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16/06/2025

A VECES NO QUIERES ESTAR MEJOR

A veces no se quiere estar mejor. Por lo que sea. No es que  no se pueda, que a lo mejor  tampoco. Pero hay más.  Ojo que esa teoría tan en boga que vincula que "si quieres puedes" es falsa y solo genera, como la persecución de imposibles: melancolía. No siempre la voluntad va intrinsinsicamente unida a alcanzar el éxito. En definitiva, estar jodido es lo que tiene. Que uno se acostumbra. No es que le coja gusto. Que no es eso. Se relame las heridas, se regodea, echa una lloradita. Sigue. Y luego está mal otra vez. Como si volviera a un sitio conocido. Sabe dónde está cada cosa. Asocia la felicodad eventual con el desorden del universo. Se le escapa. La sola idea de salir de ese control produce un vértigo del que el protagonista no sabe si va a poder hacerse responsable. No es una zona de confort porque no lo es. En definitiva, que no quiere estar mejor. Cuando oigo esa frase siempre me acuerdo de Antonio. Grande Antonio. 

No volveré a recorrer el camino
que con el tiempo tracé contigo.
Y en ese bar donde quedé dormido,
no quiero despertarme y encontrarte nunca más.
¡Oh,no! Ahora quiero estar mejor.
¡No! Ahora quiero estar mejor.
Recordarás el tiempo que ha pasado,
y me verás al ver que has ganado.
En tu novela y en tus personajes,
no quiero que mi nombre aparezca nunca más.

Él sí quería estar mejor. Y dándole vueltas a esos y otros asuntos,  leo algo que de golpe me pone mi sitio: "A veces no queremos sanar porque el dolor es el último lazo con aquello que hemos perdido" ¡EsoSiempre hay gente más lista que uno. La humildad favorece mucho el aprendizaje. Me ha dejado tambaleándome. Estoy en la cima de un juego de agua, de uno de esos toboganes por donde los niños suben y bajan con las manos abiertas al cielo y sonrisas nerviosas y gritos de miedo y alegría que llenan el aire. No sé si estoy en un punto alto o en uno bajo, o si he llegado a un cambio de rasante, punto de inflexión o silla de montar. Lo que es seguro es que esa frase enhebra el dobladillo de mi día. Encorseta razones y ordena de alguna manera un barullo que me bullía. Ahora lo veo mejor.

La pérdida es incomprensible y los mecanismos para recuperarnos, a veces difíciles. Es difícil coger los mandos, enjaretar el día y poner rumbo, timón en mano. La pérdida, por mucho que se anticipe, duele de un modo irracional. Hay quien se recompone antes y quien no se recompone nunca. No es verdad que el tiempo lo cura todo. El tiempo pasa, sí, pero no cura. Se acostumbra uno, quizá, o no. 

Entiendo que es ese lazo deshilachado que nos une con lo perdido,  lo que no queremos soltar por muy ajado que esté, porque en cierto modo es una suerte de esperanza que en realidad es lastre que no nos deja salir a flote. Se convierte en amuleto, cual camiseta llena de agujeros que no quieres tirar. Esas que de tan suaves parecen piel propia. Pero sí, nos une con lo que está ya muerto, caduco, acabado, y nos impide salir adelante. Porque en realidad no queremos salir. No. Queremos que él no haya muerto, que no haya encontrado una chavala que le haga más tilín que tu. Que la enfermedad no haya ganado la batalla. Ser más rápido que la guadaña y que la suerte misma o el azar que colocó las piezas de determinada forma. Y no es posible. Es loco, disparatado. Pero es así. Queremos burlar la realidad y no se puede; entonces nos queda ese hilo que es seguir estando triste. Que nos recuerda a él, nos une de una manera que nadie puede alterar porque reside en nuestra propia cordura, o falta de ella.

13/06/2025

NO LO MERECEMOS

Siempre pensé que ser político, tener un cargo público, suponía más de dedicación, compromiso y pasión que de otra cosa. El servicio público por encima de todo. Soy hija de funcionarios convencidos de lo que significa la función pública. Del deber por encima del sueldo. Del compromiso.

Pero miro a nuestro elenco parlamentario y esos tipos que tienen que parecer honrados además de serlo, no están a la altura. Ninguno (salvo honrosas excepciones). No los conozco en lo personal, así que no pretendo insultarles, ni atacarles. Meterme un poco con ellos, sí. Seguro que son buena gente, bellísimas personas, padres ejemplares y honran a sus mayores. O no. No roban ni matan. No. O sí.  Yo hablo de su versión pública. Porque nos representan. Porque los hemos elegido con este que se supone que es el mejor de los sistemas. La sagrada democracia.  Miro al congreso y me avergüenzo. De todos, pero en particular de los que se apoltronan en primera fila. Sillas azules. Y de la oposición con mayoría no suficiente para gobernar. Veo un parlamento de risas y chascarrillos.  Ambiente de patio de colegio gamberro. De a la salida te espero. No me gusta.

 

Me dan vergüenza ellos. No hablo de los pequeños, o sí.  Da lo mismo. En cuanto tocan el poder se hacen iguales. Pienso en España, pero puedo cruzar fronteras. Y también me avergüenzo. Un presidente que dice de otro que está loco. Que acusa a otro de oler mal. Presidentes de países occidentales que defienden la guerra. Que ni siquiera se excusan.  No entiendo nada. Y luego al otro que le  da una cachete su señora delante de las cámaras. ¿En manos de quién estamos? Oscuros razonamientos económicos y de poder justifican movimientos y cambios de chaqueta. Me abochorna el chantaje al que están sometidos unos por unos cuantos. Sí.  A quién le importa en Europa que sea oficial o no el catalán o el vascuence. Bastante tenemos con el guirigay que hay ya. Pero es que no toca. Se entretienen en la superficie, las paguitas, los trenes gratis,  y dejan el mar de fondo, Que aquí al lado, en los Urales, están desapareciendo los Ucranianos. Que en Libia, Siria, Israel hay otra montada de muy señor mío. Váyanse a la mierda presidentes. Me importa un carajo si la culpa es de la comunidad o del gobierno central, déjense de leguleyos y manden la ayuda de una vez. Busquen la paz sin calibrar el beneficio, hablen, que para eso están.  Negocien. Tanto me da de quién es la culpa. Usen con cordura el dinero que viene de Europa. Y ustedes, oposición, no les sigan el juego. Porque es más de lo mismo. ¿Qué es eso del ir al congreso a charlotear?. Que no. Que son ustedes quienes nos representan. Que están trabajando. Aquí se intercambian insultos y en Europa tan amigos.  No.

No doy crédito. No puedo entender que se escuden y se escondan detrás de una consigna para defender lo indefendible. Unos y otros. Vence el relato.

Que dejen huir a un prófugo en plena calle para atornillarse a un escaño. Que nos enfrenten con sus mentiras para dividir de nuevo en las dos Españas a este pais que ya se había reconciliado. Que tanto nos había  costado reconciliar. Unos y otros. Tanto monta. Porque dos no se pelean si uno no quiere. Y dos no hacen tándem si no son de la misma calaña. Suban los azules o los de la rosa va a dar más o menos lo mismo. Las consignas vienen de otro sitio: Europa, ONU, UE,  OTAN rataplán, rataplán. Tenemos una banda que no sé qué orquesta. Porque no sé enteran de la música. Se han salido del partido. Han olvidado por qué están ahí. Porque nos representan.

Nos tienen mareados que si los papeles de un caso. Morralla. Que si la corruptela de cual. Fruslerías. ¿En qué gastan nuestros impuestos señorías?.  Eso no es gobernar.  Ponen en peligro la separación de poderes, dudan de jueces...y mientras tanto nos distraen con líos de cama.

También un vicepresidente antiguo tuvo un hermano de "usted no sabe con quién está hablando". Un presidente cuya mujer, hoy ex, fue primicia en leguaje que hoy llamarían inclusivo al dirigirse a los jóvenes y jóvenas. En el ínterin que un día es la mujer, otro el hermano, tesis copiadas, chuletas en exámenes, ahora una que nadie conoce que dice que está investigando para escribir un libro. En un despacho de abogados.  Y los tertulianos o los del banco azul se indignan porque se grabó la reunión. Las reuniones ahora,  Carolina, se graban. "Descansa". ¿Que es ilegal?. No sé. Hay un aviso al empezar todas esos teams y zooms en el que se anuncia la grabación.  No te hagas la sorprendida. Foco. Lo malo es lo que se dice en esa cita. En cualquier caso, si lo grabado es tan grave habrá que echarle legalmente un vistazo.

