Seguidores

01/11/2024

MAG


Se ha muerto Maggie Smith. Alrededor de un castillo miles de seguidores de Harry Potter, varita en ristre, la han homenajeado. Muere la persona y perdura el personaje. 
Con retraso publico estás palabras. 

Yo no sé es si actuaba o decía lo que le daba  la gana. Como Minerva McGonagall fue subdirectora y más tarde directora en Hogwarts. Jefa de la casa de Gryffindor, profesora de transformaciones. Como Minerva, digo, era estupenda. Profesora justa, algo cínica, ocurrente y maniática en proporciones iguales o variables,  según. También en Downton hizo un papeló. Como abuela, madre, suegra, consuegra, Violet Crawley, la condesa viuda de Grantham. Grande. ¿Violet era Maggie o Maggie era Violet?. 

La he oído, a Maggie, en entrevistas, y era ácida. Tanto o más que la profesora mágica o la magnífica señora. Mordaz, irónica, ocurrente, espontánea. Al preguntarle si había visto Downton contestaba divertida que no. Compartía plató con otro actor que se lo merendaba, que se sabía escenas de memoria. El presumía de ver la serie una y otra vez. Ellas divertida esquivaba la pregunta, posponiendo la cita con el visionado, pues le habían regalado el DVD.

Lo que me gustaba de ella es todo lo que tiene que ver con esa fina ironía y lo que se conoce como humor inglés,  llevado a la excelencia. Al cabo es la herencia de la experiencia, el manantial de sabiduría por los años vividos. La generosidad vestida de humor y disimulados consejos. 

Hay una escena memorable relacionada con el te. Sin llegar a la estulticia de la ceremonia, innecesria en paises ajenos a tales costumbres; cuando le explica en una escena de una película a un perplejo camarero que el "te son unas hierbas que han sido secados" y que "para que vuelvan a la vida y se consiga una infusión, deben ser sumergidos en agua hirviendo. No en agua caliente. A mi edad", decía, "no tengo la paciencia ni el tiempo para esperar  que este aguilla cambie de color."  Gracias Maggie, profesora, Condesa Viuda. Grande.

Dejo aquí algunas joyas:

Cuando su consuegra, en Downton le dice "como odias estar equivocada"    ella responde: "no se qué decirte. No estoy familiarizada con la sensación".   “No seas así de derrotista, querida. Es tan de clase media”, decía. “Soy mujer, y puedo ser tan contradictoria como me plazca”. “A mi edad, una debe racionar las emociones”. “No soy uun rromántica pero incluso yo admito que el corazón no existe únicamente para bombear sangre”. “Conozco a varias parejas que son perfectamente felices y que no se han hablado en años”. “La esperanza es una provocación diseñada para evitar que aceptemos la realidad”. “Los principios son como las oraciones: nobles, por supuesto, pero incómodos en una fiesta”. “Eres una mujer con cerebro y habilidades razonables. Deja de quejarte y encuentra algo que hacer.” “De una forma u otra, todos llegan al altar con la mitad de su historia oculta.”  “Ya me conoces: nunca me quejo, nunca explico.” “Un amigo desafortunado es suficientemente molesto, un conocido desafortunado es intolerable.” “La esperanza es un juego, hecha para evitar que aceptemos la realidad.” “La vulgaridad no reemplaza el ingenio.” “Toda la vida es una serie de problemas que debemos intentar resolver, uno tras otro, hasta que al final morimos.” “No hay nada más simple que evitar a la gente que no te cae bien. Evitar a tus amigos, esa es la verdadera prueba.” “Querida, el amor es un motivo mucho más peligroso que el desagrado.” “Ningún invitado debe ser recibido sin que se haya fijado la hora de su partida.” “No me desagrada. Simplemente no me gusta, que es muy diferente.   “El pensar sin parar está sobrevalorado. La culpa es de la guerra, antes de 1914 nadie pensaba en nada”

09/09/2024

ESTO NO PARECÍA UNA FINAL


En la final del US open del 24: Jannik  Sinner contra Taylor Fritz. No parecía una final. Había un ganador evidente desde la primera bola, desde el primer saque. Por la actitud. Porque la actitud multiplica. En tenis puede pasar cualquier cosa. Sí. En este caso se tenía que caer el bueno de Jannik y romperse entero  para que Taylor ganara.  La diferencia era enorme. De ahí la seriedad del californiano.  Era consciente de la que se le venía encima, mejor que nadie. No en vano llevaban 15 días en capilla.

En tenis somos unos elegantes y no se aplueden los fallos de nadie y menos las dobles faltas. Aunque seas la novia del contrario. Eso solo puede pasar en Estados Unidos. Encima en Nueva York. La gran manzana que se supone cosmopolita y está invadida por guiris. La final del Abierto de Estados Unidos, no se queda atrás. ¡menudo escenario! En tenis se aplauden los golpes buenos,  las jugadas maestras y si el tuyo lo hace mal, te aguantas no vitoreas porque ha ganado un punto a costa de que el otro ha mandado la bola a Parla. Si iba con mala idea y la falla, vale, pero otra cosa no. Estos americanos...aplaudiendo los fallos del pelirrojo: fatal.


En estas pistas Andy Roddick jugó y perdió en el 2006, había ganado en 2003. Desde el 06 ningún estadounidense había jugado una final en casa (por decirlo de alguna manera).  Pero es que Sinner es el primer italiano que llega a una final en el abierto de Nueva York. Muchas novedades. 

El italiano lo ha dado todo desde el primer juego, desde la primera bola. Taylor ha necesitado dos horas para calentar.  Despues de 120 minutos muy largos y dos sets perdidos sin opciones, a pesar del resultado aparentemente parejo, ha empezado un poco de tensión y espectáculo. Mas allá, una pared pelirroja que lo devuelve todo.  

Siendo más alto Fritz que Sinner no lo parece, Sinner ocupa la pista entera. Va a todo, parace que en su campo no hay huecos. No perdona una bola. Lucha cada punto como si fuera el último. Taylor tiene aspecto cansado, incluso levanta la raqueta en un gesto de "ni lo intento" . Tira la raqueta cuando se eqyibkvao algo bo le sale, es la máxima emocion que revela. Fritz le han llamado los comentaristas Taylor Swift, confundidos por la fama de ella que está en las gradas. Así como las novias de ambos tensitas. Mucho más discreta la del italiano. La yanqui sin parar de gritarle al pobre chaval. Para darle ánimos, claro.

Sin opciones ha estado el americano en dos horas,  sin creérselo,  como de prestado, sin sudar, sin mostrar ni alegría ni pena. Impasible al ademán. Claro,  el 15 minutos no ha podido remontar. Muy bueno ese último cuarto de hora.


Pero el público mal. Hay que aplaudir los aciertos,  los golpes mágicos. Esa subida a la Red imposible después de un saque a velocidad de multa de tráfico.  Esa bola que entra de milagro, ese peloteo eterno que parece fácil desde fuera, pero te da una de esas bolas y te deja tuerto. Esa llegada in extremis, que casi se cae. Pero no se aplaude una bola que va fuera. Eso es muy feo. ¿Error forzado? No me vale. Si llega a estar Nole en la pista se monta la de San Quintín. Se habría enfadado con el público,  con el juez de línea.  Hubiera deleitado con gestos al honorable.  Pero Sinner, ya lo he dicho más veces, no parece italiano, frío, estable, serio, implacable. Es verdad lo que dice Alex  Corretja que se pone en modo frontón. Tiene un discurso homogéneo y correcto, es un chaval con más cabeza que pasión. 

No ha  sido un partido emocionante. Yo he esperado al final a ver si ponían los himnos y alguien soltaba alguna lágrima.  Porque con el himno de Italia el estadio entra en resonancia. Pero ni eso. Los dos.jugadores muy correctos diciendo lo bien que habia jugado el otro. Unos caballeros. Sosos, sí,  pero caballeros. 


08/09/2024

¿ME PASA SOLO A MI?

¿Me pasa solo a mí que cuando pregunto: "¿alguien ha visto mis pendientes de perlas?"?. La reacción general es "yo no he sido". O "¿de qué tipo? . O "pendientes de perlas ¿cómo?" O "¿tipo?". O "¿en plan?".

