A los amigos y a los hermanos. Los amigos son los hermanos que se eligen y también los hermanos son amigos que se eligen. A la gente que te quiere y a la que no te quiere tanto. Porque de todos y cada uno aprendemos, y todo lo que nos ocurre nos hace mejores personas. A no ser que no sobrevivamos. Pero casi siempre se sobrevive. Y el aprendizaje es tan importante como saber querer. Cuando los golpes son rotundos, cuando se juntan y te dejan paralizado, mudo, esquelético. Cuando todos los trocitos de tu corazón son tan pequeños que el viento se los puede llevar. Cuando crees que no hay nada mas que romper. No te confíes, siempre hay un poco más. Otra vuelta de tuerca. De esas de Murphy. O de quien fuera el canalla tan listo que dijo que cualquier situación es susceptible de empeorar. Olé. A eso le llamo yo ser positivo. Jo. Y las cosas claras. Entonces las cenizas esparcidas de tu alma irán uniéndose como si fueran iones y cationes. Con mucho trabajo. Se recompondrán. Ya no serás el mismo. Nunca volverás a serlo. Pero serás mejor y más sabio, debes elegir serlo. Entonces también tienes que dar gracias. Porque el dolor te ha hecho crecer.
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23/02/2019
GRACIAS A LA VIDA
A los amigos y a los hermanos. Los amigos son los hermanos que se eligen y también los hermanos son amigos que se eligen. A la gente que te quiere y a la que no te quiere tanto. Porque de todos y cada uno aprendemos, y todo lo que nos ocurre nos hace mejores personas. A no ser que no sobrevivamos. Pero casi siempre se sobrevive. Y el aprendizaje es tan importante como saber querer. Cuando los golpes son rotundos, cuando se juntan y te dejan paralizado, mudo, esquelético. Cuando todos los trocitos de tu corazón son tan pequeños que el viento se los puede llevar. Cuando crees que no hay nada mas que romper. No te confíes, siempre hay un poco más. Otra vuelta de tuerca. De esas de Murphy. O de quien fuera el canalla tan listo que dijo que cualquier situación es susceptible de empeorar. Olé. A eso le llamo yo ser positivo. Jo. Y las cosas claras. Entonces las cenizas esparcidas de tu alma irán uniéndose como si fueran iones y cationes. Con mucho trabajo. Se recompondrán. Ya no serás el mismo. Nunca volverás a serlo. Pero serás mejor y más sabio, debes elegir serlo. Entonces también tienes que dar gracias. Porque el dolor te ha hecho crecer.
ARQUITECTO O INGENIERO, ARTESANO O CARPINTERO,. ALBAÑIL O ARMADOR
20/02/2019
LOS LIBROS DE AUTOAYUDA o LA AUTOESTIMA ESTA SOBREVALORADA
La autoestima está
sobrevalorada. Este tío se ha pasado la vida en la sección de autoayuda del Vips,
cuando había libros; y de Crisol, cuando existía. Irá a la casa del Libro
ahora. Claro; Pero, ¿qué se habrá creido? ¡Que está cerca de la reina porque
fueron al mismo cole! Tócate las narices, ¿por eso elegiste a Pepu? ¿Te trató
bien cuando era profe? ¿O no te cogió nunca entre los buenos? Tan alto, sí,
pero no debías de ser muy bueno. Nadie recuerda tu cara bonita luchando por un
rebote en el patio del Ramiro.
La autoestima está
sobrevalorada. Nos espera un futuro de inútiles con una consideración excelente
de sí mismos. Con un YO, un SUPER YO que ya los hubiera querido Sigmund para
estudiarlos. Lo mismo hasta cambiaba algo en su concepción del hombre. Nos
espera un futuro incierto rodeados de imbéciles que se sienten muy seguros.
La autoestima está sobrevalorada.
Aunque a éste le salga bien la jugada. Porque se va a forrar con el libro el
tío. Es lo que tiene. Se han pasado de llamarle guapo, del tú sí que vales. Que
puedes con todo. Y es así. No tiene filtros. Habla de sí mismo en tercera
persona del singular. No sé si se cree varios a la vez. El misterio de la
Trinidad lo puede haber resuelto. Dice cosas distintas en función de su
disfraz. El presidente va desnudo, igual que el Emperador.