Pero lo peor es el nivel del personal. La catadura moral. Increíble. Lo de amañar elecciones y cambiar urnas es pacata minuta comparado con lo que hace esta panda. Desde luego, se le escapa la importancia que le da "Hombre, fueron dos votos " ¿cómo?. Un solo voto es pecado ya. No me vale que todos son iguales, los políticos. Cierto, porque si tus novios te salen rana, hay que ponerse serio con el tema, sí. Que no es que se haya saltado un semáforo su chico, presidenta. (He venido a repartir). Que luego ha habido mucho alboroto, también. Se ha convertido la política en demagogia.  Sin fondo, solo con forma y palabras huecas, grandes escenificaciones. Esto no es yo soy del Madrid tu del Atleti.  No va de ganar la liga. No. Yo no quiero oír discursos ni frases manidas.  Hasta la coronilla estoy de eslóganes y monsergas. No es eso. No es eso. 

No es efecto espejo. Se llama transferencia. Efecto espejo "es un principio espiritual que nos invita a mirar nuestras relaciones con los demás como oportunidades para comprendernos mejor a nosotros mismos" Presidente,  se refiere usted quizá a la transferencia? "proceso mediante el cual un individuo transfiere inconscientemente emociones, deseos y expectativas que originalmente experimentaba hacia figuras significativas de su pasado, a otra persona del presente?. ¿Se refería quizá, presidente a lo fácil que es ver la paja en el ojo ajeno?.

Y señores de la oposición,  esto no consiste, su labor, en ser un tertuliano más.  No. Dejen esa labor a quienes son profesionales del asunto. Ustedes deben ser oposición,  no alborotadores, no dirigen un show de un programa del corazón. Dejen trabajar a jueces y fiscales, que se les escapa el meollo con tanto follón. No es un circo donde están ni unos ni otros. Utilicen con respeto el parlamento.

Al inicio de esta redacción no había tenido lugar el losientopunto2. El primero fue estoyenamoradodemimujer (a mí qué me cuenta, presidente)y el segundo pidoperdónyonosabíanadapuntocom. Cualquier jefe cuyo segundo de a bordo salga rana, se hace cargo. No me vale el yo no sabía nada. Haberte enterado. que para eso estás. Si lo sabías porque lo sabías si no lo sabías porque no, ya sabes dónde está la puerta. Visto lo visto, era algo más que paja lo que se le había metido en el ojo. Y oposición, socios, arreando que es gerundio, que vosotros tampoco tenéis desperdicio.

Hay que lavar de verdad los trapos sucios, limpiar la cámara. Y otra cosa, a las conferencias de prensa, se llega "llorao".

10/06/2025

CRÓNICA DE UNA AUSENTE

7 de junio del 25.

He visto las fotos. He visto las risas. ¡Qué bien debisteis pasarlo!. Una  reunión de antiguos alumnos ya la describió Javier Marías en su momento. Él,  que además también fue al cole.  Y conoció a todas las Señoritas, a los señores. Al Paco. A la Tere. Y por supuesto a la señorita Jimena.

Yo siempre he sido un poco la pegatina en el cole. Fuimos las nuevas de COU.  Me sentí recibida mejor que en brazos. Un chico altísimo se acercó a mí y me presentó a sus altísimos amigos. 

Flipé cuando llegué en noviembre a Valdemarin y vi a un montón de chavales en pololos y el Paco azuzándoles para que saltaran de las terrazas. Usaba algunas palabras que hoy están, ya no digo sujetas a sanción, están fuera de uso, prohibidas por la RAE. Nevaba en Madrid. Y allí no rechistaba nadie. Tan contentos y orgullosos.

Tengo solo recuerdos de un año del cole. Pero hay muchas personas que conocí ese año 1982 que  me han acompañado hasta aquí. 38 años. Se dice pronto. Cerca, presentes. A otros les he visto un poco menos. A algunos casi nada.  Pero el reencuentro con cualquiera ha sido cada vez un "decíamos ayer". No en plan tenemos que vernos más. (Palabras huecas. Oídos sordos).  No. Simplemente, retomar un hilo de una conversación que se quedó en algun sitio y se activa sin más. Sin solución de continuidad. 

En el cole conocí a muchas de las personas que han sido más importantes para mi. Aunque ellos no lo sepan, o sí. El colegio cambió mi vida completamente. Para bien.  Claro. El año de COU lo recuerdo uno de los mejores. Supongo que estudiábamos mucho. Pero solo me vienen a la cabeza las anécdotas, las risas en clase, con el Sr.  Sos o los hermanos Soria, Rafa Castillo, el Sr. Bauluz en dibujo, fumando, o Elena Flórez que estuvo a punto de dar a luz en alguna clase. Y luego los cafés y los fines de semana entre el Penta, la Vía Láctea y las fiestas en casa de alguien que cumplió años un montón de veces ese 1983.  Recuerdo pasármelo genial. 

Pasé todo el año en primera fila en clase, por ser la nueva. Pero ni eso me tocó la moral. Me costó entender esas cosas que os parecían tan normales a los demás. Además de los saltos imposibles sin romperse ni un hueso. Como lo de señor ¿puedo ir a un sitio?. Yo pensaba ¿A qué sitio?. No bailé en el Auto, ni me sabía las canciones, para mi vergüenza, aunque me emocioné cuando lo vi por primera vez. No salté la mesa alemana. Por lo demás, para mí fue como si hubiera estado allí, en el cole, desde el principio. Aunque realmente siempre fui una infiltrada.

De una reunión parecida a la del sábado Javier Marías decía que todos iban "disfrazados de mayores". Así os vi yo, aunque solo a través de las fotos.  Esas risas podía oírlas. No hay canas, ni tinte, ni calvicie que altere todo eso. No hay barriga ni atolondramiento con el que la edad nos castigue ni confunda que borre esa energía, esa luz que sale de los ojos cuando se encuentran los amigos de la infancia. 

Felicidades a los organizadores y gracias.




01/06/2025

PARA EL TREN

 

Palencia existe y tiene tren, como Santa Marta. Aunque no tenga tranvía.  Tampoco. Hay un cambio de ancho incluido en el trayecto.  No le falta un perejil al trayecto? Por otra parte ameno aunque monótono.  Ya sabemos de la algarabía que se puede encintar en los campos de castilla. Que se lo digan a Don Antonio.

La paradita hace que la velocidad media se vea afectada. Ya lo tendrán en cuenta operadores en su estimación de hora de llegada. Pero para el usuario llano, parar 15 minutos en un viaje de un par de horas, hora y media, afecta. Afecta de un modo subjetivo. Si. Porque a dónde van a parar los cuartos de hora si es en buena compañía.  Pero aquí interviene la idea de progreso. La sensación de modernidad en este tren sin ventanas que atraviesa la meseta como una herida que ya no se va a cerrar nunca. Mucho AVE, mucho Alvia, que la paradita no te la quita nadie. "Ventajas de viajar en tren". Gran título de Orejudo. Y es que el tren mola. Es de los pocos medios de transporte en el que el cinturón no es obligatorio. No sé si existe.  La  libertad de movimiento.  Los espacios. La conversación.  Sí.  La conversación.  El paisaje. Me gusta viajar en tren. Padre nos decía cuando éramos pequeñas y se tardaba una vida en llegar a Segovia antes de Guiomar: apuntad todos los pueblos donde paréis. Las cosas que veáis por la ventana. Y allí iba yo con mi cuaderno. Siempre me saltaba algo porque me quedaba frita. Madrid Segovia tenía parada en todas las estaciones excepto Pitis y los Peñascales. Es mundialmente conocido que allí no paraba ningún tren porque en una hondonada próxima, un edificio anodino albergaba la sede de los espías. Para evitar  tentaciones, se desviaban los caminos y se cortaban carreteras y servicios. Que se lo digan a Rafa Reig. Él se lo sabe mejor.

En fin. En esos trenes sacábamos la cabeza por la ventanilla. "¡Niña no hagas eso que vamos a tener un disgusto! Que hay postes al lado de la vía y trenes en sentido contrario, te van a llevar. Por delante!" Eso era solidaridad ferroviaria.  Como compartir almuerzo cuando no había cafetería abordo en la que te crujieran por un malisimo café. "Aguachirle hija mía". Una cabezadita en hombro ajeno y la conversación. Se nota que mis padres se conocieron en el tren. Madrid Segovia.  De ahí tanto romanticismo. Pero eso fue antes. Años 60.