Vamos a ver.  Quien me ha visto alguna vez sabe que siempre he llevado pendientes de perlas y collar. Por muy hippy que sea, o haya sido, forma parte de mi atuendo. Será cosa de las que no tenemos ojos verdes o melena de leona. Por lo que sea. La mayoría de las veces han sido perlas de mercadillo, de esas que a todo el mundo le hacen daño. "Yo es que tiene que ser de oro, que si no me da una alergia horrible, no sabes cómo se me ponen las orejas" . Mi padre tenía paladar de pobre y yo he heredado sus orejas, de pobre. Generosas en tamaño pero humildes. Mis perlas son baratijas salvo contadas excepciones. Recuerdo de mi madre sorteó sus collares. Ella que fue siempre una mujer justa, al darme el mío se sintió apesadumbrada.  Nadie lo había visto hacer el sorteo por lo que podría haber hecho "trampa " o simplemente darnos a cada hija el que le pareciera. Pero era incapaz de hacer algo así.  Me dijo "hay que ver, que tú eres la única que te lo vas a poner y te ha tocado el malo ". A saber dónde lo habría comprado. En un mercadillo clandestino, a un gitano simpático del que se ha hecho amiga, regateando. O no. Tanto es así que luego mandó hacer un collar para mí con perlas que ninguna dentadura era capaz de mellar.

 

El caso, que desde que yo me arreglo, llevo perlas. En los conciertos de los Smiths o en los de Moustaki,  en el Penta y en el Auditorio. Ante esta realidad simple ¿ qué clase de pregunta es "¿tipo?" o "¿en plan?"? Pues tipo dos bolitas blancas, tipo perlas, sí. Las que son de verdad nacen alrededor de un intruso,  y el molusco invadido reacciona para protegerse cubriendo lentamente la partícula invasora con una mezcla de cristales de carbonato cálcico (ceaceotres) y más cositas, formando el nácar.  Muchas capas de nácar constituyen la perla. También las hay cultivadas. Perla, esfera blanca, pelotita de tamaño variable.  Tipo perla.

No sé porque la gente se siente cuestionada cuando pregunto si han visto algo que no sé dónde he puesto. De verdad que no acuso a nadie de haberlo cambiado de sitio o mangármelo. Tengo una edad en la que he buscado el móvil en la lavadora y en la nevera.  Porque no tengo ni idea de dónde lo he colocado. La técnica de llamarse a uno mismo no siempre es útil.  Si lo has puesto en silencio es inútil llamarte. Y si no tienes fijo y tu familia está de farra, es imposible. Sí,  me olvido de donde he dejado las cosas e, independientemente de donde las haya perdido utilizo la técnica de repetir mis pasos desde la última vez que tuve en mis manos el objeto en cuestión: el libro que me estoy leyendo, el reloj (¿dónde me lo quité?)...cualquier cosa. Una sartén, mi taza favorita.  No pienso que se le haya roto nadie. (Ese "yo no he sido" con el 1ue me miran en casa me transmite que soy una incomprendida). Las zapatillas de estar por casa o la ropa de deporte. Las llaves del coche. Mi bolso. Mi pintalabios. Hay ciertos objetos que a mí se me despistan en el día a día. Por eso procuro seguir siempre una rutina. Ser muy disciplinada. Y cuando pregunto es porque me he quedado sin ideas. Que yo soy muy orgullosa. No imagino a los varones de mi familia con mis perlas. Aún no se han taladrado las orejas. Y aunque así fuera. Y las féminas, si los hubieran querido, me lo habrían dicho. Quien quiere coger el coche me lo dice. Mis zapatos no le sirven a ninguno de mis parientes. A nadie le interesa el libro que me estoy leyendo y sé que nadie cotillea mi móvil porque creen que no tengo secretos en él. Ingenuos. Mi jersey granate, mi reloj,  los tesoros que suelo despistar no despiertan interés alguno en mi familia.  No sospecho de nadie más que de mi misma, que olvido. Me regodeo en explicaciones sobre el escaso valor económico de mi pérdida, por si hubiera un responsable, nunca culpable, que me ayude por favor a resolver ese misterio de la ubicación de los objetos que me tiene inquieta. Que me roba sueño y salud porque temo porque caduque mi memoria. Sólo estoy pidiendo ayuda. ¿Por qué es tan difícil de entender?  Soy mucho más simple. No tengo esa mente enrevesada que se me atribuye. Otra cosa es si del mando de la tele estamos hablando. Ahí se hieren susceptibles.  Sin embargo, yo sé que soy yo quien lo ha cambiado de sitio. Soy yo quien ha pensado "mira que bien está aquí el mando de la tele, con el del DVD que hace 100 años que no usamos, los de la Wii; todos juntos para que no se pierdan y a la vez no estén en medio" he sido yo. Yo he decidido por unanimidad, sin consultar, ese nuevo lugar que no recuerdo, que no está tan bien ni es tan lógico; que para algo el mando de la tele está en el brazo del sofá,  que es a donde llegamos todos.

 

No acuso a nadie. Solo quiero saber dónde están mis pendientes. En su sitio. Mierda.


07/09/2024

NO TODO EL MUNDO PUEDE SER BRAD

Me apuntan por el pinganillo que a Brad Pitt le quedan genial las camisetas a sus 60 añazos. Ya. Pero es que no todo el mundo es Brad. Y mira que Brad se equivocó al dejar a Jennifer (Friends).  Porque Angelina,  es mundialmente conocida como un error. Los focos y los fastos le distorsionaron los sentidos. Una mácula en su trayectoria personal. Un fallo solo comparable al club de divorciado (neutro) que eleva la novedad y/o juventud a la categoría de enamoramiento y rompe promesas a base de abdominales. Y pasa el resto de lo que les queda enmendando tal decisión. Empeñados en demostrar que actuaron adecuadamente. Echando fango al pasado. Solo Brad es capaz de rectificar y dejar a Angelina. Digan lo que digan. Ha sido él ¿Quién va a dejar a Brad?

Lo de la camiseta, vale. Pero: y esa imagen comiendo patatas fritas, ¿qué? ¿Quién se puede permitir comerse una bolsa de patatas fritas de bolsa en Wimbledon?.  Ese veneno para cualquier régimen, ese demonio que planea sobre la determinación. Las patatas fritas de bolsa. Se me hace la boca agua. ¿Quién, de más de 20, 30 años, sin que le salga un bocadillo lateral con Pepito Grillo recordándole lo que le va a costar esa bolsa de patatas en flexiones, caminatas y gimnasio? Si es que quiere recuperar un día su ilustre figura.  Si me apuran, hasta en horas de terapia, le sale a uno caro el pecado no venial de esa ingesta.

Pero es que ser guapo no es sinónimo de ser elegante, ni de tener buen gusto, tampoco lo es de ser buena persona, ni listo, ni tonto ¡ojo!. Ser guapo es binario y es un don. Ser guapo, tiene mucha tela, ya hablaremos de eso, ahora, por favor, miremos a Jude Law. Ese Jude que enamoró al mundo en la peli de "Vacaciones", un padre soltero, que vive con sus hijos y su propio padre, profe de secundaria o similar. Un amor. Ese Watson segundón y necesario. Atento y paciente (lo mal que le queda el bigote, por cierto) ¡La pinta que tiene Jude cuando le dejan solo!. Y eso que es británico, que si llega a ser americano…no me hago idea. Que los ojos no le van a desaparecer, por eso no lleva gafas ni aunque le deslumbre el sol o los focos y frunza el ceño. No tiene miedo a las arrugas, él no puede perder la luz de su mirada. Esa mirada marítima, de amor incondicional; esa mirada intensa, esos ojos que cautivan, no son susceptibles de ser ocultados. Eso sí que es pecado mortal. Pero ¡la pinta que se pone cuando no actúa es inenarrable!. Deja atrás a la camiseta de Brad en Venecia, que le queda grande la ropa, el pantalón acampanado, ese anillo que me lleva. Que sí, que mejora con la edad, pero, que se deje asesorar, como Clooney. George va impecable. Jude, a diferencia de la camisa que luce éste, que no se sale del protocolo y no falla.  Jude se encasqueta una especie de top del mismo color que el traje y una suerte de tela que no es corbata ni es bufanda y que debe tener una dificultad inconmensurable para ser colocada. Los zapatos, símbolo inequívoco de elegancia, ¡madre mía de mi vida y de mi corazón!. ¡No tengo palabras! Ponte unas deportivas, Jude, déjate asesorar, por favor te lo pido. De guapo, guapísimo, pero es que eso no tiene mérito, no es un mérito.



