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11/09/2021

YO NO PUEDO SER FAMOSA

Yo no puedo ser famosa. Porque cuando me conozcan de Sebastopol a Tombuctú, cuando salga mi cara en los telediarios, y esté mi foto en todos los autobuses de la EMT, acosen a mi santo. Que con la excusa, alguna pelandusca, que le quiere a él, le idolatra , le admira...se le acerque de más, no es plan. Y que no es para menos, eso ya lo se yo. Yo también le admiro. Es grande, muy grande. Mucho más guapo por dentro que por fuera. Tela.

El caso es que yo no puedo ser famosa. Por un cúmulo de razones. Para el acoso, venga por lo que venga, ya inventaríamos artimañas. Eso no es problema. Siempre hemos encontrado recursos a las dificultades. Y que te sigan es un efecto colateral. Bienvenido sea. Lo malo son las penas. Las faenas que te ocurren en el camino. Esas cositas que te van haciendo quien eres. Las casualidades, que no existen, que nos van formando. En especial es nuestra respuesta lo que nos moldea, nos diferencia. Es como te lo montes. Eso decías siempre. Dirás. Y siendo famosa se complica el enunciado.

Al grano, que yo no puedo ser famosa; primero porque estudié un Erasmus en Londres, y las malas lenguas buscarían en mi pasado que si tal asignatura o tal otra no eran tan duras en la Pérfida como en la temida escuela de Madrid. Vale. Que se hubieran ido ellos. Tengo otro inconveniente: me gusta quedarme con los champús de los hoteles, y eso todavía, porque se gasta, igual que los botecitos de mermelada, suavizante, créditos, muestras de colonia; pero yo lo cojo todo, por si acaso. Y tengo una colección de peines, esponjas para limpiar zapatos, calzadores, tapones para los oídos, antifaces, bolsas de aseo, que no tiro por si me hacen falta, pero no usaré jamás. De estas cosas hay que  retractarse antes de que la fama lo asalte  a uno. No debe pillarte desprevenido. Habría de confesar públicamente estos horribles pecados. Pero lo peor de todo, es que no tengo talentos. Si me preguntan ¿usted cómo se definiría? Ni idea. ¿Qué es lo que más le gusta hacer? En blanco. ¿Cual es su próximo destino de vacaciones? ¿El del año pasado? Que prefiere mar o montaña? ¿Cerdo o ternera? Besugo o lubina? ¿Café o postre? 

Vamos a ver, sí. Tengo planes. Yo quiero irme a vivir a Nava, comprar pan en Agapita, (Eusebio), tomarme un botellín de los del fondo del congelador en el Abeto. Y después de uno otro, quedarme en la mesa del banco desde el aperitivo hasta que Emilio me eche. Quiero que mis nietos vengan a casa y tratarles a lametazos, hacerles sus comidas favoritas y mimarles un montón. Celebrar todo en casa, poner mesas enormes con manteles de lino blanco. Y reírnos. Y brindar. Y disfrutar. Quiero que si un día no salgo de casa alguien se alarme. Quiero que se pasen por casa sin llamar a tomar café o un vino mis amigos. Quiero largas veladas. No quiero una vida de altibajos y emociones, pero tampoco tenerlo todo medido. Que haya un sobre la marcha, improvisar. Quiero vivir en paz y con alegría, quiero queda me llamen por gusto. Quiero a mi familia cerca y mucha conversación. Pero con ese plan no da para una entrevista. 


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