¿Tu cómo te ríes por WhatsApp? Dice mucho de uno, la manera que tiene de reírse. Entiendo yo la risa como esa respuesta espontánea a un estímulo que nos provoca alegría, despiporre, vergüenza, complicidad y un montón más de emociones. Se dibuja en la cara una expresión que da gusto ver y sentir. De la boca salen sonidos diversos. En los distintos idiomas La onomatopeya cambia ligeramente, como con los ladridos o maullidos. El perro ladra, el gato maúlla y elefante barrita. El hombre se ríe. Hablo de la risa de verdad, la que nace en la tripa, la que altera el humor.
La
cibernética ha venido al pelo a los asociales. No podía ser de otra manera. Si
ya estaba de moda conocerse por las redes, la comodidad de conectar por
Internet, atreverse al desnudo on line
antes incluso de haberse visto las caras, el confort que supone esconderse tras
un nombre ficticio, ocultar defectos, engordar virtudes…Adaptar tu perfil al
objeto del deseo… Si ya estaban a la orden del día las relaciones gestadas en
Facebook o esas múltiples páginas de contactos, con la pandemia, más. Por
cierto, está todo inventado, que nadie se ponga flores. Porque matrimonios
basados en correspondencia los ha habido desde que se escribe. Y los que se
deben a amaños de los progenitores, no sólo si de la pata del Cid procede uno,
también. De reyes a villanos ha habido casamientos concertados entre familias.
Y no todos han salido mal. Es más, algunos salen muy requetebién. El amor está
en aire. Love is in the air. El amor
crece, se hace, se cocina a fuego lento, como un buen guiso. La cazuela
destapada y el agua hirviendo despacio. Ese plo-plo que precede al olor a hogar
y familia. El amor es un ser vivo con todas sus etapas. En estos tiempos de dar
clase telemáticamente, reunirnos a distancia, tanto en lo laboral como en lo
personal, brindar a una pantalla donde están tus parientes, en estos tiempos,
también la risa se transmite por las ondas.
En
los mensajes, como en la vida, cada uno es cada uno. Unos se ríen con
emoticonos. Es fácil, sólo hay que elegir entre la oferta: el de la risa con
corazones en los ojos, o con estrellas, sonrisa cariñosa y sutil diferencia entre
ambas; el de la risa con lágrimas, me parto (me parto y me mondo), que hay dos
tipos, inclinada y recta, la primera yo la asocio con una más intensa carcajada;
la sonrisa desnuda, la del guiño, en fin, hay variedad. Los hay genuinos que prefieren
seguir usando los dos puntos y el paréntesis, o el punto y coma, pequeño
detalle que no por tamaño se reduce su importancia. Es diferente reírse tal
cual, que hacerlo guiñando un ojo. Nada que ver. Esta especie está en peligro
de extinción, por el esfuerzo que supone la elección de varias teclas y el
cambio de pantalla que eso supone, además. Aguantan como los que no tienen WhatsApp,
o Asterix en la aldea. De entre la oferta encontramos las caritas sonrientes
con gotas de sudor en la frente, a interpretar. Las bocas que sacan la lengua,
"mmm, ¡qué rico!” No es lo mismo boca y ojos abiertos que cerrados, o que
se vean o no los dientes. En fin, a este elenco se suman los millones de
emoticonos inventados en las redes, algunos muy ocurrentes. Pero hay quien
recurre aún a las palabras. El ja ja ja. O jajaja. O jaaaa. No es lo mismo. No es
lo mismo usar minúsculas que mayúsculas, no es lo mismo un ja (ni puñetera
gracia que tienes, hijo) que tres, tipo jajaja o ja ja ja. Me pregunto la
diferencia entre dejar espacios entre los monosílabos y no dejarlos. Siempre
dudo en el número de ellos que se deben utilizar. Porque todo tiene un límite,
es decir, por mucha gracia que te haga algo no vas a ocupar dos líneas con
risas. ¿O sí? Por cierto, la ortodoxia y la academia dicen que los “ja” deben
ir separados por comas. Es decir, lo correcto es “ja, ja, ja”. Con la a, es risa tal cual, tipo chiste; con la e, je, je, je, indica sorna; con la i, por lo bajini, tapándose la boca; con la o, risa de Papá Noel. Y con la U, ni idea. Sin vocales: jjjjj. Mucho cuidado
que este asunto no es menor. Los italianos, ingleses y franceses, mucho más
europeos que nosotros, se ríen con la Hache. Pero, ¡cuidado!, que en Italia es
ahahaha y en Francia e Inglaterra hahaha. ¡Qué finos! No es baladí. Ni
riéndonos somos capaces de estar de acuerdo. Habrá que ceder la otra mejilla.
Yo
ante la duda y por no ofender, uso el jaaaaaaaa. El número de aes, por
supuesto, es directamente proporcional a la gracia que me ha hecho el
comentario de turno. Aprieto la a mientras me río. Lo importante es no tomarnos
demasiado en serio. No merece la pena. No es para tanto.
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