06/09/2024

MI VENGANZA


Yo tengo una relación peculiar con el idioma francés. Mira que padre intentó enseñarnos siempre relativizar su dificultad. Con eso de “se entiende todo” (no te fastidia, eso lo dice la gente, como él, que sabe un idioma, que lo estudió en el cole, además de lo requetelisto que era), “es igual que el español”. Mucho Moustaki (Giuseppe Mustacchi, que por cierto se cambió el nombre por admiración a Brassens. Como Bob Dylan); mucho Le Métèque, Ma solitude, Il y avait un jardin. Padre llamaba al coche “La voiture”, como para familiarizarnos y si había atasco decía “Allez!...! y algo más que no recuerdo. Era habitual la presncia de su amigo “Guy de Molen”, un forestal barbudo como él y como Moustaki, con el que supuestamente hablaba de la Procesionaria delante de nosotras. Podrían haber hablado de cualquier cosa. Para el caso.

Pero no, nunca aprendí francés: Me he perdido a la Piaf, con su vida en rosa y su nada de nada; a Brassens con su mala reputación, (la interpretación de Paco Ibáñez la llevo en el corazón y con ella cada 12 de octubre justifico mi no asistencia al desfile) Me he perdido a Charles Aznavour y su La bohème. Soy consciente de mis lagunas culturales e historicas, muchas. A Françoise Hardy con su Voilá y otros Voilá que han venido después, que me han hecho llorar y emocionarme a partes iguales sin entender ni jota de la letra. Me sobra imaginación. Y es que el idioma francés es poesía, especialmente para los que no entendemos nada. Que no creo que estén siempre hablando de amor los franchutes o susurrando emociones. Ese Je Vole que fue la despedida de alguien muy querido por mí. Aunque la letra no dice exactamente adiós; es sí, un adiós, pero de otra forma, más hasta luego, es un crecimiento personal, una llegada a la madurez. No me puedo emocionar con la Marsellesa como lo hago con el himno de Italia. Envidio, eso sí, ese texto que hace al francés llevarse la mano al pecho con fuerza y lágrimas en los ojos y cantar cual tenor. Sea futbolista o presidente de la República.  Tanto da.

Pero a cambio, he sido y soy muy amiga de mis primos, gran parte de ellos, a la sazón, alumnos del Liceo Francés. De ahí me vienen grandes amistades y algún amor liceano. Alguno. Y mucha pasión por muchos de ellos. Mucho cariño, mucha lealtad, mucho pasado y espero que mucho futuro, juntos. Muchas historias, mucha vida. Compañeros algunos de estudios y de fatigas. Gracias a mis amigos del Liceo terminé mis estudios. Pero no por sus apuntes o porque me dejaran copiar, si no porque organizábamos conciertos los fines de semana en la Escuela, en esa época tan divertida y tan difícil para algunos que fueron los ochenta. Los fines de semana venían los Nikis, La Frontera, El Aviador Dro y sus obreros especializados, La Mode, Los Secretos, Mario Tenia y los solitarios. Depeche Mode, en única sesión. Ataque de Kaspa, los Vegetales, Alaska, Paraíso, Nacha Pop. Y si no venían a tocar, venían a ver a otros. Así acabamos la carrera, con mucha banda. Y pasándolo muy bien. Me he ido por ramas como cuando a alguien le preguntas si le gustan las flores y te contesta: “sí, me gustan las rosas, las lilas, quitameriendas, edelweiss, las petunias, los hibiscos, las azaleas, los crisantemos-bueno, que son de muerto-….” ¡Qué mala es la edad, que haces lo que antes criticabas. El caso es que unos difíciles estudios se volvieron alegres y llenos de color gracias a los liceanos y a la Movida Madrileña.

Ahora bien, además de todo lo bueno, ya he aguantado cantidades ingentes de “es que se me va al francés” tan manido cuando en la reunión hay mucho endomorfismo liceano. Si la endogamia es excesiva es muy frecuente ¡Cómo echo de menos a algún novio externo, de una liceana, con el que compartía estos pensamientos, esta sensación de suplente, de adlátere, que nos embargaba con frecuencia a los satélites . Nos vanagloriábamos de, sin ser del Liceo, que en ocasiones nos dejaran llevarles la cartera y en su caso ir dos pasos por detrás del grupo, cual ciudadanos de segunda que éramos. Me he tragado mucho eso de Silence méditatif. Mucho zéro (segó), Pabló. Que si un nueve es un suspenso. Ya sé que puntuáis sobre 20, espabila, divide tú por dos, ¡multiplícate por cero!, que estamos en España y aquí el top, la excelencia es el 10. Basta ya de tanta tontería y tanto obrero parao, ¡hombre!

Con sus "oh, la, la"... Euh, Bah, sa va, mais y un montón de muletillas y silencios, ellos mismos demuestran lo difícil que es hablar su idioma. Esos gestos exagerados con las manos indican claramente que no encuentran la palabra. Ramilletes de monosílabos dispersos en el diálogo lo hacen aún más inaccesible. Esto se suma a la falta de premio y ánimo al aprendiz, que nunca dice nada bien. Porque no hemos hablado de los números.  Que cambian de base antes de llegar al cien. MON DIEU.

He llegado a mi tope con los nombres. Que si Françoise (fʁɑ̃swaz) o François (fʁɑ̃swa). Que uno es nombre de chica y el otro de chico. ¡Cuidado! Se acabó. A partir ahora si es ella es Paca, (Paquita, si muy familiar), Francisco o Paco. Se siente. He tenido yo una abuela Paquita, a mucha honra.

29/08/2024

LES SOBRABABAN RÍOS

Les sobraban ríos a los urbanistas (que no urbanitas) y así nombraron las calles en el barrio del Viso. Si no, de qué con callecitas tan cortas se iban a llamar distinto a un a lado y otro de Serrano. Tan cortas, que algunas a lo mejor tienen cuatro números, cuatro viviendas. 

El Turia y el Cidacos, tras cruzar Concha Espina. El Turia nace en Teruel, pero es conocido por su estupenda desembocadura, donde un arquitecto e ingeniero hizo sus pinitos, en Valencia. Que Segre, pues Cinca. Pero es que Segre y Cinca confluyen en verdad, en la provincia de Lérida, en un paraje de gran riqueza natural. Que Arga, famoso por un puente de difícil construcción, donde un amigo sufrió los avatares de una cimbra que se vino abajo; al otro Jarama. Uno afluente del Ebro, el otro del Tajo. Sigue el Ebro en la margen izquierda y Pisuerga en la derecha. Aprovechando que pasa por Valladolid, este último. Con diéresis, por cierto. El Tajo sin compañero. Leizarán, donde la autovía, frente al Tormes. El Miño, solo. Cipreses dan la bienvenida a la entrada de esta callecita, donde se me agolpan recuerdos de infancia. En una casa abigarrada de libros hasta en las escaleras. El Oria y el Guadiana, que no desparece. El Nervión y el Tambre, por fin el Guadalquivir y de pronto: La República Argentina, sin avisar.  ¿Qué tiene que ver ese barrio de ríos con el Serrano que no está dedicada al jamón si no al general Francisco Serrano y Domínguez, I Duque de la Torre, figura relevante del Siglo XIX. Y con los de la blanquiazul? Estas son las paralelas que vienen siguiéndome por Serrano. Ríos largos, breves, caudalosos, afluentes los unos, o no. Seguro que existe un criterio. Solo conozco una persona que me lo podría explicar, era del barrio en su infancia. Hijo y nieto de arquitectos. Curioso e inquieto.

Gente elegante en el viso, eso es lo que se ve.  Embajadas y colegios bilingües. Edificios de estilo racionalista, rompedor en su momento, anterior a la guerra civil, ideados por Bergamín, hermano del poeta. Casas para gente sencilla. Cualquiera diría que lo que hoy es el Viso se diseñó como viviendas económicas, en su día. Líneas y ángulos rectos a excepción de los torreones circulares donde Bergamín se imaginaba leyendo poemas con el sol colándose travieso al atardecer.

Preparan las calles negros de color (alguno llega en limusina a una embajada) y mujeres uniformadas con vestidos de florecitas rosas y delantal blanco. Sin cofia. Pasean a los perros de esas familias que han decidido que al niño le viene muy bien tener mascota. Así asume responsabilidades y se ciñe a una disciplina. A las ocho de la mañana las responsabilidades se delegan en la criada. Porque el animalito, pis, tiene que hacer igual se levante o no el principito. La poda se hace a tiempo y las flores y los árboles lucen flamantes y discretos.

