Es alto y delgado como su madre.
Pepe y sus hermanos. Con un silbido especial para encontrarse en la plaza
cuando hay mucha gente. Tampoco es que les hiciera mucha falta. Son los más
altos. Sus cabecillas asoman sobre la línea del horizonte de las masas.
Pepe y sus hermanos. Tienen en común
que todos dicen que los otros son los más listos, los más buenos. A cualquiera
que le preguntes te argumentará que los demás son los mejores. No sienten
envidia. Se admiran en círculo.
Si será bueno Pepe, que un día tuvo un accidente y no pensó que estaba muerto, pensó que estaba en el cielo. Al saltar el airbag del coche el cd se había puesto en funcionamiento y después del impacto solo vio blanco y oía el Ave María. No podia ser otra cosa, había subido en directo.
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