la casa a los de Mesa, debería grabar el recuerdo de la inolvidable familia en esa tapia.

Como ese restaurante pijo de la plaza que ocupa un mítico lugar: Recreativos Montero, con ese nombre gana una estrella más que las que hoy ostenta. Pues ¿no pasaban las horas los chavales años ha, entre timbres y flippers, comecocos, futbolines con amigos? vida social con maquinitas anteriores a las nintendos y juegos con los móviles que arruinaron  el modo de relación que disfrutaban entre bostezos y aburrimiento, risas y pipas, echando imaginación a los días para pasar las horas. Sin entrar a la crítica, no digo que lo de antes sea lo bueno, es de donde venimos.

Un supermercado naranja será siempre Aurema; Cara Norte será Adrados y el Reloj será el Pajar , y el Pajar la frutería de Fausto y Pili. ¿Que hubo otros momentos antes? Pues que los reivindiquen. Propongo recuperar el recuerdo, que no el rencor, ni siquiera la melancolía. Pero es que el pasado es nuestro cimiento. Da estructura al entendimiento y serena conciencias, bien contado.

Rosé será siempre el Rosé, a pesar de lo efímero de su existencia. ¿Que ahora hay una lavandería, un vídeo club? Tanto da. La tienda de las chuches, antes frutería, ahora en traspaso. En Chamota estaban las vacas, íbamos a por leche fresca de verdad. Y lo que es más importante: El Apeadero de la barranca, cartel incrustado en una fachada de piedra y cal que ahora ha quedado huérfana. Imagino que los oriundos, si queda alguno, recordarán o por la tradición oral sabrán, el origen de ese cartel. Yo no recuerdo apeadero alguno; la Barranca queda lejos. Si en Correos abren local comercial sugiero mantengan el nombre de Correos, nadie necesitará Google maps para encontrarlo. ¿De donde si no viene el éxito de Paco, el Abeto, El Rumba, este aún después del atrevimiento de quitar las matrículas, eso sí, dejaron el cordón en umbilical del nombre y una silla para que se sentara la abuela a ver pasar al personal. Como se le ocurra a alguien rehabilitar Angelines y no hacer referencia a Liber, la mismísima Angelines, o su gran retoño, mal destino auguro. Félix el churrero, que no tiene placa en el Portillon, no Cándida y Tomás en la plaza, con la de alegrías que nos dieron. ¡Hombre!

¿Porque no llamar a la heladería Maliciosa, el Jueves, la tienda de periódicos de antaño, que vete tú a saber por qué que se llamaba así. Recuerdo que echaba lejía en los escalones para que no nos sentáramos al salir del Pajar, hoy el reloj. La calle de o Farmacia será la que sube por Jorge, se llame como se llame. Y así suma y sigue, igual que Valpurgis es Valpurgis aunque ya no esté el Hospital de tuberculosos si no una espléndida explanada donde pastan las vacas; el Sanatorio será el sanatorio aunque lo demuelan. Sirva este escrito de hilo, que me he olvidado de mucho y seguro que hay parte moldeada por mi propia realidad o falta de memoria.

07/08/2025

¡QUÉ BIEN SE ESTÁ!

Esa frasecita termina así: “en agosto en Madrid“. ¡Qué bien se está en agosto en Madrid! Aparcas en la puerta, no hay atascos, se tarda cero coma en llegar a los sitios. En el trabajo hay cuatro gatos y por la tarde se está genial en la piscina. No hay que reservar mesa para comer en ningún sitio. Con éstas y algunas otras frases - sandeces se consuelan los pringados que se tienen que quedar en agosto en Madrid. Porque quien se queda en Madrid en agosto es un “pringao”, está porque no tiene vacaciones, porque ha suspendido, porque no tiene un duro, porque no tiene amigos ni sitio a donde ir. En Madrid no queda nadie, ni los mendigos que frecuentan las escalera de acceso a las iglesias hacen acto de presencia. No se ofrece el servicio de limpieza de parabrisas en los semáforos a cargo de una banda de rumanos normalmente camuflados mientras la luz es verde y que salen de la nada en cuanto se empiezan a parar los coches. En Madrid en verano no hay nadie, salvo estudiantes tardíos y médicos de guardia, y hospitales llenos de ancianos olvidados.