 

Desde República Argentina a María de Molina las manzanas pasan a ser enormes. Lo que entre el Hospital San Rafael y la plaza de los delfines era un barrio de poner sillas en la calle para charlar, se convierte en manzanas eternas que albergan casas palaciegas, no son los hotelitos racionalistas de la ribera. Quedan casi ocultas las magníficas edificaciones entre la arboleda. Los muros se vencen hacia la acera.

Siguen cambiando los nombres las calles a ambas márgenes. Empieza Carbonero y Sol, margen derecha.  Hasta llegar a María de Molina, quien fue reina consorte de Castilla entre los años 1284 y 1295 por su matrimonio con Sancho IV de Castilla. Juan de la Cierva, ingeniero e inventor del autogiro, frente a Jorge Manrique con sus coplas por la muerte de su padre, esquinan al Ramiro de Maeztu. Pablo Aranda frente a la iglesia de vuestra despedida, padre, madre, del Espíritu Santo. Oquendo frente al CSIC.

Pedro de Valdivia atraviesa por fin con osadía y alguna dificultad la calle Serrano. Aguanta la embestida don Pedro, militar y conquistador español de origen extremeño. Pedro no fue río, en cambio la calle discurre con sus meandros, disimulando pendientes, esquivando dificultades, hasta llegar al museo de Ciencias Naturales,  al trasdós de la Escuela de Industriales.

27/08/2024

QUE EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ

Nos pasamos la vida pensando en mañana. En el día de mañana. Y mañana de pronto llega. El dia de mañana es hoy. Ya no hay tiempo de postergar deseos e inventar proyectos. El mañana llega sin que te des cuenta y hay que poner freno y fin a los deseos, porque ya no se pueden lograr. Por eso, haz lo que tengas que hacer mientras puedas. Déjate de bobadas. Quita el pie del freno. ¡Aprovecha!

 

Es parecido a cuando empieza el verano. Especialmente cuando el verano empezaba a mediados de junio, y el cumple de alguno se quedaba sin celebración; y acababa en septiembre, el verano, a mediados, y algún otro se quedaba sin la suya, celebración. No hablemos de los nacidos en julio o agosto. Los de junio y septiembre tenían siempre alguna esperanza. Que los amigos no se hubieran subido a la sierra. Que hubieran llegado ya. Que no se hubieran bajado. Pero al empezar el verano era como empezar a vivir. El contadorse ponía a cero y parecía que el tiempo que quedaba era infinito. ¡Buah! Con la cantidad de verano que queda, ya subiremos a Peñalara. Buah, con la cantidad de verano que queda, ya organizaremos una comida para estar todos juntos, para ver a los primos, a los amigos. Con la cantidad de verano que queda y lo que uno es capaz de aburrirse en el mientras tanto. Y entonces: ¡Zas!, llega septiembre. Sin avisar. Las fiestas de los pueblos de la sierra laminan la despedida. Esos últimos días que se estiran, de Navacerrada a Los Molinos, a Becerril, a Collado...y por muy elástico que lo pretendas hacer, octubre se te echa encima, empiezan las clases. (Ahora empiezan antes, no me lo puedo ni imaginar) Fatal. Y se te ha pasado el verano otra vez. Te haces cruces y promesas, el año que viene salgo a andar todos los días; bajo al concierto del Pingüino y al de los Nikis, que vienen Hombres G, allá que me voy. Lo que sea. Te comprometes a que nunca más te ocurra. Nunca más se te puede echar el otoño encima. Y no he ido a Robledo, a ver a mis amigos, ni a Segovia a ver a mi abuela, ni a Valladolid a ver a los primos, ni a Jávea a ver a la tía Charo, que me ha invitado mil veces, ni a Soria, que tengo amigos y familia, Londres, Florencia. Ir al cortijo a ver a Francisco. A San Esteban, que está Martínez. Eres capaz incluso de haber ido a cualquiera de esos sitios y no llamar. Ya lo haré la próxima vez. Es que a veces no hay próxima vez. No quiero molestar. No molestas. 

No te dejes nada en la cartera. Diles a tus amigos lo que piensas. Lo que les quieres. Esa amiga a la que ves tristona, la otra que anda eufórica, deja que te cuenten, escucha a ese amigo que está de pronto flaco, o gordo. El futuro ya está aquí. Cómprate esa falda, cómete el tortel, déjate de excusas, empieza el régimen o a hacer ejercicio de una puñetera vez. ¡Hazlo! ¿Qué más señales necesitas para saber que tu vida está en tus manos, que el rumbo depende de tí? El tiempo es arena fina que se escapa entre los dedos.

 

El verano que viene es igual. Porque el hombre no aprende. Nunca. Y no se acaban las piedras las hay bastantes para tropezar con ellas.

Por eso, porque el futuro ya está aqui. Hazlo. No sé si referían a esto los Radio Futura con su "Enamorado de la moda juvenil". Pero tenían razón, el futuro ya está aquí. Así que espabila. Ahora se le llama procrastinar a lo que de toda la vida ha sido ser un vago, un zoquete, un sinsangre. No postergues, sal hoy, ve a tomar esa caña. No te pierdas ni un vino, ni una cita. Como si tienes que ir a Mercadona a las 19:00. Pero no te entretengas ni te escondas detrás del Candy Crush y los sudokus. Mira a la cara a tu hijo, a tu marido, a tu novio. No te pierdas ni una de sus palabras. Dales besos, achuchones, lametazos. Porque el futuro ya está aquí, y te atropella si te despistas.

Eso que dicen, “ha vivido como quería”. No. Poco, ha vivido poco. Nadie quiere que le pille el futuro, porque a todos nos quedan cosas por hacer antes de que llame. Antes de la despedida. Nos quedan tantas cosas por contarnos. No te aburras, no te apalanques. Abraza la vida y sonríe, cómetela a mordiscos. Hazlo mientras estés a tiempo.


22/08/2024

CAMISETAS


 Vamos a ver. A partir de una edad, de cierta edad, un hombre no puede llevar camiseta. Del mismo modo que una mujer, por muy bonitas  y largas que tenga las piernas, no debe llevar nunca minifalda.  Que no se dará la vuelta más un hombre al verte pasar. No. Todo pasa. No digo yo que haya ser de Segovia y prolongar la falda hasta el tobillo, que no hace falta. Que pareces una ursulina. Ni tampoco es necesario salir a pasear en camisa y pantalón largo. Eso hacía mi padre, camisa y pantalón largo para subir a la Maliciosa. Camisa de manga corta era el único atrevimiento al que osaba. En días de mucho calor. El era un elegante y dan fe aquellos con quienes se topó en el camino. Buenos días. Buenos días.

Como quería decir: La camiseta es para los niños o los socorristas. Chavales. En los colegios de pro, de bien, lo saben perfectamente. Llevan polo o camisa, chaqueta y corbata. Elegancia sin discusión. Camiseta, si eso, para hacer deporte.  Un buen apretón de manos no se da en camiseta.  Es menester al menos, el polo. Para el decoro, para el saludo,  el compadreo. Una palmada en la espalda. ¿Que tal cabrón? Saludo imprescindible entre gente de bien. Abrazo, palmadas varias en los omóplatos con la mano bien abierta y el inevitable ¿que pasa cabrón?. El polo marida con castellanos, zapatos castellanos, borlas o no. Pantalón tipo docker o baquero. Calcetín motivado.

Se admite camiseta hasta acabar los estudios, allá por los veintitantos. Sin llegar a postgrado.  Mientras vives en casa de los padres. Pero ya esos señores que se afeitan a  diario, no. Polo. Hay que llevar polo. Aunque no sepas lo que es un hoyo ni el par. Que se tapa la c2 y la c3, no estamos en el gimnasio. Polo. El polo suele tener una composición más rígida, su algodón entretejido permite la caída libre y omisión de marcado de la curva de la felicidad, que por muy buenorro que esté el caballero, se marca con la camiseta.  Es más, cuanto más tío bueno, más pequeña la talla y más se marca esa curva sobre el ombligo. Resalta quiza la musculatura tan ejercitada en horas oscuras de gimnasio. Innecesario. Dejen algo a la imaginación.  Como dicee una amiga mia "yo desnuda gano mucho" Si el caballero está flaco, peor. Que parece que te han prestado la ropa, que vienes de Biafra. Flaco no, delgado. 