19/02/2019
ERES DE RODILLA O DE VIENA
Porque no tiene nada
que ver. No se puede ser de las dos. No me vengas con contemporizaciones. Al
menos es imprescindible que tengas tu favorito en cada una de ellas.
No es compatible. Hay
que elegir, o te gustan los sándwiches de Rodilla o los de Viena Capellanes. Y
no empieces con eso de “bueno, los dos”. Es un “¿A quién quieres más a papá o a
mamá?” que le preguntaban a Mafalda.
El sándwich de Rodilla
es de conservación dudosa. El micropan se pone duro como una soletilla en cuanto
entra en contacto con el ambiente exterior. Suelen estar rellenos de pastas muy
imaginativas y variadas, a cada cual más rica. En ocasiones de dificultosa identificación,
los ingredientes. Gorditos por el centro, donde abunda el contenido. El de
Viena Capellanes luce un envoltorio personalizado que hace posible deleitar su
sabor al cabo de los días. El papel ha ido cambiando con los años, antes era
más parecido a un papel de seda, ahora es un film que no se pega al pan, para
que no se reblandezca. El sándwich de Rodilla es más bien pijo, hasta el de fuagrás,
que parece menos con ese nombre, tiene su público. La nomenclatura no le hace
justicia, recuerda a esos pates gordos envasados en latas de tapa negra. De eso
nada. Los de Viena son rectangulares, media rebanada de pan de molde, los de
Rodilla, triángulos rectángulos de catetos iguales.
Su diferencia
fundamental está en el contenido de humedad del pan, los de Rodilla son secos y
los de Viena mojados. Ya sea de sobrasada o de cangrejo. Recientes son
perfectos, pero al rato se ponen como una zapatilla los triangulares. Las
esquinas se vuelven hacia arriba duritas. Y ya nada vuelve a ser lo mismo. En
favor de unos tengo que decir que han tenido el coraje d meter en la carta el
de chorizo de Pamplona, tan denostado alimento, relegado a bocatas infantiles,
tiene mucha guerra que dar aún. No le hace de menos uno al otro. La carta y la
valentía de ambos es amplia. ¿De donde dirías que es un sándwich de pan blanco
con mortadela ibérica, queso parmesano, mayonesa y pesto? ¿Y ese con pan con
centeno especial y una cremosa mezcla elaborada con dados de pollo asado,
tomate seco, crujiente cebolla frita y una delicada salsa de mostaza? Tanto
monta monta tanto.
18/02/2019
GORDOS POR NO DISCUTIR
Esa gente que nunca dice lo que piensa. Esos que llegan a límites
insospechados de cesión, espaldas dobladas, sumisión, absurdo. No son pelotas,
no conocen el no. Hasta límites exasperantes. Porque siempre esperan a saber
qué es lo que, el otro, al que quieren satisfacer, quiere; y ansían que se
pronuncie. Dan vueltas sin decir nada. Para ser iguales, para que así les
quieran más. Creen que de esa manera funciona la cosa. Siendo iguales. Hasta que
se difuminan por completo en el paisaje de la vida, porque han perdido su esencia.
No saben lo que opinan. Carecen de punto de vista. O lo han olvidado. Son
pasteles en el óleo que es la vida. De un soplo desaparecen. Y nadie les echará
de menos. Ni siquiera ellos mismos. Han olvidado quiénes son. El hoyo del
desasosiego es inconsolable. Entendían que lo hacían por amor, por devoción,
por dar gusto al otro. Pero se vuelven gusanos, babosas. Y nadie les quiere. Ni
siquiera ellos, se aprecian. No pueden. No existen. Consiguen navegar durante
años. Hasta que la piedra del zapato es tan grande que no pueden caminar. Ni un
solo paso.
En las reuniones sacan temas de conversación en apariencia inocuos.