En fin, los motivos no son "que guay, me voy a quedar en agosto en Madrid" No. Oí a Boadella decir algo así como que no es ecológico viajar, vale. Con la gracia que lo cuenta él, todo vale. Mejor que Feijó que no sabe gastar una broma. Con lo de que “las vacaciones están sobrevaloradas” ya ha perdido toda la ventaja que tenía sobre Sánchez.

A la mísera vida que te espera en agosto en Madrid se le suele añadir la falta de noticias necesarias para periodistas y locutores que hacen rellenar los telediarios y periódicos con la magnitud de las olas de calor consecutivas que atacan la ciudad. Siempre extraordinarias. Cada vez más. Otra desgracia común que entretiene de susto a la audiencia son los incendios que asolan los alrededores de la capital o el país en general y arrasan con las masas arbóreas que aún quedan en la región. Este año las cenizas han llegado desde Francia a Cataluña.

¿Qué mejor respuesta a una frase hecha que otra? “El que no se consuela a porque no quiere”

Donde se está bien en agosto es en La Barrosa, Costa Ballena, Sancti Petri, Zahara, Cádiz; San José, Almería; La Antilla, El Rompido, Huelva; Comillas, Santander; La Concha, San Sebastián; Jávea, Alicante; Cangas, Pontevedra; San Juan de Luz, al fondo del Golfo de Vizcaya, a orillas del Mar Cantábrico; La Costa de los Pinos, Mallorca; Segovia. En Punta Cana o en Londres; en París, Francia o en los Picos de Europa; en Navacerrada, en Robledo de Chavela o en Camorritos o en Riaza; o entre los olivos toscanos o navegando por el Mediterráneo; en caravana recorriendo Europa con dos mudas; haciendo el camino de Santiago. ¿Que hace mucho calor?, ¿que llueve?….¿y? Estás de vacaciones. ¿Qué puñetas haces en Madrid un seis de agosto? ¿Ir al Prado? ¡No fastidies! ¿Ir al cine, que no hay colas?. ¿Ir a comer a ese restaurante donde nunca te dan mesa? ¡Está cerrado!, alma de cántaro. Al Prado procesionan habitantes del cono sur que han cambiado de hemisferio y estación huyendo de las nieves. Y aquí están, 40⁰C a la sombra, dispuestos a impregnarse de lienzos y aprovechar el rato al refugio del aire acondicionado.

En agosto cierran las terrazas de Madrid. Y las que  no cierran, abusan de los chorritos de agua que hacen que se nos rice el pelo a las de cabello fosco (rizado, decía mi madre, cariñosa). En agosto no hay quien respire en Madrid. Agosto en Madrid recuerda a los días de pandemia pero con las calles invadidas de fresadoras y pavimentadoras que ayudan a aumentar la temperatura colaborando junto con las máquinas de aire acondicionado a caldear el ambiente. Sí, porque el aire acondicionado es guay para el que está dentro de la vivienda, pero de la masa, chorro de aire tórrido que aportan al exterior las máquinas, poco se habla.

Madrid en agosto está cerrado. Con cartelito de esos que cuelgan de un clavo o chincheta, reversible. Están abiertos Zara y El Corte Inglés de milagro, para alivio del despistado paseante. Sí, Mercadona y el Unide de la esquina, también. Irrelevante. Se caducan las mozarelas los yogures. Los plátanos se oscurecen. La poca gente que entra a los súper lo hace para refrescarse, le importa un comino la compra. Los dependientes bostezan sin disimulo. El que se queda en Madrid es un paria, un expatriado, un pobre de pedir, un ser asocial, un antipático, un infeliz, desventurado, entrará primero al reino de los cielos.

Y es falso que en el trabajo se esté genial. Puede ser que haya un bajón, pero si no lo hay, eres el único pringado que queda para hacerlo. Así que olvídate del cine de verano y la piscina vespertina. Ya lo decían los Refrescos.

Podéis tener Retiro, Casa Campo y Ateneo

Podéis tener mil cines, mil teatros, mil museos

Podéis tener Corrala, organillos y chulapas

Pero al llegar agosto, ¡vaya, vaya!