Abogo por el polo. En todos los colores que el arcoiris permita. Ruego a los daltónicos se dejen aconsejar. Prefiero el blanco tenista o golfista. Que yo soy muy de Wimbledon. Pero no me quiero poner estupenda. Se puede dañar la imagen del polo con cocodrilos de tamaño excesivo.  O simbolos de validez acogidos por según qué marca, tics exagerados. Pero hay que ponerse muy pesado, ser muy macarra para hacer del polo una prenda gamberra. Es difícil llevar un polo con una foto de Matálica o de los Burning. Hay que intentarlo mucho para llevar un polo macarra. Ni los negros, polos, son feos, tienen su momento, eso sí.  Sin embargo, hace falta la elegancia del erizo para llevar a partir de los 40 años cumplidos, una camiseta y pasar dignamente por el arco de la aceptación como persona grata.  Las camisetas no te quitan años. Contra todo pronóstico,  delatan los que cumples.

Ese chascarrillo veraniego de "me pongo la  camiseta verde me pongo la camiseta azul" sofistica en la elección del polo. Y si eres un elegante, de la camisa. Que hasta para bajar al mar encajan. El polo es a la camiseta lo que las menorquina, una vuena alpargatas, a las chanclas. Ahora los que saben han sustituido menorquinas por BIRKENSTOCK®. No se admiten imitaciones. Polo estás mucho más guapo.

20/08/2024

MAMÁ SE HA ECHADO NOVIO

 


Tantos años de luto y de pronto se le riza el pelo. Enseguida me he dado cuenta de su alegría. Le sale esa risa de gorda que me recuerda tanto a ella misma. 

Mamá se ha echado novio. Aunque lo niegue,  la sonrisa delata lo que bulle dentro de lo que ella creía baldío  corazón. Mamá se ha echado novio y se ha quitado años de los hombros y quilos de la barriga. Se le han estirado el cuello y los andares. Mira con ojos de niña y todo le interesa. Se ríe por tonterías y ya no llora por nada. Se le saltan las lágrimas a veces, cuando recuerda. Pero no se le quita ya el brillo de la mirada. Las ajadas herramientas que parecían caducas han encontrado remiendo en el milagro de la ilusión.


Mamá se ha echado novio y parece una chavala. Ilumina lo que toca, ilumina lo que ve, ilumina la noche.  Mamá está llena de luz. Siempre lo ha estado. No sé si es fuego lo que se ve, que se le intuyen llamas como si fuera traslúcida. Tiene tanta luz que enciende la vida.

Mamá se ha echado novio aunque ella lo niegue.  Mamá se ha echado novio aunque parece que ni siquiera ella lo sabe.

Mamá se ha echado novio tras haber recuperado la ilusión,  la alegría.  Se la ve ligera trotando entre las dunas, sorteando avatares. Se pimpla una cerveza sin temor al después. Como si son varias. Saborea un vino mientras cocina. Come lo que quiere. Parece que nada le engorda, nada le sienta mal. Todo encaja ahora.   Todo le allimenta. Hasta el silencio. Tararea canciones que solo suenan en su memoria. Se despreoupa y se ocupa con alegría, sin que se note su intervención. 

Mamá se ha echado novio.

04/08/2024

CADA VEZ QUE TE VEO

Cada vez que te veo. Cada vez que te veo, me deja de latir por un instante mi comprometido ánimo. Cada vez que te veo, con esa sonrisa de regalo, me vuelvo a enamorar. Cada vez que te veo, sabiendo como sé que es un guiño sólo para mí; se me descompone el mecanismo en el que nada mi cordura. Cada vez que te veo sé que me estás esperando. Cada vez que te veo me da un vuelco al corazón. Cada vez que te veo pienso que solo eres para mí, que tu sonrisa me la dedicas como se dedica un poema. Cada vez que te veo me gusta más verte. Más lo temo y más me prenda. Cada vez que te veo pierdo el equilibrio y olvido el rumbo; me descubro frágil, sin voluntad, pero con esperanza. Cada vez que te veo, renuevo mis votos y me prometo ser digna de ti. Cada vez que te veo, noto como me separo lentamente del suelo, me elevo y podría convertirme en alas para sobrevolarte. Cada vez que te veo. Y es que cada vez que te veo me desconecto de mi voluntad, que se engancha en tus ojos y te pertenece.

Porque un chico no puede poner esa sonrisa a todo el mundo. La sonrisa no se tiene, la sonrisa nace, se da, la provoca un estímulo ajeno. Y a ti tu sonrisa te la saco yo. Y yo me escondo en mi misma porque no me la merezco. Sé que soy una impostora, y que en cuanto me acerque a ti, me descubrirás. Te darás cuenta de que soy un fraude y no volverás a sonreír. Por eso no quiero verte, por eso no quiero que me digas que te hago vibrar, por eso me escondo cuando veo tu pelo desordenado entre cano y amarillo, con esos rizos rebeldes para tu edad. Por eso cambio el rumbo cada mañana y cuando no lo puedo cambiar, altero mi itinerario. Porque no te quiero ver, quiero que esa sonrisa llena de dientes dure para siempre. Que se quién eres. Eres mi futuro. Y no quiero estropearlo. Otra vez. Sé que eres tú. Que estás ahí porque me has elegido. No puedo sentir orgullo porque siento vergüenza, vergüenza de mi cuerpo ajado, de mis canas, de mis arrugas, de mi rostro envejecido, de mis gorduras, de mis andares. Tu sonrisa me devuelve al presente. Tu sonrisa me enfrenta a verme tal cómo soy. Quién dejé de ser. Y sin embargo sé que eres tú. Que estás ahí porque el destino ha elegido tu ubicación y la mía para que nos encontremos. Que solo juntos existe el futuro. Cada vez que te veo sé que tengo un objetivo, encontrarme de una vez y aceptar este premio que la vida me ha dado, que eres tú. Porque cada vez que te veo sé que todo tiene sentido. Encajan las piezas y el engranaje hace que avance. Cada vez que te veo entiendo por qué y siento tanto miedo. Siento tanto miedo que no me queda otra que la valentía. Y ante esa grieta que se abre justo donde acaba el dedo gordo de mi pie, entiendo por fin el sentido de la vida. 

El sentido de la vida está en tus rizos ocres, en tu larga sombra. Y sobre todo, por encima de todo, en tu sonrisa. Y es la mecha que enciende mi ilusión.


16/07/2024

EL BALNEARIO DE LA HERRERO

¿Qué puedo decir de Charo? La tía Charo. Ayer por la mañana estuve hablando con ella, haciendo planes para el verano. Y estaba como siempre. "Mándame un mensaje diciendo cuando quieres venir". No sé para qué, porque el WhatsApp lo miraba cuando le daba la gana. O sea, casi nunca . De hecho a mí me bloqueó una época. No a propósito. Lo sé. Ella no sabía que eso era posible. No tenía ni idea de lo que le estaba hablando.  Una nieta lo solucionó y punto.

Ayer estaba negra por no poderse ir a Jávea. Por haberse perdido el viaje a San Leonardo.   Tanta prueba y los médicos no tienen ni idea de lo que me pasa. ¡Que bobada! "Estoy harta" Había que ponerse en el lugar del médico. Me la imagino "a mí no me pasa nada" ante la bata blanca. Con la pinta estupenda que lucía cualquiera pensaba que estaba mal.

Salió a hacer la compra, incluido el encargo de un jamón que tomaremos a su salud. Le daba vueltas a todo lo que tenía que hacer en la casa, desde la tele por cable a las flores, los famosos hibiscus, que ya no funcionaban bien, con el calor y el aire salado. Habría que cambiar de flores, como se cambiaron los geranios. Quizá eso implicaría pintar la casa de otro color, como ocurrió cuando compró la alacena del patio. Pensaba en las judías del final del verano, las cenas, los aperitivos con amigos.  Los paseos mañaneros y el baño en el mar.

Charo no tenía planes de morirse. Pero de verdad. Charo se veía a sí misma de otro planeta. Y sinceramente yo creo que lo era. Era un ser imbatible, superó un cáncer y luego otro. Vistió peluca cuando hizo falta. Se rompió los dos codos, con lo que se ganó el apodo de cruasán. También se quebró la cadera, le cambiaron las dos rodillas. Siempre adelante.

Con la muerte de Antonio le desapareció el poco filtro que él conseguía hacer para tamizar el torrente que era Madame Herrero. Incombustible hasta el final.

Charo siempre estaba en movimiento. Le han quitado todos los puntos del carnet por hablar por teléfono con alguna amiga para decirle que estaba llegando. Cuando, literalmente estaba llegando. El mismo policía, la misma rotonda.

