Los fumadores son mucho más simpáticos que los no fumadores. Y mucho más listos, interesantes... ¿que no?. Es malo dejarse convencer por esta campaña de la salud. Bien, lo acepto, fumar es malo para la salud, malísimo. También es malo beber mucho, ir rápido en el coche, llevar los cascos puestos cuando vas andando por la calle. Bueno, esto malo no es, simplemente es bastante peligroso.
Voy a poner un ejemplo: Dos mujeres hablando en un parque. Van bien vestidas, una es mayor que la otra, más dejada también, más grande, más gorda. La otra tiene un aspecto hippy cuidado. Si se sientan y encienden un pitillo, ante la pregunta: '¿de qué están hablando?', la respuesta sería unánime: están dando una vuelta a su vida, reflexionan sobre las dificultades que tienen sus hijos a la hora de relacionarse, para estudiar; comparten preocupaciones que afectan a su pareja; discuten de las próximas elecciones, una de ellas ya fue parlamentaria hace años. Pero, ¿y si no fuman?. Si no fuman está claro, una le toca a la otra la manga de la camisa y le dice 'que suave' y la otra contesta ufana 'lavado con Ariel'. Un par de marujas.
Es que el tabaco hace mucho. Fumarse un pitillo es una unidad de medida de tiempo. Un fumador no le dice a un amigo 'tengo que hablar contigo', le llama y le invita a fumarse un cigarro. Un descanso en el trabajo dura lo que un cigarrillo.
Fumar era de getne interesante. Era bonito ver cómo se consumía un pitillo en un cenicero porque tu grado de concentración era tal que lo habías olvidado. El tabaco unía mucho. Se han empezado muchas relaciones con un pitillo. Y se han firmado muchos finales de litigios fumando.
También fumar tiene mucho que ver con el amor. Es sexi llevarse un cigarrillo a los labios y que él te ofrezca fuego sin preguntar, atento. Y si ya te toca la mano al acercar el mechero... en fin, pueden saltar chispas incontroladas. Y si hace viento y cubre la lumbre con su mano, haciendo pantalla para ti. Al levantar la mirada atenta a la llama prendida por fin, vuestras miradas se encuentran... Beso seguro. No sé cómo sobreviven los directores de cine sin el recurso del tabaco.
Hay quien fuma fatal. Hay quien fuma entre plato y plato, hay quien fuma comiendo... eso es horrible. Hay quien fuma en clase, hay quien te echa el humo a la cara... Había. Los fumadores son una especie en extinción.
No todo lo relacionado con el fin del tabaco es malo. El olor... ese olor cuando salíamos de los bares... (bares... ¡qué lugares!)... el del tabaco ha desaparecido. Ahora se han descubierto nuevos olores desagradables que es mejor no nombrar. Pero lo que sigue siendo cierto es que los que fuman comparten un secreto sin ser maleducados. A mitad de comida, tomando una copa, anuncia alguien 'salgo a fumar un pitillo', y cada vez se levantan más mesas enteras que no quieren perderse lo que se cuece alrededor de un pitillo, haga frío o calor.
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