Aquí no hay playa.

¡Vaya, vaya!

En agosto en Madrid se está bien cuando se ha ido uno en julio de vacaciones, y durante el mes ocho subes y bajas a diario de tu casita de la sierra, donde se duerme con edredón y duplicas el día a costa de madrugones. Y el verano acaba con las fiestas de la Sierra. En caso contrario, en Madrid en agosto no hay excusa para quedarse. Madrid en agosto está cerrado.

Y aquí estoy, en Rosales, viendo el atardecer desde una terraza y disfrutando del aire que sube por entre los árboles del parque del Oeste. ¡Ea!


27/07/2025

EN EL HOSPITAL

Inspirado en una reflexión que compartió conmigo mi prima "granaina",  cojo la hebra.

Y es que  la vida de un paciente en un hospital es digna de análisis.  Por motivos personales me encuentro en una situación de visita recurrente a un centro hospitalario. He oído sobre la equiparación del paciente con el preso. A la llegada, previo al ingreso le despojan de todo, de su ropa, sus pertenecías; se trata de una suerte de humillación en la que el paciente queda a expensas de extraños. Es casi preferible que no sea consciente de ello porque al susto de lo que impone el centro en sí por las eventuales consecuencias ignoras casi más en el caso del enfermo que del caco, se suma el despojo y separación de esas pequeñas cosas con las que uno se identifica y por supuesto, el móvil. No es que lo material te haga sentir seguro,.que no es eso. Si no se es consciente, los efectos colaterales y adversos, disminuyen. Fuera broma, cuando entras en el hospital te quitan los pendientes, anillos, reloj. Estoy de acuerdo con que lo importante es la salud y que no hay que perder el foco. Pero ni el foco ni la dignidad debe perderse. Porque recién operada, nada como unas perlas, collar y unos pendientitos que cubran tus lóbulos para disimular la anemia o la mala cara y estar con un pelin de buena pinta para las visitas. Entre los pelos, la falta de maquillaje (o de afeitado del varón), el aseo rudimentario y esa prenda que sustituye tu ropa, tan cómoda para enfermeras, auxiliares y médicos en el proceso de tu humillante despelote...se compone con todo eso el cuadro que es cuando menos cubista. Cariño, te voy a poner un enema. Cariño te depilo por aquí y por acullá. Cariño no. Llámamepor mi nombre. Que lo importante el curarse. Y la dignidad. Insisto. Que menudo cuadro. Díganme qué me van a hacer, que me pasa. No informen a mi madre, a mi marido, a mi hijo. Mirenme y díganme de qué se trata, que estoy enfermo pero ni sordo ni tonto. Que el oído, como el tacto,  es lo último que se pierde. Reclamo un trato al paciente como una persona que es  que bastante tiene con lo que le pasa.

El otro día, haciendo pasillo en un Hospital me encuentro con un amigo, conocido, admirado...al que hacía años que no veía. ¡Qué situación! ¡Qué alegría de encontrarle!. ¿Qué te pasa? Preocupada yo a mitad de la algarabía del reencuentro. Vestía el mismo camisón que el resto de los pacientes y arrastraba el palo del suero. Tan contento recorriendo pasillos después de un mes casi en el otro barrio. Iba de padeo, a recorrer mundo. Ya con el síndrome de Estocolmo. Como si fuera vestido de polo, chinos y castellanos. Mi amigo, ingeniero, premio Adonáis de poesía, erudito, pianista, guapo, listo, ojos de mar, voz de cueva. Y no doy más datos que las enamoradas le van a petar el WhatsApp. Mi amigo era el de siempre. Algo más gris, por la falta de luz y el encierro y el uniforme y las canas. A mí solo me preocupaba que no se le viera el culete. Iba tan tranquilo, consecuencia de la desaparición del pudor inducida por la pérdida de identidad y voluntad que supone la entrada en el hospital y entregarse, cual amante, al engranaje de la Sanidad, pública o privada.  El paciente se somete, se entrega, obedece, parece un polluelo esperando el alimento de la madre...se produce un estado de alienación que conjuga con el malestar y seguro que es peor para la salud que el conocido riesgo de infección que hace que se produzcan más altas hospitalarias que enfermos que se van sanos a casa.

