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10/11/2022

VIVIR Y MORIR EN DISNEY

Hoy es uno de esos días en los que uno se da cuenta de verdad del paso del tiempo. Porque el tiempo solo pasa de verdad en los nacimientos y en la muerte. 

En los nacimientos, que son alegría; ese punto de inflexión de convertirse en padre, que tus amigos, tus hermanos lo sean, supone, mucho más que las bodas o noviazgos, el momento en el que de verdad todo cambia. Los padres no saben lo que les espera, pero es lo mejor que le has podido ocurrir y ya nunca serán los mismos, el que una personita dependa de ti no se puede igualar a ninguna experiencia. Y en la muerte nos quedamos un poco más solos. Hoy hace seis años que nosotros estamos un poco más solos, sin ti, padre, papá.

Por eso, podría recrearme en la melancolía, pero ¿qué diría mi padre si cayera en ese tópico?. Padre era un hombre muy serio, muy serio, muy serio. Y no me río nunca, nunca, nunca. Entre su voz, su discurso, su porte y su barba, cualquiera dudaba de tal afirmación. Pero en el fondo, y no tan en el fondo, todo se resumía para él en: la doctora, sus hijas, su nietos, sus padres, sus hermanos; el monte y sus paseos, el botánico y la procesionaria; y los amigos. Y las croquetas y los salmonetes y la sopa, si hay suerte. Y no tomarse nada demasiado en serio.
Por eso creo que hoy, si estuviera por aquí, no hablaría de eventuales guerras entre los herederos de los azules y los grises; él, que se dio un traspiés cuando supo que Trump gobernaría; no hablaría de jóvenes ni jóvenas, ni siquiera de todas, todos y todes, ya no le vería la gracia; el tema de la "arroba"(@), al que dio muchas vueltas y por el que trajo de cabeza a media Biblioteca Nacional, igual de con el "andpersan" (&) y los soldados de Salamina, hubieran quedado aparcados frente la encerrona que tuvo lugar en un parque Disney de Shanghái. Porque eso tiene bemoles . 
Una familia que va a echar el día al parque infantil. Han ahorrado, porque cuesta una pasta, el capricho. La madre ha hecho miles de bocatas, en China antes solo se podía tener un hijo -quizá no sean aficionados al túper-, aun así los precios de los perritos calientes, hamburguesas y refrescos son un disparate en esos sitios. No digamos las cervezas, imprescindibles tras pasar unas cuantas horas entre hacer colas para ver a Mickey y subirse al tren de la bruja. Un suponer. En Shanghái más que bocatas, llevarán guiosas y baos. Cuando ya se les han acabado las provisiones, están hasta la coronilla, el padre de la madre, la madre de los hijos, los hijos de la madre, la madre del padre, el padre de los hijos y los hijos del padre. Y no digamos si han ido al Parque con "amiguitos". Numerándolos cada tanto, que no se pierda nadie. Instrucciones para los por si acaso. Y luego les toca llevarles a casa. Al caer el sol, están a punto de que la cabeza les estalle, les fallen las piernas o sufran una crisis de cualquier tipo. Los niños no saben si tienen hambre, dolor de tripa,  sueño. El caso es que, donde todo era felicidad hace un instante, ahora son ganas de mimos y lloros, exigencias y necesidades de toda índole. Unos se hacen pis, otros pas. 

En ese momento álgido, la música, que no ha parado en toda la jornada, se detiene: "Yur atension plis" y se escucha una seria voz masculina "Atención por favor, les habla el señor Elidio, presidente. Se ha detectado un caso de Covid-19 en nuestras instalaciones. A partir de este momento, el parque queda cerrado. Nadie puede salir ni entrar salvo equipos de emergencia sanitaria y los necesarios para el avituallamiento, que dispondrán de la adecuada vestimenta y protección y serán desinfectados antes de su acceso. Las atracciones permanecerán en servicio de modo continuo y abiertas para el uso y disfrute de los niños. Se extenderá la validez de los abonos del día hasta el fin de la cuarentena, de cuya duración no podemos aportar datos. Rogamos se mantengan tranquilos. Se ha habilitado una zona para su descanso. En ésta hay espacios de comedor y aseo. Todos los servicios son gratuitos, se les facilitarán útiles de aseo y mudas para su descanso. Se dividen los pabellones entre visitantes y trabajadores, dentro de cada uno de ellos, a su vez, existirá una planta de sintomáticos y otra de asintomáticos.  Bajo ninguna circunstancia, ya sea afectiva o de relación parental se permitirá que se incumpla esta premisa. No existe permeabilidad entre espacio y nunca se producirán conexiones más allá de las inalámbricas entre sanos y enfermos."

La primera reacción es de sorpresa, la inmediata siguiente, de alborozo.  En los adultos, el estupor es evidente. Esa madre "con todo lo que tengo que hacer yo". Ese padre que tenía entradas en el Wanda. Esos padres pareja, que ya visualizaban el momento de llegar a casa, abrir una botella de vino y entretejer sus sueños. En los niños la metamorfosis ha sido inmediata. Se ha desvanecido toda sombra de cansancio o malestar.  Sólo quieren  volver a empezar y jugar. El lío es fenomenal. Como la alegría contagia, gana siempre. Aparecen animadores, cuidadores, enfermeras, prueba de Covid en ristre. 

Se sabe cuándo empieza, pero no cuando acabará.  Es el sueño del infante. Quedarse a vivir en Disney. Eso sí que lo van a contar. Su vida de película. Es una historia sin orugas ni arrobas, pero tiene miga. ¿Qué dirías tú, padre, papá? ¿¡A qué es fenómeno!?


4 comentarios:

  1. Tienes el arte de hacer lo imposible posible. Es como si por un momento papá estuviera aquí… viviendo todo esto que vivimos y que narras tan bien. Gracias ❤️

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  2. Sorry, odio Disney,pero locyentas muy biennn

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