Estamos en mayo del 25. 36C. Después de las quejas de la lluvia y el frio llegan las del calor y la sequía.  Será el cambio climático o que el clima cambia.  Pero en este tren hace un calor. Eso sí que es malo. Sur para el frio me echo yo una rebequita. Un grupo de palentinos bromea con el tren parado.  Las luces son primero tenues, luego se apagan por completo. Que si vamos a tener que empujar.  Que qué habrá pasado. Que no hay luz y por eso. "Esa es la de emergencia mujer" Quitan el aire. "Pero si la luz va por la catenaria esa" "La habrán robado", "que eso luego se vende muy bien" Risas. "No te lo vas a creer, que en Córdoba robaron las traviesas y a la mañana un paisano vino a ofrecérselas al encargado". Como te lo estoy contando. Pues la catenaria esa, lo mismo. Pasa el revisor. Una señora muy parlanchina, que anima el vagón, le espeta nerviosa: "Mire usted, había pensado yo coger un ladrillo de una obra y echarlo al bolso. Que si paran, con lo que está pasando, que ya me lo olía yo, o abren las puertas o rompo un cristal.  Que me sabe mal que las cosas no funcionen bien. Pero es que tengo mucha angustia. Y por lo menos sentir el aire en la cara". El revisor suspira "terrorista a bordo". Otra señora muy leída le avisa. "Usted es muy sincera, pero mejor si se calla porque la está oyendo mucha gente. Y si pasa algo, ya veremos. Que no digo yo que no esté de acuerdo con usted. Es un consejo que le doy." La primera, de nervio que tiene, está sentada en el borde del asiento. Que no viene a Madrid más que por ver a sus nietos. Pero maldita la hora. Con la cantidad de tarea que le da el campo desde que enviudó.  Ya podían venir ellos que lo mismo de lejos están. Y ella no está para tanta tontería. Qué no le gusta el lío de la capital. Está acostumbrada a sus cosas. La comida de los bichos antes de que canta el gallo. Recoger unos huevos para el mediodía.

34C sin ventanas.  Tren lleno. Sol de justicia y sin aire ni ventilación de ningún tipo. Como vuelva a toser mi vecino de asiento me voy a la cafetería. Coño.  Que se ponga mascarilla. Que no estoy yo para tonterías.

La espontanea sigue charlando. Su compañero de viaje dice sesudo que "no hay tensión bastante. O vamos a 234km/h o ponen el aire. Que las días cosas no se pueden"  Me va a dar un vahído. Anuncian un perdonen las molestias por la demora de 15 minutos acumulada.  Al cabo de media hora. No entiendo lo de acumulada.  ¿Cómo va a ser?. ¿Sin acumular? Retraso o demora es lo que es. Ni acumula ni no. No entiendo. En realidad es sin acumular porque ya van 45 minutos.

Siguen las conversaciones  más interesantes. "No vuelvo a Madrid.  Que soy gafe. Tengo el billete desde hace meses. Con ilusión. “Dice una jovenzuela que anuncia contenta que viaja a un concierto. Bueno.  Esta enfadada con el retraso.  Y yo. Que son las siete de la tarde y he salido de casa a las mismas pero de la mañana. Y ya no estoy para estos trotes. ¿Cómo será el asunto que han repartido agua fría?. Acompañada de un velado "disculpas". Que la azafata no tiene la culpa. Pobre. "Gracias maja".

Nunca fui a Palencia. Como otros no habían pisado Granada.  Visto y no visto. Sólo conozco a un palentino.  ¿Con quién me encuentro en la estación? Con él.  A mi ya no me sorprende. Buen viaje J. Luego me cuentan que el padre de R también era palentino, y que Martínez visitaba el sitio con frecuencia. Y al llegar al hogar, dulce, me llega un correo. "Acaba de viajar con Renfe. ¿Qué le ha parecido la experiencia?" La preguntita tiene bemoles. ¿Se lo cuento?


17/05/2025

MIEDO A LA POLICE

Nací en el 65 (que no en el Mediterráneo), por lo que la policía para mí era un cuerpo confuso. Siempre atribuí la mezcla entre respeto y miedo al hecho que mis padres no fueran muy afines al régimen. La visión de un niño y la interpretación de las palabras de los adultos distorsiona la realidad. En mi caso, con una imaginación tachada siempre de desbordante, se me disparaban las alarmas en cuanto veía un uniforme. Hasta los bomberos me causaban inquietud, superada ésta con creces de tanto verlos-vivíamos al lado del Parque de Bomberos de Rufino Blanco-. Ese sí que es un cuerpo, por cierto. Que se lo digan a la hermana de mi ex novio. Que para alegrarse siempre se acercaba al Parque de Bomberos de Santa Engracia (García Morato en otros tiempos), donde sí que está el CUERPO.


En fin. Con algunas pesadillas y preocupaciones de la infancia crecí rodeada sin embargo de alegría, entre algodones. Entre mis miedos estaba que un día arrestaran a mis padres debido a las cosas que oía, seguramente sacadas de contexto, el caso es que esos temores me parecían fundados. Los susurros, los silencios, los regalos de mi padre cuando volvía de Francia, los libros prohibidos, la música,  y esa gente que venía a dormir a casa o a fumar a altas horas de la noche porque no podían entrar en la suya. Porque les estaban esperando.


El caso es que yo pensé que eran mis fantasmas, pero en las canas de mi vida me encuentro hablando con chavales que estudiaron no ya la guerra civil ni el franquismo en los libros de texto. Han sabido de Tejero por Savia. Juan Carlos es solo el padre del rey, expatriado. Y esos chavales también tienen miedo a la policía. Esa sensación de: ya verás como me pillan con algo. Cuando en realidad no tienes nada que temer. Porque no has hecho nada, eres de los buenos. Se acrecienta el miedo con el desconocimiento. Porque tampoco uno sabe todo lo que es delito. Que si no llevas carné, que has cruzado sin mirar, ¡yo qué sé! Seguro que algo he hecho.


Vas por la calle, un suponer, y eres, yo qué sé, testigo de un robo. Ves a un uniformado, con su chaleco azul. Imponente. La primera idea es contarle, el ladrón iba de traje, parecía un tipo serio. Yo qué sé, acumulas los datos y los ordenas para ofrecer ayuda como un ciudadano de pro. De pronto, dudas. ¿Llevo el DNI? ¿Y si me lo pide? Empiezas a imaginar preguntas imposibles. Que por qué denuncias. Que qué estabas haciendo tu ahí a esas horas. Tan de madrugada, una chavala que tenía que estar estudiando y no zascandileando con chavales. Que si has bebido, o fumado. Te ves en el calabozo. Lo visualizas. Tienes que llamar a tu padre, que nunca fue arrestado, para que te saque de chirona; total, por un momento de vanidad. Querías pasar a la posteridad por denunciar a un pobre diablo que le dio un tirón a una chavala y se llevó su bolso. Imitación de top manta. O del mercadillo de Majadahonda. Tanta parafernalia para nada. Total, que acabas decidiendo que hubiera tenido más cuidado la chica, que a lo mejor no era para tanto lo que llevaba en el bolso. El tabaco, las llaves y el móvil. Un estropicio en toda regla. Pasas de largo ante la pareja de policías, que esconden los pulgares en los bolsillos delanteros de su vestimenta, sin mirarlos siquiera. Tan rápido pasas, que no sabes si son hombre o mujer. No levantas la cabeza, atento a tus pisadas. Intentando no hacer ruido, disimulando lo que no tienes que disimular, porque no has hecho nada. Estás en pánico, no quieres levantar sospechas y cambiar de acera, que es lo que te pide el cuerpo, porque fijo que algo te sacan. Cuando superas el "obstáculo" sueltas todo el aire y respiras. Doblas la esquina y echas a correr como si llevaras viento a favor. No ves el momento de llegar a casa. Encontrar a los padres, achucharles sin motivo, acunarte en su regazo de seguridad. No contarles nada y no volver a salir nunca más en la vida. Prometes ortodoxia y disciplina, te encomiendas a todos los santos que conoces.

Una experiencia propia y no inventada es la de la huelga por La Ley de Atribuciones. Los estudiantes de ingeniería, tan formales e incoloros normalmente, nos echamos a la calle. Y los grises ya no eran tales sino marrones. Les gritabamos irreverentes y al amparo de la multitud. "Esos de marrón, ¿de qué Escuela son?" Nuestra condición de niños bien no impidió cargas policiales ni uso de gases lacrimógenos. Imagino que reacción merecida, por el comportamiento vandálico de unos cuantos. Ajenos a nuestras reclamaciones. 

