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02/05/2015

LOS PRIMEROS POEMAS

Estábamos en Segovia, en la calle Real, frente a la Iglesia del Corpus, donde se ensancha la calle, al lado de la plaza. En casa de mis abuelos. Habíamos comido una menestra riquísima que había hecho Mª Luisa y de segundo un filete con patatas. Mi abuelo nos lo había cortado perfecto, de modo que parecía que estaba sin cortar. A él le gustaba hacer esas cosas.
La comida había sido en el salón de las sillas altas, desde las que nos colgaban los pies a mis hermanas y a mí.
En la mesa las copas azules de La Granja, cubiertos de plata y vajilla inglesa, platos para el pan, servilletas de hilo. Flan de postre, a la llamada con el timbre-caballito que colgaba de la lámpara araña, vino Mª Luisa, con el tembloroso.
Después de comer, mi hermana pequeña quiso leer a mis abuelos un poema que les había escrito, 'Dos estrellas', se llamaba. Había comido con nosotros Alfonso Moreno padre, o abuelo, el primo de mi abuela, poeta. Le dijo a Paula, mi hermana, "entre poetas se dice 'si me lees te leo'".
Y así fue como aprendí lo que era un escritor de verdad:




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