Han cubierto tu ataúd de rosas blancas. Parecía que estaba en el campo. Le hubiera gustado la elección. Charo era exquisita en el gusto pero jamás ostentosa. Presumida, combativa, valiente y muy, muy generosa. En casa de Charo y Antonio siempre hay sitio. Siempre. Desde siempre. Esa virtud tenía de agasajarte sin mostrar esfuerzo. Con la marcha de Charo despido un poco a mi madre otra vez, porque ella se lleva algo de su esencia.


CHARITO SE HA ECHADO NOVIO

Que ya tiene ochenta y tantos, y lucha, como su madre, por seguir lozana, mientras van cayendo, a su alrededor, sus coetáneos. "Es que era muy mayor", dice, de alguien que se ha ido, de su quinta. "Estaba fatal". Si se entera de que la llamo Charito me mata. Porque Charito la llamaba mi tío Antonio, su santo, a veces. Cuando se ponía serio. O para tomarla el pelo. Como mi padre, que a mi madre la llamaba Sarita. Igual. En momentos especiales. Cuando tocaba techo. Que cada uno lo entienda como quiera. Los amigos, más amigos, de broma, también la llaman Charito.

Son instituciones las hermanas. Que son cuatro. A cada cual más intensa. Ana es la diferencia. La pequeña. La que se llevó montones de achuchones y estuvo más solita en la infancia. Don Luis murió joven, siendo ya muy mayor. Un padre de pelo blanco. Serio y fumador, como debe ser. "Sofi, fúmate pitillo", le decía a su mujer, abogada desde el 36 (1936). Era moderna. Él más, que pidió su mano, la enamoró y fue su compañero desde ese día hasta el final, cuando la tos y los pulmones tiznaron su voz y su tez. Sofía, una guapa segoviana que hacía girar los cuellos en la calle Real. Don Luis, médico de pueblo, sabio y discreto, al lado de la mujer que se cortó la trenza el día de su boda. Don Luis, médico en un tren, curando heridas de bala y otras lindeces. Sara y Charo en un carromato tirado por caballos, ellas levantaban un palmo del suelo. Sara, la mayor por un año y un poco, tendría cinco entonces. Iban a ver a los padres, a Ponferrada. Acababa de nacer Marisa, la tercera. Marisa es la que más manda, tan callada, decía Antonio. Y era verdad. Lo sigue siendo. Después vino Luis hijo, de caída fácil, en la línea del riesgo, y por fin Ana. Y una niña en medio que murió cuando aún no sabía andar, pobrecita, llena de luz. Ninguna con oído para la música, mas con un arte infinito para el desafine, casadas todas con virtuosos de las melodías. Marisa ha acabado en un coro, ¡si tendrá mando en plaza! Le dicen que cante bajito. Ella sonríe. Siempre sonríe, y se sale con la suya.

Charito se casó la primera, aunque era la segunda, con su novio de toda la vida. Es lo único en lo que accedió Don Luis a que una hermana hiciera antes de que lo pasara Sara, la mayor. Enviudó también con medalla, antes que ninguna, antes de jubilarse. Luego enviudó Sara. La más dura, la mejor. La más interesante, la más guapa. La primera. Es que es mi madre. La que sin duda disfrutaba de la menor dotación de continencia en la palabra. ¡Y todo lo que se callaba!, según ella. El caso es que, "si Sara no se saca el carné de conducir, no se lo saca nadie". Y así fue. Ya casadas empezaron a conducir las hermanas. Que, "si Sarita no aprueba todo en primero de medicina, no estudian las niñas". Sarita aprobó, salió del primer colegio mayor, de monjas, donde conoció a Maria Luisa, aire salado marbellí, que la invitó a conocer el mar siendo ya mayor de edad. Eligió la Residencia de Señoritas, con olor a Lorca y a Dalí. En los asientos de la biblioteca hundidos por la huella de la Generación del 27, largas conversaciones, poesía y propósitos. Mari Carmen, amiga madrileña, alegría y aire en estado puro, la llevó de la mano. Allí conocieron a Maripi Peña, a las Manrique, Ana y Mª Jesus, Ana Sastre, a María Gabaldón, las Casinello, Jimena, Alicia de la Riva, Herminia, Blanca Yagüe, Elena Aperte,  Carmen Gauguer, y muchas más, todas mujeres de bandera.

La Sastre, un día que había quedado con el amor de su vida y le esperaba en el jardín. En eso llegó el novio de otra residente, que la pidió un consejo. Salió con él a dar un paseo, mientras la amiga se preparaba. La directora informó al novio de Ana, cuando éste llegó, de que Ana se había ido con un amigo. El chico se dio la vuelta y se fue. Ana nunca se casó, hizo sus votos y se dedicó a Dios y sus asuntos. Charo y Sara pidieron a Don Luis y a la abuela que por favor las separaran. Compartían habitación, se querían como las hermanas que eran, pero mejor cada una en un cuarto. Tan distintas,  con tanto en común, tan iguales, tan únicas.

La calle Fortuny llena de candidatos, de amigos, esperando a las chavalas de falda a media pierna, de provincias, cogidas del brazo, andando rápido en invierno con las cabezas juntas. Antonio, Ramón, Felipe, Bartolo, Pepe, Santiago, Rodolfo, Manolo, Agustín, Jose Antonio, con sus mejores galas llegaban al barrio de Almagro, a proponer planes y promesas a las chavalas más modernas de Madrid. Ellas compraban el tabaco por pitillos, al dueño del kiosco de la esquina de Martínez Campos con Miguel Angel, desde la ventana de María. Gastaban suela con los amigos, participaban en obras de teatro, hablaban y fumaban. Y estudiaban como brutas. A la facultad llegaban en tranvía, el pe-pe.

Terminó esa etapa, pasaron unos años, llegaron los hijos, y Charo y Antonio se compraron una casa cerca de la playa. Una casa que disfrutaban los hijos de Charo y las hijas de Sara, y la familia entera. Ubicada en una ladera verde de la costa levantina. Cada verano había una novedad: Un botijo nuevo, las buganvillas renovadas, la desaparición de los geranios. Sustituidos por hibiscus. Mucho más elegantes. El fin del patinillo que se inundaba en septiembre con lo que ahora se llaman danas, antes, gotas frías; y su conversión en fabuloso patio cubierto, punto de encuentro para el desayuno. Una habitación más, un recrecido por aquí, otro por allá. Otro cuarto de baño. Muebles de hogar en una casa de verano. Nada de retales, cómodas de caoba y alfombras, sofás y teléfono fijo. Un refugio. Horarios establecidos para las comidas y aperitivos, laxo rigor en las llegadas nocturnas, cercanas al amanecer en ocasiones.

Cuando llegó a su configuración final temporal, no sé si antes o después de hacer la piscina, punto de inflexión casi obligado tras la desaparición del Club; en ese momento o en otro, Charito fue de compras con una amiga, o salió al vivero, o a tomar un gin tonic a casa de los Bourne, de vuelta de un paseo con Paulina, cualquier cosa; pasó por una tienda de muebles y la amiga en cuestión la convenció para que comprara una alacena. Cuando llegó a casa, no Charo, si no la adquisición, se dio cuenta, Charo, de que el color, de la alacena, no era el que esperaba. Ni corta ni perezosa pintó la casa entera para que armonizara con la novedad. De verde pistacho acabaron ventanas y contraventanas, rodapié, puertas. Incluso los faroles que pintó Carlos un verano.

Charito poco a poco cogió afición al hospital, siendo su padre y su hermana médicos. Desde un incidente que se asoció a un partido de tenis, y acabó con pelucas y pañuelos de seda y viajes al extranjero, hasta la última galleta que se dio bajando las escaleras de la casa de la playa; ha pasado por intervenciones varias. De una tardó en despertarse. Buena era su hermana Sara, de vuelta y media puso al pobre residente que interpretó como un coma su lento despertar de la anestesia. En tres años se ha roto dos codos (porque no tenía más), le han puesto una rodilla biónica, se partió la nariz, y luego la cadera. (Una caída tonta en aparcamiento del Corte inglés, un domingo de una compra urgente) Ha tenido que aprender a andar a los 80, le han dado de comer haciendo aviones, porque tenía los dos brazos escayolados. Le llamaban croissant. Y lo parecía. ¿Qué diría mi tío? Que se ha enamorado de un celador. Que le ha hecho ojitos y no sabe qué hacer para volver a la zona de batas blancas.