Cambian de asunto cuando la cosa se pone fea. Evitan enfrentamientos. Y van
saltando de un corrillo a otro. Pero siempre hay un discutidor que libra la
espada en cuanto escucha la tesis más inofensiva. Han cambiado el nombre de la
calle ya no es comandante sino aviador. El objeto del comentario no es hablar
de política sino chatear, entretener, decir alguna bobada. Así apunta la charla
al principio. Huy los taxistas están como locos. Las cartas no llegan. Y
aparece la (porque suele ser una “ella”), aparece La Conflictos. “Ya no llegan
cartas no digas bobadas. Ya no hay cartas”, mata argumento conciliador número
uno “A mí me parece fenomenal”. Pero al gordo conciliador no le puede parecer
fenomenal lo contrario. No. Pues bueno. Se calla, y se echa un kilillo a la
lorza que queda justo encima del cinturón.
Lo que no sabía el gordo es que Demetrio Zorita, que fue comandante y
aviador, sí. Perteneció además a la División Azul, sí. Y como aviador y
comandante que era fue el 5 de marzo de 1954 el primer español en atravesar la
barrera del sonido. Modestamente y dispuesta a engordar, yo no entiendo el
sentido de invertir un euro siquiera el cambiar el rango de Don Demetrio, que
no quería ser militar, por cierto, le pilló la guerra preparando el ingreso a
Caminos. No volvió a las andadas, parece. El nieto de Don Demetrio, del mismo
nombre, subraya que su abuelo fue soldado raso primero (al estallar la guerra
civil, con 18 años), luego piloto de caza y no participó en bombardeos. Cuando
acabó el conflicto se dedicó a su profesión y no formó parte de los aparatos
del régimen franquista, por lo que no cumple ninguna de las correcciones que
plantea la ley - la exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil o
de la represión posbélica". No niega su participación en la guerra
mundial, 2ª, pero matiza: “lo hizo por "el convencimiento de la amenaza
comunista sobre Europa y guiado por su sentido del deber, nunca para apoyar al
régimen nazi al que acabó detestando". "Esto pasó con otros países.
Finlandia, un país de impecable tradición democrática no dudó en aliarse con
los alemanes por las mismas razones. En las guerras también se hacen extraños
compañeros de cama, incluso deleznables" Yo lo que no entiendo es que le
degraden, de verdad. Le quitas la calle o no se la quitas, pero si era
comandante, pues déjale comandante. ¡Qué ganas de ganitas!
Pero, en fin, volviendo al tema del engordar por no discutir. Es buen
régimen el de decir lo que piensas. Basta ya de conciliar, no desaparezcas del
mapa. No vas a salir en la foto. No seas pusilánime, y de paso te quitas unas
mollas. Defínete, que se vea tu contorno, deja ya de tener miedo. Es imposible
conciliar siempre, estar de acuerdo en todo. Sé tú. Nadie se acordará nunca de
todo lo que cediste. Porque eras invisible. Y lo serás.
17/02/2019
LA MALA MILK QUE TENEMOS EL GÉNERO FEMENINO
DE COMO ABRIR UN TERRABRICK
Empezando por el
elemento, de características oscurantistas. En sí mismo se trata de un objeto
que no mira de frente. Imposible saber el volumen que aún contiene una vez
abierto. Por necesidades sanitarias, supongo, es opaco. Esto conlleva a dos problemas.
Por un lado, sí, se puede pesar, restar un peso estimado del continente para
averiguar el neto y consiguiente volumen que aún aloja. ¿Dónde ese cristal que
deja ver el nivel? Asumiendo densidad próxima a la unidad. Que levante la mano
quien no se ha encontrado un Tetra Brik de leche en la nevera, el último, con
el que no ha tenido ni para cortar el café. Quizá lo abandonó la hija mayor,
tan británica ella, pensaba en una nube para su te. Por otro lado, la opacidad
afecta a la enjundia misma del contenido. No es solo la cantidad sino la
esencia. ¿Dónde están esos recipientes en los que se ve el color del contenido?
Sin sitio para la imaginación. ¡Qué melancolía!
Bueno. No se estropea
la leche, ni el caldo, ni el zumo, ni la nata. Pero yo cada vez que abro un
tetra brik tengo un nudo en la boca del estómago que sube lento a la garganta,
una señal de alerta. Me consume la inquietud acerca del color del líquido que
saldrá. Ese caldo de jamón que emana con un amarillo sospechoso, lento, algo
más denso y opaco, de viscosidad insospechada. ¿Está bueno o no? Da lo mismo la
fecha de caducidad. Esa leche semidesnatada transparente. ¿Tiene que ser así? O
el zumo, de tonos anaranjados imposibles. No sabemos el estado de conservación.
