La suegra contaba que cuando volvió de ser oper (au pair) en la Pérfida Albion o territorios anexos... Abro paréntesis, no entiendo la lógica de que la Real Academia de la Lengua admita en el diccionario palabras como micromachismo, pichichi y portuñol; conspiranoico, copiota; agioscopio, sobrevenido, traslaticio y deje fuera otras, como au pair; baby sitter está admitoda. No puedo aguantarme. Me parecen, algunas, una estupidez soberana. Sin ir más lejos: copiota y pichichi. Pero son cosas mías. Por cierto, lo de copiota es como decir "se vale". Muy rancio, muy antiguo. Descubro con asombro que existe "espanglish", ojo, con hache. Sin embargo no existe itañolo. Bueno. Desde mi punto de vista, esto: ni limpia, ni brilla, ni da esplendor. Las palabrejas mencionadas, por lo visto, son cosa del erudito tristemente fallecido Marías, con quien tanto me enfadaba y desenfadaba ¡y que él se haya ido sin enterarse! Cierro paréntesis. ¿Por qué no se admite "oper"?
El caso es que la suegra, se fue a algún país de habla inglesa en un arrebato de independencia de su juventud almidonada, a cuidar niños. Se echó la manta a la cabeza y se separó de todo lo conocido y comodo, durante un año. Sin conocer bi el idioma ni a la familia con la que iba a vivir. Al volver, decía que había engordado tanto que le rozaban los muslos. Poco me parece, yo he engordado tanto que he cambiado de talla de zapatos. En mi caso es una catástrofe, si ya es difícil envkntarnun zapato mono del 42 no digamos.de una talla más. U dos. Y es que lo de engordar tiene efectos secundarios devastadores y desconocidos para el que no lo padece. Esos flacos, a quienes molesta tal calificativo, para mí el mejor de los piropos, esos flacos, delgados, que yo desnuda gano mucho, no saben lo que pesa una barriga ni que les rocen los muslos al andar, ni que no te puedas vestir más que como Demis Roussos
Desde no verse los pies, por grandes que los tengas, al agotamiento en cuanto echas un pie a tierra. Y es que la mochila que se traslada cuando se engorda, si la equiparas a tetra briks, son unos cuantos; tantos, que yo no sería capaz de volver del Mercadona con ellos en bolsas.
La suegra adelgazó y olvidó el idioma inglés, que le volvió automáticamente con el nacimiento de sus nietos. Decía "napies" a los pañales y "pasifaer" al chupete. Igual que recuperó la alegría. En estos días tan señalados no se puede uno castigar con el ayuno. No me puedo perseguir con calorias ni sandeces. Toca disfrutar de los parientes que están y recordar a los que se fueron, incluso, a los que se recortaron de las fotos. El efecto guillotina es fulminante. Nada de photoshop. Hace falta una dosis grande de paciencia, pero sobretodo, alegría, para que se enciendan las luces. Eso sí, de la cara no me quejo, ni una arruga me queda.
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