El enfermo está en su habitación esperando al médico que nunca se sabe cuando venir. Debería ser informado de la hora de visita porque el que se quiere ir a casa, por mal que se encuentre, se asea antes de que la primera enfermera pase a medirle la temperatura, tensión. Se estira, se quita el pijama y se pone guapo. El médico puede llegar a las 8:00 o a la una. Depende. Pues no debería. El enfermo memoriza lo que quiere preguntar, que se quiere ir, que ya está bien. No tiene otra cosa en la cabeza. Todas las respuestas a sus dudas son "cuando llegue el doctor". Y llega el doctor, que alguno hay que ni le mira si está muy malito y se dirige a los parientes. Un respeto doctor, que el paciente es mayor de edad. Es mayor pero está lucido y quiere saber él lo que le pasa y contarle él como se siente. No estar a expensas del teléfono escacharrado. Hable con él que igual no quiere que los demás oigamos parte de la información. Que es su vida. Su enfermedad. Su intimidad y su dignidad para vivir y para estar malito. Es importante para el paciente saber. Saber qué le pasa, cuándo le van a operar, cuándo le van a hacer el escaner o la resonancia. Que no digo yo que no haya imprevistos. Que se lo digan a Jorge,  querido Jorge, que tras larga espera le iba a hacer una magnífica operación el 11M del 2004. Se tuvo que volver a casa. Claro.

Luego está el descanso nocturno. Que no depende del estado del paciente si no del turno en sí.  Enfermeras y auxiliares entran y salen de las habitaciones con los mismos decibelios sea cuál sea la hora del día o de la noche. Miden parámetros y despiertan al paciente caiga quien caiga. 

Y la comida del hospital. Otro rollo. Que no estamos en el Ritz. No. Ni en la franja de Gaza. Vamos a ver. No hay quien se coma la comida de hospital. Con los medios que hay ahora, no hay derecho a esas papillas y purés, a eso que le llaman pescado o filete. Un poco de interés hace falta para mejorar ese tema. Tanta comida de autor. Que llamen a José Andrés, que no se vaya a las fronteras del conflicto.  Que venga a nuestros hospitales a dar aunque sea pautas. Y por favor nada de compotas llenas de aditivos.

Y por último, pero no menos importante: las visitas. Las hay express y las que buscan el sillón para apoltronarse. Bajo a yomar un café y subo. ¡No subas! Me decía una amiga, que está la visira que lleva bombones al enfermo que está con salmonela, la que levanta la sábana para comprobar si se ha hecho la cera la chavala; lo comentará en el bridge, sobre el tapete verde, con las amigas y un gin tonic. 'Ni depilada iba la pobre". Con lo mal que estaba. Y luego el que no para de hablar.  Que generalmente aprovecha para contar al enfermo sus propias dolencias o pasos por quirófano.  Todas las visitas se agradecen, todos los presentes,  la planta, las palmeras, los caramelos de la Pajarita. Pero hay una norma. Hay que hablar al paciente pero.sin esperar que te conteste, y procurando que no se  sienta obligado a intervenir en la conversación.  Por tanto,  en caso de dos personas visita, hablad entre vosotros, incluid al enfermo pero no le atosigues. Y nunca le subestimen.  Él es el objeto de tu visita al hospital.  No lo olvides.  No es un acto social. No vas a echar la tarde. No eres el niño del bautizo. 

26/07/2025

LAS DESPEDIDAS O NOS VAMOS A IR YENDO


Tres tiempos verbales en la misma frase. Ríete tú (rite) de la música alta, nada.que envidiar a la movida que se organiza cuando cierran los bares. Tan manida la queja al respecto. Es cierto que el español es de despedida larga y lenta. Que no estrecha. Desde que dices que te vas, hasta que ejecutas y te piras, no hay forma de medir el tiempo. Se dan la vuelta los cronómetros. El asunto tiene su propio proceso. Intransigente o intransferible o incomprensible. Que si el que se quiere ir eres tú, invitado, que mañana madrugas, no te apetece boicotear el divertimento. Ni perderte lo que va a pasar en cuanto te vayas. Lo primero es que te van a poner a caldo por marcharte. En esas están tus pensamientos Que lo mismo te levantas y no pasa nada. Hasta luego. Hasta luego. Y has aguantado una hora los bostezos a base de ponerte ciego de azúcar,  entre las chuches y los heladitos has fastidiado tu régimen del mes entero. Puede ser eso, y entonces te regañas por no haberte ido antes. Te mosqueas. Ya verás cómo se lo pasan ahora. Si me lo cuentan no es lo mismo. Y toda la vida se la van a pasar recordándomelo. O puede que al levantarte pongas punto y final a la cena, entonces te sientes culpable. Quedas como el aburrido del grupo, cuando en realidad estaba todo el mundo deseado disolver.

