Poco se habla del que se comió el murciélago. No se menciona al crack que se zampó el asqueroso bicho. ¿Era por hambre? ¿Por necesidad? ¡en una sopa! ¿Sopa de murciélago? ¿O acaso fue una excentricidad, un deseo irrefrenable de ser diferente? Vamos, ¿porque a quién se le ocurre? Para bicho raro, el puñetero murciélago. Que se engancha a un hilo y el tío no se suelta, caiga quien caiga, mientras sea de día, mientras haya luz. Cual marmota, da igual el ruido o el viento. Colgando se queda. Un murciélago se le ocurrió comerse. No podía haber sido un conejo, un pollo, no, el animalucho ese que en español para lo único que sirve es para jugar a palabras, porque tiene todas las vocales, o para clases de lengua. En inglés, que son más listos, es “bat”. Es decir, no le dan importancia. Es como “pero”, solo que con “a”. Los italianos, con inconfundible estilo latino, le dan coba: pipistrello. Hasta parece bonito, sonora palabra. Un buen título para una canción. En francés, mis amigos del Liceo harán comentarios ilustrados. Pero es que el bicho de las narices pesa entre tres y ocho gramos, vamos, que ni una cucharadita, de las de moca. Jolines ¿Dónde está el cretino que se lo comió? Nadie habla de él. Que dé la cara. ¿Cuántos años tiene? ¿Hombre o mujer? ¿Estaba en su sano juicio? Ha desaparecido de la faz de la tierra y de las noticias.
Quiero que el CSI, los SWAT, el FBI ¡open the door!, le busque y nos cuente, por favor, me concome la intriga. Que alguien le localice, le encuentre, y le haga una entrevista, que sea por zoom, tan manido estos días, que todos podamos verle la cara. Que le podamos hacer preguntas sorpresa. No preguntas escritas cribadas, sino espontaneas. Disparos de profundidad. No valen armas. Solo palabras.
Porque el tío “la que ha liao”. Estudiarán nuestros nietos la sólita curva. La tendencia, mucho más importante que las integrales inmediatas y ya no digo por partes; es sacar la función de la puñetera curva. Quiera Dios que no tenga asíntota sino un máximo (absoluto, no relativo), y a partir de ahí, calma. Porque las funciones exponenciales así, a pelo, no tienen máximo, para su desgracia y la fortuna del estudiante. De asíntotas no adolecen. Crecen y crecen como los peces en el río. ¿Tendrá punto de inflexión la curva? Por favor, amigos matemáticos, hermanos matemáticos, expliquen de una vez a periodistas y hombres de letras en qué consiste una función exponencial porque me va a dar un sarpullido. Me acuerdo una vez que un amigo mío escribió un artículo sobre la lavanda, pongamos, y le llamó árbol. Don Ramón, mi padre, se subía por las paredes. Pues igual me pasa cuando oigo a ilustres hablar de ex, que no se puede integrar porque le da lo mismo.
Love it.
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