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05/11/2018

ANGELINES, LA SEÑORA QUE RIEGA LAS FLORES DEL PARQUE

A veces las personas más insospechadas ejercen una influencia inesperada en tu vida.  Ángeles ha conocido a Angelines.  La primera va a cumplir 50 años en breve. Angelines es viuda desde hace tanto. Es pronto por la mañana. Hace años que duerme poco y mal. Abre la puerta de casa y se echa a la calle, cuando el sol aun no ha salido. Usa zapato cómodo, para pasear a su perro a pesar de la artrosis. Anda renqueante, con cuidado para no caerse. Llega al parque con sus tijeras en el bolsillo; le reciben las flores a las que alegra con su cuidado. Mientras Zoco olisquea las plantas y entretiene sus instintos, ella repasa las rosas. Quita las hojas secas, les cuenta las historias que sus hijos oyeron y sus nietos empiezan ya a olvidar. Angelines tiene una sonrisa llena de dientes antiguos. No se maquilla mucho y su cara transparenta una vida de amor y servicio. Es coqueta y sencilla.
Ángeles es una gallina como lo fue la otra. Su tropa de hijos es un grupo sólido.  En su barrio los árboles tienen edad para dar sombra. Usaron los columpios y aprendieron a nadar en la piscina de mayores después de chapotear en la de niños. Son chavales que rodean a sus padres cuando les ven, como pajaritos en el nido armando revuelo con los picos abiertos.  Alborozo. De pequeños se abrazaban a sus piernas y miraban atentos hacia arriba. Ahora les rodean cual guardaespaldas. Siempre atentos a los gestos más que a las palabras.
Angelines es una suerte de bruja. Para por la calle un día a mi amiga Ángeles y le dice que es la mejor madre del mundo y que tiene un marido que está estupendo. Le recomienda que tenga cuidado con las lagartas. El marido no sólo está, sino que es. Esa diferencia entre el ser y el estar. Él es. Es cojonudo.  Es un hombre entero. Lleno de principios. Es un hombre convencido; casi solemne.  Es coherente desde que se levanta. No es un esfuerzo vano el que hace cada día. Hay quien le puede suponer superficial por sus formas. Parece que no le cuesta, que es innato. Por su contundencia quizá confunde y se le atribuye soberbia.  Error. Es un hombre bueno de la cabeza a los pies. Es un hombre noble. Si hubiera nacido en otro siglo o en otro lugar, si hubiera tenido otras circunstancias, habría sido un referente.  Quizá lo sea. Tiene tiempo.
¿Que si me gusta a mí? No es que me guste. Me vuelve loca. El hombre perfecto. Pero mi amiga es idiota y no se entera de lo que tiene en casa. ¿O sí?

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