Porque no tiene nada
que ver. No se puede ser de las dos. No me vengas con contemporizaciones. Al
menos es imprescindible que tengas tu favorito en cada una de ellas.
No es compatible. Hay
que elegir, o te gustan los sándwiches de Rodilla o los de Viena Capellanes. Y
no empieces con eso de “bueno, los dos”. Es un “¿A quién quieres más a papá o a
mamá?” que le preguntaban a Mafalda.
El sándwich de Rodilla
es de conservación dudosa. El micropan se pone duro como una soletilla en cuanto
entra en contacto con el ambiente exterior. Suelen estar rellenos de pastas muy
imaginativas y variadas, a cada cual más rica. En ocasiones de dificultosa identificación,
los ingredientes. Gorditos por el centro, donde abunda el contenido. El de
Viena Capellanes luce un envoltorio personalizado que hace posible deleitar su
sabor al cabo de los días. El papel ha ido cambiando con los años, antes era
más parecido a un papel de seda, ahora es un film que no se pega al pan, para
que no se reblandezca. El sándwich de Rodilla es más bien pijo, hasta el de fuagrás,
que parece menos con ese nombre, tiene su público. La nomenclatura no le hace
justicia, recuerda a esos pates gordos envasados en latas de tapa negra. De eso
nada. Los de Viena son rectangulares, media rebanada de pan de molde, los de
Rodilla, triángulos rectángulos de catetos iguales.
Su diferencia
fundamental está en el contenido de humedad del pan, los de Rodilla son secos y
los de Viena mojados. Ya sea de sobrasada o de cangrejo. Recientes son
perfectos, pero al rato se ponen como una zapatilla los triangulares. Las
esquinas se vuelven hacia arriba duritas. Y ya nada vuelve a ser lo mismo. En
favor de unos tengo que decir que han tenido el coraje d meter en la carta el
de chorizo de Pamplona, tan denostado alimento, relegado a bocatas infantiles,
tiene mucha guerra que dar aún. No le hace de menos uno al otro. La carta y la
valentía de ambos es amplia. ¿De donde dirías que es un sándwich de pan blanco
con mortadela ibérica, queso parmesano, mayonesa y pesto? ¿Y ese con pan con
centeno especial y una cremosa mezcla elaborada con dados de pollo asado,
tomate seco, crujiente cebolla frita y una delicada salsa de mostaza? Tanto
monta monta tanto.
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