Hasta hace poco solo hubiera sido capaz de reconocer al "Coscos" y al "Gordo". Los policías municipales de Navacerrada. "Coscos" porque creo que era un poco tartamudo. Y cuando los chavales hacían una trastada, les perseguía levantado la porra y gritando "coscos, coscos (que os)...voy a coger y a decírselo a vuestros, padres" En Nava, si hacías algo, la policía se chivaba a tus padres. Otros tiempos, sin casco en la moto y si documentación.


Pero el otro día me pasó, con todas mis primaveras, algo que me ha cambiado para siempre. Con mi expediente tan limpio como mi carné de baile. Que no estoy fichada. Mi único pecado, alguna multa de tráfico que otra. El caso: Salía de un aparcamiento subterráneo. En la calle una manifestación invadía la acera contraria. En la mía, justo en la salida del parking, un coche de policía tipo tanqueta (así me lo pareció) invadía mi paso. Un policía del tamaño de los miedos de Gulliver se interpone entre el vehículo azul y el mío. Bajo, temerosa, la ventanilla. "Agente", oso a decir. La voz me asoma con dificultad. Se gira el oficial a cargo de la vigilancia. Insisto, pulgares en el chaleco. "Señora". La mano a la visera. "Un momento, me encargo, pase por aquí". Me abrió el paso. Levantó la mano y paró el tráfico. Dos frenazos, dos taxistas. Pensarían que era un ministro quien iba a pasar. Agradecí con mi mejor sonrisa, la más ancha, y un poco de pudor. Eso sí, en cuanto pude, aceleré todo lo que mi Super Fura dio de sí, para alejarme de una eventual solicitud de documentación. "Salga del coche, las manos donde pueda verlas". He visto demasiado cine. Pero por primera vez miré a la cara al hombre que va disfrazado de policía. Y es un señor normal. Desde ese día intento mirar a los policías que me encuentro. 




HAZTELO MIRAR

 

Ni Filomena (ni Filomeno), ni la Pandemia (ni el Pandemio), ni el terremoto de Estambul de hace unos días o el de Chile de hace un par de días (intensidad 7'5, poca broma); ni Cumbre Vieja, a la sazón, volcán de la Palma, ni la Dana de Valencia. Nada como la tormenta de hace un par de noches. Dos de mayo del 25. ¿Qué pasó esa noche?. No me daba tiempo a contar entre el rayo y el relámpago. Olía a quemado, o sea que los rayos han caído aquí. Nos hemos despertado no solo por el ruido.  ¡La luz! Es que parecía que se hacía de día.  No me lo puedo creer. Ya lo decían Abraracúrcix y sus valientes galo. Que solo temían que el cielo le cayera sobre sus cabezas. Pues ocurrió.  Y es que la naturaleza, cuando se pone, es salvaje. Vamos, salvaje es siempre. Pero hay momentos en los que es indomable.  La otra noche fue uno de esos momentos.  Como cuando intentas volver a la orilla y la resaca te aleja a cada brazada. Como cuando las olas baten el arrecife.y

Pensé que si hubeira sido al revés, la tormenta antes  que el apagón, todo hubiera tenido sentido. O al menos se podría haber entendido. Ha caído un rayo en tal transformador. Bueno. Sería mentira pero se comprende. Porque el lío este de q las renovables, que si las nucleares, el sol, las presas y el viento...o no lo entienden bien los que lo entienden, o no lo explican bien. Cuando uno entiende algo bien, loe explica de forma sencilla y con el objetivo único de ser comprendido.  Esto no lo están contando bien. Que si "una oscilación muy fuerte en los flujos de potencia". ¿What? Otra: "A las 12:33 horas desapareció el 60% de la energía que se estaba consumiendo en España durante cinco segundos". Oí tropecientas veces esa frase cuando, desesperada buscando un transistor, decidí meterme en el coche y de paso cargar el teléfono.  Un poco. Tampoco me dice mucho, del por qué.  Que a lo mejor los ingenieros fotovoltaicos y los eléctricos lo ven clarinete. Yo no. Quizá influyó un poco mi estado semiebrio.  Quizá. Pero después Tampoco lo he entendido. Y ya no tengo ni resaca.

En fin. Que me parece a mí que todo esto son señales. Ya no me importa el por qué. No es tanto quién o qué nos las envía. Digo yo ¿Qué más avisos necesitamos para llegar a la conclusión de que algo estamos haciendo mal?. Atribúyelo a quien quieras. Pero parecen advertencias. Deberíamos pararnos a pensar. ¿A dónde vamos?

En pandemia pensamos que habíamos aprendido lo "importante". ¿Qué es lo importante? De entonces sólo quedan los muertos, y los vivos con secuelas. Y el hecho de que si te pasas tres días en casa sin ducharte no parece raro. Pero, ¿cosas buenas? No me sale nada por la b. De la Palma y de la Dana, lo mismo, afectados. Eso aquí, en lo local. Y por supuesto reclamos de responsabilidades, culpas esparcidas cuál cagarrutas. De Filomena un blanco amanecer y mucho lío. Anécdotas varias de esquiar en la Castellana, pero poco más. Es difícil aprender. Va ser verdad eso del hombre y las piedras y las veces que uno tropieza.

04/05/2025

BESOS Y ABRAZOS



Encuentro en internet una serie de tipo.

 - los esquimales, se frotan sus narices;

- los japoneses, se hacen una reverencia, pero no hay ningún tipo de contacto físico;

- los europeos, suelen darse uno o dos besos en las mejillas, en Francia tres, por llevar la contraria, y siempre se queda uno cortado porque no lo hace y se choca con el francés de enfrente. En Italia empiezan al revés (en cuanto a mejilla)

- los americanos solo utilizan el apretón de manos (pues solo besan a sus parejas y familia);

- en la zona de Rusia, se besan tres veces en la comisura de la boca, aunque sean hombres;

- en Hispanoamérica es más común darse un solo beso en la mejilla;

- en muchos países asiáticos el saludo es una leve reverencia con las palmas de las manos juntas.

 

Estas normas básicas no me ayudan mucho. La verdad. Faltan detalles, como los "morreos" tipo el de Brezhnev y Honecker en el 79, que decora lo que queda del Muro de Berlín  y que los visitantes imitan para inmortalizar el momento viajero; el número de reverencias necesarias para que en Japón el saludo sea considerado correcto, según rango y situación de los actores intervinientes. Que en Italia, ya he mencionado, se empieza al revés el par de besos con lo que el riesgo de pico accidental occidental es mucho más alto que cuando mis amigos en la adolescencia jugaban a besar en la comisura, por si por causalidad caía algo.

Si hablamos del mundo del saludo entre amigos, por lo visto las normas han cambiado. Un beso, dos, beso con abrazo.  Abrazo solo. Duración del abrazo. Consigna para detener el abrazo. Palmadas en la espalda.  O no. Un simple hola, barbilla arriba. Besos al aire. No me aclaro.

Además, si el tipo de saludo depende de la relación entre las partes, peor me lo ponen. El asunto de la percepción es, como no podía ser de otra manera, subjetivo. Así es que, salvo los amigos de los dedos de la mano, con el resto no todo es biunívoco. Puedes tu querer dar dos besos y el otro uno, por lo que sea. Que Fulano te quiera abrazar y tu solo darle un par de ósculos. Es difícil.  Los límites son confusos y las normas obtusas. Recuerdo a madre con sus "mua" "mua" como si llevara pamela, según la pillaras, ni te tocaba. Mejilla con mejilla como mucho. Para desesperación de algunos que lo compensaban con besos metralleta, cogiéndole la cara con ambas manos para que no se escapara.  A lo mejor era por el maquillaje.  A saber.

 

Otro saludo que he visto mucho es el que hacen los chicos que llevan mochila. Chocan la mano libre y luego simulan un abrazo juntando solo los hombros. Con la mano libre: palmadas en la espalda, sólidas, contundentes, dos. "¿Qué pasa cabrón?." Frase inseparable que da garantía de calidad a la cordialidad del encuentro. Todo un ritual que me hipnotiza, la sincronía es perfecta, los tiempos justos. Parece un baile ensayado.

 

Pero yo no me aclaro. ¿Qué hacer cuando te encuentras a alguien? ¿Cuánto tiempo tiene que haber pasado para darse besos? ¿Qué relación debe haber? ¿A los amigos q ves a diario también les besas? A los parientes sí.  Por descontado. Me lío.