 Pero no está Antonio. Y Charito a lo mejor se ha echado novio. Pero lo que seguro que hace, es poner una barra en las escaleras que tan ágilmente bajaba. Lo que me temo es la consecuencia que esa barra puede tener en el conjunto de la vivienda familiar. Esa que empezó siendo un chalecito en cuya parte de atrás, ajena a las miradas, tomaban el sol a cuerpo mis tíos; ahora tiene cuatro fantásticos dormitorios, dos en suite, un apartamento, valla para que no se escape Vira, la galga de Tania, hamaca, piscina en la que se usan toallas iguales, como en un spa, una naya fantástica que dista mucho de ser un porche, y hasta dispone de una barbacoa, muy en contra de su voluntad.

En fin. La instalación de la barra, dependiendo del tipo que sea, del color, la textura, el estilo, puede o no desembocar en una nueva modificación de la casa entera. Que de cómoda es comodísima. Pero nunca dejes de confiar en la imaginación de Charito para hacer un cambio en esa casa de la cuesta. Cualquier detalle puede alterar el equilibrio y hacer imprescindible una renovación inmediata y general, que ni los años ni las heridas, ni la pereza pueden vencer a la voluntad férrea de Charito. Ya veremos. ¡Cuánto siento que Sara, Sarita, madre, mi madre, mamá, no sea testigo de la novedad!

Además de Charito te llamaban algunos cuando profe del Liceo, la Troska de Loewe. No hace falta explicar más. Pero cuando te lo conté,  con tu impecable humor Rodríguez, me soltaste. ¿De Loewe? ¡Qué bobada! Yo no visto de Loewe, si acaso de Armani tengo algún pantalón. Genio y figura.

07/07/2024

LE PASO A DON JUAN MIGUEL

Ante un "te paso a don Juan Miguel" había que ponerse firme, dejar lo que estuvieras haciendo y coger un papel y un boli. Por si acaso. Con el fallecimiento de Villar Mir, leo montones de artículos en el periódico sobre él. Sin alma. Contando miserias o minucias. Leo lo que escribe gente que nunca le conoció.  Que hablan de oídas. Que ensucian recuerdos gratis. Juan Miguel Villar Mir fue más que todo eso. Y montó un tinglado monumental que ha dado formación trabajo y sustento a mucha gente.

A los exalumnos que se encontraba por su barrio, los saludaba con la habilidad de hacerles sentir que los reconocía. Y yo creo que era verdad.

Cuando estábamos en sexto de caminos acabó con la huelga-protesta que se hizo contra el catedrático de ingeniería sanitaria en un santiamén. Con una frase a la entrada del aula "no se van a perder ustedes mi última clase". Igual acabó con la huelga de Altos Hornos. Escribió una carta a las esposas de los huelguistas alabando la importancia del trabajo de ellos. Al día siguiente todos ocupaban su puesto de trabajo.

No creo que optara a la presidencia del Madrid por poder o por política. Llámame ilusa, pero Juanmi (con cariño), don Juan Miguel, o Juan, era un forofo del Madrid, como buen pilarista. Y no ganar las elecciones para llevar el equipo blanco fue su mayor derrota. O la única.

Como empleada de su imperio le he visto conquistar el corazón ajeno, convencer a sindicalistas de las maravillas del despido asociado a las fusiones. A Juan Miguel no se le podía mirar a los ojos porque te convencía de lo que él quisiera.  Con un esfuerzo aparentemente mínimo.  Ni en la torre ni en ninguno de los edificios en los que trabajamos le he visto tomando un café en un bar o perdiendo el tiempo por los pasillos. En la Escuela, tampoco.

Que fue primero de promoción, sí.  E hijo de guardia civil. Compaginó el estudio de Caminos con Derecho y Economía. Siempre número uno. Año por curso. Todo a la vez. Daba clases particulares para pagarse gastos. Es que Villar Mir era mucho. Era listo como el hambre. Y trabajaba sin descanso. “¿Qué tal el fin de semana?” “Genial, me lo he pasado trabajando”. Tal cual. Era capaz de leer la cartilla a un director general y que encima el otro se sintiera agradecido. Era capaz de encasquetar un marrón y que el afectado se sintiera orgulloso.

Cuando llegaba a algún sitio llamaba a todo aquél que se encontraba por el camino, por su nombre. Preguntaba a la recepcionista por la salud de su madre. Al ingeniero por el proyecto en el que estaba involucrado. Mucho ojo si le contabas algo, por Juan Miguel no olvidaba.  Y además eran austero, todos hablan ahora del arte que coleccionaba. Ole él que pudo.  Porque en trajes no invertía. Que se lo digan a sus subordinados.  Que sacaban el traje antiguo para las reuniones con el presidente.  Él solía ser más discreto en la vestimenta que otros. Quienes le conocieron, quienes trabajaron con él sabían de su ritmo incansable. Agotaba a secretarias, conductores, guardaespaldas, por no hablar de ingenieros, economistas y empleados varios que preparaban las reuniones con él como se prepara un examen final.

Saquen sus útiles de escribir y de fumar. Están ustedes en acto de examen. Hasta siempre Presidente.


06/07/2024

NO VALE TODO


Recuerdo en el cole, antes de un juego, el listo de turno soltaba: "vale todo".

Pero en la Eurocopa no vale todo. Los azules, con todos los respetos y cariño a mis amigos franchutes, se portaron fatal. Fue un rollo de partido, hasta los entusiastas locutores bostezaban a pesar de intentar inyectar emoción ante el más mínimo riesgo. Los pobres portugueses lo intentaron, pero "la azul" esperó a los penaltis. Muy feo.

Yo, que hablo desde la ignorancia futbolística, me atrevo a decir lo que me da la gana sobre fútbol, partiendo de la base de que no entiendo nada. Sin faltar. Así es que hablo como espectadora, con la distancia que me da la indiferencia. Y espero que se me echen encima los futboleros y expertos en la materia que solidifican su conocimiento con argumentos como estratos calizos hasta hacerlos pétreos. 

El partido España - Alemania de cuartos de final de la Eurocopa 24 fue una final. Dos equipazos que se dejaron el alma en el estadio. Para quien piense que los alemanes son fríos o indiferentes, que revisen las imágenes del partido. Ese alemán que sale después del descanso. Una torre rubia que agita los brazos para jalear al público. En ese momento de ardor guerrero las camisetas rojas de las gradas se anulan. Me imagino a los visitantes dándole la vuelta a los atuendos, sumidos en un rugido germano. Se hacen pequeñitos. El estadio es monocromo, blanco Ariel. 

Un árbitro que disimula ante las eminencias locales. Que dio de sí el tiempo y lo alargó mas allá del límite elástico.  Que ya no se oían vítores en el estadio. Que todo era "¿Cuánto queda?" O "¡pita ya!". Pero unos jugadores alemanes de Alemania, que tras encajar el primer gol, a pase de un chavalín que ni es mayor de edad, lo dan todo. Oles en las gradas. Intentan una y otra vez, mientras los españoles van a la defensiva. Hasta que, minuto 89, que se dice fácil: GOL. Indiscutible. Espectadores españoles mudos, en casa, en el estadio. Ni ganas de llorar quedan ante la estupefacción. Los comentaristas tragan saliva para continuar. Y llegan a la prórroga. Igual.  Camisetas pegadas, sudor, carreras. Minuto 119. GOL de España. Parece casualidad, venganza. GOL. De cabeza, hace el espagart  (daría ballet de niño). Ahora los colores son otros. Un jugador va cojo. ¡Corre! Se oye. Pero ¡qué va a correr! si no puede con su alma. Los alemanes les sacan un par de cuerpos a cada uno. Teutones, rubios gigantes, embisten y tumban al rival a pesar de las tarjetas. Y en el penúltimo segundo de la prorroga se lanza uno de ellos sin freno hacia la portería roja. A que lo mete. El español de turno que se lo encuentra, le agarra, ¡a freír puñetas!, tarjeta roja, pero el tudesco no llega a portería. Aunque a saber, porque ese portero lo ha parado todo. Hasta le han sacado tarjeta por entretenerse al sacar. 

2-1, merecido. Aunque un 1-2 también lo hubiera sido. Sentada al lado de un experto oigo como cambia de opinión sobre un jugador como si cambiara de chaqueta. Que no corre, es un paquete. Que malo eres, le dice a la tele. OLE, ¿no te lo decía yo? Un crack, en cuanto ha metido el gol, se sabe su perfil cual enciclopedia.

Frente a este partido, el aburrimiento de un Francia Portugal. Que no sé quien es mejor, pero a los franceses ni se les vio. Tan elegantes. Abanderado uniforme, luciendo, orgullosos los colores. Pero sin chicha. Nada. Fatal ganar a los penaltis. Aunque tambien te digo, ese pobre Ronaldo, tan maqueado, tan limpio, tan aseado, es sombra de sí mismo. 

