Seguidores

10/08/2023

FALTA CARNE

En los chimpunes, al que organiza, cuando la reunión termina, le planea siempre la sensación de que se ha quedado corto. La temida pregunta de ¿Quién quiere repetir? y que no haya. ¿quiere usted reventar?. Al final piensa que ha faltado carne y el pan ha llegado de milagro, que la pipirrana ha sobrado porque no había con qué mojar. Además, el postre emulsionado con tomillo sabía raro, con lo que no ha hecho falta el cacharro de servir helados que había pedido a uno de los invitados. Se reúnen amigos que vienen de cerca y de lejos. Lo importante no es la comida ni la abundancia. Lo que importa es la compañía y la conversación. Aunque parece un lugar común, y por muy ricos que sean los manjares, es menester recordar lo que de verdad importa.
En este chispún en particular hay una comensal que es de Valladolid. No podía ser de otro sitio, tan natural, tan que a todo le encuentra explicación. Que no hay problema, que no se enfada. Es que los de Valladolid son buena gente. Muy buena. Ella se ha traído su café en un termo, es apañada, como corresponde. Lo que faltaba, no le has ofrecido café y se ha tenido que traer el suyo en el bolso. Ella se excusa y quita hierro al asunto, explica que le toca llevar el coche de vuelta, por eso sólo ha bebido agua.  Son 80km de viaje. En otras épocas hubiera sido pan comido. Ahora hay un respeto a la carretera y al vino. Todos nos hemos vuelto sensatos. Menos mal. Pero el café se lo ha traído hecho de casa. Eso queda.
La cena es en el jardín, es verano. Otra de las comensales ha desoído el parte meteorológico que asegura que a pesar de ser agosto las temperaturas caerían en picado esa  noche. Viene con sandalias porque se ha hecho las uñas de los pies y ¡antes muerta que sencilla!. Se pondrá un plumas, pero que se vean sus uñas azules. ¡Ole!.
El camino de los viajeros ha sido fruto de mucha chanza. A la vallisoletana no se le dan bien las glorietas. Hay que puntualizar en su favor que la glorieta en cuestión, en la que casi los embisten; es carne de cañón para los examinadores del carnet de conducir.  Con un enorme edificación romana en un costado, bajo cuyos arcos hace no tanto se circulaba, afluyen calles y callejuelas no equidistantes, carreteras nacionales, carril preferente de autobuses, cambios de rasante y accesos en ángulos más que agudos. La simetría y la armonía es la gran ausente. Incluso hay tramos cortos en la propia glorieta en la que el que está dentro pierde la preferencia, sin aviso previo. Más de un examinando le ha entregado las llaves al profesor y ha optado para siempre por el transporte público. ¡Que se lo digan a mi tía! O sea, que no cuenta el incidente de la rotonda. Todas las manos pasan por delante de las caras propias como si una mosca trataran de espantar. Eso sí, el viaje ha abierto un debate fundamental. Para algunos. ¿Por qué en los carteles indicadores de las autovía se escriben tantos pueblos y se omiten los puntos cardinales?. Es cierto que si tú sabes que vas al norte tanto te da una salida a Villatripas de Arriba o de Abajo. Que no sabes si es Castilla la Nueva, la Vieja, Castilla León o La Mancha. Norte o sur. Ese es el dilema. Ya le pasó a una prima mía, vallisoletana a la sazón, que dio varias vueltas a la M·30 porque quería irse a su tierra y tenía el mapa al revés, estirado de malas formas en el asiento del conductor. Eso fue antes del GPS y los navegadores. Buscaba por tanto la Nacional IV (malditos romanos), y cuando llegaba a la salida correspondiente se daba cuenta de que le mandaba para Andalucía: otra vuelta. Todo se hubiera resuelto con la Osa Mayor, brújula o indicador. Es en realidad una medida justa, porque no hay hueco en un cartel que satisfaga el prurito de todos, que no caben todos los pueblos y barrios, vaya. Nos quedamos sin gálibo.

Comenta el más elegante y animoso de la reunión, que no hace falta viajar para desorientarse, a él en alguna ocasión, dándole por guiri le han llevado a Ríos Rosas desde el retiro pasando por Guadalajara. Pericia de taxista. En ocasiones da la dirección completa, incluido el piso y la letra. El conductor, de malas pulgas, creyéndose burlado, le contesta: al séptimo se sube usted. Nunca sabremos si  del segundo piso se hubiera tratado cual hubiera sido la reacción. ¡Que tiene ascensor la casa! Mientras diserta, fabrica un cigarrillo de la risa, el ene, que en su despiste carga tanto que parece una guiosa, le falta tenedor para cerrar bien los bordes cual empanadilla de toda la vida. ¡Que nos gustan los nombrecitos!
Al dar las campanadas, el que vivió más allá de las fronteras, conociendo embajadores y expatriados, se calza un chaleco de esos apretaditos, dos tallas menos de lo ortodoxo, marca molla o tipazo. Según. No es que tenga frío, es por etiqueta. Ojo. Ante semejante respuesta el alborozo es inmenso. Todos brindan. Hace un frío que pela, especialmente sentido por las damas en sandalias, de perfecta manicura. Que no se diga. La elegancia es lo primero.
Brindando y brindando se discute el nuevo amor de la cantante ex mujer de futbolista, esa que desahoga sus afrentas en populares canciones de éxito millonario. Resulta que ahora anda de la mano de uno que sabe mucho de rapidillos. Así cualquiera. Rapidillo, que se lo digan al 33. La conversación no baja de intensidad, se cruzan ideas entre expertos en limpieza urbana y los de la casa propia. Que alguno es muy amito de la suya. "¿Sabéis que el 90 por ciento del polvo de una casa es piel humana?" Nadie era conocedor de tal dato.  Se brida de nuevo. Pero una concienzuda ciudadana de Castilla pregunta "¿aunque te exfolies?" No hay argumentos, es imbatible la pregunta. Merece otra cena, más brindis, cigarritos canelones. Se desvía la vergüenza del desconocimiento al recuerdo de una época muy lejana, en la que para hacernos los interesantes íbamos a oír conciertos de "jaz" a garitos llenos de humo donde se disimulaba el sueño y los bostezos en la oscuridad. La verdad es que el jaz es aburrido. Saltan los eruditos con nombres y recuerdos. Hasta las menciones producen pereza. 
De postre galletitas belgas, que las hace el fugado en el maletero del coche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario