¡Ay presidente!. Que no nos deja día sin tuit. Es estupendo. ¿Quién decía que en verano no hay noticias? Se llenan los mentideros de comidillas. Cada jornada, un titular. Tenemos de gobernantes a aficionados a la primera plana. Y así nos va. El periodismo está on fire. Se suben jornalistas que no jornaleros a las tribunas para cantar los juegos, set y partido. No hace falta leer a Tintín para coger afición al mundo del Telediario. Porque al final lo que importa es la noticia, quien lo cuenta, como lo cuenta. La verdad es irrelevante. Reivindican algunos la vuelta a la carta de ajuste. Para evitar abusos de información, de distorsión, de opinión. Menos mal que nos queda el amor y el humor. Menos mal que nos queda la amistad y la paciencia. Menos mal que existe el refugio de la familia, del hogar. Menos mal que nos queda dónde ir. Menos mal que tenemos ese rincón donde llegar y estar a gusto, en paz. Menos mal que nos queda Portugal.
Un señor de pelo anaranjado, que ya no manda tanto como antaño, allá entre el Pacífico y el Atlántico, truena, altavoz en mano, que con él el ruso y el ucraniano no hubieran llegado a las manos. Y si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta. ¿Cómo no le da vergüenza? Se ha destruido un país, están matándose entre vecinos. Se queda tan pancho. Como Pancho y sin corbata se queda el otro, recién salido de una reunión mediterránea, desde esa isla que eligieron los Reyes para el descanso y entretenimiento estival. Nos dice el supuesto de Palacio que nos graduemos la vista. Ole. ¿Nos está llamando cuatro ojos, presidente? Mira que a la salida te espero. ¿O acaso nos advierte, cándido, como su rubia compañera de confidencias y asiento azul, que hemos llegado a esa edad en que hemos de cambiar o añadir lentes a nuestro atuendo porque la longitud de brazo no es bastante para la lectura? ¿Nos está llamando viejos, presidente? ¡No! Es una metáfora. ¡Que viva el optimismo! Esto no es optimismo, presidente, es ceguera. Yo no quiero optimistas, quiero realismo y gente positiva, sí. No ilusa. Para ilusiones ya manejo las propias que el sueño me antoja.
Aquí va todo de chulería. ¿Que los datos son malos? dos opciones se barajan: buscar culpables y ser un acusica, con corte de cabezas incluido. En los despidos y dimisiones forzosas tienen preferencia los menos amigos, los menos fieles, los no soldados- A la sazón profesionales, apolíticos, culpables de honestidad. La otra opción es defender territorio a base de llamar tonto al resto del mundo. Eso sí, con condescendencia, con ese estilo de falso sacerdote que desde el púlpito monserga al pobre mortal con inopinados argumentos. Que cambiemos de gafas, dice ahora. Que depende, que según como se mire todo depende. Está tocando muchos palos presidente, tiene enfadados al gremio del textil con el mensaje de las corbatas y a cambio contenta al de los ópticos con su última ocurrencia. Solo le pido presidente que no se ponga usted las gafas de no ver.
Mucho les escuchas....
ResponderEliminarEstá en todas partes
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