Ese tetra brik de nata que tu creías que podías usar para una cremita. Hay que
ser prudente, nunca jamás de los jamases eches el líquido elemento directamente
sobe tu comida. Porque igual te sale una mancha verde. Pequeño tapón. ¡Puaj!
Tiene guasa que el
primer tetra brik tuviera forma, como era de esperar, de tetraedro. Como era de
esperar también, fue una parida, (en el mejor sentido de la palabra) de los
suecos, para que no se estropeara la leche. Era de esperar que por algún lado
saliera que es un invento del enemigo. Muy fácil de apilar ahora. En su día,
cuando eran tetraedros, dudoso su almacenamiento una vez abierto. ¿qué balda de
qué nevera aguanta tal geometría? Ahora sí, cómodo de guardar en la nevera, y
en los ortodoxos armarios diseñados por nórdicos. Esos vikingos invasores con
cuernos en los cascos, descendientes del inventor primero.
Pero hablemos de cómo
abrir el tetra brik. Abre fácil. Pone. Y punteada línea marca el camino de
apertura. De abre fácil nada. Hacen
falta tijeras siempre. Porque si lo haces con los dedos, queda una rebaba en el
corte donde el líquido se acumula y adquiere color dudoso. El tajo debe ser
limpio en aras de la higiene. Mi padre tenía la teoría de que había que abrir
un agujerito en la esquina contraria también, para que el aire no empujara al
contenido de modo abrupto. Manchándolo todo. Últimamente la imaginación y la
necesidad han llevado a nuevas sugerencias de apertura. Con tapones, por
ejemplo. Tapones imposibles de girar porque los dedos no tienen brazo para
hacer la fuerza bastante. Algunos envases, especialmente los de zumos y batidos
tamaño individual, disponen de una lámina de color plateado, adherida a la zona
de apertura. Se retira la lámina y se bebe, a morro. Porque para eso está
pensado. En fin, la higiene del envoltorio, por mucho que lo limpie uno, es
algo más que dudosa. Otra modalidad es la de la pajita, envuelta en un plástico
y pegada a un lateral. El plástico en cuestión hace falta ser MacGyver para
retirarlo; pero es que la pajita, que suele ser telescópica, cuando se usa para
pinchar el envase, muchas veces se repliega, volviendo a un tamaño ridículo,
con lo que se hace necesario el uso de pinzas para su recuperación. Tuvo poco
recorrido aquella pestaña rectangular que se ubicaba en una de las esquinas de
la tapa. Era menester meter el dedito entre pestaña y tapadera y “clac”, tirar,
de modo que se rompía una zona preparada para eso. Era la versión abre latas en
tetra bric. ¡Cuántos envases se han abierto al modo tradicional, por la esquina
con cuchillo, tijeras o dedos hábiles, obviando la sugerencia del envasador! La
distancia de la apertura al borde siempre resultaba molesta y era imposible no
derramar el contenido al verterlo. Es posible que tengas en mente un envase de
leche. ¿Y esos que continuaban con un tejadillo? Ahí ya sí que la rendición era
fácil. No había manera de abrirlo sin poner la cocina perdida. Nunca sabías si
había que plegar un poco el borde o no antes de proceder. Importante en
cualquier caso cerrar el lado del envase, ejerciendo la presión justa, para no
provocar el desastre. Total, hacen falta una concentración exquisita y manos
hábiles, tijeras afiladas. No cuchillo. Error.
Tanto es así que el
último grito es el “abre más fácil”. Que tampoco. Prefiero la verdad. Un
“búscate la vida” es más honesto. Por no hablar de la presbicia, que impide
leer las instrucciones o la línea de puntos, por mal que esté señalada. Ahí
estamos perdidos.
LAS ESTUPENDAS
Las estupendas publican sus encantos en las redes sociales, actualizan su estado a diario. Y sus hijas las comentan lo guapas y geniales que son. Las estupendas son estupendas. Es así. No te quejes y sé tu una estupenda también. Al lío.