 

¿ Será herencia de la pandemia? Hay que recordar que antes del cierre se nos recomendaba saludarnos con los codos. Choque. ¿Qué habrán hecho los pobres codos por cierto? ¿Que tosías? Al codo. ¿Saludo?, codo con codo. Y luego, te das el típico golpe horrible en tan necesaria articulación y en medio de tu dolor la reacción es: Te aguantas porque es "el codo de la risa". Quédate tú sin codos, como la tía Charo, que estuvo en posición de cruasán unos meses. Ya verás la risa que te da.  Después de la tontería del codito vino lo de ponerse la mano en el corazón. Leve inclinación de cabeza. Este estilo se ha quedado  implantado según países. Pero, el caso. ¿Qué hago? ¿Te doy un par de besos, tres, uno; subo la barbilla; achuchón? Sonrío por si las moscas. Me doy la vuelta y hago como que no estoy.

 


01/05/2025

SIN COBERTURA

 

Felicidades a quienes tienen gas y viven en un bajo. Un primero o casita aislada. Yo vivo en un 10⁰. Trabajo en la planta 33, los años con los que murió Jesús, sí, de un edificio singular.  Y tan singular. Volver a casa fue fácil, cansado, pero fácil. Lo que no quería era llegar. Porque la caminata, vale. Recoger a los críos del cole, vale. Pero los diez pisos. Y luego bajarlos. Y luego volverlos a subir. Total. Que puse a prueba mi año haciendo yoga al amanecer y pilates a mediodía. El suelo pélvico lo tendré muy bien, pero los diez pisos casi me matan. Además, en mi edificio no hay bancos en los descansillos de las escaleras. Así que tuve que subir de un tirón. De eso me preocupaba yo mientras caminaba.  Y que no había puesto ticket de la ORA. Que justo había hecho la compra del mes. Cositas. Me voy o no me voy el puente al pueblo. Otras insignificancias como que los mellizos querían ir al parque en cuanto me vieron.  Los mayores se debatían entre la responsabilidad y salir con los amigos. Y yo lo que quería era tomarme un gin tonic. (O dos) Subimos y bajamos unas cuantas veces. Conté las escaleras y las olvidé.  Como me lo decía mi abuelita y lo olvidaba muchas más. Igual que contábamos las escaleras del Alcázar para subir a los torreones/almenas. E imaginar desde allí la Castilla de los Reyes. El balcón del que se cayó un infante, seguido por su nodriza, aterrorizada por la culpa y el castigo.

Pero lo mío es anecdótico. Flipo con la peña. Esto es morir con las botas puestas. Ni guerra tecnológica ni ciberataque. Los bares a reventar. Eso es España ¿o sería igual en todo mundo mundial?. Las terrazas petadas. Imagino así a los irlandeses, a los nórdicos quizá. Los bares repartiendo ensaladilla rusa con alguna broma y referencia entre el miedo y el humor. Que no se quede nadie sin comer.  El día del sushi  y el gazpacho y las ensaladas. Bocatas y embutidos. Lo mejor, la charla. Siéntate con nosotros. Tómate algo. Fue lo más dicho. El disimulo en escuchar conversaciones ajenas se tornó en participación. Sin poderse esconder en pantallas de teléfono u ordenadores, era imposible esconder la atención. Así es que, las cañas solitarias se convirtieron en colectivas.  Dándole a la sin hueso. Sin redes sociales ni más información que la de la radio, si es que la encontrabas. Volvimos a la palabra, que siempre nos queda. Cuando ya nada se espera. Charlas con desconocidos.  Intervenir en discusiones ajenas sin complejos.  Unos aportando información, otros bulos. Mucha risa. Velada preocupación.  Porque ¿Qué podíamos hacer? Cuando la solución está claramente fuera de tu alcance, ocúpate, pero no puedes preocuparte más. Mucha cerveza. Mientras esté fría. Saca lo de los arcones, que se os va a estropear. Mucha tapa. Comida flambeada. Imaginación. La tarde del año.  Tardeo en estado puro. Oí a unos chicos que salían del colegio decir "tío, vamos a Mercadona que no hay cámaras, no funcionan". Alguno aprovechó para poner al máximo de velocidad el coche sin temor a los radares. 

Los bailes espontáneos en la plataforma del AVE, sobre las traviesas, con un "aserejé" sincronizado le echa el pulso a esos vecinos que en Chueca volvieron a las sillas en la calle y la guitarra en mano. En nava, si viviera Libertad, ponía en fila al personal a bailar los pajaritos (por aquí, pajaritos por allá), como hizo una vez que viajaron a Benidorm despues de fiestas, con los guiris. Ella y Angelines, dueñas del ocio del Levante. O a la chavala que encontró su momento de gloria en la Mutua Madrid Open. Cantando a capela una canción de Malu coreada y animada por las gradas. Ole. Spain is different. Pues parece que si. Ni Nadal concentró tanta atención, tanta emoción. Lo que hubiera dado yo por un jardín con barbacoa donde ponernos morados de colesterol en vena.

Uno de los peores cruces de Madrid: María de Molina con Velázquez. Para más dificultad, hace unos años Velázquez volvió a ser bidireccional. Un espontáneo se encasquetó el chaleco del coche y se puso a organizar el tráfico. No se oía ni un claxon. Eso es verdad. Salvo algún uver despistado. Por cierto, oímos un discusión familiar: "que no se puede parar a un uver, mujer". "¿Hombre ni hoy?" La gente perdida por la calle sin Google Maps buscaba ayuda. ¿Por donde? Por ahi. Venga que la acompaño.  Total. Como la abuela Sofía, un día que iba al Casino, por ejemplo.  Le pidieron ayuda para llegar al Acueducto "os guío, voy con vosotros" Ni corta ni perezosa se metió en el coche de unos hippies y la llevaron al Casino después de que ella les diera un tour a su estilo por Segovia entera. Seguro que ha habido experiencias malas. Pero por una vez, no cuenta la queja. Mira el lado bueno. 

Vecinos que intercambian teléfono y conversaciones que no se apagan por una llamada de móvil ni por un correo muy esperado. No puedo trabajar, no puedo estudiar.  Paseos. Vamos a charlar. Bailemos. Bebe, bebe que la vida es breve. 

16/04/2025

¿NOS TOMAMOS UNA PIZZA? MEJOR NO HAGAS NADA

EEl aprendizaje del silencio es útil siempre. Y de los más difíciles. Aprender a callarse. Padre decía que había personas que tenían muchas cosas que contar. Había un poco de coña en eso, no burla, que padre no era de burlarse. Pero un poco de broma, esa idea que siempre nos intentó transmitir de no tomarnos las cosas no demasiado en serio. (Tarea difícil con la mujer que le acompañó, una de cuyas características genéticas era la ausencia absoluta de sentido del humor).  Es buenísimo instruirse en el arte del silencio. Especialmente difícil ante el necio que todo lo sabe. Ante el incontinente. Que provoca con su charla vacua, el deseo de intervención. ¡ERROR!.

Es sencillo, en realidad. Porque ¿para qué? Se aprende más escuchando. ¡Ojo! No confundir el silencio del que escucha ni, con no tener nada que decir, ni con todo lo contrario: me callo porque te ignoro, porque no mereces mi respuesta. Nada hay más solemne que el silencio de un burro. Atentos a los silencios. Que los hay variados.

Dentro de callarse entra "morderse la lengua". Los hijos, y en particular los adolescentes son un campo de prácticas para ese silencio necesario. Ese momento en el que ves que a tu hijo que claramente le pasa algo. Si preguntas porque preguntas, y si no preguntas porque no preguntas. No hay manera de acertar. Que tiene una cara que le llega al suelo y la arrastra. Se te ocurre decir "estas bien?" y hay varias opciones, una, la más improbable es que te diga "no, no estoy bien, mamá, en el trabajo me han hecho una faena, tal cual y pascual”. O “me han suspendido física cuántica y me lo sabía. Me han pillado con una chuleta y soy imbécil porque había estudiado”. O “me ha vuelto a dejar mi novia, que sé que todos pensáis que es una bruja, pero es mi bruja”.. O “He ido al médico y me han dicho que el bulto que me molestaba tanto, de la pantorrilla, es malo y me tienen que operar ya" Dentro de que cualquiera de las opciones es un drama que, con el cambio de edad y por tanto de escala, varía en cariz y manera de relativizar hay un momento en que se te escapa algo. “¿Luisa?” Error. “¿Luisa? Pero si Luisa se fue a Belgrado hace seis meses y lo habíamos dejado. Mamá, no sé para qué te digo nada” ¿Qué bulto? "te lo había contado, mamá ¿lo ves? No sé para que preguntas si no me escuchas nunca. No sé para qué te cuento. Es que no aprendo". Si te hubiera solo mencionado la palabra bulto, el nivel de alarma habría colocado a tu cerebro en modo madre coraje a lo bestia. La cota de angustia se habría vuelto encarnada, granate oscuro. Como un termómetro que sube en un instante al acusar el cambio brusco de temperatura. Los músculos de tu barriga estarían permanentemente contraídos, dejando una tripa lisa que ni con cientos de flexiones diarias y disciplina absoluta, se consiguen. Y aun así no serías consciente porque los espejos habrían desaparecido de tu vida y solo tendrías una alerta en tu cerebro: bulto, tumor. Habrías buscado médicos desde hace meses, hablado con unos y con otros. Habrías hecho mimos en esa arisca pantorrilla hasta ponerle los calcetines si hubiera sido necesario. Hay cosas de las que una madre no se olvida. Tampoco te hubieras olvidado del nombre de la chica que rompió el corazón imberbe de tu retoño. Pero, cállate. El silencio, o al menos cuenta hasta tres millones trescientos cincuenta mil, quizá sea una opción recomendable. Que no se te escape ni un suspiro. Mantente atenta, toda tu dirigida a tu hijo, tus ojos, tus orejas, tu actitud. No pestañees, no respires, no gesticules, no muestres miedo, sorpresa, enfado. Eso si habla el vástago. Que no es tan frecuente. 