La frase: "estos señores tendrán que descansar" resulta de bastante utilidad. Pero puede ser rechazada con manotazo por el anfitrión ofreciendo otro gin tónic. Quedas como un pazguato. Difícil equilibrio, entre la educación y el agotamiento. Si se va uno demasiado pronto, parece que ha sido un desastre la convocatoria. En España el “cuanto más, mejor" se lleva hasta el límite lo imposible y del aguante. Debería haber un pacto al entrar: la cena de 20:00 a 24:00. Punto. Se echa el cierre.  Seguro que el protocolo establece reglas para todo eso. ¿Pero quién hace caso al protocolo en una cenita que estamos tan agustito? Y es que luego pasa lo que pasa.  Yo he  estado en comidas que han empezado a la hora del aperitivo y han terminado bien entrada la madrugada. Buscando acomodo en los sofás los más perjudicados. Sin necesidad de complementos. Una cosa lleva a la otra. Todo empieza a base de botellines bien fríos. Las gildas que no falten. Que si unas patatuelas, un poco de queso con sus uvas; y el jamón, que se ha oreado y suelta ese brillo que lo hace irresistible, unos picos de relleno.  Un arroz bien regado. Los postres,  el café,  la copa. Y de pronto son las ocho de la tarde. Es lo malo de las comidas, que se alargan sin darte cuenta. "Voy a meter unas pizzas en el horno". Y vuelta a empezar. El día de la marmota. Sin más.  Eso no tiene fin.

 

Lo peor no ha llegado todavía, viene después de salir de la casa, o cuando cierran el bar. Las despedidas. ¿Te he dado un beso? Bueno, pues te doy otro. Y entras en bucle. Te falta tiempo, todo te parece poco. Que tienes tanto que contar. Que no os habéis puesto al día. Que no te quieres ir. Lo engullido, y sobretodo lo bebido,  hace que suban los decibelios. Igual que la gente en la piscina. Que grita. No se sabe por qué,  pero gritan. Es acercarse al bordillo y empezar a berrear.  Al despedirnos, lo mismo. Los vecinos se quejan. Y la disolución es lenta. Muy lenta. Se van apagando las voces y viene el sueño. Se estiran los adioses, elásticos y con tendencia a infinito.



13/07/2025

WHO IS WHO

 

Vamos a ver. Cuando estás viendo el tenis. Un suponer. Como si de fútbol se tratara.  Mientras enfocan a los tenistas, atención a la pista. Que hay saque, silencio,  que hay juego, mutismo total. No se aplauden los fallos. Norma de buena convivencia.  Educación y elegancia ante todo. 

Que enfocan a un caballero en la grada. Quiero saber quién es. Así es que, apreciados comentaristas deportivos, hagan ustedes el favor de estar a lo importante. Infórmese. Porque distingo a Brad, sí,  Agassi, Borg ha cambiado, aunque no le falte pelo, la melena es diferente. Y la de su compañera de pupitre Rosa chicle. ¿Quién es? McEnroe es el mismo de siempre. Se ha copiado a sí mismo en personaje tranquilo. Pero enfocan al banquillo, informen, caballeros,  quién es el padre, la novia, amigo...hermano. ¿Y esa señora del pañuelo quién porras es? Aplaude como loca al local y al equipo visitante. Controla. 

Al Rey no le hace falta que lo presenten. Ni al Príncipe local y su chaval. ¿Alguna otra realeza? ¿Algun royal? ¿Alguien que se quiera esconder bajo Panamá o palmera-pamela? O detrás  de esas gorras tipo Trump. Por cierto, esa moda del americano de ir con gorra, a juego con la primera dama. ¿Será para que no vuele su flequillo? 

