Siento frío. ¿Frio tú? ¡Eso me espanta!, ¿frío tú? ¡Eso me inquieta!, ¿no
llevarás camiseta?
El frio y el calor. El calor y el
frio. Ya se lo decía Lisardo a su Pepa, amor mío. ¡Siento frío! Que no es lo
mismo que decir que hace frío. Porque el frío y el calor se sienten. No son
hechos incuestionables como la lluvia o el viento, como la nieve y la niebla.
Son sensaciones. Que no subjetivas, subraya mi alter ego, si no intrínsecas a
las personas. Propias. Intransferibles.
Tengo yo en la oficina una
compañera que con 22ºC tiene frío vestida de medio invierno. Yo por encima de
19ºC, en ropa de verano, tengo calor. Nos respetamos y somos consideradas la
una por la otra. Ella viste camisa, jersey, chaqueta y pañuelo al cuello.
Zapatos cerrados. Yo sandalias, falda y tirantes. Aun así ella tirita y yo
enrojezco sin vergüenza. Es importante en esto la tolerancia, como en todos los
conflictos. Y también es relevante saber que se puede cambiar. Como aquél que
volvió tras una temporada en la estepa burgalesa y no necesitó más edredón. O
una pareja que dividía su cama en zona de caluroso y de friolero. Un querido amigo
y compañero sufrió un trauma de adolescencia. Le robaron el abrigo y jamás se
volvió a poner jersey. Cambiaba de la manga larga a la corta. Punto. El único
lujo que se permitía era el paraguas. Es un mito que es siempre el hombre el
caluroso y la mujer la friolera. Y no todo son los sofocos de la edad. Depende.
Hay mujeres que cuando llegan a una casa siempre están a disgusto, o sienten
frío y te acusan de su inminente pulmonía (no se conforman con un catarro) o no
pueden soportar el calor y te obligan a abrir ventanas. Les molestan las
corrientes, las puertas cerradas, las abiertas, la luz directa, la indirecta; padecen
de una extrema sensibilidad para todo tipo de agentes que les hace infelices e
insoportables. Son como los paramecios, de delicadeza exquisita en cuanto al
frío y al calor. A los cambios de temperatura. Siendo organismos tan simples
resulta más fácil de entender la problemática que en los humanos. Seres de naturaleza
compleja, por naturaleza complejos y naturalmente complejos. Del humano por
tanto se espera cualquier solución a un conflicto. Pero no, los humanos somos
para todo complicado. Para dar soluciones, también. Se supone que como seres
superiores que somos, con la mejor capacidad de todas las especies para adaptarnos
al medio, deberíamos haberlo logrado todos. No. No existen las normas ni los estándares,
por mucho que se intente hacer reglamentos. Escribir manuales en las que se
indiquen las temperaturas óptimas. Lo mejor es la respuesta de un amigo, en
invierno se ponía camiseta y en verano se la quitaba. ¿Qué? Fundamental: no
enfadarse. Ni en Pinto ni el Marmolejo
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