Volvemos al momento en que tu hijo llega descompuesto a casa. "¿Estás bien?" Sí. Entra en su cuarto y cierra la puerta. "Sí" Come sin levantar la mirada de la sopa que aborrece más que Mafalda. Sin abrir la boca. "Sí " Silencio en la sala.

Ante esa segunda actitud hay madres que insisten, pero ¿qué te pasa?, ¿te duele algo?, ¿está rica la sopa?, ¿prefieres otra cosa?. Se desgañitan intentando encontrar respuestas. Entran en modo metralleta, ansiando cubrir todos los ángulos y un gesto que le haga pensar que ha acertado. Que tiene solución, que no es grave. Tratan de interceptar la mirada esquiva, clavada en el mantel, la televisión, el móvil. Me río yo de los detectives reales. Se encienden todos los avisos: bombilla roja, sonidos estridentes atacan el corazón materno. Le estarán fastidiando en el colegio, universidad, trabajo...una novia canalla, un amigo. Escenarios dantescos se dibujan en la imaginación de esa madre Colombo. La actitud del padre no siempre modula. La distancia entre: "Mujer, deja tranquilo al chaval" y "quieres hacer el favor de contestar a tu madre, que te está hablando”, es tan corta como imprevisible. Tras la intervención del padre, inmediatamente, la madre se arrepiente de haber abierto la boca. Porque en este momento se desencadena la crisis real. El chaval se levanta. “No te levantes de la mesa”. Ha estallado la guerra mundial en tu pequeño refugio, la mesa del salón, de la cocina. Donde solo quieres armonía. La opción del padre de bromear, darle cancha al niño, el juego del cómplice "qué pesada es mamá " puede amainarle a él pero a la leona se le ha acabado la paciencia. Se mezclan la angustia y el enfado. Un coctel nefasto. "Muy bien, haced pandilla vosotros, yo me voy, que para el caso que se me hace en esta casa, mejor que no esté " Mucho drama. Y mientras el niño, jodido. Deja de ser foco de atención de unos y otros. Por un lado se alivia de que se olviden de su drama, por otro se siente culpable, peor, de que sus padres se hayan enzarzado en una discusión absurda. Y se le agranda el sufrimiento, aunque se convierta en enfurruñamiento.

El caso es que nunca se sabe qué es mejor cuando un hijo está mal. Porque si preguntas, porque preguntas. Que eres una pesada, que no se puede respirar en esta casa, acusaciones sobre el control (déjame mi espacio, se dice ahora) Pero si no preguntas, si conscientemente te  callas y esperas...la hecatombe. "Claro, vosotros como si nada, a lo vuestro. Yo hecho polvo y vosotros ni caso. Que si mi hermano tal, que si la comida no sé qué y yo como si no existiera." Hazte el muerto. ¿Cómo se hace para que el hijo sepa que estás ahí sin que lo sepa? Porque si estás en silencio, con cara de interrogación, malo también. "No me mires así, que no te lo voy a contar". Suele ser bueno esperar al día siguiente, o al cabo del rato, intentarlo. Pero la medida del acierto es incierta. Porque si has sido prudente y no has ametrallado con preguntas, te puede caer un: "y tú ahí sin enterarte de nada. Yo muriéndome, el peor día de mi vida, y tú que si quiero más patatas a la importancia que es mi cumple. Mamá, no entiendes nada. Y tú a tu bola, como siempre". Repetimos: Si te callas porque te callas y si hablas porque lo haces.

Siempre he pensado que, de lo que hacen los hijos, casi todo es culpa nuestra, de los padres, de lo que les enseñamos o no durante esos primeros años en los que eran vírgenes. Y todo lo que vieron y vivieron hasta que soltaron nuestra mano para tirarse solos por el tobogán o La Bola esquiando. Cada gesto, cada respuesta, cada silencio, cada lágrima, cada mimo, cada achuchón, cada beso. Les ha traído aquí. Hasta ese momento recopilaron la información que hoy les hace sufrir o ser felices. Eso creo yo. Y cuando algo no funciona sé que algo hice mal. Por eso. ¿Nos comemos una pizza?


14/04/2025

SI ME PIERDO, YA SABES DÓNDE BUSCARME

Mis disculpas. Mil disculpas. Millones de disculpas. Amigos, amantes, amores, novios, maridos, bichos y demás parientes, hijos. Colin Firth es mi hombre favorito, el hombre perfecto. Hay gente que prefiere a George Clooney. Que se lo queden, para mí es un cursi George, a años luz de Colin. Un blando, por mucho papel de héroe que haga. Es estadounidense, de eso no es culpable. Colin es británico, como no podía ser de otra manera. Sin embargo Colin es perfecto, salvo por su nombre, es lo único. Algún defecto tenía que tener. Yo solo digo que, si me pierdo, es que Colin me ha encontrado.


¿Cómo le pudo poner los cuernos su mujer? El mundo no es justo. O la gente es idiota. Se entiende bien lo de "dar margaritas a los cerdos", "pan al que no tiene dientes" (siempre me acuerdo de Susanita diciéndoselo al pobre Felipe). En fin. Lo único malo de la última película de Bridget Jones es que hayan matado a Darcy, que es mi hombre perfecto también. Serio, torpe y hábil a partes iguales y proporciones distintas; simpático y tímido, británico, comedido, educado, maravilloso. Medio raro. Sin necesidad de que nadie le salve. Autónomo e independiente. Una caja de sorpresas. Con principios. Emocional y contenido. Parece indeciso hasta que toma decisiones de aplauso. Defensor de causas perdidas, tribus indígenas desconocidos. Discreto. Esa linea tan fina entre el personaje y la persona quizá me confunde. Divertido. Cierra el gesto aguantando la risa. 


Es curioso que haya sido Mr Darcy en dos películas, Orgullo y Prejuicio y BJ. A mí me parece bien en todas. Love Actually, con su amor por la estupenda portuguesa. ¿Qué escenas nos regala? Con su novela pasada por agua en el lago semihelado. Aprendiendo portugués para pedirle la mano al bárbaro del padre, que le quiere casar con la hermana mayor. En el discurso del Rey, atragantada me quedo solo de recordarle delante del micrófono en ese momento de enfrentarse al pueblo británico. En Mamma Mía. Elige a Pierce Brosnan, irlandés de origen, Meryl. No tiene ni idea. Un dandi a cambio de un caballero. En fin. No sé nada de él últimamente. Lo mismo se ha puesto en serio a estudiar español para pedir mi mano. Lástima padre, que esto te lo pierdas. Te hubiera caído bien. Y a ti también, madre. Yo te lo contaré, no te preocupes.


Poner los cuernos a Colin Firth es como ponérselos a Emma Thompson (¡Grande Emma!). Realidad o ficción (Love Actually, por favor, Severus (el maravilloso Alan Rickman con esos papeles de malo bueno que tanto le tocó interpretar), ¿Cómo se te ocurre, con esa petarda? O a Shakira. ¿Quién le pone los cuernos a una diva? ¿En qué momento? El insulso de Piqué, con perdón. Se te acabaron los goles, amigo. O a la infanta, Iñaki, hijo, ¿de dónde te ha salido esa vena? Tú que eres tan vasco, tan limpio y tan aseado. Tan de todo. Olímpico. Alma de cántaro.  Pues Colin F. es todo eso y más. No te preocupes C, que yo voy a estar ahí para lo que necesites, baluarte, contra viento y marea. Que no te cambio ni por un jovencito, como tu viuda Bridget. Eso sí, vamos a pensar un nombre para cuando nos vayamos a pasar temporadas a San José (Almería), al lado del mar, a comer chanquetes prohibidos y pasar calor en mi querida costa, entre pitas y el desierto. Al abrigo de las olas. Yendo al puerto al amanecer y cuando se va el sol. Mientras llega todo eso yo sigo con mi aprendizaje del inglés para cuando por fin Colin Firth venga  a buscarme, a conocerme que no me pille desprevenida. Que se dé cuenta de que soy el amor de su vida. Que me quiere tal como soy.


12/04/2025

Captcha Failed!

Ocurre cuando intentas acceder a una pagina web y te pide, para comprobar que no eres un robot o un mono, imagino, una pequeña prueba. Lo que parece la sencilla labor de rellenar un espacio en blanco copiando unos caracteres que bailan al norte de la pantalla, en ocasiones, se convierte en misterio sin resolver. Que levante la mano el que lo ha conseguido a la primera. Cuando me pasa, salto de alegría y doy tres vueltas corriendo a la manzana, como muestra de gratitud a mi buena suerte. Me encomiendo a la diosa fortuna. Si el tiempo no me lo permite, giro mi silla de trabajo las veces que hagan falta, o hago que juego al ratón y al gato alrededor de la mesa de la cocina. Otra posibilidad que barajan los astutos informáticos para comprobar que eres humano, es ese papel en modo puzle, un rectángulo dividido en varios cuadrados, en cada uno de los cuales aparece una imagen. Encabezado: elija aquellas figuras en las que aparece una motocicleta.  Porque no dicen moto. O "seleccione aquellas en las que se vea un semáforo, una via de tren, animales salvajes, tetrápodos". Debo tener inteligencia de robot o de avestruz porque a veces veo semáforos en todas las viñetas. ¿Cuánto trozo de bicicleta tiene que verse para considerar válido el recuadro? ¿Basta el manillar? Me parece confuso.

En cuanto a la primera opción. Que parece fácil. Escriba lo que ve.  Serán las mayúsculas, los espacios, el tipo de letra, que no es una ele sino un uno. Muchas más posibilidades no hay. Haga lo que haga a mí me sale una cruz roja inscrita en un círculo que me indica que una vez más, me he equivocado "you entered an invaild Captcha code. Please contact the administrator for additional information. Con el segundo intento el acceso inmediato. Creo que se trata más bien de un mecanismo disuasorio. Una manera de que los visitantes a determinadas páginas no sean tantos. ¿de verdad quieres entrar? Pues cúrratelo. No sé. ¡Ojo! Que la página en cuestión con la que me ha sucedido, y de la cual adjunto captura de pantalla no es susceptible de delito o incitación al mismo. Se trata de la página oficial del colegio de Ingenieros de Caminos (Canales y Puertos y alcantarillas, diría Don Victoriano). Ya hablaremos del logo en otra ocasión. Por cierto.

Esto me hace pensar en el examen de conducir, en tomar un avión. Pagar un parquímetro, utilizar una casilla en un supermercado para guardar la compra. ¡Por no hablar de pagar en una caja de Leroy Merlin! Que ya me echo sola la gasolina. No eliminen puestos de trabajo. Ayúdenme a colocar la compra. Cóbreme usted. Comprar tabaco en una máquina. Sacarse el bono metro. No quiero pagar automáticamente el peaje, con un aparato, quiero pararme y que un segoviano de la Lastrilla me desee buen viaje. 

Hay muchas actividades del día a día, que a veces requieren una formación no acorde con el número de personas y cualificación de los que hacen uso de ellas. Que es todo el mundo mundial. Con mayores o menores habilidades y espectro de edad amplio. Casi cualquier actividad por Internet se puede convertir en un tormento. Sin nadie a quien preguntar.  Con un símbolo yo de WhatsApp abajo a la derecha de la pantalla, donde "Laura" o "Miquel" ansían ayudarte. Pero nunca conocen las respuestas a tus dudas.  Por ejemplo: para dar de alta a una empleada de hogar, entre las muchas cuestiones a rellenar aparece: "número de horas mensuales del contrato". ¿What? ¿Cómo que mensuales? Cada mes tiene un número de horas distinto.   Ya sabemos el dicho: 30 dias trae noviembre, con abril junio y septiembre, los demas traen 31, menos febrerillo...Y a más a más: cada mes tiene un número diferente de horas en días laborables.  Entonces. ¿Cómo se responde a número de horas que va a trabajar la empleada? Al mes. Como esa, tantas. 

Otro tema muy interesante son los aeropuertos. Las habilidades que se requieren para moverse en ellos y no perder el vuelo se reducen al mínimo sin duda gracias al arte del diseñador, arquitecto, encargado de señalética, que dirige con pericia al usuario, mezclando la intuición y alguna que otra fuerza oculta y mágica, que le hace dirigirse sin darse cuenta al punto exacto donde debe ir. En caso contrario en número de personas perdidas en el interior de la maraña de las instalaciones de un aeropuerto sería incontable. Los servicios sanitarios no darían abasto para recoger cadáveres, se apilarían los muertos por desnutrición. Almas desorientadas vagando por pasillos abandonados sería imagen habitual, se amontonarían chalados en los rincones, habría pilas de maletas en el desembarco de las escaleras mecánicas. En fin. ¿Cómo si no puede un españolito de a pie, si noción alguna de inglés, no digo ya salir vivo de un aeropuerto en China, India, Japón? De cualquier aeropuerto de Londres, París, Roma. Si el español piensa que salida es EXIT y por mucho que busque tal pista, no existe. Me alucina, me pasma, me flipa. Ser capaz de salir de Heathrow, Gatwick, Orly, Fiumicino, Barajas, sin preguntar, me parece nivel alto o muy alto. Y lo consigue todo el mundo. Así es que, insisto, debe haber unas fuerzas ocultas que dirigen al pasajero. Gracias.

Intervengan por favor tales agentes en la Red para aliviar el calvario de las gestiones varias.




16/03/2025

PAPA, POR QUÉ SOMOS DEL ATLETI (II)


No hay que ser futbolero para hablar de algunas cosas. Y sé que mis amigos me van a criticar. Los madridistas más. Me da igual. Vaya este post por Fernando, al que todavía le vale la camiseta (40 años al norte), como vimos en un concierto suyo en la sala El Sol, por Samba, disfrazado de mayor, por  Mario y sus bromas, por Emilio padre y Emilio hijo  a pesar de sus yernos; por Almeida, claro, alcalde; Marta, querida; vaya por Tomás y sus mosqueteros, vaya por Miguel, por Gema. Grande Gema y sus emociones. Va por May, con su viento y marea y sua alegría. Por Luis padre, por todos aquellos que tienen el corazón rojiblanco. Que se ponen tristes cuando pierden. Que lloran de alegría cuando ganan. Vaya por Félix, Atlético a pesar de ser chófer de Don José Luis, de vena blanca y poco humor con las cositas del futbol. Va por vosotros, sufridores de corazón rojiblanco. 

Lo del partido de la Champions entre el Madrid y el Atleti de hace unos días fue un robo a mano armada. No puede ser que todos los que mandan sean del mismo equipo. Comentaristas. Árbitros. En caso contrario, no se entiende lo que ocurrió. Ni VAR ni BAR. Porque fue gol, a mí que no me vengan con bobadas. Que ahora el personal se sabe el reglamento aunque no esté escrito. 

Tenía que ser en un partido Real Madrid - Atlético de Madrid cuando pasara lo que pasó. Vamos a ver. Que el fútbol es muy injusto. Sí. No es una carrera de fondo. De eso los Atléticos saben mucho. Es más que probable que hubieran perdido igual. Porque los rojiblancos son así. Son el amigo que mejor se sabe el examen y se olvida poner el nombre, o no entrega una hoja, o tacha el resultado que estaba bien porque en el último segundo le soplan la respuesta incorrecta. Son así. Esos son ellos. No es que sean perdedores, que no. Son diferentes. Los hay triunfadores y no tanto. 

Pero ¿para qué se mete el VAR? Debe ser la primera vez en el mundo mundial que pasa eso, que se cae el tirador, abate al cancerbero y uno del equipo contrario grita "la ha tocado dos veces". Chivato. ¿Cómo lo vio? Si no lo vio nadie, si no se ve ni en las repeticiones, ni en la cámara lenta. Chivato. Con un zoom tremenndo que  hace ver borroso se aprecia el supuesto toque. ¡Pero si no se ve nada! ¡Que se cayó! Alma de cántaro. Haber esperado a ganar limpio. Así no. Es un juego. Así no. ¡Que el balón sufrió una desviación perceptible en su trayectoria! ¡Acabáramos! e=eo+vot+1/2at^2. Eso lo explica todo.

