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15/02/2021

RAFA Y SU AMOR INTEMPESTIVO


Me he leído el libro de Rafa Reig. Amor intempestivo.

Rafael Reig escribe de puta madre y dice lo que le da la gana. Esa es su losa, porque no se entiende que, siendo así, aún misteriosamente no haya escrito su obra maestra. O.M. 

No soy muy imparcial en mi crítica. Por proximidad. Bueno, más cerca estaba de Benito. Pero los Reig son un todo uno. Un macadam. O lo eran, en los tiempos en que éramos más amigos. Leí sin su permiso y con emoción su primera novela mecanografiada, escrita a máquina, encuadernada con un canutillo.

Ya que Rafa destapa en su novela la realidad tal cual, dan  ganas de llenar los huecos. Porque yo estaba allí, pensarán, como yo, los otros testigos. Pero eso creo que es el error cuando lees a alguien que conoces. Crees que todo lo que cuenta es autobiográfico. Y una novela nunca lo es. Ni siquiera una autobiografía real es autobiográfica. Porque todo depende del punto de vista. Ya  lo decía Larry, el hermano de Gerad, en su cuarteto. Cuatro son capaces de contar el mismo hecho desde los cuatro puntos cardinales. Y coincide tan poco. Ni siquiera lo supuestamente objetivo es igual. Porque el sentimiento que se le asigna  a la historia la cambia del todo. Como un guante mal quitado. Un calcetín del revés. Las denostadas y poco tenidas en cuenta emociones, impregnan la realidad de un tinte que las hace irreconocibles para quienes compartieron escenario. 

Así, Rafa creo que se pasa de ligón en la novela, y hace bien, porque al escribir puedes contar lo que te de la gana.  Incluso la verdad si quieres, que nadie se va a dar cuenta. 

En la fiesta de cumpleaños de Rafa yo conocí a una chica que bailaba en una jaula, a la ex mujer de Antonio Banderas, abandonada pobrecita en su Málaga natal por los fastos de Hollywood. En la fiesta de Rafa me reí hasta llorar. Pasé mucho rato en esa cocina donde se apilaban las cajas de pizza. Los Reig sabían lo que era la comida para llevar mucho antes de que Sheldon fuera un friqui famoso. En casa de los Reig había un cuarto camarote lleno de libros. Que también ardió esa noche. 

Rafa es como sus hermanos, inteligente, ocurrente, divertido, disparatado y educado para la alegría, instruido para no sufrir. Independientemente de lo que le haya tocado vivir. Y escribe de maravilla. Dice lo que le viene a la cabeza en cada momento. Sin filtros.  A borbotones. Por eso le han echado de todas partes, de periódicos de todos los colores, por libre pensador. Por incontinente. Por lo que piensa y suelta por esa boquita. Mis amigas del cole le acusan de machista por unas declaraciones que hizo. A saber. Soy incapaz de imaginar A Rafa con un pensamiento, ya no digo denigrante o despectivo hacia la mujer, Rafa encumbra a la donna. A saber por qué lo dijo o a quién. Pueden perderle sus ganas de epatar o conquistar al contrario. Que no es excusa. No estoy de acuerdo en casi nada. O suscribo casi todo. Menos ese absurdo de haberse ido a vivir a la Sierra que tanto odia (y que yo tanto quiero, copiota) y encima enarbolar la bandera de la defensa de un bosque con unas casas privilegiadas gracias  a cuyos dueños ese bosque es la maravilla que es. En eso discrepo. Pero con su labia es peligroso estar en frente. 

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