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12/10/2020

¿TE BAJAS O NO DEL COCHE?

Hay varias posibilidades, pero sólo una es la correcta. El coche dice mucho de quien lo conduce. En primer lugar, el vehículo en sí. A veces es impuesto, por herencia o economía, pero casi siempre hay una componente de elección. Además del estilo, modelo, marca, el color. Número de puertas. Ruedas deportivas. Techo que se abre. Tapicería. Ahí hay tela que cortar. Pequeños detalles que dicen mucho. Es teoría conocida que los coches blancos son más baratos. Además, son los que mejor se ven de noche. Así es que, si alguien lleva un coche blanco, sabe lo que se hace.

En caso de llegar juntos al coche, el gesto de abrir la puerta al copiloto no es sólo de caballeros, es un gesto de cariño y consideración muy de agradecer. Es invitar al otro a entrar en tu espacio. Por tanto, es responsabilidad única del conductor el modo en que invita a hacerlo al pasajero.

Otro tema es una vez dentro, al llevar a alguien, bajarse o no del coche. Esto es: Llevas a tu hijo al colegio y sale escopetado como si de mercancía se tratara. Si adolescente, tiene un pase porque bastante es que te deja acercarte a la puerta y no te hace abandonarlo a tres manzanas o usar peluca y gafas oscuras para entrar en su zona de confort. Si es un niño lo bueno es acompañarle hasta que esté bajo otra tutela. Si adulto, cuando llevas a alguien a su casa o a donde sea, te tienes que bajar del coche para despedirte. Si no, es como si fuera en autobús y hubiera llegado su parada. ¡Ahí te quedas! Lo suyo es acompañarle a la puerta si es un pariente y especialmente si es mayor que tú. Solo cuando está dentro del portal, a salvo, te vas. Es así. Eso no tilda de inútil al otro. No.

Al echar gasolina hay que bajarse del coche. Seas hombre mujer, joven o mayor o mediopensionista. ¿Qué es eso de bajar la ventanilla y darle las llaves al gasolinero? Ni por lluvia ni calor hay excusa. Ya puede nevar o haber una tormenta de arena del desierto. Te bajas del coche y te despeinas. ¿Que te tienes que poner el abrigo o coger el paraguas? ¿Y? No veo el problema, no entiendo la duda.

Otra situación es la de ir a recoger a alguien y no bajarte del coche para saludar. A no ser que sea rutina, tipo que vais juntos a diario al trabajo. O que el lugar de “recogida” es muy inconveniente, calles estrechas, semáforos de corta duración e impaciencia al volante. Y aún así. Si lleva equipaje. ¿Qué es eso de abrir el maletero con tu botoncito y que meta él la maleta? ¡Ay, cuando había que abrir el maletero con llave, y sujetarlo! ¡Mal invento el automatismo! No, no y no. Te bajas, saludas. Entre hombres ese apretón de manos o palmada cerca del hombro, reconfortante, cariñoso. Entre chicas un intercambio de besos, de contabilidad variable. Chico – chica depende. Si os queréis un montón, os achucháis, que para eso están los abrazos. Abres el maletero y te ocupas, en fin. El colmo es ir a buscar a alguien a su casa; novia, por ejemplo. ¡Y pitar para que salga! Imagen de película donde las haya, muy americano, de casas individuales, jardines sin fronteras. ¡No! Te bajas, llamas al timbre y saludas. En el caso de viviendas en altura hasta me parece mal avisar con el móvil para decir que has llegado. Lo interpreto como cobarde, maleducado. ¿Para no molestar? No, perdona, cuando alguien sale de casa se despide de los que se quedan, así es que el telefonillo es una señal para la familia entera. ¿Cuál crees que es la utilidad del telefonillo? ¿Que es de uso exclusivo del personal de Amazon y Telepizza? ¡Llama, puñetas! Y que se enteren todos en casa de que has llegado y la niña se va.

De esos polvos vienen estos lodos. El padre que se sienta de copiloto para no arrugar el vestido de la hija novia en el día de su boda. Hay que sembrar a base de achuchones y abonar con mucho amor para que esto no ocurra. La buena educación existe por algo.


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