Me he encontrado a
Francisco López en el súper. Dicho así es un comentario de café. Tú conoces a
Paco, yo conozco a Paco y te lo cuento. Da origen a una charleta. ¿Qué tal
está? como siempre. Tiene un aspecto estupendo, ha hecho un pacto con el
diablo. ¿Hablaste con él? Un momento nada más. ¡Cuánto tiempo! Sí, ¡qué pena!
con los amigos que erais. Eso si los integrantes de la conversación son
hombres. Si hay una mujer seguro que hay una mijita de mala leche escondida en cualquier esquina. Como un:
Siempre fue mayor, desde chiquitito. No sé cómo aguanta a su mujer. ¿Te has
enterado que han mandado a su hija pequeña a un internado? Ya sabes. En fin,
comentarios en apariencia inocuos, con carga de profundidad.
Pero si
te digo he visto a Patxi López en Mercadona, la cosa cambia. Es lo que tiene
ser famoso. Uno se hace una idea de cómo son los personajes públicos. Al
conocerlos solo por la tele o los periódicos, realmente tienes de ellos una
imagen muy estrecha. Y lo que no conoces simplemente lo ignoras. no fabulas con
su altura ni complexión. Tienes en la cabeza su imagen en el periódico o
saliendo de un portal, rodeado de micrófonos. A veces te los imaginas en blanco
y negro, en una foto caducada. Miran a la cámara, con una sonrisa de gabinete,
que nunca reproducen en su vida real.
Lo que
más me sorprendió de Patxi es que es bajito. Vamos, no muy bajito, pero no es
alto. También me descolocó verlo en un supermercado, claro. Yo a un vasco muy
vasco lo veo en el Mercado, discutiendo la frescura de la pescadilla o tocando
los tomates y eligiendo un buen melón. En el Mercadona…No lo veo. Un vasco en
Mercadona, y menos a Patxi. Además, compraba cosas muy convencionales. Tipo
chorizo de pamplona y zumo de marca blanca (un suponer). Yo a un vasco muy
vasco como él lo veo solo comiendo changurro y haciendo un guiso para que se le
salten las lágrimas hasta a Ferrán, con perdón. No lo veo comprando embutido ya
envasado y precortado ni zumo de bote. ¿Necesita una bolsa? Sí, por favor. Tan campante. Como si no fuera famoso.
Lo mejor
fue el cajero del Mercadona, que le despide con un "agur". Es verdad. Esto no me lo podría inventar. Es que los
cajeros de este supermercado son la monda. Además de saber inglés, que lo
saben; al lado de casa hay una academia famosa llena de guiris que no tienen ni
tiempo ni ganas de estudiar y mucho menos de aprender español; el personal de
Mercadona les reconoce (no tiene mérito) y les habla directamente en inglés, sin titubeos. Con
ese precedente, ¿Cómo no le van a decir agur a Patxi?
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