Y salen los madridistas de toda la vida, chaqueteros de pacotilla, como Courtois, su portero, que dice estar harto de las quejas del Atlético y los acusa de llorones y hacerse las víctimas. Perdona. Que eres belga y encima, has sido Atlético. Traidor. No hay nada más malo y vengativo que un converso.

Mbappé, otro que tal baila, que con sus ojos de lince fue el que vio el doble toque. Con esos ojitos, manitas y sus abalorios. Muy injusto.

Está mal hasta para los madridistas. No es una victoria limpia, así qu, menos correr por el campo a celebrar como locos, saludad al contrincante lo primero, y recurrir a "futbol es fútbol". Menos gallos y lobos, Caperucita. Hizo bien el Cholo en arengar al público para que animara al equipo. Pero es que los indios son muy sentidos. Y tanto el respetable como los jugadores tenían un disgusto de campeonato. Aúpa Atleti.  Puñetas. 


10/03/2025

ME HA DEJADO EN VISTO

El teléfono móvil claramente nos ha cambiado la vida. No sé si tanto o más o menos que internet. No es como la rueda o la bombilla que hicieron que la vida de nuestros antepasados en un caso y bisabuelos o lo que toque, en otros; mejorara sustancialmente en su día a día. El móvil ha sido bueno, sí. Pero.
Pero el móvil es que nos ha cambiado el cerebro. Cuando apareció, el tamaño lo hacía inviable para la versatilidad de la que ahora disfruta. Pasamos del zapatófono de Mortadelo a unos telefoninos más pequeños que un paquete de Marlboro. Y ahora vuelven a hacerse un poquito más grandes. Para poder tener tres cámaras, una pantalla donde leer libros y correos electrónicos. Un cacharro que te dice los pasos que has andado y los que te quedan por andar y el ritmo de tu corazón. Que canta las noticias y el tiempo que hace en tu pueblo y en Misisipi. Con el que puedes hacer la compra y regalos, pagar la gasolina y poner un ticket de parking. Grabar conversaciones y situaciones. Abrir tu casa o tu coche.  Entrar en un avión  o en el AVE. Leer la carta de un restaurante. Que vas sin móvil te arriesgas a quedarte sin cenar. Es llave de tu habitación de hotel. Citas médicas y de otro tipo se almacenan en tu terminal. Un aparato en el que jugar a videojuegos, candycrash o lo que quiera que esté de moda. Sirve para contactar con ligues imaginarios, con novios reales o ficticios, romper parejas. Un aparato que emula al cordón umbilical, que es el hilo rojo que nos une con nuestro quinto pariente lejano, a nuestro pasado. Lo que nos permite estar conectados a todas horas, en todos los minutos, en todos los segundos...en todas las visiones. Es ubicador - localizador del otro, GPS. En fin, lo de menos es llamar. Seguro que me olvido de funciones o simplemente las desconozco. 

Pero. Pero.  A pesar de que todo el mundo tiene móvil, o casi todo el mundo,  (que no es lo mismo pero es igual), a pesar de los pesares: Envías un mensaje y hay gente que te deja en visto. Y otros que ni te leen. Tal cual. Impresionante. No se trata de mensajes controladores, no. No es un "es que ya no me quieres?" O un "¿dónde estás?, ¿con quién?” No es demanda, control, intriga. Es un simple mensaje de convivencia "¿Vienes a cenar?" (Tres de la tarde) Sin presión. Por saber. A las 21:00, cuando abre la puerta tan pancho. "Ah! No he visto el mensaje. Lo tenía en silencio. Estaba en clase. Modo lunita". No es verdad. No has querido contestar.  Sí has visto el mensaje. Se te ha pasado.  Has pasado. No te interesa. Lo has dejado para luego. Porque tienes el teléfono en la mano, en el bolsillo como muy lejos; vibra, aunque esté en silencio.  Se enciende si está sobre la mesa. Estás en ese absurdo modo multitarea que consiste en ir a clase, controlar tus redes sociales, ver la aplicación del momento y actualizar tu perfil, tu foto o lo que quieras que hagas con el móvil, que no ves que te ha escrito tu hermano para decirte que ha aprobado las oposiciones o tu tío ha salido del quirófano o aparece en la tele. Da lo mismo el contenido del mensaje. El ordenador te avisa con un icono verde donde salen números que indican los mensajes sin leer de tu WhatsApp. Porque sí, tienes el WhatsApp conectado al portátil. No es verdad que no has visto el mensaje. Estás todo el rato viendo mensajes e ignorándolos. No te interesa. Estás viendo una serie, vídeos de risa o lo que quiera que hagas con ese trasto que ha pasado los límites de la comunicación.  Que era, recuerdo su función original. Quien dice ¿vienes a cenar? dice cualquier cosa tras o intrascendente. 

Pero es que todo eso es un lenguaje. Es una manera de comunicarse. Puedes dejar en visto. Puedes ver el mensaje y no abrirlo, de manera que el otro se sienta aún más ignorado. Puedes tener a gente bloqueada, silenciada, tambien a grupos, notificaciones diferentes para unos contactos y otros. Y con todo eso estás mandando un mensaje al otro. Igual que si pones un emoticono de corazón o carita sonriente a un mensaje o una historia en una red social, o si envias stickers de uno u otro tipo, estás dando una información extra cuya codificación y significado muchos incautos desconocemos.  Creo que la barrera de haber nacido el siglo pasado ya es orientativa de la distancia de nuestro desconocimiento. Si en tu DNI indica que eres anterior a los 70 estás perdido.

La realidad es que con este artefacto puedes hacer lo que te dé la gana, pero siempre ves quién te escribe.  Aunque estés en clase, en el cine, cenando, durmiendo.  Siempre estás conectado. Nunca permites que tu teléfono se quede sin batería.  Y además, el no sé  cuántos por ciento, muy alto, del que tiene móvil es un iPhone, y muchos tienen el rocambolesco iWatch. Que no se llamaría así, pero debería.  Y no les hace falta ni ser maleducados para ver quien les escribe.  Basta mirar la hora para contestar un mensaje. Pero si no te da la gana, no contestas. Querría ver yo a esta panda de "no he visto tu mensaje" en otra época. Cuando sonaba el fijo de  casa y "lo cojo yo" era el grito unánime cuando esperabas una llamada. "Dile que no estoy" tenía una sola respuesta "díselo tu". O cuando tú teléfono comunicaba sin parar y tu estabas esperando la llamada del amor de tu vida. O llegabas a casa y ya te habían llamado. "¿Quién?" A tu hermano pequeño, a la señora 1ue trabajaba en casa, o a tu padre. El hombre que seguía llamando Reyes a Lourdes después de 30 años de ser amigas. No sé, era un chico. "Volverá a llamar" Papaaaaaaaa. Me gustaría ver a esta panda de "no lo he visto", sin acceso a sus contactos, a sus amigos. Teniéndoselo que currar. Ojo que antes era peor. Y antes. Pero ahora que podemos. ¿Por qué?



Ahora mismo solo los incautos tenemos activada la hora de última conexión y que el otro sepa mediante los dos tics azules que le has leído. Es retrógrado, carpetovetónico el hecho de no desactivar esa función que por defecto tiene el móvil. Es tan inocente como que quien va a escribirte sabe algo de ti. Algo intrascendente, pero que a lo mejor es una información que no quiere compartir.  ¿Por? A mi qué me importa que Fulano o Mengana vea que me he conectado hace seis horas o 10 minutos. Es más, si yo veo que alguien está en línea, me atrevo a escribir un ¿puedes hablar?. Porque sé que me ve. Pero es que los que tienen activado lo de estar en línea también te dejan en visto. Aun siguiendo en línea. Flipo. ¿Será que están en una video por WhatsApp? No. Lo normal es  un "ahora contesto" mental, pensado a la cara (figuradamente, en la distancia). Una procrastinación absurda en nuestro mundo inmediato. Que no hace más que general malentendidos y malestar. Desconcierto.  ¿Qué le pasa?. El día que pase algo va a ser difícil de interpretar por señales, al menos, para los de décadas anteriores al temido efecto 2000. Es muy desconsiderado no contestar, dejar en visto, en leído, como quiera que se llame esas opciones posibles. Se ha convertido lo que se ideó como un medio para comunicación en un mecanismo que  nos aísla. Que nos deja solos.