En fin, aunque sea de incógnito, los asistentes, acomodados en las gradas son motivo de curiosidad en cuanto salen  en pantalla. Enfocan a una fila de gafas de sol en ristre. Estos británicos no saben de sol, pues no hay sombra. Así que, las gafas sobran. Déjeme que le vea los ojos caballero. De fina estampa.  En cualquier caso, a la par que ocultan arrugas, disimulan expresión y evitan que se les pille el gesto. Que no se quién eres. Si no van a dar información de lo que sale en pantalla, ruego no me distraigan del juego. Que a eso he venido. 

Todo se debe a estas plataformas. Que son de pago, sí,  y tanto pago.  Porque uno emite y solo uno y el que comenta (tropecientos,  cada uno para su pais o su cliente) es como si fuera un espontáneo que estuviera viendo el partido como tú, pero que de profesión es comentarista. O ex tenista. O ex entrenador. O locutor. Tanto da. Está vendido a una cámara cuyo contenido no controla. Y comenta lo que ve como tu y como yo. Nosotros sin su revés. Claro. 

16/06/2025

A VECES NO QUIERES ESTAR MEJOR

A veces no se quiere estar mejor. Por lo que sea. No es que  no se pueda, que a lo mejor  tampoco. Pero hay más.  Ojo que esa teoría tan en boga que vincula que "si quieres puedes" es falsa y solo genera, como la persecución de imposibles: melancolía. No siempre la voluntad va intrinsinsicamente unida a alcanzar el éxito. En definitiva, estar jodido es lo que tiene. Que uno se acostumbra. No es que le coja gusto. Que no es eso. Se relame las heridas, se regodea, echa una lloradita. Sigue. Y luego está mal otra vez. Como si volviera a un sitio conocido. Sabe dónde está cada cosa. Asocia la felicodad eventual con el desorden del universo. Se le escapa. La sola idea de salir de ese control produce un vértigo del que el protagonista no sabe si va a poder hacerse responsable. No es una zona de confort porque no lo es. En definitiva, que no quiere estar mejor. Cuando oigo esa frase siempre me acuerdo de Antonio. Grande Antonio. 

No volveré a recorrer el camino
que con el tiempo tracé contigo.
Y en ese bar donde quedé dormido,
no quiero despertarme y encontrarte nunca más.
¡Oh,no! Ahora quiero estar mejor.
¡No! Ahora quiero estar mejor.
Recordarás el tiempo que ha pasado,
y me verás al ver que has ganado.
En tu novela y en tus personajes,
no quiero que mi nombre aparezca nunca más.

Él sí quería estar mejor. Y dándole vueltas a esos y otros asuntos,  leo algo que de golpe me pone mi sitio: "A veces no queremos sanar porque el dolor es el último lazo con aquello que hemos perdido" ¡EsoSiempre hay gente más lista que uno. La humildad favorece mucho el aprendizaje. Me ha dejado tambaleándome. Estoy en la cima de un juego de agua, de uno de esos toboganes por donde los niños suben y bajan con las manos abiertas al cielo y sonrisas nerviosas y gritos de miedo y alegría que llenan el aire. No sé si estoy en un punto alto o en uno bajo, o si he llegado a un cambio de rasante, punto de inflexión o silla de montar. Lo que es seguro es que esa frase enhebra el dobladillo de mi día. Encorseta razones y ordena de alguna manera un barullo que me bullía. Ahora lo veo mejor.

La pérdida es incomprensible y los mecanismos para recuperarnos, a veces difíciles. Es difícil coger los mandos, enjaretar el día y poner rumbo, timón en mano. La pérdida, por mucho que se anticipe, duele de un modo irracional. Hay quien se recompone antes y quien no se recompone nunca. No es verdad que el tiempo lo cura todo. El tiempo pasa, sí, pero no cura. Se acostumbra uno, quizá, o no. 

