Contra todo pronóstico, consejo, terapia, yo
te sigo queriendo. Recuerdo los momentos de felicidad y amor y los de pena y
dolor. Pero el amor es más grande. Siempre más grande. Siempre te quiero.
Me sentí descubierta cuando te conocí. Me
encontraste y fue, sin posibilidad de comparación, lo mejor que me ha pasado en
la vida. Sí, los hijos y otras alegrías son importantes y vitales. Sin embargo,
es distinto a sentir tu amor y enamorarme de ti hasta las trancas, hasta hoy,
hasta mañana, hasta que pueda; es la esencia y el eje de mi vida. Fue sin duda
mi punto de inflexión. Descubrí tarde el amor. Veterana en otras guerras, me
despertó a la vida. A dejar abiertas
todas mis compuertas. A poder ser yo sin condiciones. Sin miedo. Está claro que
no supe transmitir la intensidad que sentí. Debí pensártelo a la cara, de tan
claro que me parecía. Imaginaba que lo hablaba, que lo actuaba. Pero no. No fui
capaz de hacerte feliz.
Pensaba que nuestro amor era auténtico y con la fuerza bastante para sobrevivir a cualquier infierno. A todos los inviernos. Lo desatendí por prioridades mundanas, por lo cotidiano que llenaba mis días hasta el agotamiento, por atender a quien entendida que era más frágil que nosotros. Me equivoqué y me volví a equivocar. Pero te sigo queriendo.
Nunca he vivido con estrategia. He mirado poco al futuro, como si fuera rica, como inmortal. Pero desde que te conocí, siempre a tu lado, es lo único que sabía, por encima de todo. Sin concesiones, sin excepciones, soldado fiel y leal. Jamás dudé de tu amor, de tu lealtad, de tu integridad. Siempre me pareciste un hombre entero y grande y único. Y tenerte de compañero ha sido mi mejor regalo. Y yo era el ser más afortunado de la tierra. No he querido otra vida. No he querido salir al aire si no estabas. Fue una renuncia voluntaria. Solo entendí la vida como tu compañera. Solo la entiendo así. Quien con sus propias manos se castra...
Ahora me faltas en el aire, ahora me siento manca, coja. Te echo de menos. Y lamento tanto haber fallado. Lamento tanto. Lo siento tanto. Te echo tanto de menos. No sé dejar de quejarte. Y no quiero. No quiero dejar de quererte. Y es sin condiciones como te quiero. Entera. Hoy soy submarino a la deriva. Escotillas cerradas.
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