Seguidores

17/10/2018

DEL AMOR Y LA MUERTE. GRANADOS. ARANTXA

Arantxa Aguirre lo ha vuelto a hacer. Un documental maravilloso. Dura alrededor de hora y media que se pasa en un segundo. Literal. La fortuna que supone ver algo así antes que tus amigos, te permite el privilegio de recomendarlo sin contaminarte. Se estrena en la famosa semana del cine de Valladolid. Al que no le guste no tiene corazón; hala, ya lo he dicho. Arantxa Aguirre lo ha vuelto a hacer. Y lo impresionante es que ella no está. “No sale en la peli”.  Con esa modestia que ya no se estila.  Hoy en día que el periodista hace de la historia su propia versión, sin contar apenas con las respuestas del interlocutor, que se queda en un figurín apenas necesario.  Acude a la cita con su libro y sale de ella con él, decorado, eso sí, por haber mantenido con el personaje protagonista una suerte de monologo, con preguntas más largas que las respuestas. Sin réplica. Alguna foto y palabras sueltas entrecomilladas es lo que concederá al entrevistado. Sin embargo, Arantxa es un punto y aparte. Ni siquiera cede a la tentación “hitchcockniana” de cubrir un personaje, ocupar una esquina. Pero lo llena todo.
Un documental de un músico.  Enrique Granados. Eso lo cuentas por ahí y no te acompaña nadie. Si quieres conquistar a tu pareja, lo tienes chungo. A no ser que tengas un amigo friki o un entendido de música, que también es un friki.
Desde el principio hay imágenes en movimiento que atraviesan la pantalla quieta. Los pájaros sobre el mar en calma. Dibujos de las ciudades donde la vida late por las luces que se encienden y apagan en secuencias anárquicas. Esa postal de la madre embarazada que viaja y su pañuelo ondea en la quietud de la noche. O el cuadro del fumador en el que el humo ayuda a entender que pasa el tiempo; el ascua encendida cuya intensidad evoluciona a medida que se consume el pitillo. Se huele, de real que es.
Si no sabes de música, no tengas miedo. Ve. Es una manera inteligente de acercarte. Es la música desde dentro, desde las dificultades, los ensayos, desde el otro lado. El no me sale, otra vez, las manos al piano. La fuerza de la mirada, del silencio, del contacto. Sale de la pantalla con una energía que es una suerte disfrutar.
Te acerca con destreza a la esencia, cuenta la Historia como una suma de anécdotas, incluso chismes o chascarrillos. Todo eso te mantiene prendido a la pantalla, con los ojos pegados a ella. Es un descubrimiento. Te convertirás en uno de esos personajes de piedra que están en el gran teatro escuchando las composiciones de granados. De piedra.

No mires en Wikipedia para saber quién es Enrique Granados. Se aprende más en ese rato que con toda la conexión a internet del mundo. Si no sabes quién es Enrique Granados, vete a ver el documental de Arantxa. Conseguirás lo que parece un imposible, aprender disfrutando. Es más, no te darás cuenta de que has aprendido, con esa visión tan española nuestra de que la letra con sangre entra, ese sentimiento profundo que implica la necesidad del dolor y el sufrimiento para alcanzar la meta del aprendizaje. Saldrás lleno de música, de historias, de vida, de amor, de amistad. Y lo que es más importante, con muchas ganas de saber más. Pero no busques en Wikipedia.
PS. Durante la proyección tomaba apuntes en móvil. Para no olvidar detalles, emociones. Pero no me ha hecho falta recurrir a las chuletas para contar mi historia. Pido disculpas a mi vecina de butaca por los inconvenientes. No me estaba mensajeando con nadie. Resultó además que me senté casi al lado de la madre de la artista. Gracias Arantxa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario