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08/11/2018

HASTA PARA PONER EL FRIEGAPLATOS HAY UN ARTE


Sí. No es obvio. No sé cuántos tipos de friegaplatos existen. Como usuaria conozco los de dos cestos, el inferior para platos con cestillo aparte para cubiertos y superior para vasos, tazas, copas y platos pequeños. En la parte de abajo últimamente los separadores de platos son abatibles, invento muy útil que debe ser consecuencia del ingeniero encargado de la reparación de palitos rotos, por incrustar cazuelas o sartenes en tal área de cualquier manera. La parte superior dispone, en los laterales, generalmente de dos bandejas también abatibles, que se pueden quitar (son removibles, dirían los anglófonos). Tales superficies resultan inquietantes respecto a su función y utilidad real.

Otro modelo es el de los dos cestos más rejilla superior de cubiertos. Lo que en realidad había supuesto una revolución del aprovechamiento de espacio, no ha tenido tanto éxito como el esperado. Colocar los cubiertos en semejante rejilla saca de quicio al que lo hace correctamente , y el que los deja de cualquier manera los tiene que fregar a mano cuando saca el lavavajillas, porque no quedan bien.

Por último están los friegaplatos de bar, que duran dos minutos y no necesitan jabón; el agua lo lleva incorporado. En éstos lo importante es la pasta. Porque coloques las cosas como las coloques, si son buenos, sale todo reluciente, y si son malos por mucho que vuelvas a darle para un nuevo lavado? nadie, te quita un repaso. 

Tras la descripción somera, vamos al grano. ¿Cómo se coloca un friegaplatos? La edad nos hace intolerantes en este tema, como en muchos otros. Porque cualquiera puede pensar ¿qué más da? Pues da. Y mucho. Lo peor es que, como en casi todo, no existe una solución única. No hay una que sea la buena. Por mucho que tú creas que es la tuya. Error. Suena un gong de equivocación. Eliminado del concurso. Cubo de pintura. Cierra los ojos.

Desde mi punto de vista hay dos cosas importantes, una es no mancharse cuando metes cosas, para eso hay que disponer los enseres de manera que la colocación del siguiente no se vea obstaculizada por un plato, tenedor o taza. Para lograr tal objetivo es importante, en la parte de los vasos, empezar siempre por lo más incómodo, por atrás. Es menester abrir completamente la puerta del electrodoméstico y sacar la bandeja o cesta correspondiente del todo. No vale lo fácil, abro un poquito, lo justo para que me quepa la mano; meto mi taza la primera y que arree el siguiente. No. Eso no vale. Las tazas de más lejos a más cerca, y en la zona lateral, la de las bandejas abatibles, hay que colocar las más pequeñas, o los cuencos, porque entonces si abates la bandeja ahí pueden acomodarse cucharones de servir, espumaderas, cuchillos largos, etc. En los huecos adyacentes las copas o vasos más altos. Como casi siempre se llena la parte de arriba antes que la de abajo, que si una taza para el café, el vaso de agua de por la noche, la copita de cerveza, el vino, los cola caos, etc.; recomiendo que los cuencos y platos pequeños se releguen a la zona inferior, cestillo de platos. La teoría dice que a un lado van los llanos, al otro los hondos, y en perpendicular los de postre. Esto es lo estricto, si luego metes un pírex o una cazuela, vete al capítulo de las excepciones. Pero que levante la mano quien no tenga una vajilla que no pueda lavar a la vez platos hondos y llanos porque no caben de anchos o tiene que saltarse un separador de cada dos para inclinarlos y que no choquen con las aspas. Los platos duralex para los que inicialmente se diseñaron los lavavajillas eran mucho más pequeños que los de ahora. Antes la vajilla de la Cartuja, verde, roja o como la tuvieras, se lavaba a mano. Ya ese mito de que se estropea no se lo cree nadie. Era un truco de nuestras madres para que les dejáramos algo de sobremesa, para que nos ocupáramos. Lo único que no se puede meter en el friegaplatos son cacharros que estén hechos de dos materiales, con uniones pegadas, un chuchillo de plata, y la cafetera italiana, lo demás, sartenes, cazuelas…si quedan regular, las vuelves a meter. Bueno, esos vasos de cristal finísimo, no; la tapa de la olla, no; los cacharros antiadherentes, mejor que no.

Un invento es el del cestillo superior con varias posiciones. Cuando va gente a tu casa y sacas copas, lo bajas, para que quepan de alto. Lo malo es si has usado vajilla de los platos grandes, entonces dan con las aspas del agua. No te digo nada si te has decidido por esa vajilla tan bonita cuyos componentes son todos cuadrados. Para comer, queda preciosa en la mesa. Además, con el mantel azul, resaltan mucho, pero no caben en el lavavajillas, ni quitando la cesta de los vasos. Lo mejor es abandonar y dedicarse a la sobremesa. Ni se te ocurra sacar vasos de tubos para los cubatas.

La programación es importante. Generalmente hay seis programas. El 1.- de lavado a altísima temperatura 70ºC, el 2.- lo mismo, pero tiene otro dibujo, el 3.- un reloj que marca las 9:00 y 40ºC, el 4.- económico 45ºC, 5.- unas gotitas que parecen una ducha y el 6.- una copa y 30ºC. Más o menos. Hasta ahora se puede calificar como críptico el panal de mandos. A lo mejor el hombre del futuro lo entiende. Estará hecho para él. A la derecha hay varias opciones incomprensibles, un enchufe, un dibujo de un rectángulo con un círculo dentro y algún que otro jeroglífico que, aunque recuerde no entiendo. Lo peor de todo es el programa económico, que dura alrededor de cuatro horas. Por mucho que te explique el de la tienda que es el que menos energía gasta, hay una resistencia popular al uso de semejante opción.

¿Nadie usa ya el abrillantador? ¿Entonces porque sigue teniendo su sitio en las máquinas? Esas pastillitas de jabón a las que hay que quitar el plástico no compensan. Muy baratas tienen que ser.

Por fin, el error. Cuando un friegaplatos falla, empieza a pitar sin descanso. Lo abres, y en la ventanita de los minutos que faltan para que acabe el programa aparece “20” o "SO" o "S0" 0 "2O". Ni idea. ¿Qué es eso? Has guardado el manual. 20.- la máquina está desenchufada. ¿Cómo que desenchufada? ¿Dónde está el enchufe? Hay veces que es mejor lavar a mano.

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