Entiendo que es ese lazo deshilachado que nos une con lo perdido,  lo que no queremos soltar por muy ajado que esté, porque en cierto modo es una suerte de esperanza que en realidad es lastre que no nos deja salir a flote. Se convierte en amuleto, cual camiseta llena de agujeros que no quieres tirar. Esas que de tan suaves parecen piel propia. Pero sí, nos une con lo que está ya muerto, caduco, acabado, y nos impide salir adelante. Porque en realidad no queremos salir. No. Queremos que él no haya muerto, que no haya encontrado una chavala que le haga más tilín que tu. Que la enfermedad no haya ganado la batalla. Ser más rápido que la guadaña y que la suerte misma o el azar que colocó las piezas de determinada forma. Y no es posible. Es loco, disparatado. Pero es así. Queremos burlar la realidad y no se puede; entonces nos queda ese hilo que es seguir estando triste. Que nos recuerda a él, nos une de una manera que nadie puede alterar porque reside en nuestra propia cordura, o falta de ella.

13/06/2025

NO LO MERECEMOS

Siempre pensé que ser político, tener un cargo público, suponía más de dedicación, compromiso y pasión que de otra cosa. El servicio público por encima de todo. Soy hija de funcionarios convencidos de lo que significa la función pública. Del deber por encima del sueldo. Del compromiso.

Pero miro a nuestro elenco parlamentario y esos tipos que tienen que parecer honrados además de serlo, no están a la altura. Ninguno (salvo honrosas excepciones). No los conozco en lo personal, así que no pretendo insultarles, ni atacarles. Meterme un poco con ellos, sí. Seguro que son buena gente, bellísimas personas, padres ejemplares y honran a sus mayores. O no. No roban ni matan. No. O sí.  Yo hablo de su versión pública. Porque nos representan. Porque los hemos elegido con este que se supone que es el mejor de los sistemas. La sagrada democracia.  Miro al congreso y me avergüenzo. De todos, pero en particular de los que se apoltronan en primera fila. Sillas azules. Y de la oposición con mayoría no suficiente para gobernar. Veo un parlamento de risas y chascarrillos.  Ambiente de patio de colegio gamberro. De a la salida te espero. No me gusta.

 

Me dan vergüenza ellos. No hablo de los pequeños, o sí.  Da lo mismo. En cuanto tocan el poder se hacen iguales. Pienso en España, pero puedo cruzar fronteras. Y también me avergüenzo. Un presidente que dice de otro que está loco. Que acusa a otro de oler mal. Presidentes de países occidentales que defienden la guerra. Que ni siquiera se excusan.  No entiendo nada. Y luego al otro que le  da una cachete su señora delante de las cámaras. ¿En manos de quién estamos? Oscuros razonamientos económicos y de poder justifican movimientos y cambios de chaqueta. Me abochorna el chantaje al que están sometidos unos por unos cuantos. Sí.  A quién le importa en Europa que sea oficial o no el catalán o el vascuence. Bastante tenemos con el guirigay que hay ya. Pero es que no toca. Se entretienen en la superficie, las paguitas, los trenes gratis,  y dejan el mar de fondo, Que aquí al lado, en los Urales, están desapareciendo los Ucranianos. Que en Libia, Siria, Israel hay otra montada de muy señor mío. Váyanse a la mierda presidentes. Me importa un carajo si la culpa es de la comunidad o del gobierno central, déjense de leguleyos y manden la ayuda de una vez. Busquen la paz sin calibrar el beneficio, hablen, que para eso están.  Negocien. Tanto me da de quién es la culpa. Usen con cordura el dinero que viene de Europa. Y ustedes, oposición, no les sigan el juego. Porque es más de lo mismo. ¿Qué es eso del ir al congreso a charlotear?. Que no. Que son ustedes quienes nos representan. Que están trabajando. Aquí se intercambian insultos y en Europa tan amigos.  No.

No doy crédito. No puedo entender que se escuden y se escondan detrás de una consigna para defender lo indefendible. Unos y otros. Vence el relato.

