El señor presidente de la República del Gobierno de España no existe. Y no
me creo que se equivoque en ese detalle una periodista acostumbrada a leer
textos mucho más complejos. En ese puesto el locutor es un veterano, digo yo,
Como reacción al supuesto gesto erróneo o calculado por parte del rey
Felipe de no levantarse ante el paso de la espada de Simón Bolívar, ya dijeron
algunos "Ojalá pronto a España la represente una presidenta o un
presidente de la República votado por los ciudadanos". No se levantó en la
entrada, sí a la salida. ¿Error de protocolo o falta de información? No existen las casualidades. Otra cosa no,
pero el rey y la reina, (aunque me cueste decirlo) se lo saben. Y hacen lo que
tienen que hacer. Se aprenden lo que les dicen y quedan estupendamente allá
donde vayan. Hasta los más encendidos oponentes a la monarquía, una vez que los
conocen, quedan seducidos por su buen hacer, que hay quien confunde con
encanto. La buena educación es lo que tiene, que siempre va un paso por
delante. No te equivoques, a ellos no les has impresionado. Están trabajando.
Cumplen con su papel de diplomacia. Hasta en los pequeños detalles. Son los que
hacen fluidas las conversaciones. Llevan la voz cantante. Facilitan los
eventos, son la argamasa que une las conversaciones en las enormes mesas llenas
de flores y desconocidos. Tienen el chiste, la gracia o la camaradería si es
menester sacarla a relucir por sí hay algún candidato a sublevado a bordo.
¿Se imagina alguien a Macron sin reaccionar si le llaman rey de Francia? Se
organiza la mundial. O a la reina Isabel que la presentaran como Primera
Ministra. Ni en tiempos de Teresa o Margarita. O que le hubieran coronado rey a
Trump. No hace falta seguir.
No me creo que sea casual que los dos eventos, que distan entre sí menos de
un mes, y acontecen en el mismo país, hayan sido casuales. Y encima que el mal
llamado presidente de la República de España se ría. Eso hay que llevárselo
aprendido de casa. Hay que tener cintura para decir un chascarrillo y que nos
riamos todos. Hasta hace un mes me juego corderos contra pajaritos que nadie
sabía de la espada de Bolívar, hoy fuente de conflicto y motivo de indignación.
Hoy nos podemos presentar todos a Wikipedia a rellenar datos, más que de
Excalibur sabemos. ¡Ay Arturo! ¡quien te tuviera de rey!.
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