03/07/2024

NECESITAMOS COLOMBIANOS COMO TU

Desconozco el algoritmo que lleva a las redes a bombardearme con ese mensaje. "Necesitamos colombianos como tu" No soy colombiana, no soy de origen colombiano, hasta donde yo conozco, nivel de tatarabuelos. Soy de Segovia por los cuatro costados excepto por la influencia granadina de mi abuelo paterno. Hasta donde yo sé hay mayoría segoviana, a mucha honra. ¡Ojo! Que si fuera de Logroño estaría igual de orgullosa, o de Córdoba, Vitoria, Orense. El caso es que vengo de esa zona al otro lado de la sierra. Zona fría, de nieves, de bienes.

No he estado nunca en Colombia. A pesar de haber visitado el continente, tanto América del Norte como del Sur y Central, no conozco Colombia. Me gustaría sí. Pero no sé de donde saca LinkedIn el algoritmo que le lleva a mandarme mensaje diario "buscamos personas de Colombia como tú". No soy de Colombia, y no sé qué más hay que ser para ajustarse a ese perfil de búsqueda. 

Nunca he abierto los mensajes. Temiendo un fraude que amenaza mi incertidumbre. Pero hoy ha vencido la curiosidad. ¡Qué decepción! Se trata de un proceso de reclutamiento para hacer encuestas por internet y ganar dinero con ello. "Necesitamos colombianos de tu perfil" El cambio del mensaje, las variaciones son mínimas. No sé si esto se debe a la falta de imaginación.

El caso es que, pensando en algoritmos, se me va la cabeza a Mercadona. Lo explico: En Mercadona, me he enterado de que los duendes que roban los calcetines en las casas son, en la famosa casa, matemáticos que, a través de complicados algoritmos, hacen desaparecer determinados productos. Un suponer. El humus. Antes había dos tamaños: 240 gr y casi medio kilo (tamaño ahorro); bien, pues el grande, consumido en grandes proporciones en mi casa, desapareció de un día para otro. Tal cual. Por no hablar de los panecitos que lo acompañaban, para "dipear". Estos incluso se invisibilizaron en la sección de tostas, picos y panecillos. La salsa de pesto. Que estaba de muerte. Sin previo aviso, pum, se volatilizó. "No, ya no la vendemos. ¡Hace mucho!" se excusan algunos amables trabajadores. Mucho no, bonita, que yo estaba enganchada a la pasta al pesto y al menos una vez por semana, pillaba. El queso Grana Padano en sobre; en este caso es tipo Guadiana, ha desaparecido y vuelto a aparecer. Ante el pánico de que no vuelva, yo cada vez que hago la compra, cojo un par. Esto me ha llevado a la necesidad de inventar snacks con el famoso queso en polvo, porque me van a caducar los 300 paquetes de queso que he acumulado. Sin contar con el espacio, del que no dispongo en mi nevera, para almacenarlo. Hace tiempo que no lo retiran, será que el matemático encargado está por la labor, no tiene intolerancia a la lactosa. A saber.

¿Pero qué matemático ha identificado, qué datos de mi perfil para que me lleguen a diario ofertas de trabajo que rezan que necesitan colombianos como yo? ¿Esto solo me pasa a mi? Yo compro en Mercadona, aunque desaparezcan calcetines. Ha sido, escribir esto y recibir un nuevo correo, una ¿permutacion?" Buscamos gente como tú en Colombia". MIEDO ME DA.

27/06/2024

AL PAN, PAN

 

(Al pan, pan y al vino, Albino Fernández, criador de canarios. Esta es una broma familiar que a mí me hace mucha gracia. Y cuanto más la cuento, más graciosa me parece. Igual que el chiste de Eugenio sobre los franceses, que hay que ver como son; porque que al pan le llamen “pain” - con su ortodoxa pronunciación, se diga como se diga - vale, que al vino (Albino Fernández, criador de canarios, y es que la vida es redonda, y todo vuelve y tiene sentido) le llamen “vin”, vale, ¡pero que al queso, que se ve claramente que es queso, lo llamen “fromage”!)


La abuela tiene el pelo oscuro, y no se tiñe. Vetas canas entretejen su melena. “Bájate a Colón y que te den una Viena y un rosco. Y mira bien las vueltas”.
Segovia. Es Navidad. Hay nieve en los tejados, en el suelo un hielo fino cubre los adoquines de granito, que brillan en la mañana. Será un año feliz. Todos los nietos están durmiendo en casa de Doña Sofía, la abuela Sofía. En las camas, las mantas pesan y las sábanas están tan frías que parecen húmedas. En casa de la abuela por la mañana olía a patatas fritas, a torreznos, a churros que ella misma hacía con una manga pastelera que también ella había cosido. El primero el levantarse tiene premio. Superar el frío del gigante cuarto de baño. Recorrer los pasillos helados y, siguiendo el aroma que sale de la cocina, ir al refugio de la abuela que oye la radio y trajina desde muy pronto. Que tiene mucha tarea.

El nieto privilegiado, el elegido, coge las monedas y se lanza escaleras abajo. No tiene edad para salir solo, así es que el reto es bárbaro. No hay consentimiento paterno, ni falta que le hace a la abuela. Buena es ella. Con un poquito de miedo, y cargado de responsabilidad, casi se olvida del abrigo. Repite el mandado mientras trota y se concentra en las vueltas que le tienen que dar.

En la panadería los cristales están tupidos por el vaho. Vacila. Entra y cierra la puerta, que se escapa el gato. El olor. Ese olor que dan la harina y el agua amasados y ya dentro del horno. Ese olor que solo emana de un horno de pan. Que es infantil, ataca a los sentidos, amenaza al estómago vacío. Ese olor que es presagio del deleite, del disfrute. Ese olor que dibuja la imagen del pan ya hecho, aún caliente, con sus cortes en diagonal. “Que no comas el pan caliente que te va a sentar mal”. ¿Pero cómo se puede no comer el pan cuando aún quema? Romper el pico es privilegio del que madruga y es voluntario. Esa miga que es casi líquida, que se deshace con el solo contacto con la saliva. ¿Cómo no probar el pan y evitar sentir el crujido de la corteza? ¿Qué te gusta más: el pico o la miga? Es que a mí me gusta todo. En ese momento, antes de proceder, el niño trata de enderezar su voluntad para no ceder a la tentación, para no llegar a casa con el pan empezado. Es difícil educar los sentidos. Quiere llevarlo con premura y que el calor no escape, que las nieves y los vientos segovianos no le roben la magia. Colón es un local blanco de harina y sal, en Colón todas las superficies están cubiertas de una pátina que hace juego con el blanco de las tejas segovianas. Se confunden los blancos. En Colón ha nevado, pero se está calentito. El aire empañado de futuro.

El pan une lo que hasta la guerra y los matrimonios fallidos separan. Recuerdo un incendio en una de las panaderías que inundaban de olor el pueblo, de la Galería hasta la plaza. Tras el infortunio salvaron la masa madre.  Esto fue mucho antes de la moda del pan con semillas o pétalos de amapola, de arroz, maíz, cebada, avena, centeno, sorgo, mijo, alpiste. Si con frutos del bosque, lo pervierten hasta convertirlo en un gin – tónic. A pesar de los rencores, cedieron a la competencia la masa madre que los hizo únicos durante décadas, ésta mejoró sus pobres hogazas y las convirtió en magníficas piezas. Diferentes. Que no por ayudar se plagia. Tras la reconstrucción del horno, la masa madre volvió a casa. Y volvió el pan de Agapita, o Eusebio, según. Preservada la magia al calor del pan, donde nace y se hace, donde nada muere, el código genético, los polvos de la madre Celestina, el ADN. El ingrediente secreto. Dicen que hay tantos tipos de cafés o modo de tomarlo como personas. Por no hablar de los tipos de pan.

Con pan todo sabe mejor, con pan todo se agranda, el sabor se ensancha y con él lo hace la alegría; con pan está más rico el huevo frito. Que sin pan no es huevo ni es nada. El pan le da sentido a una salsa rica. El pan agranda la comida, la empuja por las escaleras de la fama. Con pan las patatas fritas, los torreznos, el chorizo, el salchichón, las anchoas, los espetos, la sopa.  ¿Qué hay mejor que un bocata? Aunque sea de pan solo. Con un pan vienen los niños cuando nacen, que es alegría. Hasta las penas con pan son menos. Al pan, pan.