Que dejen huir a un prófugo en plena calle para atornillarse a un escaño. Que nos enfrenten con sus mentiras para dividir de nuevo en las dos Españas a este pais que ya se había reconciliado. Que tanto nos había  costado reconciliar. Unos y otros. Tanto monta. Porque dos no se pelean si uno no quiere. Y dos no hacen tándem si no son de la misma calaña. Suban los azules o los de la rosa va a dar más o menos lo mismo. Las consignas vienen de otro sitio: Europa, ONU, UE,  OTAN rataplán, rataplán. Tenemos una banda que no sé qué orquesta. Porque no sé enteran de la música. Se han salido del partido. Han olvidado por qué están ahí. Porque nos representan.

Nos tienen mareados que si los papeles de un caso. Morralla. Que si la corruptela de cual. Fruslerías. ¿En qué gastan nuestros impuestos señorías?.  Eso no es gobernar.  Ponen en peligro la separación de poderes, dudan de jueces...y mientras tanto nos distraen con líos de cama.

También un vicepresidente antiguo tuvo un hermano de "usted no sabe con quién está hablando". Un presidente cuya mujer, hoy ex, fue primicia en leguaje que hoy llamarían inclusivo al dirigirse a los jóvenes y jóvenas. En el ínterin que un día es la mujer, otro el hermano, tesis copiadas, chuletas en exámenes, ahora una que nadie conoce que dice que está investigando para escribir un libro. En un despacho de abogados.  Y los tertulianos o los del banco azul se indignan porque se grabó la reunión. Las reuniones ahora,  Carolina, se graban. "Descansa". ¿Que es ilegal?. No sé. Hay un aviso al empezar todas esos teams y zooms en el que se anuncia la grabación.  No te hagas la sorprendida. Foco. Lo malo es lo que se dice en esa cita. En cualquier caso, si lo grabado es tan grave habrá que echarle legalmente un vistazo.

Pero lo peor es el nivel del personal. La catadura moral. Increíble. Lo de amañar elecciones y cambiar urnas es pacata minuta comparado con lo que hace esta panda. Desde luego, se le escapa la importancia que le da "Hombre, fueron dos votos " ¿cómo?. Un solo voto es pecado ya. No me vale que todos son iguales, los políticos. Cierto, porque si tus novios te salen rana, hay que ponerse serio con el tema, sí. Que no es que se haya saltado un semáforo su chico, presidenta. (He venido a repartir). Que luego ha habido mucho alboroto, también. Se ha convertido la política en demagogia.  Sin fondo, solo con forma y palabras huecas, grandes escenificaciones. Esto no es yo soy del Madrid tu del Atleti.  No va de ganar la liga. No. Yo no quiero oír discursos ni frases manidas.  Hasta la coronilla estoy de eslóganes y monsergas. No es eso. No es eso. 

No es efecto espejo. Se llama transferencia. Efecto espejo "es un principio espiritual que nos invita a mirar nuestras relaciones con los demás como oportunidades para comprendernos mejor a nosotros mismos" Presidente,  se refiere usted quizá a la transferencia? "proceso mediante el cual un individuo transfiere inconscientemente emociones, deseos y expectativas que originalmente experimentaba hacia figuras significativas de su pasado, a otra persona del presente?. ¿Se refería quizá, presidente a lo fácil que es ver la paja en el ojo ajeno?.

Y señores de la oposición,  esto no consiste, su labor, en ser un tertuliano más.  No. Dejen esa labor a quienes son profesionales del asunto. Ustedes deben ser oposición,  no alborotadores, no dirigen un show de un programa del corazón. Dejen trabajar a jueces y fiscales, que se les escapa el meollo con tanto follón. No es un circo donde están ni unos ni otros. Utilicen con respeto el parlamento.

Al inicio de esta redacción no había tenido lugar el losientopunto2. El primero fue estoyenamoradodemimujer (a mí qué me cuenta, presidente)y el segundo pidoperdónyonosabíanadapuntocom. Cualquier jefe cuyo segundo de a bordo salga rana, se hace cargo. No me vale el yo no sabía nada. Haberte enterado. que para eso estás. Si lo sabías porque lo sabías si no lo sabías porque no, ya sabes dónde está la puerta. Visto lo visto, era algo más que paja lo que se le había metido en el ojo. Y oposición, socios, arreando que es gerundio, que vosotros tampoco tenéis desperdicio.

Hay que lavar de verdad los trapos sucios, limpiar la cámara. Y otra cosa, a las conferencias de prensa, se llega "llorao".